tag:blogger.com,1999:blog-2779693687242910892024-02-20T16:20:19.302-08:00LIBERTADES Y SOCIALISMOBlog de Julio RougèsJulio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.comBlogger52125tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-40572025708907118822016-11-26T18:21:00.003-08:002016-11-27T07:38:17.600-08:00LA REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO 26-11-2016<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 42.55pt;">
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">LA REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO</span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Este post es la reedición de uno
anterior (que ya no veo en la red), corregido ligeramente, en las estadísticas
y en la presentación. También he agregado algunos matices, que no desvirtúan la
idea central: cifrar la mejoría de las condiciones de vida de la mayor parte de
la población en la redistribución del ingreso es engañarse, habitualmente con
buena fe pero escasa información. Pretendo que los destinatarios de estas
líneas sean quienes tienen un pensamiento opuesto al mío, y que siguen lo que
es una opinión inmeditada pero generalizada, aceptada por casi todas las
corrientes políticas en Argentina: la redistribución de ingresos es una de
esas frases que fácilmente coloca a su emisor en la vereda del
"bien", y a sus impugnantes, en la del "mal". Quien ose
controvertir ese erróneo consenso acerca de la pretendida necesidad de
redistribuirlo como una vía para el mejoramiento del nivel económico de la mayoría
de la población, no puede ser sino un malvado indiferente a las penurias
de los más pobres, sospechado de "neoliberal", lo que al parecer es
peor aún que la maldad o la indiferencia, porque significa la suma incorrección
política y el pecado social. Pese a que lo evidente es que el bienestar en los
países más ricos no se debe fundamentalmente a una distribución más igualitaria
del ingreso, sino a mayores ingresos, se sigue insistiendo en un esquema de
"suma cero": la forma de mejorar a los pobres, sería quitar mucho a
los comparativamente ricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">No es que sea indiferente a las
penurias de los más pobres. Todas las noches, al salir de mi oficina, siento un
desgarro al ver a niños cartoneros, arrastrando precarios carritos cargados de
desperdicios y material reciclable (su número ha aumentado en la "década
ganada"). Pero el dolor no debe nublar nuestra capacidad de análisis, ni
llevarnos a propugnar políticas que no resuelven los problemas, sino en todo
caso calman la conciencia de quienes creen que las soluciones surgen
mágicamente de una difusa preocupación, en que no se pone una cabeza fría al
servicio de un corazón caliente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Mi rechazo a la redistribución del
ingreso como supuesta panacea obedece a la convicción de que no es un medio
idóneo para la mejora permanente del nivel económico de la generalidad del
pueblo, y que por el contrario, en el vano intento de hacerlo se sacrifican la</span></i></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">s<b><i> garantías individuales y el
derecho de propiedad, acentuándose, para colmo la pobreza que se quiere
combatir.<o:p></o:p></i></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><i><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Lo anterior no significa que las
organizaciones privadas o el Estado se desentiendan de las situaciones de
miseria y marginalidad extremas, o de los que, sin culpa, no pueden acceder a
niveles mínimos de alimentación o salud</span></i></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">. Pero discrepo con la redistribución
generalizada de ingresos como solución para la pobreza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La distribución del ingreso es
desigual, pero expresar una realidad nada dice sobre la idoneidad de las
medidas para modificarla. Si el termómetro indica que un paciente tiene fiebre,
eso no significa que la medida adecuada para reducirla sea introducirlo en una
cámara frigorífica. Más allá del corto plazo –en el que quitar a Juan para dar
a Pedro alivia pasajeramente la situación de Pedro- la única solución para
todos es el crecimiento de la economía. Este por lo general, es inicialmente
desequilibrado, porque hay sectores, actividades o regiones de mayor
productividad o cuyos bienes o servicios tienen más demanda, que crecen, y
otros permanecen relativamente estancados. Cuando un país ofrece oportunidades,
es altamente probable que atraiga inmigrantes –provenientes de países o zonas
con menores ingresos medios- y esa afluencia de personas relativamente más
pobres aumente la desigualdad en la distribución, sin que esa circunstancia sea
repudiable desde el punto de vista ético o económico. Argentina en su época de
vigoroso crecimiento fue un país de inmigración, y con seguridad más desigual
que el territorio yermo y vacío que era en 1853. Pero, para quienes venían de
países devastados por la miseria, las guerras o la persecución política,
religiosa o racial (judíos que huían de los pogroms de la Rusia zarista,
italianos y españoles que venían a "hacer la América", cuando sus
respectivos países no les ofrecían posibilidades de progreso; sirios y
libaneses con pasaportes turcos; armenios, franceses, galeses, irlandeses), era
una tierra de promisión. Los inmigrantes no buscaban igualdad, sino
oportunidades de progreso, y normalmente las personas, cuando la ideología, el
odio y el resentimiento no desfigura su percepción, se alegran de sus mejoras
individuales, de su familia y de sus allegados, aunque otros mejoren aún más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">En el extremo, una cárcel es
probablemente el lugar donde el ingreso se distribuye en forma más pareja; las
economías precapitalistas o socialistas son más igualitarias, pero en la
miseria. Decididamente, la reducción de la desigualdad no mejora la situación
de la mayoría de la población, si la economía como un todo no crece y si la
sociedad no progresa. Salvo que se vea como virtud moral la igualación en la
miseria –a costa de la supresión de libertades y de la propiedad- es evidente
que igualar hacia abajo no mejora a los más pobres. Los socialismos que a lo
largo del siglo 20 y en la primera década del siglo 21 han fracasado y
continuarán fracasando, tienen probablemente una distribución más uniforme del
ingreso (entre otras cosas, porque los realmente ricos, cuando el país les
resulta inhabitable, procuran emigrar aun a costa de la pérdida de sus bienes
locales o de sus ocupaciones).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La comparación entre el sudeste de Asia
y África subsahariana es elocuente, pues hace pocas décadas eran similarmente
pobres. Ni Corea del Sur, ni Singapur, ni Taiwán –ni recientemente China e
India- han progresado económicamente en base a políticas en gran escala de
redistribución, sino por el contrario, de acumulación. La pobreza se redujo, en
un marco inequívocamente capitalista. No es que todo sea maravilloso en esos
países. Particularmente China conserva los vicios del partido único –el partido
comunista- así como el brutal cercenamiento de las libertades políticas y
civiles, y ha cometido gravísimas violaciones a los derechos fundamentales de
gran parte de sus habitantes. Pero aún con todas esas lacras, la situación
económica y también las libertades no económicas de sus habitantes han mejorado
respecto de la época del comunismo maoísta, que tanta admiración provocó en las
décadas del 60 y 70 entre la juventud que ignoraba la dolorosa realidad que
allí se vivía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Según datos que obtuve del sitio
web <a href="http://www.nationmaster.com/graph/eco_dis_of_fam_inc_gin_ind-distribution-family-income-gini-index">http://www.nationmaster.com/graph/eco_dis_of_fam_inc_gin_ind-distribution-family-income-gini-index</a>,
la desigualdad del ingreso –medida por el coeficiente de Gini- varía entre los
distintos países, desde el más igualitario que según la tabla que allí puede
consultarse sería Dinamarca (0,247), hasta el más desigual, que sería Namibia
(0,707). El sitio ha actualizado y cambiado los guarismos, que pude rescatar de
<a href="http://hdr.undp.org/sites/default/files/reports/265/hdr_2004_complete.pdf">http://hdr.undp.org/sites/default/files/reports/265/hdr_2004_complete.pdf</a>.
Las diferencias de desigualdad de ingreso entre los países son de algo menos
que tres veces (0,7007/0,247), muy inferiores a las diferencias en los valores
absolutos del ingreso de aquéllos. En otras palabras, es mucho más lo que se
puede hacer por el crecimiento, que por la igualdad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">El cuadro comparativo que reproduzco
-suponiendo que las estadísticas sean fiables- evidencia que la mayor igualdad
no es un indicador de prosperidad ni de bienestar. Uzbekistán (coeficiente de
Gini 0,268) es más igualitario que Finlandia (0,269); en Albania –que no es un
dechado de prosperidad, y cuyos pobres emigrantes se distribuyen por el resto
de Europa- la renta se reparte o se repartía en forma más pareja que en
Alemania (0,282 vs. 0,283). Ruanda (0,289) y Ucrania (0,290) presentan mayor
igualdad en la distribución que Austria, esta última acompañada por Etiopía
(0,3); Rumania y Mongolia (0,303) superan en igualdad a los Países Bajos
(0,309). Bangladesh (0,318) y la India (0,325) son más parejos en ese aspecto
que Francia (0,327), Canadá (0,331) y Suiza (0,331). Los yemenitas pueden
sentirse felices, porque en su país el coeficiente de Gini (0,334) muestra una
distribución más uniforme que Polonia (0,341); los habitantes de Egipto (0,344)
deben estar muy contentos, pues gozan de mayor igualdad que España (0,347),
Australia (0,352), Israel (0,355), Irlanda (0,359), Reino Unido (0,36), Italia
(0,36) y Nueva Zelanda (0,36). Jordania (0,364), Nepal (0,367), Vietnam (0,37)
y Laos (0,37) son países en los que impera mayor igualdad que en Jamaica
(0,379), y ambos superan a Portugal (0,385) y a Estados Unidos (0,408). El
lector de estas líneas que privilegie la igualdad por sobre otras
consideraciones, puede optar por Uzbekistán, Albania, Ruanda, Etiopía, Rumania
y Mongolia, Bangladesh y la India, en vez de emigrar a países más desiguales
como Francia, Canadá, o Suiza (0,331). El menú contempla como variantes a Yemen
o Egipto, sin duda preferibles a España, Australia, Israel, Irlanda, Reino
Unido, Italia, Nueva Zelanda o Estados Unidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Las tendencias migratorias muestran, en
cambio, que la igualdad atrae más desde el punto de vista ideológico que de las
decisiones vitales. Llegado el momento de emigrar, la gente se guía por su
ansia de progreso y libertad, no por el deseo de igualdad, y por algo las
personas no hacen cola en las embajadas de los países socialistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La desigualdad es enfocada generalmente
desde dos ángulos distintos: como causa autónoma de inmiseración
–"mientras los ricos se hacen más ricos, los pobres son cada vez más
pobres"- y como patología ética de una sociedad, con prescindencia del
mejoramiento en las condiciones de vida. Inclusive los aumentos absolutos de la
brecha –inevitables, pues a igualdad de incrementos porcentuales, los más ricos
incrementan más su ingreso absoluto que los relativamente más pobres</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref1"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[1]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">- son presentados, equivocadamente, como signos de
empeoramiento de la desigualdad. Se habla sin conocimiento de la redistribución
del ingreso, como si fuera tarea fácil, y no afectara el ahorro, la inversión y
los incentivos para el trabajo, la innovación y la creación de riquezas. Otras
voces, más extremas, claman por la redistribución de los patrimonios (pues las
diferencias de riqueza son más pronunciadas que las de ingresos, al no
contabilizarse usualmente dentro de la riqueza el propio capital humano).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">El énfasis puesto en la redistribución
de la riqueza –y no en su generación- desconoce u olvida que:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* La desigualdad no es una causa de
aumento de la pobreza absoluta, y no es cierto que de la mayor riqueza de
algunos derive la pobreza del resto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* Los niveles de desigualdad dado un
determinado nivel de ingresos no difieren tan marcadamente como los niveles de
ingresos obtenibles mediante el crecimiento, siendo éstos en definitivo los que
tienen mayor gravitación en la pobreza o en la riqueza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* El crecimiento, a la vez, depende de
los incentivos para ahorrar, invertir, trabajar, producir e innovar, todos los
cuales se ven reducidos y hasta aplastados –según los alcances de la
redistribución- por las políticas redistributivas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* Las desigualdades de ingresos
provienen de las desigualdades del capital humano y no humano. Redistribuir los
altos ingresos de personas que viven de su trabajo, pero que han acumulado
"capital humano" a través de su capacitación o condiciones naturales,
a favor de otras personas, trabajadoras o no, de bajos ingresos reduce los
incentivos para trabajar; y redistribuir los altos ingresos del capital provoca
el éxodo de capitales, salvo en el corto plazo, para los activos físicos que no
pueden ser sacados del país ni convertidos fácilmente en dinero. En el largo
plazo, la desinversión se traducirá en un empeoramiento de las condiciones de
vida de todo el mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* Finalmente, aunque no es lo menos
importante, la redistribución generalizada presupone un modelo constitucional
de Estado altamente autoritario y no evitaría las injusticias, sino que
provocaría otras. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">1. <u>La desigualdad no es causa
de la pobreza absoluta</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Los países más pobres –casi todos los
del África subsahariana, la mayor parte de los de Latinoamérica, o ciertas
áreas de ellos- son los de de menor ingreso per cápita, y aunque comiencen a
crecer, requerirán muchas décadas para alcanzar niveles de vida similares a los
de los países o regiones de ingresos medios, para no hablar de los de altos
ingresos. Dentro de nuestro país, el noroeste y el noreste tienen niveles de
ingreso por persona o por familias –según la forma que se practique la
medición- más cercanos a los del resto de América Latina, que las otras
regiones de la Nación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Supongamos que, en la situación actual,
el ingreso promedio comenzara a crecer persistentemente, y los de ingresos
superiores incrementaran sus ingresos más que los estratos inferiores.
Evidentemente, mientras mejoren en términos absolutos los de niveles más bajos,
aunque sea en proporciones inferiores a los sectores medios y de altos
ingresos, no habría un empobrecimiento de aquéllos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Esa situación se ha repetido a lo largo
de la historia en muchos países. El crecimiento, por lo general, es
inicialmente desequilibrado, porque hay sectores o regiones de mayor
productividad o cuyos bienes o servicios tienen más demanda, que crecen, y
otros permanecen relativamente estancados. Cuando un país ofrece oportunidades,
es altamente probable que atraiga inmigrantes –provenientes de países o zonas
con menores ingresos- y esa afluencia de personas relativamente más pobres
aumente la desigualdad en la distribución, sin que esa circunstancia sea mala.
¿Qué ocurriría si los países desarrollados abrieran por completo sus fronteras
hacia los flujos migratorios? Con seguridad, la afluencia masiva de inmigrantes
tornaría más desparejas las rentas en los países receptores, lo que, visto
desde la perspectiva de sus sectores sindicalizados o xenófobos, sería
presentado como un mal, olvidando que simultáneamente se reduciría la
desigualdad de los ingresos mundiales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">2. <u>La distribución del ingreso
no es independiente de su generación</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">En términos generales, los ingresos
constituyen la retribución de los factores de producción, y son remunerados
conforme con su productividad marginal, es decir, lo que contribuyen a
incrementar la producción total. Dejamos de lado el sector público, en que los
ingresos se asignan en forma política o al menos conforme a criterios
discrecionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">El ingreso no es una bolsa común, de la
que se "apropian" algunos individuos o sectores, sino la
contrapartida de la producción y venta de bienes o servicios. Si los que
producen ven reducida su retribución y cercenadas sus posibilidades de ahorrar,
disminuirán y en el extremo eliminarán la oferta de sus bienes o servicios,
empobreciéndose así la colectividad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> Las propuestas redistributivas suponen que, en
gran medida, los ingresos más altos son rentas de factores específicos, que no
tienen la alternativa de reducir su oferta; en otras palabras, que su oferta es
inelástica. Eso es un craso error: pocos se resignan a ver reducidos sus
ingresos y mantienen inalterables sus actitudes económicas. Los que puedan,
venderán sus activos fijos y sacarán sus capitales del circuito económico. Los
más grandes, poderosos y ricos, y aquellos cuyo capital humano –conocimientos,
capacitación, laboriosidad, juventud, inventiva o aptitud empresaria- sea
demandado en otros países del mundo, emigrarán sus capitales o sus personas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Otros no abandonarán su patria, pero se
reducirá el ahorro, pues la redistribución supone privar de una parte
considerable de sus ingresos a los sectores con mayor propensión al ahorro y a
la inversión, entregárselos al Estado, que luego de sacar una jugosa tajada
para su burocracia –conformada por individuos y familias que consumirán
probablemente más que los expoliados, dado que sus ingresos son más seguros-
distribuirá una parte de lo sacado a los sectores de mayores ingresos, y
probablemente mayor productividad y mayores ahorros, entre personas de menores
ingresos y mayor propensión marginal al consumo. Esos menores niveles de ahorro
y de productividad se traducirán en menor inversión –es decir, menor creación
neta de capital- y como tendencia general, en menores salarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La redistribución, si se realiza en
gran escala, provoca éxodo de capitales. Esa salida aumenta el tipo de cambio
real, que depende de la relación entre los precios de los bienes
comercializables internacionalmente –que tienden a ser similares en todo el
mundo- y los no comercializables internacionalmente, fundamentalmente los
servicios que no tienen mercado fuera del país, entre ellos, los servicios
productivos brindados por el trabajo. En otras palabras, la emigración de
capitales reduce los salarios reales y los ingresos de quienes no producen para
la exportación, o no tienen la posibilidad de ofrecer sus bienes y servicios en
el exterior (la mayoría de la población).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Si no se entiende que las economías en
las que los asalariados tienen mayores retribuciones son las que cuentan con
mayor dotación de capital per capita y tecnología más avanzada, no se conoce
nada del funcionamiento de los sistemas económicos. Ese desconocimiento produce
trágicos errores y pobreza generalizada, aunque con las mejores intenciones se
procuren los fines más elevados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">2. <u>Los niveles de desigualdad
dado un determinado nivel de ingreso promedio per capita no difieren tanto como
los niveles de ingreso obtenibles mediante el crecimiento</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">A Vilfredo Pareto, economista y
sociólogo del siglo XX (1848-1923), le llamó la atención que las desigualdades
en la distribución del ingreso no diferían marcadamente en los distintos
países, y concluyó que existía una tendencia a la constancia a lo largo del
tiempo. Basándose en estadísticas –en esa época, no muy fiables- de distintos
países, postuló la inoperancia de las políticas redistributivas, pues opinaba
que ocasionan fuerzas que restauran la distribución primaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">El Estado puede en alguna medida
atenuar las desigualdades, pero el éxito posible de la actuación estatal es
mucho más limitado de lo que se cree, porque la desigualdad responde no sólo a
diferencias heredadas de patrimonio ni a disparidades actuales de ingresos,
sino a distinciones individuales de educación, de capacitación, de aptitudes,
de espíritu emprendedor y empresario, y también de suerte. Aunque se igualen
provisoriamente los resultados emergentes de esas disimilitudes, las causas
subyacentes de ellas subsistirán, y con el transcurso del tiempo se tenderá a
regresar a situaciones de desigualdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Un análisis de los niveles de ingreso
per capita de los distintos países del orbe, y su comparación con la
desigualdad, patentiza que son mucho mayores las diferencias de los primeros
que la segunda. Los países desarrollados son entre treinta y cuarenta veces más
ricos que los países más pobres –y sus desigualdades se deben a la
cantidad significativa de personas muy ricas y a la afluencia de
inmigrantes pobres- pero no hay países que sean cuarenta veces más
igualitarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Según Samuelson-Nordhauss</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref2"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[2]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">, en 1995 el 5% de los hogares estadounidenses de
renta superior recibía el 21% de la renta total; el quintil superior –es decir,
el 20% más rico- captaba el 48,7% de la renta total. La distribución de la
renta no era muy diferente de la de Gran Bretaña y Suecia (obra citada, pág.
350), y la distribución de la riqueza –es decir, no de los ingresos, sino de
los patrimonios- era menos desigual en Estados Unidos que en Gran Bretaña.
Recientes estadísticas (fuente <a href="http://www.census.gov/">www.census.gov</a>)
arrojan resultados similares: en 2006, el 5% de ingresos superiores obtuvo el
22,3% de la renta; correspondió al quintil superior el 50,5%. Esos guarismos
están referidos al ingreso disponible, es decir, ya deducidos los impuestos
directos e indirectos, y los subsidios a los sectores más pobres se suman a
aquél.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">3. <u>Dificultades de definición e
instrumentación</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Suponiendo que, a partir de una
situación de desigualdad, se considerara un objetivo indiscutible la
redistribución (así suele ser planteado), surgen muchos interrogantes que no se
suelen formular los redistribuidores: 1) ¿en qué punto se detendría?; 2) ¿a
favor de quiénes se haría?, ¿del decil más pobre, del quintil más pobre o de
sectores más amplios?; 3) ¿cómo se la instrumentaría?; 4) ¿cuáles serían los
costos en términos de incentivos, y de administración de la propia
redistribución?; 4) ¿cómo se evitaría el incentivo para la subdeclaración de
ingresos?; 5)¿qué resultados se obtendrían?; 6) ¿serían realmente deseables
esos resultados?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> Dado que la permanente igualación de los ingresos
suprimiría todo aliciente para la creación de riqueza, los redistribuidores más
moderados se limitan a procurar menores niveles de desigualdad. ¿Cuál es
entonces el nivel tolerable? En la mayor parte de los países, los principales
contribuyentes del impuesto a las ganancias son las sociedades de capital. La
fijación de alícuotas mayores alentaría la radicación de capitales en países
con menores niveles de tributación, como de hecho está ocurriendo. Pero dejemos
de lado por ahora esa dificultad, y nos concentremos en las personas físicas.
Habitualmente, las de más elevados ingresos son las que tienen mayores
posibilidades de salir del país y buscar otros con gobiernos más amigables.
Imaginemos, sin embargo, que eso no ocurre, y que buenamente los más ricos
aceptan mayor imposición (dentro de ciertos niveles, ya lo han hecho). ¿Dónde
se detiene la redistribución? Muchas buenas almas que la propician piensan que
a ellos no les tocaría, sino solamente a los más ricos (siempre definidos en
niveles de ingresos superiores a los propios).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Gran parte de los entusiastas
redistribuidores suponen que no estarán dentro del grupo de los
"redistribuidos". Una política redistributiva –suponiendo que fuera
deseable- no puede limitarse a un pequeño porcentaje de la población, como por
ejemplo, el 5% de mayores ingresos (que en Estados Unidos obtiene el 22% del
ingreso), pues aunque se los privara del 100 % de sus ingresos –dejando de lado
la iniquidad de hacerlo, y que sus ingresos ya están recortados por los impuestos-
sólo se lograría mejorar un 22 % del ingreso y por una sola vez a los restantes
grupos, algunos de ellos de niveles comparativamente altos de rentas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La política de redistribución debe,
forzosamente, fijar un porcentaje de la población que "aportará" y
otro que "recibirá". Mientras más grande sea el grupo de los
receptores, mayor tendrá que ser también el de los aportantes. Para que tenga
algún efecto –suponiendo que pueda tenerlo- los sujetos gravados tendrían que
ser cada vez más numerosos, abarcando a buena parte de la clase media, dentro
de la cual se encuentran casi todos los entusiastas ideológicos de la
redistribución. Distribuir únicamente los ingresos de los millonarios no
mejoraría significativamente el bienestar del resto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">4. <u>Los ingresos no son el único
indicador de bienestar</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Aislando por ahora del análisis que un
estado redistribuidor no puede ser federal; que requiere de un poder ejecutivo
macrocefálico y de una justicia adicta que no ponga límites al poder fiscal;
que la redistribución, si es generalizada, elimina las energías para producir y
trabajar, y alienta la fuga de capitales y de personas, tampoco es justo. Un
anciano con cáncer de altos ingresos y necesidades mayores, debería aportar a
favor de jóvenes sanos de bajos ingresos, en una medida mucho mayor de lo que
ya lo hace.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Contrariamente a lo que se afirma en
forma errada, los sectores de altos ingresos y las empresas son los únicos que
pagan sumas considerables de impuestos directos (a las ganancias, a los bienes
personales, a la ganancia mínima presunta; impuestos inmobiliarios; los
impuestos a los automotores y rodados más altos). Gravarlos con mayor
intensidad requiere de un ejército de nuevos inspectores, mayores
arbitrariedades y persecuciones del fisco. Aumentar el "gasto social"
–si es empleado con eficiencia- <i>puede</i> (ni siquiera es seguro)
reducir los niveles más extremos de pobreza o algunos de sus más lacerantes
efectos, pero no hará a los pobres más ricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> 5. <u>La
educación</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">La educación sí puede disminuir la
pobreza, pero eso es algo diferente de la distribución del ingreso. La pobreza
no es sólo un problema de bajos ingresos, sino de un reducido valor del
"capital humano" (dicho sea esto sin ninguna connotación peyorativa).
El problema de los más pobres no son sólo sus bajos ingresos, sino su escasa
posibilidad de incrementarlos, porque su productividad es muy baja o nula.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Y la educación pública argentina
tampoco aminora la marginalidad, puesto que, cualesquiera sean sus intenciones,
no alienta la capacidad, ni el esfuerzo, ni la competencia, ni el mejoramiento,
y por el contrario, en su afán de evitar la "expulsión" del sistema,
fomenta las conductas destructivas y antisociales, al punto que en una
generación, la clase media, que enviaba a sus párvulos a las escuelas públicas
en una proporción significativa, ha huido de ellas, aterrada por la
inseguridad, la politización, la pérdida de horas de clase y el permanente
incentivo a la transgresión, la destrucción y el salvajismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">6. <u>La redistribución presupone
un modelo constitucional de Estado altamente autoritario y no evitaría las
injusticias, sino que provocaría otras</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">No es dudoso que los gobernantes deben
procurar el bienestar general de la población, y es triste que en uno de los
mayores productores de alimentos del mundo, haya casos de desnutrición que
conmueven el corazón de una hiena. Pero eso no significa aceptar que los medios
propiciados para superar la pobreza resulten adecuados al fin que buscan.
Los países progresan cuando hay seguridad jurídica, que permiten a la
iniciativa privada el ahorro, la inversión, la acumulación de capitales, el
desarrollo de emprendimientos novedosos y rentables, la incorporación de
tecnologías y el mejoramiento de la educación. La redistribución, si se la toma
en serio, mata todas esas iniciativas, y sus frutos son exiguos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Argentina es, a nivel de normas, un
país con pretensiones de socialdemócrata (más social que demócrata, y más
demócrata que republicano, sin ser en definitiva ni social, ni demócrata ni
republicano). Ya el Estado tiene enormes facultades, lo que en la práctica
significa un poder ejecutivo fuerte, a despecho de las críticas verbales que se
dirigen contra la acumulación y delegación de poderes. Pretender la
redistribución en una medida mayor de lo mucho que intenta hacerlo el sistema
impositivo, significaría un estado autoritario, si no totalitario, y opuesto a
lo que resta de liberal de la Constitución de 1853. El gobierno nacional
debería contar con otras fuentes de ingresos que las que prevé el art. 4 de la Constitución;
la garantía de la propiedad (art. 17) quedaría hecha añicos; las políticas
nacionales suponen ingresos nacionales, y privar aún más a las provincias de
sus fuentes de recursos, que constitucionalmente les corresponden; el Poder
Judicial debería convalidar más amplias delegaciones de poderes en el ejecutivo
o en dependencias de éste, en violación de la letra y el espíritu del art. 76
de nuestra carta constitucional. Frente a tan altos objetivos, los reparos de
orden jurídico serán presentados como cuestionamientos formalistas de abogados
del establishment, de –para emplear las palabras del marxismo- "sicofantes
de la burguesía". La lógica de las supuestamente ilimitadas
potencialidades del Estado para hacer el bien, conduce a que todo lo que estorbe
la consecución de esos fines sea primero mirado con disfavor, y luego
demonizado. El paso siguiente, y mucho más cercano de lo que se cree, es la
persecución de los disidentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">El discurso totalitario –sea cual fuere
su signo ideológico- siempre discurre por similares senderos: nuestros
objetivos son tan elevados, que los medios deben ser proporcionados a su
consecución; luego, están justificados, sean cuales fueren los obstáculos
jurídicos o institucionales, porque fines tan altos justifican medios excepcionales;
emprendido ese camino, no se pueden tolerar trabas a tan nobles propósitos, y
el que discute los medios en realidad se opone a los fines; el derecho, como la
economía, deben estar al servicio del hombre; luego…¡al demonio las garantías
constitucionales, en particular la propiedad!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">No todos los países siguen ese sendero,
pero cuando la garantía de la propiedad y en general las salvaguardas y reglas
constitucionales se subordinan a supuestas consideraciones de bien público, no
se obtiene éste, pero se sacrifican a aquéllas, sumiéndose al país en el
autoritarismo, la pobreza y la decadencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">7. <u>El dirigismo estatal no asegura
una mejor distribución</u></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Creer que una distribución más
igualitaria del ingreso puede compensar la menor oferta de bienes y servicios,
es una ilusión sin fundamento. Al margen de lo difícil que resulta cambiar esa
distribución, tal enfoque adolece de deficiencias analíticas fundamentales:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* Las medidas intervencionistas pueden
ser soportadas mejor por las empresas más grandes, que tienen un acceso más
fluido al poder político, y disponen de mayores recursos para afrontar las
pérdidas o, en casos extremos, abandonar el país. Lo probable es que afecten
más acentuadamente a las empresas y actividades pequeñas o medianas, a los relativamente
ricos pero no poderosos, y a los consumidores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">* En el largo plazo, el crecimiento de
la economía no tiene límites, que sí existen en la distribución del ingreso.
Una economía con un ingreso per capita de 500 dólares anuales, por igualitaria
que sea, no podrá distribuir más que eso, y siempre será más pobre que otra
desigual, con un ingreso per capita de 30.000 dólares anuales. Las distintas
experiencias históricas muestran que la tendencia inevitable de los flujos
migratorios, es que la gente emigre desde las economías dirigidas, hacia las
más libres, aunque las primeras presenten una distribución más pareja del
ingreso</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref3"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[3]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">. Antes de la
revolución industrial y en la edad media, probablemente el ingreso se
encontraba distribuido en una forma más igualitaria (o menos desigual). Los
monarcas y la nobleza tenían poder y riqueza fundiaria, pero sus ingresos eran
ínfimos comparados con los de los ricos actuales. Hasta el siglo XVIII la
población no aumentó, porque la economía no permitía alimentar y vestir a una
población creciente. Como en algunos países que muchos hoy admiran, la miseria
estaba distribuida en forma más pareja. ¿Eso queremos para nuestra patria?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">En Argentina, los ciclos de desborde
del gasto público, emisión de moneda o acumulación de deuda, posteriores
devaluaciones e hiperinflaciones con su consiguiente reducción, a la fuerza,
del gasto estatal que se había incrementado, empobrecimiento y distribución más
desigual del ingreso, son conocidos por todos. ¿Por qué seguir insistiendo en lo
que ya ha fracasado?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><u><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Las contradicciones en los programas
redistributivos</span></u></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Como son pocas las voces que cuestionan
la redistribución, cada propuesta destinada a "eliminar inequidades"
no despierta objeciones. No sólo deben redistribuirse los ingresos por personas
y por familias, sino por regiones y por provincias</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref4"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[4]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">. Pero el problema es que las políticas de redistribución regional del
ingreso, en muchos casos suponen que los pobres de las regiones más ricas,
subsidien a los ricos de las regiones pobres, pues las típicas herramientas
"redistributivas" –crédito dirigido, modificaciones en la
distribución de recursos impositivos, incentivos fiscales e inversión pública
en las regiones postergadas- se suelen traducir en transferencias de recursos hacia
industriales y empresarios que invierten en las zonas postergadas, y ven
financiada total o parcialmente su inversión con dineros estatales, es decir,
extraídas del resto de los contribuyentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Hace algún tiempo, leí en los medios de
prensa la definición de un programa político:el énfasis en la industrialización
y el mercado interno; la redistribución de los ingresos, y un fuerte
"perfil" exportador basado en la colocación en los mercados externos
de productos con valor agregado. Lo que no se preguntó es si estaban
confundiendo fines con medios, y si los fines que propone son compatibles entre
sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> La “industrialización” –en el sentido
artificial que se le suele dar- requiere protección arancelaria, cambiaria o
ambas; en cualquier caso, significa reducir los salarios reales y por ende el
mercado interno. La redistribución de los ingresos, en ese marco, no podría
lograrse, porque la protección cambiaria y arancelaria significa el subsidio
del resto de la comunidad hacia industriales ricos o enriquecidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Pero supongamos que la redistribución
de los ingresos fuera tan amplia y exitosa, que realmente se podaran ingresos
de los sectores más pudientes en beneficio del resto. Dada la mayor propensión
marginal al consumo de los sectores de más bajos ingresos, y la privación de
una parte significativa de sus rentas a los sectores comparativamente más
ricos, la demanda global se incrementaría, y a la vez la oferta local de bienes
y servicios se reduciría.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Ese incremento de la demanda agregada tendería
a generar déficit en la balanza comercial, si no fuera compensado por un
aumento del ahorro público (es decir del superávit fiscal). Pero un estado
redistribuidor, que procura aumentar el consumo, difícilmente restrinja el
gasto público, y hemos supuesto que ya incrementó la tributación para obtener
la ansiada redistribución. Una mayor demanda interna, no acompañada de un
incremento en la oferta, y un gasto público más elevado provocan a la vez
déficit comercial y déficit fiscal, que en el mediano plazo se resuelven en
inflación y devaluación –reduciendo nuevamente, en valores reales, los
salarios, los ingresos y la absorción interna- y pauperizando a los más pobres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">
<hr align="left" size="1" width="33%" />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn1"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[1]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> Un 10% de 100 es 10, y un 10% de 10 es 1. Suponiendo una situación
–bastante frecuente- en que las mejoras porcentuales sean parejas para ambos
sectores, los partidarios de la redistribución harán notar que los
"ricos" incrementaron su ingreso en 10, y los pobres, sólo en 1.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn2"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[2]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> Economía, decimosexta edición, 6ª edición en español, Mc Graw-Hill
Interamericana de España, 1999, capítulo 19, páginas 349-350.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn3"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[3]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> Ese fenómeno se da incluso entre países desarrollados: Francia
está sufriendo el éxodo de sus profesionales y empresarios, hacia otros países
con menores controles e impuestos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn4"><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">[4]</span></a><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;"> El art. 75, inciso 2 de la Constitución Nacional, al regular la
coparticipación dispone que "será equitativa, solidaria y dará prioridad
al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de
oportunidades en todo el territorio nacional". <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-39170843561990543172015-05-16T21:17:00.000-07:002015-12-07T12:50:54.669-08:00REFLEXIONES SOBRE EL MERCADO Y EL PODER<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
<b> <u>El
mercado como asignador eficiente de recursos <o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><u>Introducción<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>Recientemente, conversando con un
apreciado colega, nos enzarzamos en una polémica verbal que –como ocurre casi
invariablemente- no conduce a ningún resultado, porque las discusiones, por
amables que sean, apuntan a destruir los argumentación opuesta, o porque no
existe tiempo para elaborar una demostración y el ocasional contendor a la vez
quiere que sus razones sea oídas, o porque en nuestra patria se ha erigido en virtud
la intolerancia, santificada con el nombre de
“militancia”. Por lo que fuere, es casi imposible el debate o incluso el
abordaje en soledad, de los problemas económicos y sociales, ya que se tiende a
creer, aun entre personas cultas, que el desvelo por los fines permite obviar
la preocupación por los medios, y que el estudio serio de los mecanismos de la
economía es una muestra de materialismo, de rusticidad espiritual, o de
indiferencia por los necesitados, cuya suerte al parecer se puede mejorar con
buenas intenciones y discursos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La materia del debate
era la economía de mercado, y más concretamente, el mercado. El colega –una
persona culta e inteligente, pero que amablemente rechaza toda lectura de lo que
a priori considera repudiable, y toda palabra en defensa de la economía liberal-
no me dio ninguna oportunidad de exponer mi postura, cuyos alcances hasta el
presente no conoce. Ya que no pudo o no quiso escucharme, espero de mi amigo
que lea estas líneas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>II. <u>Los equilibrios del mercado</u><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
Rara vez se reflexiona
sobre los delicados equilibrios que requiere la provisión de bienes y servicios
a la población. ¿Cómo es que las mercaderías, producidas en otro país o en
regiones alejadas del propio país, elaboradas por terceros que quizás no conocen
el mercado consumidor, llegan a todas partes, sin que en general existan
problemas de escasez o excedentes no deseados?¿Quién decide las combinaciones
entre los factores de producción? ¿No sería necesaria una autoridad planificadora,
que decida qué se ha de producir, cuánto se debe producir, cómo producir y
entre quiénes se debe distribuir, a nivel personal, geográfico y funcional? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Desde el marxismo hasta
el corporativismo, gran parte de las corrientes políticas y de opinión
consideran que la economía debe ser planificada centralmente, o al menos dirigida
políticamente arbitrando entre distintos sectores. Los fracasos del dirigismo estatal
–con o sin planificación central- pese a ser invariables, son poco conocidos y
por eso, las enseñanzas de la historia y de la ciencia económica se hunden en
un mar de ignorancia. Los ignaros de la economía abundan, lamentablemente, entre personas que en otros aspectos exhiben una pulida cultura literaria o aun filosófica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El intento de planificar
la economía o simplemente de dirigirla sin planificación central conduce a
dificultades insolubles. Para tomar un ejemplo sencillo, el equilibrio entre
las cantidades ofrecidas y demandadas de pan y de trigo, dependen de la
cantidad ofrecida de trigo; de los distintos precios del trigo, que determinan
distintas cantidades ofrecidas; de las cantidades demandadas de trigo, que
dependen a la vez de los diversos precios de este bien y de los precios de los
bienes sustitutos; de la oferta y demanda de pan –que es demandante del trigo
como insumo- y de la oferta y demanda de productos complementarios o sustitutos
tanto del producto final (pan), como de los insumos (puede elaborarse pan de cebada,
de centeno, y muchas otras variedades). La oferta, a la vez depende de los
precios del trigo, de la harina y del propio pan; de los precios de la mano de
obra y otros recursos productivos. La demanda, de los ingresos de los
consumidores, de los precios de los bienes sustitutos y los bienes
complementarios. Los bienes y servicios de la economía se cuentan por millones,
y tanto la oferta como la demanda de todos ellos dependen de los precios de los
restantes. En algunos –bienes sustitutos o complementarios- la influencia es
considerable; en otros, resulta más débil, pero siempre que se destinan más
recursos para la producción de un bien, o más dinero para el consumo de éste,
se disminuye en alguna medida, aunque sea pequeña, la producción y el consumo
de otros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La complejidad de los
problemas que puede acarrear la pretensión de planificar globalmente la economía
no es ni siquiera abordada como problema en las casas de estudios superiores,
particularmente, en las facultades de derecho, semillero de varias generaciones
de políticos y dirigentes. Una significativa proporción de lo que allí se
estudia, y de lo que forma parte de la sabiduría jurídica convencional, tiene,
aunque no lo reconozca y quizás no se lo advierta, inspiración en las teorías
marxistas o en el corporativismo, en una forma vulgarizada: el
trabajador sería hiperexplotado, de no ser por la intervención estatal y la
acción sindical (que sólo ponen límites a la explotación, pero no la impiden);
los consumidores son engañados sistemáticamente, o carecen de capacidad de
negociación frente a los monopolios u oligopolios, razón por la cual el Estado
debe intervenir a favor de los sectores más débiles; el comercio internacional
es una fuente de ventajas a favor del "centro", y de desventajas para
la "periferia", a través del intercambio desigual. Para compensar
esas asimetrías de poder económico, no debemos tener un "estado
ausente" (como si en alguna de las últimas décadas eso hubiera ocurrido).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las teorías
conspirativas, que gozan de tanto predicamento en la opinión pública de nuestro
país son radicalmente falsas. La explicación de la decadencia argentina y del
notorio progreso de otros pueblos es una sola: los países que se desarrollaron no
pretendieron sustituir masivamente al mercado por los criterios de los funcionarios;
no ahogaron la iniciativa privada con regulaciones asfixiantes; mantuvieron los
impuestos en niveles razonables; respetaron las inversiones extranjeras y nacionales,
y el derecho de propiedad contra los atentados provenientes del poder público y
de los propios particulares.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pocos se preguntan qué
ocurre en un país o comunidad en que no funciona para nada el sistema de
precios. La historia ha demostrado que, en los casos en que así ocurre, se
produce el caos económico; igualmente, ha evidenciado que las economías de
mercado son las más dinámicas, las más eficientes y las más compatibles con las
libertades no económicas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 72.0pt; mso-outline-level: 1; text-indent: -72.0pt;">
<b>III. </b><b><u>Cómo
funciona el sistema de precios, y qué ocurre cuando se perturba su funcionamiento<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>El
lector de estos párrafos que simpatice con el socialismo o con lo que en forma
más imprecisa y amplia se llama "progresismo" es probable que dé por
sentado que el sistema económico capitalista funciona desastrosamente, y eso es
por el perverso "neoliberalismo". Si tan desastroso y malvado sistema
es el causante de nuestras desdichas, la solución debería ser abandonarlo. Si
la libertad de precios y de mercados es la libertad del zorro en el gallinero,
¿qué esperan los políticos esclarecidos para ser los liberadores de las gallinas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La
historia es testigo de los invariables fracasos de quienes quisieron abolir el mercado;
sobre ese tópico me explayaré luego. Por ahora, pido a los cuestionadores que
tengan la paciencia de seguir estas líneas sin demasiados preconceptos, o
admitiendo la posibilidad de cambiar sus ideas ante la demostración de que son
equivocadas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b> IV.
<u>La escasez</u><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>La
realidad omnipresente en la economía –monetaria o no monetaria- es la escasez
de recursos frente a necesidades y deseos ilimitados. Sin escasez, no
existiría la economía ni la necesidad de economizar. Los bienes libres –el aire,
y hasta hace poco el agua- son tan abundantes, que no tienen precio. Tampoco el
sistema jurídico ha considerado necesario ni conveniente asignar
derechos de propiedad sobre el aire. Pero los bienes económicos tienen un
precio. ¿Por qué? ¿es justo, es lógico, o es únicamente una categoría contingente,
histórica, derivada de un sistema económico determinado?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Desarrollaré
en los párrafos siguientes la demostración de que la libertad de precios no solamente es eficiente, sino necesaria para el funcionamiento de la economía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La
escasez de recursos productivos determina que todo aumento de producción de
determinados bienes o servicios, suponga el sacrificio de la producción de
otros bienes o servicios; y que, dado un presupuesto –de los productores y consumidores-
todo incremento en el consumo de ciertos artículos o en la producción de determinados
bienes implique una reducción en el consumo o producción de otros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i>El
tiempo</i> </b>es otro recurso limitado: el día tiene 24 horas, y el año
365 días; de modo que dedicar tiempo de trabajo a determinada tarea, envuelve
necesariamente disponer de menos tiempo para otras, o para el ocio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i>El
ocio</i></b> viene a ser, así, un bien. No sólo lo saben los filósofos, sino todos
nosotros cuando pagamos por nuestras vacaciones. La industria del turismo y su
considerable expansión en las últimas décadas, tienen por fundamento último que
la gente valora cada vez más el descanso y el esparcimiento, los precios de los
viajes y del alojamiento se han reducido, y los ingresos reales de gran parte
de la humanidad se han incrementado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La
escasez del tiempo y de los recursos se traduce en que la contemplación y la
especulación metafísica, son un lujo de quienes disponen del tiempo o de los
recursos económicos para hacerlo. "Primum vivere, deide filosofare"
es una máxima que refleja esa inexorable realidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pues
bien, ante la omnipresente escasez, ¿cómo funciona el sistema de precios?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La escasez de un bien –escasez frente a los deseos de quienes tienen
el dinero para demandarlo, de una oferta que inicialmente no ha cambiado- se traduce, caeteris paribus<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
en que inicialmente no alcanzan los bienes existentes, para satisfacer la
demanda monetaria de quienes están dispuestos a pagar por ellos. Los
productores aumentarán los precios, hasta
"limpiar" el mercado: los precios aumentarán todo lo que sea
necesario, para que todos aquéllos que dispongan del dinero para comprar ese
bien escaso, puedan hacerlo, siempre que paguen los precios que se piden por
él. En la primera etapa, la oferta de los bienes es "rígida" o
inelástica"<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Pero refrenemos nuestra indignación, y la sustituyamos provisoriamente por el
análisis causal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los
precios altos son una señal de la escasez, como el termómetro lo es de la
fiebre. ¿Cómo reaccionan los empresarios y productores?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los
precios altos permiten obtener inicialmente beneficios extraordinarios –es
decir, que exceden de un beneficio ordinario o normal, que está dado por la
retribución del trabajo personal del propio empresario- y más allá de lo
inmediato, aumentará la producción del bien que se ha tornado comparativamente
más caro, por dos razones:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
*
Los que ya estaban produciendo el bien, aumentarán la oferta de éste,
destinando recursos (mano de obra, materias primas, tierras, bienes de capital
que no sean específicos) que estaban dirigidos a elaborar otros bienes. Como
los rendimientos son finalmente decrecientes, los costos se irán incrementando,
pero el aumento de precios justifica el incremento de producción. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
*
Además, otros empresarios encontrarán beneficioso ingresar en la actividad que
se ha tornado más rentable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
De
esta forma, la cantidad ofertada de la industria o sector aumentará, hasta que
los beneficios en ese sector se igualen con los de otros sectores. Los precios
altos provocados por la escasez, tienden a reducirla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando
un bien abunda, tiende a bajar su precio, y se produce el fenómeno inverso:
algunos empresarios abandonan la actividad, y el proceso continuará hasta que
los beneficios de ese sector sean normales. Por cierto que una tendencia no impide que, en
un momento dado, las tasas de beneficios de las distintas actividades sean
distintas. Justamente el empresario realiza beneficios buscando y encontrando
nuevas actividades más beneficiosas, o reduciendo costos, o incrementando la
demanda de lo que produce<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La
economía es la ciencia de la escasez, y la escasez es una realidad inexorable a
la que no podemos sustraernos, con o sin ciencia. Los recursos son escasos
frente a las necesidades y deseos de la gente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los recursos humanos y
no humanos, el propio tiempo, todo lo que contribuye a la producción de bienes
materiales e inmateriales, son limitados: si quiero escribir un libro, debo
sacrificar mi tiempo al ejercicio de la profesión, a la familia, al sueño, a
los deportes o a la recreación; Robinson Crusoe en la isla desierta, debe optar
entre dedicar sus horas a la caza, a la pesca, o a la fabricación de
implementos para las dos primeras. Todo incremento de la producción de uno o
varios bienes supone, salvo que existan recursos desempleados y aptos, la
reducción de la producción de otros. El sacrificio de la producción de un bien,
para aumentar la producción de otro es el <b><i>costo alternativo.<o:p></o:p></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i> </i></b>Los textos de economía grafican el
problema económico con las llamadas curvas de transformación o de posibilidades de
producción o fronteras de sustitución<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><i><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[4]</span></span><!--[endif]--></i></span></a><i>, </i>que muestran, sobre ejes de
abscisas y ordenadas,<i> </i>las posibilidades de producción de una economía
determinada –puede ser nacional, local, empresaria o personal- sobre la base de
un modelo con dos bienes<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a>:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><img border="0" height="328" src="file:///C:/DOCUME~1/Julio/CONFIG~1/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.png" style="cursor: move;" v:shapes="_x0000_i1025" width="529" /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
Conforme la economía va
creciendo, la curva de transformación se expande hacia arriba y hacia la
derecha, pero siempre existen límites a las posibilidades de producción, y en
todos los casos, aumentar la producción de ciertos bienes comporta el
sacrificio de la producción de otros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las demandas de los
distintos bienes y servicios son variadas y cambiantes, pues los gustos, los
deseos y las necesidades son distintos. El sistema económico deberá asignar una
cantidad limitada de bienes y servicios, producida con una cantidad igualmente finita de recursos, a distintos demandantes<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
¿Cómo lo hace el sistema
de mercado?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Por lo pronto, la mayor
escasez relativa de algunos bienes –por su escasa oferta, o por su fuerte
demanda- hace que su precio sea comparativamente elevado. Ese precio alto provoca una serie de efectos:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* La <b><i>cantidad
demandada</i></b> tiende a ser menor, si las demás circunstancias se mantienen
idénticas, mientras mayor sea su precio<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Inversamente, <b><i>las
cantidades ofertadas</i></b> tienden a ser mayores, con los mayores precios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Los recursos que
estaban destinados a otras producciones, parcialmente se trasladan a la producción
del bien que se ha tornado más rentable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a> * Otros recursos que
estaban sin emplear, se tornan empleables, con el precio superior. Las reservas
de petróleo y de gas, que en la década del 70 se consideraban invariables y
decrecientes, aumentaron con la suba del precio del petróleo, pues los mayores
precios alentaron la perforación a profundidades superiores, las exploraciones
en el mar, y la introducción de mejoras tecnológicas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Los mayores precios
del bien que se ha vuelto comparativamente caro, así como desalientan el
consumo de éste, alientan la demanda –y con ella la producción- de bienes
sustitutos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Igualmente, el mayor
costo relativo del bien encarecido fomenta el desarrollo de tecnologías que <b><i>ahorren</i></b>
o lisa y llanamente <b><i>sustituyan</i></b> su uso. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Un ejemplo histórico
–ciertamente no el único- es el del petróleo: las tecnologías ahorradoras de
petróleo tuvieron un fuerte aliciente a partir del aumento del precio del
crudo, en el año 1973. Inicialmente, el precio se duplicó y luego se
cuadruplicó, lo que significó un incremento del precio de los combustibles, y
además en los costos de producción de numerosos bienes derivados del petróleo,
como lo son los plásticos. Mucho antes de que se hayan acabado las reservas de
petróleo y de gas, los mayores precios habrán fomentado tecnologías alternativas,
de menor costo. Es lo que ocurrió con el carbón, fuente de la energía industrial
en el siglo XIX.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ya se están estudiando
sustitutos del petróleo –como en su momento éste suplantó a la hulla- que serán
económicamente viables y muy rentables, si los precios del crudo se elevan <a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En síntesis: <b><i>la escasez
y los mayores precios que conlleva, generan fuerzas que tienden precisamente a
la reducción de aquélla</i></b>. Si las autoridades pretenden actuar sobre lo
que es un síntoma, lo probable es que causen mayores problemas que los que
quieren solucionar: los precios controlados desaniman la producción y fomentan
la demanda, provocando mayor carestía y, en el largo plazo, precios más altos,
impidiendo el desarrollo de actividades competitivas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En el mercado, los precios altos y las ganancias extraordinarias son el termómetro
que tiende a orientar la producción hacia los bienes y servicios más
demandados; de igual forma, las ganancias reducidas o las pérdidas, y la caída
de la demanda de ciertos artículos, indican que las preferencias de los consumidores
han cambiado, haciendo que se produzca menos o se abandone la producción de lo
que ya no es requerido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>V.</b> <b><u>La escasez y el arbitraje en
el espacio</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si dentro de dos
regiones de un mismo país –o dos países distintos- hay precios diferentes,
porque un mismo artículo escasea en un lugar y no en otro, o porque es
comparativamente más demandado en uno de ellos, mientras esas diferencias de
valores sean mayores a los costos de transporte (incluidos seguros y riesgos no
asegurables) habrá un fuerte incentivo para adquirir los bienes en la localidad
o región más barata, y venderlos en la más cara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Como consecuencia de esa
actuación de los empresarios interesados en obtener ganancias, la oferta en la zona
más barata disminuirá, y aumentará en la más cara, hasta que los precios
-descontados los costos de fletes y seguros, más los riesgos no asegurables, más
las costos de información- sean iguales. Los precios en la zona más cara disminuirán,
y probablemente aumenten en la zona más barata.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
A la larga, la información
se difunde, y únicamente subsisten las diferencias de precios iguales o menores
al costo de transporte. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 72.0pt; mso-outline-level: 1; text-indent: -72.0pt;">
<b>VI. <u>La escasez y el arbitraje en el tiempo</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La especulación es
motivo de denuesto generalizado por los políticos y el público, pese a que no
es otra cosa que comprar algo comparativamente barato en un momento dado, y
venderlo más caro en otro momento; en otras palabras, es un arbitraje a través
del tiempo. En un sentido lato, siempre la compra y la venta de una misma
mercancía, cuando no ocurren al mismo tiempo, constituyen especulación<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Así como existe un costo de
transporte de los bienes a través del espacio, hay una suerte de "costo de
transporte" en el tiempo, dado que la sola demora entre el momento de la adquisición
y de la venta entraña costos de almacenaje, costos de oportunidad<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a> o explícitos<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a> en concepto de intereses, con el
costo adicional de la incertidumbre acerca del precio futuro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Sin embargo, cuando los
productos son perecederos o de producción estacional, en principio el bien
abundará en ciertas épocas del año, y escaseará en otras. En ausencia de
especulación, las diferencias de precios y de cantidades en existencia serían
grandes: un precio muy bajo después de la cosecha, y muy elevado cuando está
próxima a agotarse. Pero el especulador encuentra beneficioso comprar cuando la
oferta es abundante, asumir los costos de almacenamiento, y vender cuando sea
más reducida<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a>, con lo que tiende a que no sea
tan abundante –ni los precios tan bajos- en el período inicial, ni tan escasa
en el período "final" (antes de la próxima cosecha). La especulación,
de esa manera, no solamente ocasiona una tendencia a igualar los precios en las
distintas épocas del año, sino propende a estabilizar la oferta de los
productos a lo largo del tiempo. Siempre que se obtengan beneficios superiores
a los costos de almacenamiento e intereses, se comprará cuando los precios sean
relativamente más bajos, se almacenará y se venderá cuando estén más elevados,
tendiendo esa acción especulativa a reducir las diferencias estacionales de precios
y también a estabilizar la oferta en el tiempo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Puede producirse el
fenómeno inverso: si los especuladores prevén una cosecha excepcional y unos
precios también excepcionalmente reducidos en el futuro, venden futuros,
disminuyendo los precios actuales, aumentando el consumo del bien de que se
trate, y disminuyendo las cantidades acopiadas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los especuladores pueden
brindar cobertura contra riesgos mediante el desarrollo del mercado de futuros.
Los productores u ofertantes de un determinado producto venden a futuro un
determinado bien, del que no se tiene stock en el momento, por un precio
también futuro. Si el precio de mercado vigente en la fecha de entrega fijada
en el contrato es superior al que se pactó, el ofertante pierde en relación con
el precio que habría obtenido, esperando a cosechar el bien, y vendiéndolo en
ese momento. Pero el productor o vendedor ha querido cubrirse del riesgo de que
el precio sea más bajo en el futuro; en cambio, el que compró a futuro,
especuló con un precio superior, y si en el momento pactado para recibir el
bien –por ejemplo, el cereal- el precio de mercado es inferior, habrá sufrido
una pérdida. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los derechos de
recepción en el futuro son negociados en una forma parecida a las acciones en
la bolsa, pero eso no significa que la totalidad del negocio sea aleatorio: si
hay un mercado de futuros, es porque existen quienes desean especular con las
fluctuaciones de precios, y otros que quieren cubrirse de esas fluctuaciones,
vendiendo a precios y fechas predeterminados. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los mercados de futuros
mejoran la eficiencia, y permitan negociar a quienes no quieren correr riesgos,
con aquellos cuyo negocio es la asunción de tales riesgos. Son un resultado de
la inventiva de los empresarios, y los sistemas dirigidos no han podido crear
mecanismos institucionales que tengan su agilidad y eficacia. <sub><o:p></o:p></sub></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 72.0pt; text-indent: -72.0pt;">
<b> VII.</b>
<b><u>La oferta y la demanda son realidades cuya existencia es independiente de
nuestras propias concepciones. Las consecuencias de la fijación estatal de precios<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>Muchas buenas gentes creen que
basta negar el mercado, o consideran que si el Estado impone regulaciones, las
fuerzas que determinan la oferta y la demanda dejarán de existir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ese equivocado concepto
ha ocasionado, cuando el prejuicio popular es compartido en la esfera del
gobierno, los más lamentables yerros en la política económica. El común de las
personas suele opinar: si la carne, las verduras, frutas, lácteos o el pan están
caros, ¡fijemos entonces precios máximos para esos productos!<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a> Si los precios para los
"productores" son muy bajos, ¡establezcamos precios sostén! El ideal
que abrazan muchos, es el de un Estado que controle gran parte de los precios
de la economía, si no todos. Pero los gobernantes deben situarse en un nivel de
conocimientos mayor que el de la generalidad de sus gobernados, y no cometer
inexcusables errores, que terminan pagando aquellos a quienes se quiere proteger.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los mayores o menores precios
siempre provocan reacciones del lado de la oferta y de la demanda. Un precio
máximo incentiva el consumo y reduce la oferta, conduciendo a una mayor escasez, que es la fuente de los precios altos que se procura combatir. A la inversa, los precios mínimos –hoy en día menos frecuentes-
provocan incrementos de la cantidad ofertada de los productos subsidiados y una
paralela reducción de las cantidades demandadas, generando sobrantes que
obligan, o a cupificar la oferta –algo de eso supimos los tucumanos con los
cupos de producción de azúcar- o a que el Estado compre los excedentes (como ha
sido la política agrícola de naciones desarrolladas), haciendo recaer sobre los
consumidores y el erario público –es decir, sobre los bolsillos del resto de la
comunidad- el costo de esas medidas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si, ante los
precios altos, el gobierno fija valores máximos, introduce una profunda
distorsión al enviar señales equivocadas al sistema económico: los precios
artificialmente bajos –bajos en relación con el nivel de equilibrio, aunque
puedan ser altamente gravosos para muchos consumidores- determinan, como
expresé, una divergencia insoluble entre la oferta y la demanda; en definitiva,
provocan más escasez que es la que determina los precios elevados que el gobierno intenta evitar. Esa extremada carestía, como lo saben todos los que han estudiado
algo de historia económica, ha caracterizado el funcionamiento de las economías
colectivistas, generando perversos círculos viciosos, a los que se intenta conjurar con la policía, los municipios, o el "control popular": más
penurias, surgimiento de un mercado negro, denuncias de corrupción por el
funcionamiento de ese mercado negro, requisas de bienes en depósitos, menos
incentivos para producir u ofrecer el bien con el precio controlado. Descartado
el sistema de precios como racionador, comienza el racionamiento a través de
los tristemente célebres "cupones" o "tarjetas" de
racionamiento, que se entregan a los amigos, y se retacean a los "enemigos" del régimen. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y
aun en los casos que el gobierno sea democrático, tolerante y pluralista, y no
incurra en arbitrariedades, lo indudable es que los sistemas dirigistas ponen
en manos de la autoridad estatal poderes discrecionales sumamente
desaconsejables, e incompatibles con las libertades económicas y no económicas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
No
en todos los casos el "descensus averni" continúa hasta el final. Los
gobiernos suelen autorizar finalmente los aumentos de precios, y la comunidad,
ante el aumento, no dejará de culpar a los empresarios, a los
"especuladores", a los "intermediarios". Los poderes políticos
siempre tendrán como aliados de su mala praxis, la ignorancia económica
generalizada de la comunidad, y lamentablemente la oposición, infectada de los
mismos sentimientos y prejuicios antiempresarios –salvo cuando son empresarios amigos-
procurará obtener réditos electorales, criticando al gobierno no por el control
de precios, sino por su falta de energía en combatir a los despreciables y antisociales
productores o comerciantes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 72.0pt; text-indent: -72.0pt;">
<b>VIII. <u>Los efectos perniciosos del
control de precios se dan aunque sus destinatarios sean empresas monopólicas<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
Algunas personas objetan
a lo anterior, reconociendo que "todo eso está muy bien en teoría, pero no
funciona en la práctica porque al mercado lo manejan los monopolios". <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Una primera observación
es de índole epistemológica: si una teoría "no funciona" en la
práctica, por definición es errónea o insuficiente, pues no ha contemplado
todas las variables significativas, o lisa y llanamente el esquema, al
apartarse de la realidad, resulta falso. Siendo la economía una ciencia social,
si las elaboraciones teóricas no se ajustaran a los hechos, no debería ni
siquiera reconocérseles que "eso está muy bien".<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La segunda observación
es que los casos de monopolio –que no son tan frecuentes, y cuando existen, se
basan normalmente en privilegios legales- no invalidan el análisis anterior. La
empresa monopolística tiene un cierto poder de control sobre los precios, tanto
mayor cuanto más inelástica sea la demanda (es decir, cuanto menor sea la
reducción de la cantidad demandada a los aumentos de precios, o menor sea su
aumento frente a las reducciones de aquéllos). Establecerá los precios en
el nivel que se igualen el costo marginal y el ingreso marginal esperado<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a>, y mientras más inelástica sea la
demanda, mayor será la divergencia entre el ingreso marginal<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[14]</span></span><!--[endif]--></span></a> y el precio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Por cierto que el precio
de monopolio perjudica a los consumidores y es ineficiente –ya que la empresa monopolista
produce menor cantidad que en un mercado de competencia, limitando su producción
al punto que se igualan el costo marginal y el ingreso marginal, y no el costo
marginal con el precio- pero la fijación administrativa del precio en un nivel
inferior, conducirá a los mismos resultados: la empresa monopólica limitará su
producción, y los consumidores demandarán más, que si el precio no estuviera sometido
a un tope. La brecha entre cantidad demandada y cantidad ofertada existirá como
consecuencia del precio máximo, aunque será menor, mientras más empinada sea la
curva de costo marginal, y más rígida sea la demanda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>IX.</b> <b><u>El dirigismo estatal en la Argentina</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Desde la década de 1930,
y en especial desde 1943, la economía de nuestro país ha sido muy dirigida por
el Estado. A partir de la crisis de fines del año 2001 y desde 2002, estamos
viviendo una experiencia cada vez más dirigista, cuyo fracaso era previsible: invariablemente
han fracasado los intentos estatales por controlar la economía según los
humores, ideologías o criterios arbitrarios de funcionarios electos o no.
Llegado el momento, se atribuirán las culpas del fracaso a errores humanos o corrupción;
siempre se estará en la búsqueda del déspota iluminado y puro cuyo estatismo no
esté contaminado. Pocos repararán que los hechos de corrupción son un
sub-producto casi inevitable de la excesiva injerencia del Estado en la economía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Tomemos dos casos
paradigmáticos: la política en materia de energía y de servicios públicos y la
lucha contra el aumento de los precios de la canasta familiar (se empezó por el
precio de la carne, hoy es un problema generalizado):<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Desde el año 2002, se
han mantenido tarifas de servicios públicos, de gas, electricidad, agua,
transporte urbano, combustibles, peajes y servicios esenciales, congeladas o
con ajustes muy inferiores a la devaluación del peso, a los costos internos y a
los precios internacionales. Al margen de la antijuridicidad de la ruptura de
los contratos, la consecuencia ha sido la desinversión en esas áreas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Para que el precio de la
nafta y el gas oil sean bajos –ya no lo son tanto- el gobierno ha fijado
retenciones móviles sobre las exportaciones de petróleo crudo, a fin de
evitar que las diferencias entre el precio internacional y el precio en el mercado
interno conduzcan a las empresas petroleras a exportar y reducir, consecuentemente,
la oferta doméstica de petróleo y sus derivados. Pero el mundo es amplio, y las
empresas, si obtienen mayores beneficios en otros países, no realizarán
inversiones para vender a un precio inferior al internacional. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Además,
el petróleo y sus derivados son insumos imprescindibles para el funcionamiento
de las usinas termoeléctricas; el gas es necesario para la producción
industrial, y la brecha entre cantidad demandada y cantidad ofertada la está cubriendo
el gobierno mediante la importación <i>–a
precios internacionales-<b> </b></i>de fuel oil, gas, y todo lo que en
Argentina no se puede vender a los precios que paga el gobierno en sus compras
externas de dichos combustibles. De
esa forma, las empresas petroleras no invertirán dentro del país, si no pueden
obtener al menos iguales beneficios que en otros países que no imponen esas
restricciones. Migrarán sus inversiones hacia destinos más propicios. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El control de precios
del gas domiciliario o con destino a la producción de energía ha causado una
brecha entre la oferta y la demanda, sembrando así las semillas de una crisis
energética autoprovocada. El gobierno ha importado hidrocarburos de Venezuela,
y gas de Bolivia, a precios superiores a los del mercado interno, subsidiando
la diferencia. ¿Cuánto tiempo puede durar un esquema irracional, que prohíbe a
los productores locales vender a precios que no hesita en pagar por producciones
extranjeras? Es una curiosa muestra de nacionalismo, que legitima aberraciones,
siempre que los negocios se hagan con gobiernos "amigos".<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La política de precios
en materia de carnes y luego de productos de primera necesidad es igualmente
irrazonable, además de violatoria del derecho de propiedad. Esta actitud miope, que solamente busca réditos electorales y no piensa en las consecuencias más
allá del corto plazo ha causado una aguda crisis de oferta, que se reflejará en
mayores precios en el futuro. La mecánica inexorable del dirigismo estatal es
provocar más problemas, que a la vez se pretenden solucionar con más dirigismo:
¿cuáles son las soluciones que se idearán cuando los acuerdos de precios con supermercados y con empresas líderes –que fracasaron- revelen su patética ineficiencia; cuando los controles de
precios se hayan generalizado, y el pueblo comience a sentir el desabastecimiento
de los productos esenciales?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las políticas
dirigistas, que procuran solucionar un problema causando dos, se asemejan a las
del conductor de un automóvil que apriete simultáneamente el acelerador, el
freno, y compense los volantazos hacia la izquierda, con bruscos giros hacia la
derecha. En el mejor de los casos, el auto avanzará en zigzag y a bajo promedio;
en el peor, se saldrá de la carretera y volcará o chocará. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las políticas de precios
administrados, por otra parte, son un manantial inagotable de prácticas
corruptas y de un curioso sistema de premios y castigos en que a veces se
maltrata a las empresas, a veces se les otorgan subsidios, y en otros casos,
nos hallamos con una particular mezcla de ataques verbales y subsidios. Los
empresarios se acostumbran a los maltratos verbales o para la tribuna, en la
búsqueda afanosa de tratamientos sectoriales de privilegio. Ese doble juego
convierte a muchos empresarios en cortesanos, conscientes de que su subsistencia
no depende de su capacidad para proveer con eficiencia de bienes y servicios al
público, sino de la cercanía con el poder de turno<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[15]</span></span><!--[endif]--></span></a>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 72.0pt; mso-outline-level: 1; text-indent: -72.0pt;">
<b>X.</b>
<b><u>Las tendencias del mercado hacia el equilibrio dinámico</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lo que no advierten los
detractores del mercado o quienes no conocen su
funcionamiento, es que la oferta y la demanda son fuerzas que operan, sea cual
fuere la política económica que adopten los gobiernos, e incluso con
independencia del sistema político imperante. Aun en las economías socialistas
florece una economía subterránea, porque la gente demanda bienes o servicios
que no se ofrecen en los mercados estatales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ya que esas tendencias
actúan siempre, y en forma opuesta como las hojas de una tijera –puesto que las cantidades
ofertadas aumentan con mayores precios y disminuyen con menores precios,
mientras que las cantidades demandadas disminuyen con mayores precios y
aumentan con menores precios- esa sola circunstancia genera una fuerte dirección
hacia el equilibrio. Lo mejor que pueden hacer los funcionarios gubernamentales
encargados del control, es dormir un profundo y reparador sueño, y dejar que el
mercado se las arregle solo. El segundo paso debería ser la supresión de todas
las dependencias gubernamentales dedicadas a esos absurdos menesteres.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Gráfica y
matemáticamente, se suele presentar a la oferta como una función directa del
precio y a la demanda como una función inversa, ambas sobre un eje de
coordenadas cartesianas, en que el precio figura en las ordenadas y la cantidad
en las abscisas. Forzosamente, en esas condiciones, existirá un precio que
iguale las cantidades demandadas y las cantidades ofertadas, y cualquier precio
diferente de ese valor de equilibrio, suscitará tendencias a llegar a él. Si el
precio excede del de equilibrio, las cantidades ofrecidas serán mayores que las
demandadas; y al revés, si el precio es más bajo, las cantidades demandadas
serán mayores que las ofrecidas. En el primer caso, el exceso de cantidad
ofertada presionará los precios a la baja, y en el segundo caso, el exceso de
cantidad demandada tenderá a que suban. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si bien las funciones de
oferta y demanda y su representación gráfica son ayudas útiles para el
análisis, el equilibrio es una tendencia, no una realidad siempre presente. La
economía se encuentra en permanente desequilibrio, y son las interacciones de
consumidores y ofertantes los que las llevan en dirección hacia el equilibrio,
lo que no significa que siempre se alcance, ni que todos los mercados estén
siempre equilibrados. Pero lo seguro es que la intervención estatal causará
profundas y permanentes distorsiones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El hecho de que las
cantidades ofrecidas y demandadas dependan –en relación directa e inversa,
respectivamente- con los precios, hace que el sistema de mercado, por sí mismo,
apunte hacia el equilibrio<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[16]</span></span><!--[endif]--></span></a>; un equilibrio dinámico que tiende
a modificarse, cuando cambian las circunstancias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>XI. <u>El mercado es el resultante de la interacción libre</u></b><b><u><o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
El
sistema de precios, si bien asigna los recursos con eficiencia, no es el
resultante de una acción dirigida a ese propósito, sino de la interacción de las personas, las familias y las empresas. Muchas de las críticas al mecanismo del mercado parecen considerarlo una
fuerza que se impone a la libertad de los individuos. No deja de ser paradójico
que un acompañante necesario de su destrucción, sea el incremento de la
coacción estatal (más normas, más funcionarios y más policías) y la consecuente
reducción de la libertad de productores y consumidores, que parece no suscita
reparos en los espíritus exquisitos que denuestan la "tiranía" del
mercado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><u>Un
ejemplo histórico</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En 1584, la
ciudad de Amberes estaba sitiada por el ejército del duque de Parma y, ante el
sitio y la reducción de la oferta, los precios de los alimentos ascendieron.
Las autoridades hicieron lo que probablemente haría todo gobernante con
sensibilidad social y "sentido común": fijaron precios máximos para
los alimentos, bajo draconianas sanciones. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El
sentido común puede ser una guía excelente para la adopción de decisiones sencillas,
pero no es una herramienta que supla el conocimiento y los principios económicos
y jurídicos. El sentido común dice a la gente que la tierra es plana, que los
objetos más pesados caen más rápidamente porque son más pesados, y también que
si los precios suben, han que controlarlos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El
sentido común precipitó la caída de Amberes. Los precios topes y los riesgos duplicados
de sufrir la muerte en manos de las tropas asediantes o de las autoridades de
la ciudad asediada; o al menos de sufrir el decomiso de sus mercaderías, disuadieron
de eludir el bloqueo a los comerciantes de la ciudad sitiada y de otras ciudades:
¿para qué arriesgarse a hacerlo, si no podían vender sus productos a precios
superiores a los de sus sitios de origen?
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los
precios máximos, al no reflejar la reducida oferta y alentar la demanda de
alimentos, generaron lo que siempre provocan: un marcado desabastecimiento que,
cuando de alimentos se trata, se traduce en una hambruna generalizada. Amberes
finalmente no cayó por el sitio, sino por el hambre. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>XII. <u>La sustitución del mercado por la
utopía<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>Con descorazonadora frecuencia, la
defensa de la propiedad privada, de la libertad de transacciones y su correlato
que son los mercados, aparece para sus cuestionadores como una defensa
de todas las relaciones humanas y sociales insatisfactorias, y a la vez, se
cree que la sustitución de la "tiranía del mercado" por una sociedad
"más justa y solidaria" sería el resultado de la acción consciente,
inteligente y guiada por altos objetivos éticos, de unos gobernantes sabios y
buenos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
No se repara que el
sustituto de las relaciones voluntarias no es la solidaridad, sino el mando; la
imposición de la voluntad de los gobernantes a los gobernados siempre se
traduce en una reducción de los espacios de libertad, no sólo económica, sino
en todos los órdenes. Por eso, en los países en que se impuso el socialismo –no
hablemos de la socialdemocracia, que deja subsistente el capitalismo- desaparecieron
las libertades de religión y de conciencia; la libertad de expresión, la libertad
de prensa, la libertad de salir del país. En Cuba, desde internet hasta el
teléfono celular no pueden ser utilizados sin autorización estatal, previa
constatación de la "confiabilidad" ideológica del usuario, normalmente
un funcionario público<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En una sociedad libre –y
hasta ahora, no se han encontrado sociedades libres cuando se socializan los
medios de producción- la solidaridad no está vedada; antes bien, las
principales obras filantrópicas han provenido siempre de países en los que se
da amplio cauce a la iniciativa privada. Los regímenes socialistas no fomentan,
por el contrario, la solidaridad, sino pretenden subrogarla por la acción gubernamental.
Como tanto los que gobiernan como los gobernados son individuos, con las mismas
pasiones, debilidades, falencias y vicios que el común de los mortales, lo
seguro es que el otorgamiento de amplios poderes a los gobernantes –que es el
acompañante necesario de la solidaridad que se quiere imponer "a
palos"- no se traduzca en mayores virtudes, sino en más hipocresía: los
individuos no dejan de perseguir el propio beneficio, sino que lo hacen en la
clandestinidad, sometidos a restricciones, penalidades y persecución (los
gobernados), o aprovechando las oportunidades –no necesariamente de
enriquecimiento personal- que les da el poder (con frecuencia los gobernantes).
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Algunos socialistas
–sobre todo socialistas cristianos- han dicho que eso será así, mientras no
haya un "hombre nuevo". En la década del 60, en mi adolescencia, era
muy amigo de un grupo de jóvenes de corazón puro y nobles sentimientos,
sinceros cristianos que en esa época pensaban que estaba necesariamente
asociado al socialismo, y con fervor cantaban: "Mundo nuevo, mundo nuevo,
somos hombres que queremos un mundo nuevo de amor". El amor cristiano,
admirable cuando no quiere imponerse coactivamente al resto de la sociedad,
cuando es captado por el socialismo, puede conducir a sociedades totalitarias,
que repriman todo apartamiento de ese ideal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La Unión Soviética y los
países que integraban el bloque del COMECON –en Europa del Este- actualmente
Cuba y Corea del Norte, en su momento China, intentaron moldear a un hombre
nuevo, y como el Golem del Rabino de Praga del cuento de Borges, engendraron un
monstruo. Marx consideraba que el ser social determina a la conciencia –en
otras palabras, la infraestructura económica constituida por los modos y las relaciones
de producción determinan la "superestructura ideológica" de religión,
creencias e instituciones- de forma tal que al modificarse el sistema económico,
el hombre nuevo emergería automáticamente de la sociedad socialista, despojado
de esos lastres. Sus seguidores no se contentaban con esa pretendida automaticidad,
y se empeñaron en una gigantesca y teratológica misión de ingeniería social:
destruir la propiedad privada, pero también la religión, la familia, cambiar la
historia y modificar el sentido de las palabras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Para crear un
"hombre nuevo", es necesario que la publicidad sea monolíticamente
igual, constante, uniforme y martilleante. No puede admitirse un pensamiento
alternativo; toda idea distinta es "contrarrevolucionaria" y por
ello, no sólo inadmisible sino peligrosa, cuando no signo de una enfermedad
mental. Dentro de los proyectos de ingeniería social, la eliminación del
analfabetismo pasó a ser una herramienta de la politización y uniformación de
la sociedad. Lenin decía que "el analfabeto se encuentra excluido de la
política, y por ello necesita aprender a leer y escribir"<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><i><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[18]</span></span><!--[endif]--></i></span></a><i>.
</i>Eso es cierto,
pero la "alfabetización" que va acompañada por el lavado de cerebros
no hace a los destinatarios de aquélla seres más libres. Enseñar a leer y
escribir, y a continuación vedar la difusión de ideas y conocimientos
contrarios o distintos a la ideología oficial, es propagar la ignorancia alfabetizada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 90.0pt; text-indent: -18.0pt;">
<b>XIII.
<u>La sustitución del mercado por los
criterios de funcionarios<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>Cuando los políticos que profesan
la fe dirigista deciden suplantar –por lo menos en vastas áreas de la economía-
al mercado por las decisiones de los funcionarios, la consecuencia no es la
sustitución de la anarquía por la racionalidad, sino por la discrecionalidad y
la contradicción.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Mucha gente propugna una
fuerte intervención del Estado en la economía, cada vez que el actual estado de
cosas no le resulta deseable. A diferencia del ámbito de la naturaleza y de las
ciencias naturales, respecto de las cuales se tiene la certeza de que existen
restricciones impuestas por aquéllas, se suele creer que la felicidad de los
hombres depende de la voluntad política de los gobiernos y, a la inversa, el actual
estado de la sociedad –en el país y en el mundo- responde a designios perversos
de centros de poder ajenos a nosotros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pero cuando se pasa de
las generalidades a lo que se considera que debería ser función del Estado
garantizar, fomentar, obligar o prohibir, los acuerdos son menos pacíficos.
Muchos agricultores querrían que el Estado garantice precios sostén y
refinancie deudas con los bancos oficiales, a tasas preferenciales o con tasas
de interés negativas; muchos consumidores o asociaciones de consumidores, que
se impongan precios máximos o fijos, o que se prohíba la exportación de
determinados productos; los ganaderos, que se den créditos blandos para
fomentar la producción pecuaria. A diferencia del progresismo de las décadas
del 60 y 70, el gobierno quiso un tipo real de cambio alto –que significa
necesariamente salarios bajos- para fomentar la exportación, pero cuando los
precios de los productos exportables siguieron la tendencia del dólar alto
respecto de los salarios, se prohibieron las exportaciones de algunos
productos, o se impusieron fuertes retenciones (impuestos) a la exportación. La
"protección de la industria nacional" contra las importaciones significa
permitir que sus precios sean superiores a los que resultarían de un mercado
libre; pero cuando los precios suben –lo que un dirigista medianamente racional
debería saber que es una consecuencia de su política- se amenaza con sanciones
a quienes hicieron lo que se promovió. Los novísimos desvelos por la ecología son
poco compatibles con el perfil "industrialista" que se busca o al
menos se proclama. Si aumenta la producción industrial, con bienes de capital
que en general no se renuevan desde la década del 90 –puesto que las restricciones a
la importación y la inseguridad jurídica no fomentan la incorporación masiva de
nuevas tecnologías, menos contaminantes- también se incrementará la polución
ambiental. Si a la vez se quiere disuadir del empleo de tecnologías contaminantes,
el Estado se encontrará con uno de los típicos conflictos de objetivos propios
del dirigismo, ignorando las restricciones de la economía<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[19]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El gobierno o quienes
propician la intervención amplia del Estado en la economía deberían saber que
no es posible, <b><i>a la vez,</i> </b>conjugar dólar y euro altos, con salarios altos: si
los primeros son altos, los segundos serán bajos, y viceversa. Salvo que los
alquimistas descubran la aleación mágica: tarifas subsidiadas de los consumos
básicos. Esa ha sido siempre la pretendida solución en las economías socialistas;
ya que no se puede garantizar la cantidad y calidad suficiente de bienes, subsidiar
los precios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pero mantener bajos los
precios del gas domiciliario, de los derivados del petróleo, de la energía
eléctrica, del agua y del transporte, cuando en el mundo se ha disparado el precio
internacional del petróleo, escasea el
agua y la población creciente requiere de proporcionales inversiones en
cloacas, entraña generar enormes distorsiones: al fomentarse el consumo y
desalentarse la producción y la inversión en los sectores con precios
controlados, se genera una brecha entre la oferta y la demanda. Para evitar que
se amplíe la escasez, se comienza incumpliendo contratos de exportación a
Chile, importando gas de Bolivia, pero con la condición de no reexportarlo a
Chile, comprando fuel oil a Venezuela, a precios internacionales, para
proveerlos en el mercado interno a los precios fijados por la Secretaría de
Energía. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
¿Quién cubre tales
baches? Para eso, se necesita un poder ejecutivo que disponga de plenos poderes
–o "superpoderes"- y asigne los recursos presupuestarios en forma
discrecional. El gobierno, para que ese esquema se mantenga, necesita de
aliados tácticos, y de "enemigos": las cámaras que aglutinan a
empresarios que reciben energía a precios subsidiados, pasan a ser aliados de
ocasión del gobierno. Los empresarios del autotransporte y los agricultores
quieren gasoil barato; los industriales, gas y energía eléctrica a bajo precio,
con cuotas de suministro aseguradas (lo que significa menor cantidad de gas y
electricidad para los consumidores).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando los precios son
libres, el consumo no necesita ser desalentado, sino por el contrario, es una
señal del sistema económico que tiende a que se aumente la producción o
importación de lo que es demandado. Con precios controlados, el "gap"
entre demanda y oferta se procura resolver castigando el consumo
"suntuario" o "irracional": se imponen tarifas más elevadas
para los altos consumos domiciliarios, y menores para la utilización industrial del mismo producto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
A la larga, se sabía qué
iba a ocurrir, y se sabe qué sucederá: se autorizarán aumentos de tarifas,
siempre rezagados respecto de la realidad. La recuperación de los salarios en
la administración pública y de las jubilaciones, erosionará el equilibrio fiscal,
y el tipo de cambio real se aproxima a los niveles de la convertibilidad. Se incrementará
la presión tributaria, lo que reducirá aún más la competitividad. Ya no será
posible culpar de las penurias a gestiones anteriores. Y finalmente, la reducción
del gasto público se producirá, pero no como consecuencia de una decisión
consciente, sino por una nueva devaluación, que disminuirá el nivel del gasto público
en dólares. Si se revierten las bajas tasas de interés en el mundo y los
precios elevados de los "commodities", es probable que eso ocurra
antes. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En el mediano plazo, el
estatismo económico tiene la misma eficacia de un carpintero improvisado que
pretenda emparejar las patas de una mesa, acortando una de ellas cada vez que
la mesa esté desequilibrada: a cada nuevo desequilibrio, le sucederá un corte
de otra, hasta que la mesa se quede sin patas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b>XIV. <u>El mercado y el crecimiento económico</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El funcionamiento libre
del mercado es una condición necesaria, aunque no suficiente para el crecimiento
económico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La economía crece cuando
aumenta la dotación de capital –humano y no humano- por trabajador, por el
progreso tecnológico –sin que sea lo más relevante si se trata de tecnología
"propia" o importada- y la fuerza de trabajo<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[20]</span></span><!--[endif]--></span></a>. A la vez, la creación neta de
capital depende de la tasa de ahorro, y tanto el ahorro como la inversión, de
un ambiente favorable a ellos, ayudado por la seguridad jurídica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En la
década del 60, algunos pensaban que los sistemas colectivistas, al imponer
coercitivamente una tasa de inversión y restringir el consumo, facilitaban el
desarrollo económico y daban herramientas al Estado de las que no disponían las
economías de mercado. El fracaso de la Unión Soviética<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[21]</span></span><!--[endif]--></span></a> y de los países de Europa del
Este, del comunismo chino en su versión maoísta, y de Cuba o de
Corea del Norte mostraron que era falso, y que gran parte de sus estadísticas
eran distorsionadas con fines propagandísticos, en sociedades cerradas no sólo
al intercambio económico sino al libre ingreso y confrontación de culturas,
ideas e información.<b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> XV.</b> <b><u>Los salarios y la "plusvalía"</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La lamentable ignorancia
que se ha enseñoreado del discurso público –"progresista" o no- en
los últimos años, hace que la referencia a la teoría marxista tenga un regusto
a anacronismo. Me complacería que ese gustillo, proviniera del conocimiento de
su refutación, y no del desconocimiento generalizado, tanto de la teoría como
de sus contradictores. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El hecho de que la mayor
parte de la izquierda ya no lea a Marx –y tampoco lo conozcan el centro y la
derecha- no significa que en las clases cultas –y de allí, a la vulgarización
periodística- la esencia del esquema marxista no se haya divulgado: los obreros
son explotados por las empresas –sobre todo las grandes empresas- y nuestro
país, así como la generalidad de los países desarrollados, es víctima de la
codicia del imperialismo. Las concepciones del nacionalismo de derecha, dejando
a un costado sus disidencias con el marxismo-leninismo en lo extraeconómico,
son, respecto del imperialismo y del rol de los países centrales, muy
similares, por no decir idénticas, a las de la izquierda. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Siguiendo a Voslensky,
"…Esta teoría es actualmente sometida, en Occidente, a una crítica severa.
El valor de una mercancía ¿depende sólo del tiempo de trabajo socialmente
necesario para su fabricación, como afirma la teoría del valor? El mismo abrigo
de pieles tendrá un precio distinto en <span style="text-transform: uppercase;">s</span>iberia
y en África, aunque el tiempo de trabajo socialmente necesario para su
fabricación no resulte modificado de manera sustancial por el transporte. El
valor no depende solamente del trabajo invertido en la mercancía, sino más
bien, en apariencia de la demanda. Las firmas capitalistas, que no tienen
pretensiones teóricas, han comprendido esto perfectamente. Por eso organizan
las ventas de saldos de invierno y de saldos de verano, tan bien conocidas por
el lector occidental (aunque no por el soviético)" (pág. 124).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
"…Marx explica que
la plusvalía sólo puede nacer de la fuerza del trabajo humano. Entretanto, la
revolución científica y técnica ha mostrado claramente que esta afirmación es
falsa. Si no fuera así, el propietario de una empresa capitalizaría menos
plusvalía en la medida que mayor intervención tuvieran las máquinas, y en caso
de una automatización completa del trabajo, no habría ya plusvalía. Si esto
fuese así, el sistema capitalista no utilizaría otra cosa que el trabajo
humano" (pág. 124).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Voslensky continúa atado
al lastre de las concepciones marxistas, pero advierte su insuficiencia. Por mi
parte, destacaré algunas de las muchas objeciones que pueden hacerse y que se
han hecho a la teoría de la plusvalía:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Aunque no lo formule
en esos términos, la teoría presupone que en forma permanente y esencial, el
ingreso marginal del trabajo es superior a su costo marginal. En otras
palabras, que siempre e indefectiblemente un trabajador adicional –y cada uno
de ellos- añade a la empresa más ingresos que el incremento de costos que
representa la contratación de una unidad adicional. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Eso es falso, tanto
desde el punto de vista teórico, como de una simple observación de la realidad.
Teóricamente, la firma obtiene su beneficio máximo, cuando el costo marginal
(cambio en el costo total) es igual al ingreso marginal (cambio en el ingreso
total), no cuando el costo marginal es menor al ingreso marginal. La razón es
que, mientras cada unidad proporcione un incremento de los ingresos superior al
incremento de los costos, convendrá contratar nuevos trabajadores, hasta que se
llegue a la igualdad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las demostraciones
matemáticas son frecuentes<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[22]</span></span><!--[endif]--></span></a>, pero para la comprensión de este
razonamiento no resultan indispensables: aunque la productividad marginal de
los trabajadores es finalmente decreciente, y el costo marginal es creciente,
siempre que la contratación de una unidad adicional genere mayores ingresos que
costos, convendrá contratar más mano de obra –y análogo razonamiento puede hacerse
respecto de todos los factores de producción- hasta el punto en que se igualen
costo marginal e ingreso marginal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Esta construcción del
marginalismo ha sido impugnada por los críticos al capitalismo como artificial
–efectivamente, existen muchos casos de indivisión o especificidad de los factores
de producción- pero es considerablemente más realista que el esquema marxiano
en cuanto a las tendencias fundamentales del sistema económico. La gran aporía
del marxismo es que presupone a la vez que la fuerza de trabajo es el único
factor de producción que genera un plusvalor –es decir, que genera más ingresos
que costos- y sin embargo, en su concepción, esa situación, lejos de ser transitoria,
es permanente, y coexiste con un "ejército de reserva" de desempleados;
en otras palabras, para la teoría marxista hay una tendencia estructural en el propio sistema a
que un factor de producción sea a la vez barato, productivo y con tendencia a
ser sub-utilizado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En la economía no existe ningún factor de producción que reúna permanentemente y
en forma simultánea esos caracteres: lo que es barato porque produce en valor
más de lo que cuesta, tiende a no sobrar sino a escasear. No puede ser una
explicación de las ganancias empresarias –cuando las hay- un fenómeno
coyuntural y que la propia dinámica del sistema tiende a eliminar. Ningún
factor de producción, ni ningún bien de bajo costo respecto de su productividad
o utilidad, tiende a sobrar en el mercado. Eso lo saben no sólo los teóricos de
la economía, sino los que tienen alguna experiencia mercantil: para dar un
ejemplo, en el mercado inmobiliario, no se encuentran fácilmente los
departamentos o fincas rurales de bajo costo y características excepcionales.
Puede ocurrir que existan, pero no es la tendencia fundamental del mercado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=277969368724291089" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a> Si el trabajo generase
plusvalía como tendencia inherente al sistema, la desocupación y los despidos
masivos en épocas de crisis no tendrían explicación: parece inexplicable que
los empresarios prescindan de un factor que por hipótesis siempre produce más
de lo que cuesta. Inclusive no se explicaría que las empresas contraten un
plantel limitado de trabajadores; el hecho de que lo hagan significa que para
la empresa, llega un punto que un trabajador adicional cuesta más que los
servicios productivos que añade.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Otra deficiencia del
enfoque marxista, es que no analiza ni brinda un marco causal adecuado, a las
sustanciales diferencias de retribución de los asalariados. Se consideró como
inherente al funcionamiento del capitalismo, que el valor de la fuerza de
trabajo fuera estrictamente la suma necesaria para su conservación y reproducción,
sin valorar que incluso en el siglo XIX, ya existían asalariados que ganaban
importes mayores, y la tendencia fue, a partir de la segunda mitad del siglo
XIX, al aumento de los salarios reales. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Una concepción
preocupada por la crítica teórica y la demolición práctica del sistema
capitalista, jamás tuvo ningún interés en interiorizarse de su funcionamiento.
Esa despreocupación descalifica al marxismo como sistema científico, pero la
ignorancia de algunos y la auto-censura de otros ha permitido que persista en
el vulgo la respetabilidad de las teorías de Marx.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El análisis marginalista
y de la oferta y la demanda, por el contrario, es mejor herramienta para
analizar las diferencias salariales, y para predecir las tendencias de largo
plazo. Suelen ser superiores, porque parten de bases metodológicas más firmes,
las teorías que intentan desentrañar las relaciones causales entre los fenómenos,
a las que procuran meramente cuestionar lo que no analizan a fondo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i>Eso no significa que se
predique la resignación frente a la pobreza, </i></b>sino que la legítima preocupación
–es más, el moralmente plausible desvelo- por los sectores más humildes debe ir
acompañada de una disposición mental al análisis lógico y empírico. La medicina
estaría en pañales, si se pensara que el estudio de las enfermedades implica
conformidad con ellas, pero en las
ciencias sociales no faltan los que identifican la racionalidad económica con
frialdad o <span lang="ES">insensibilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 70.8pt;">
<b><span lang="ES"> XVI.</span></b><span lang="ES"> </span><b><u>La única fuente, en el largo plazo, de aumento de los salarios e ingresos
reales de la mayoría<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>Si los salarios reales dependen de
la productividad del trabajo –como lo indica el análisis marginal- la única
posibilidad de aumentarlos, en el largo plazo, es mediante el incremento de
aquélla. Esto es esperanzador, pero la referencia al largo plazo no suscitará
el entusiasmo de quienes piensan que los problemas económicos y sociales se
solucionan rápidamente con una generosa dosis de buenas intenciones, no
acompañadas del conocimiento, la mesura y la disposición para emplear una cabeza
fría al servicio de un corazón caliente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Un incremento de la
productividad marginal del trabajo del 3% anual parece un objetivo modesto, pero si se
lo hubiera obtenido en los últimos treinta años, sin "milagros" ni
devaluaciones salvajes, sin crecimientos espectaculares ni depresiones, sin
hiperinflaciones destructoras de los ahorros ni confiscaciones pseudo legales,
los salarios reales se habían duplicado (más exactamente, se habrían
multiplicado por 2,093). En un siglo, un incremento del 3% anual significa un
crecimiento per cápita de los ingresos y salarios reales promedios, de 16,58
veces<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[23]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Una tasa de crecimiento de la
productividad per cápita del 2% anual significa un incremento del 64% en
treinta años, y de 6,56 veces en un siglo. Tampoco son resultados
despreciables. Cien años parecen una eternidad, comparada con nuestras expectativas
vitales, pero son una fracción de segundo en perspectiva histórica. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Una distribución más
pareja del ingreso tiene sus límites. Por mucho que se haga en ese sentido, es
imposible que se torne 16 veces más igualitaria (o seis veces más igualitaria).
La impaciencia por lograrlo es la vía segura para el estancamiento y la
frustración de generaciones enteras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Lo anterior no significa
propiciar la resignación frente a la pobreza –en la mayor parte de los casos,
producto del populismo- sino tener claro que no se la combate con
grandilocuentes proclamas, hijas de la ignorancia económica –aunque sus
heraldos sean, en otros aspectos, personas de pulida cultura filosófica o
literaria- sino alentando el continuo incremento de la productividad del trabajo.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
¿De qué depende ese
incremento?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
De la
<b><i>acumulación
de capital, humano y no humano.<o:p></o:p></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i> Del
progreso tecnológico</i></b>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i>De la
subsistencia o mejoramiento del capital social</i></b>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Y eso sólo puede
obtenerse en forma continuada, dentro de un marco de libertad económica,
seguridad jurídica y protección del derecho de propiedad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 66.0pt; text-indent: -66.0pt;">
<b><u>La acumulación de capital no humano y el
progreso tecnológico</u></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El incremento de la
dotación de bienes de capital (verbi gratia, maquinarias de producción, equipos
de transporte, carreteras, puentes, centrales eléctricas, infraestructura vial,
equipos de telecomunicaciones, computadoras) per cápita (es decir, el
crecimiento de aquélla en una proporción superior al incremento de la oferta de
trabajo derivada del crecimiento vegetativo de la población), hace que el
trabajo sea relativamente más escaso, lo que genera tendencias hacia la elevación
de su precio relativo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si no hubiera progreso
tecnológico, sino simple adición de cantidades crecientes de bienes de capital,
mayores que el incremento de la oferta de trabajo, la ley de la productividad
marginal finalmente decreciente haría que el capital obtenga rendimientos
menores, mientras los salarios aumentan su participación en la renta nacional<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[24]</span></span><!--[endif]--></span></a>. La reducción de la productividad
marginal del capital dará lugar a una relación capital-producto mayor<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[25]</span></span><!--[endif]--></span></a>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El progreso tecnológico
aumenta la productividad marginal del trabajo –y por ende su retribución- pero
a diferencia de la simple acumulación de capital cualitativamente idéntico, no
lo hace a costa de la participación del capital en el ingreso, sino aumentando
la productividad marginal del capital en forma paralela. Al decir de Samuelson<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[26]</span></span><!--[endif]--></span></a>, "…el aumento de los salarios
reales en los últimos 100 años ha sido tal, que hace dudar que la presión
política y sindical sirva de mucho para explicarlo. Así, por ejemplo, durante
la década de 1920-1930 Estados Unidos conoció poca intervención económica procedente
del gobierno; los sindicatos eran débiles y los monopolios no perdían terreno,
y sin embargo los salarios reales ascendieron fuertemente. Análogamente, Japón
y Alemania han mostrado un gran aumento de los salarios reales al tiempo que
subía la productividad del trabajo, y ello en momentos en que sus respectivos
gobiernos más parecían favorecer a los patronos que a las masas trabajadoras. <i>Con el avance de la técnica y la creciente
acumulación de bienes de capital, <b>sería
verdaderamente extraño que los salarios reales no fueran subiendo una década
tras otra</b> a consecuencia de la misma competencia entre los empresarios por
atraer hacia sí la mano de obra. Quien no lo comprenda así es que no entiende
los elementos fundamentales de nuestra historia económica, pero de la historia
verdadera…".<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<i> </i>Analizando un gráfico que muestra
las tendencias de largo plazo, Samuelson evidencia que "…como el aumento
de la producción y del capital ha sido superior al del trabajo, el salario real
y la producción por hora trabajada se han elevado juntos, dejando
aproximadamente en la misma proporción las fracciones repartidas al trabajo y
al capital. El tipo de interés (o de beneficio) no da señales de rendimientos
decrecientes, ni la relación capital-producto muestra ascenso duradero".<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
"…La cercanía entre
las curvas de producción y de stock de capital nos dice que la relación
capital-producto no se ha elevado como en el modelo sencillo de intensificación
del capital<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[27]</span></span><!--[endif]--></span></a>; por el contrario…la relación
capital-producto se ha mantenido muy cercan a los 3 años…".<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
"…Fijémonos ahora
en las curvas del salario y del beneficio. El salario real se ha venido
elevando paulatinamente, tal como era de esperar visto el aumento de los bienes
de capital que cooperan con la mano de obra y vistas las favorables tendencias
técnicas imperantes…Los tipos de interés y de beneficio oscilan mucho con el
ciclo económico y con la guerra, pero no muestran una tendencia fuerte durante
todo el período…los cambios técnicos han compensado exactamente el descenso de
los rendimientos" (pág. 850).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Resumiendo las seis
tendencias básicas del crecimiento económico, expresa Samuelson (en negrilla en
el original):<o:p></o:p></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
<b>"Tendencia 1. La población ha
aumentado, pero en proporción mucho más modesta que el "stock" de
capital, lo que equivale a un "intensificación del capital".<o:p></o:p></b></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
<b>"Tendencia 2. Los salarios
reales han experimentado una fuerte tendencia alcista".<o:p></o:p></b></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
<b>"Tendencia 3. De acuerdo con
lo que a veces se llama la ley de Bowley, las fracciones relativas del PNN
repartidas al trabajo y a la propiedad han mostrado considerable estabilidad a
largo plazo (aunque quizás con ligeras señales de aumento a favor del
trabajo)".<o:p></o:p></b></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
<b>"Tendencia 4. En lugar de
presenciar el descenso del tipo de interés o de beneficio, lo que observamos es
su oscilación en el ciclo económico, pero sin registrar una decidida tendencia
alcista ni bajista en lo que va del siglo".<o:p></o:p></b></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
<b>"Tendencia 5. En lugar de
presenciar el constante aumento de la relación capital-producto según la
intensificación del capital atrae la ley de rendimientos decrecientes,
encontramos que esa relación se ha mantenido más o menos constante en el siglo
actual"</b>.<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[28]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>"…las tendencias 4 y 5 nos
avisan que la teoría neoclásica no puede cumplirse en forma estática. El tipo
de beneficio constante y la inmutabilidad de la relación capital-producto son
incompatibles con la ley, más fundamental, de los rendimientos decrecientes. <b><i>Nos
vemos obligados, pues, a introducir las innovaciones técnicas en nuestro
análisis neoclásico estático, si es que queremos explicar estos hechos dinámicos…La
tendencia hacia los rendimientos decrecientes queda exactamente compensada por
el desplazamiento técnico".<o:p></o:p></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i> </i></b>Ese esquema teórico, confirmado por
la experiencia de los países capitalistas avanzados, incluidos algunos del
sudeste asiático que hasta hace pocas décadas eran subdesarrollados (primero
Japón, luego Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Singapur) que conduce a
conclusiones optimistas en el largo plazo, <b><i>si</i></b> existe creación neta de capital,
también explica los círculos viciosos en que puede caer un país, normalmente
por los desatinos de sus gobernantes:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Si el incremento de la
oferta de trabajo derivado del simple crecimiento demográfico –entre 1,5% y 2%
anual- supera a la creación neta de capital –o en otros términos, si se reduce
el stock de capital por persona- el trabajo se convertirá en un factor
relativamente más abundante, el capital se tornará relativamente más escaso, y
los rendimientos decrecientes del trabajo tenderán a reducir su retribución y a
aumentar la participación relativa del capital en el ingreso nacional. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* El progreso
tecnológico, que en el modelo descripto por Samuelson para los países
desarrollados ha actuado compensando la intensificación del capital y
manteniendo su participación en el ingreso y producto –que de otra forma se
habría reducido como consecuencia de su abundancia relativa frente al trabajo-
cuando concurre con la escasez de capital y la abundancia de mano de obra, tenderá
a reducir la participación del trabajo en la renta nacional, aunque probablemente
no los salarios reales. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Si el incremento de
productividad derivado del progreso tecnológico no alcanza a compensar el
decrecimiento de la dotación de capital per cápita, el país se hará cada vez
más pobre, reduciéndose su ingreso per cápita.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los países que consumen
su capital y no incorporan nuevas tecnologías –que no necesariamente deben
estar generadas por investigadores locales ni producidas en el país- están
condenados a la pobreza, aunque ésta se distribuya uniformemente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><u>La escasa relevancia de que la
tecnología sea "propia"<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>En el pensamiento económico vulgar,
se suele enfatizar la supuesta importancia del desarrollo de una
"tecnología propia", sugerencia que va de la mano con su fomento por
el Estado, a través de la inversión pública en investigación, y las restricciones
o prohibiciones a la importación de tecnología. Pero la idea, partiendo de
concepciones falsas, conduce a conclusiones equivocadas y es objetable desde
distintos puntos de vista:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* En primer lugar,
supone que existe una relación mecánica o al menos predecible entre lo que gaste
el Estado en investigación, y los resultados que arroje ese gasto. El gobierno
–en particular en Argentina- no ha mostrado ser eficiente a la hora de gastar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Por lo demás, la
inventiva no es algo que se desarrolla porque el Estado lo quiera. Los
sucesivos gobiernos soviéticos hicieron lo imposible por fomentar el desarrollo
de tecnologías "propias" y, cuando se abrió al mundo, se supo que su
computación estaba atrasada, su industria automovilística era obsoleta, y que
no había desarrollado, salvo en la industria bélica, ningún invento competitivo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Una tercera objeción
es que no está claro qué ventaja diferencial obtendrá el país con las hipotéticas
invenciones futuras, respecto de los beneficios que obtendrían las empresas,
adquiriendo la tecnología ya existente. Supongamos que, después de 10 años, se
desarrolla en Argentina una hipercomputadora, o un vehículo propulsado por
alguna ignota fuente de energía que no se esté experimentando en el resto del
mundo. Supongamos –y eso es mucho suponer- que ese prodigio es una consecuencia
del fomento por el Estado de la investigación y desarrollo de tecnologías propias,
y no del azar o de la inventiva de talentos locales. Una vez descubierto, y si
es exitoso y rentable, toda empresa de cualquier parte del mundo podrá adquirir
esa tecnología, pagando el precio de ella. La evaluación del proyecto debe
comparar el valor actual de esas inversiones, con los hipotéticos resultados
futuros, y con el valor actual de la adquisición, con los fondos extraídos a
los particulares, de la tecnología que les plazca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Las propuestas parten
del supuesto implícito de que, una vez hipotéticamente descubiertas nuevas
tecnologías, "permanecerán en el país", es decir que el Estado
impedirá su transferencia al exterior. Dejando de lado la inconstitucionalidad
de la medida, es imposible: una vez que la tecnología se aplique a la
producción de bienes y servicios, nada impedirá que en el exterior se haga uso
de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
* Adquirir tecnología
que a otros les ha costado años desarrollar, lejos de ser muestra de una
mentalidad dependiente, es lo que hacen los empresarios, agricultores y
consumidores racionales. En la economía privada, las personas son más sensatas
que en sus opiniones políticas: la gente no se dedica a estudiar odontología,
para curar sus propias muelas, y ahorrar así el costo del dentista; no procura
mejorar por su cuenta –ni siquiera las grandes empresas- los sistemas
operativos de sus redes de computación; adquiere bienes de capital y de
consumo, y servicios, brindados por terceros. Si estos terceros lo brindan a un
costo menor que las hipotéticas maravillas que obtendrían desarrollando
tecnologías o bienes propios, las empresas y los individuos harán lo que hace
toda persona medianamente razonable, y que aprecie los beneficios de la
división del trabajo aunque no tenga estudios formales: adquirirá esa
tecnología pagando su costo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Siguiendo nuevamente a
Samuelson-Nordhauss (obra citada, p. 536), <o:p></o:p></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
"los
países pobres no tienen por qué crear Newtons modernos para descubrir la ley de
la gravedad; pueden estudiarla en cualquier libro de física. No tienen que
repetir los lentos y tortuosos inventos de la Revolución Industrial; pueden
comprar tractores, computadoras y telares automáticos que ni soñar pudieron
hacer los grandes comerciantes del pasado…El desarrollo histórico de Japón y
Estados Unidos lo muestra claramente. Japón se sumó tarde a la carrera
industrial…adoptando tecnologías extranjeras productivas, pasó a ser la segunda
economía industrial mayor del mundo, posición que ocupa actualmente. El caso de
Estados Unidos constituye un esperanzador ejemplo para el resto del mundo. Los
inventos clave de la industria del automóvil tuvieron su origen casi
exclusivamente fuera de Estados Unidos. No obstante, Ford y General Motors
aplicaron inventos extranjeros y se convirtieron en los líderes de la industria
automovilística".<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Más importante que una
tecnología propia, es un empresariado dinámico, e incentivos para el ahorro y
la inversión. Argentina ha tenido destacados premios Nobel, así como
científicos e investigadores de primer nivel, pero eso no ha mejorado
sustancialmente nuestro bienestar. En cambio, como señala Fukuyama –que
escribió obras mucho mejores que su divulgada y poco leída "El fin de la
historia"- <i>"Canadá, Nueva
Zelanda y Dinamarca son países que se han enriquecido a través de la agricultura,
las materias primas y otras industrias de baja tecnología. Nada indica que
ellos sean menos felices que otros, por no poseer una poderosa industria
doméstica de semiconductores o aeroespacial"</i><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><i><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[29]</span></span><!--[endif]--></i></span></a> <i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
Subyace en las teorías
simplistas sobre la investigación y el desarrollo, la idea de que el gasto en
esos rubros genera economías externas, que por hipótesis no serían apropiadas
totalmente por los inventores y las empresas que creen o para las cuales
trabajen (en otras palabras, que la comunidad obtendría una suerte de
"plusvalía" aprovechando el trabajo de sus científicos,
investigadores y empresas nacionales que desarrollen nuevos productos, procesos
y tecnologías). La ciencia económica más elemental nos dice, por el contrario,
que cobrarán por sus servicios el valor del producto marginal que agreguen, y
si se respeta el derecho de propiedad del inventor –como lo manda el art. 17 de
la Constitución Nacional- el país no se apropiará, a título gratuito, del fruto
de la inventiva particular.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El hecho de que
el Estado financie la investigación no debe confundirnos: los inventos o las
mejoras son fruto del trabajo, la imaginación, la inspiración o la suerte de
particulares, quienes si obtienen mejores productos o servicios, o incrementan
la productividad de los bienes de capital o de la agricultura, beneficiarán en
forma indirecta a la comunidad –a través de la reducción de precios o de las
mejoras en la cantidad o calidad- pero no sólo a la nuestra, sino a todo el
mundo. El efecto directo e inmediato, será una mejora de la retribución de los
inventores, investigadores y empresarios, acorde con su incrementada productividad<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[30]</span></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b><u>La educación y la salud (el capital
humano)<o:p></o:p></u></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b>En las economías modernas el
trabajo no calificado –es decir, el que no tiene agregados estudios formales o
capacitación formal o informal- es el que soporta más bajas retribuciones. A la
inversa, el trabajador educado obtiene mayores niveles de ingreso, porque su
productividad es superior, puede utilizar las nuevas tecnologías y mantenerse
actualizado en su aprovechamiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Sin embargo, lo mejor
que puede hacer el Estado no es el lugar común de –como se suele repetir
acríticamente- dar al gobierno una fuerte injerencia en la materia. Llevamos
décadas de predicar la importancia de la educación, y de asimilarla con el
gasto público en esa materia, y cada década se obtienen resultados más pobres
en materia educativa. Una de las explicaciones, es que las políticas para el sector
han privilegiado lo ideológico, o se han traducido en políticas y normas las
concepciones de ciertos funcionarios respecto de la "equidad", lo que
significa no castigar al alumno agresivo, violento, indisciplinado o reacio a
adecuarse a pautas de comportamiento civilizadas- ni premiar al que estudia y
se ajusta a aquéllas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En los hechos, muchos
aspectos de nuestra educación –no sólo la pública, sino la privada- están
estatizados: los planes de estudio son trazados por los ministerios de
educación; los "contenidos mínimos obligatorios" conforman una abrumadora
mayoría de las horas de clase que se dictan; la ideología de los funcionarios y
burócratas de la educación –casi sin excepciones, hostil al capitalismo- prima
sobre los derechos e intereses de los padres. Las instituciones privadas de
enseñanza tienen muy limitada su libertad de brindar contenidos nuevos,
distintos, o que contravengan la "religión oficial". <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ya es lejana en el tiempo
la polémica acerca de la educación católica en las escuelas públicas. Se ha
considerado, con toda razón, que no se puede imponer una determinada creencia a
los que tienen otras, o carecen de ellas. Pero nunca se piensa que imponer como
contenido obligatorio las ideas o ideologías de los funcionarios del Ministerio
de Educación es también una forma de "enseñanza religiosa". Una
religión atea y muchas veces antirreligiosa, pero con sus dogmas, sus excomulgados,
sus satanes y sus "vade retro", que se impone a los niños y
adolescentes sin importar las creencias o ideas de los padres. Refiriéndose al
horrible experimento de ingeniería social que fue la Unión Soviética, decía
Albert Camus, que no era precisamente un panegirista del capitalismo<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">[31]</span></span><!--[endif]--></span></a>, <i>"…esta fe activa en los representantes de la verdad es la única
que puede salvar al súbdito de los misteriosos estragos de la historia…la
utilidad directa de esta noción consiste en impedir la indiferencia en materia
de fe. Es la evangelización forzosa…la culpabilidad no está ya en el hecho,
sino en la simple ausencia de fe…".<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal">
<i> </i>Los Grandes Inquisidores del siglo
XX, aunque distantes de Torquemada, han sido benévolamente olvidados pues hoy
no es políticamente correcto hablar del comunismo. ¿Qué decía de ellos Camus?: <o:p></o:p></div>
<div class="CITAJURISPRUDENCIA0">
"Los Grandes Inquisidores rechazan
orgullosamente el pan del cielo y la libertad y ofrecen el pan de la tierra sin
la libertad…" (pág. 61)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Por supuesto, los tiempos
históricos no permiten –al menos por ahora- el lavado colectivo de cerebros.
Pero en la mentalidad de muchos ideólogos de la educación, tanto los credos
religiosos como la indiferencia burguesa o el rechazo de los padres a las
ideologías de los educadores, son obstáculos a su pretensión de moldear a los
jóvenes conforme con sus cosmovisiones filosóficas, ideológicas y políticas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<b> </b><o:p></o:p></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Caeteris paribus significa, en economía, "si todo lo demás permanece
igual". Si bien rara vez <i>todo</i><b> </b>permanece en idénticas
condiciones, así considerarlo es analíticamente indispensable. No sólo en
economía, sino en la física y en las ciencias, es necesario aislar determinados
elementos y considerarlos provisoriamente invariables o inexistentes, para
analizar el comportamiento de las magnitudes que varían. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
La elasticidad es una medida de la respuesta de la cantidad ofertada o demandada
frente a un aumento o reducción de precios, y matemáticamente se expresa así:<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie">
<u>&Q. P</u>.<u><o:p></o:p></u></div>
<div class="Textonotaalpie">
&P. Q<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie">
Cuando el incremento o reducción de Q (cantidad) frente
a un aumento o reducción de los precios es pequeño, nos hallamos frente a una
oferta (o demanda) rígida.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Marx, que había leído a los clásicos y respetaba especialmente a David Ricardo,
conocía la tendencia a la igualación de la tasa de beneficio. Aunque su idea
sobre la naturaleza del beneficio hoy se considera superada –pues se basa en la
teoría de la plusvalía- acertó en ese aspecto, pese a su fundamentación
equivocada. Escuchemos sus palabras: <i>"A
consecuencia de la diversa composición orgánica de los distintos capitales
invertidos en las distintas ramas de la producción, y a consecuencia, por
consiguiente, de la circunstancia que según el distinto porcentaje de la parte
variable en un capital total de cantidad determinada, capitales de igual
cantidad pondrán en movimiento muy distintas cantidades se trabajo, se
apropiarán también de muy distintas cantidades de supertrabajo o producirán
también muy distintas masas de plusvalía. En consecuencia, las cuotas de
beneficio que imperan en las distintas ramas de la producción son
originariamente muy distintas. Estas distintas cuotas de beneficio se
compensarán, por medio de la competencia, a una cuota general de beneficio que
será el promedio de todas esas cuotas de beneficio distinto" (Carlos Marx,
"El Capital", Segunda Sección del Libro III, págs. 1083-1084).<o:p></o:p></i></div>
<div class="Textonotaalpie">
La argumentación deja sin explicar por qué, si según el
autor, el beneficio se explica por la plusvalía, y sólo se obtiene plusvalía de
lo que él llama "capital variable" (suma destinada al pago de
salarios), los capitalistas invertirían en "capital constante" (la
parte del capital invertida en medios de producción, es decir, en materia
prima, materias auxiliares y medios de trabajo). La mecanización carecería de
sentido en ese esquema.<i><o:p></o:p></i></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Keneth Boulding, <i>"Análisis económico"</i>, 9ª edición española de
la cuarta edición norteamericana, 1967, Alianza Editorial S.A., Madrid, 1967,
págs. 82-86. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Mc Conell, <i>"Curso básico de economía"</i>, Ed. Aguilar, 5ª
edición, 1973, Biblioteca de Ciencias Sociales, cap. 2, págs. 36, 37, 39, 40<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
En economía, "caeteris paribus" es un condicionamiento para separar,
al efecto del análisis, los determinantes del movimiento de los precios.
Significa, que las restantes condiciones permanezcan invariables, y supone,
como todos los modelos, una abstracción de determinados componentes de la
realidad. Eso no significa que los modelos no sean realistas, sino que al
efecto del análisis, es imprescindible aislar las relaciones causales. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Se está estudiando el automóvil a propulsión con hidrógeno derivado, a la vez,
de alcoholes vegetales (<span style="text-transform: uppercase;">á</span>mbito Financiero,
suplemento Energía, <st1:date day="30" ls="trans" month="3" w:st="on" year="2006">30
de marzo de 2006</st1:date>, páginas IV y V). <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Keneth Boulding, <strong><span style="font-weight: normal;">"Análisis
Económico", 9ª edición española de la 4ª edición norteamericana, Edición
de Revista de Occidente en Alianza Editorial, pág. 171.</span></strong><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a>
En cuanto la falta de disposición del dinero supone privarse de los intereses
de él.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Si el especulador se endeuda para adquirir las mercaderías, pagando un interés.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Boulding, obra citada, págs. 171-173; <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn12">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Prescindiré por ahora de mi formación jurídica, y de la difícil, si no imposible,
concordancia con la Constitución de esas medidas, que requieren necesariamente
de un cuerpo de inspectores y de funcionarios que controlen, impongan sanciones,
y erijan a la administración en juez y fiscal. Los recursos ante el Poder Judicial,
si tienen efecto suspensivo, privan de eficacia al control administrativo, y si
no lo tienen, son inconstitucionales. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn13">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a>
En el capítulo anexo explicaré con más detalles la mecánica de la fijación de
precios de monopolio.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn14">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[14]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Es decir, el cambio en el ingreso total como consecuencia de vender una unidad
adicional. Al enfrentar una demanda inelástica, para vender más, tendría que
reducir el precio, con lo que el ingreso marginal será siempre menor que el
precio. Consecuentemente, el punto de igualación del costo marginal y el
ingreso marginal será de un precio mayor y una cantidad menor, que en un régimen
de competencia perfecta.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn15">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[15]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Y lo que no están arrimados
al poder se acostumbran a la violación de las normas, con una consecuencia
extraeconómica deletérea: inicialmente, se las viola para subsistir, pero la
constante transgresión acostumbra a muchos empresarios a incumplir no sólo las
leyes injustas, sino también las justas y los contratos. El desprestigio de la
ley arrastra al debilitamiento de todos los deberes jurídicos. El empresario
que cumple sus obligaciones legales y contractuales se encuentra en desventaja
frente al incumplidor, y en tales condiciones, la subsistencia y el éxito ya no
dependen de la eficiencia empresaria, sino de la falta de escrúpulos para
quebrantar el orden jurídico<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn16">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[16]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Los economistas de la escuela
austríaca –seguidores de Ludwig von Mises y de Friederik von Hayek- han
mantenido y mantienen una seria disidencia metodológica con la mayoría de los
economistas matemáticos neoclásicos, sea en los análisis de equilibrio parcial
de Marshall, o del equilibrio general de Wilfredo Pareto. Cuestionan que, en su
obsesión por esos inasibles resultados finales, se les escapa lo fundamental
que son los procesos dinámicos que apartan a la economía de ese equilibrio.<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie">
Volveré
sobre la cuestión, una vez que mis lectores se hayan adentrado en el análisis
de los procesos de mercado.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn17">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a>
A la fecha de publicación de este post la situación ha variado en Cuba, pero el
hecho de que la situación descripta se haya mantenido por tanto tiempo, y que
libertades tan elementales sean motivo de comentarios periodísticos, muestra el
ahogo de las libertades individuales que vivió y que sigue viviendo la perla
del Caribe.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn18">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[18]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Michael Heller, <i>"El hombre nuevo
soviético"</i>, edición en Argentina de Ed. Sudamericana-Planeta, 1985,
pág. 42.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn19">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref19" name="_ftn19" title=""></a> <span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[19]</span></span><!--[endif]--></span>
Jan Tinbergen (citado por Juan Carlos de Pablo, <i>"Macroeconomía"</i>, 1ª edición, 1991, Fondo de Cultura
Económica, pág. 799) es autor del teorema de que –en el mejor de los casos, no
existiendo incertidumbre, y cuando se persiguen metas fijas de política económica-
el logro simultáneo de determinadas metas independientes de política económica
requiere el empleo de igual número de instrumentos de política económica.<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie">
En condiciones de incertidumbre, y cuando se persiguen
metas distintas y variables de política económica, se necesitan más
instrumentos que objetivos (obra citada, p. 800). <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn20">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[20]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Samuelson-Nordhauss, obra citada, capítulo 27, págs. 523 y ss. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn21">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[21]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Samuelson-Nordhauss (obra citada, pág. 525) dicen: <i>"En conjunto, el ritmo estimado de crecimiento de la productividad
total de los factores de la Unión Soviética en los cincuenta años anteriores a
su caída fue más lento que el de Estados Unidos y otras grandes economías de
mercado. La capacidad del gobierno central para obligar a dedicar una parte de
la producción a inversión (y por lo tanto, detraerla del consumo), compensa la
ineficiencia del sistema".</i><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn22">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Las curvas de ingreso marginal y de costo
marginal son las derivadas de las curvas de costo total e ingreso total, y en
el punto en que mayor es la distancia entre ambas curvas –es decir, cuando el
beneficio es máximo- coinciden sus pendientes o, en otras palabras, el costo
marginal es igual al ingreso marginal (Alpha Chiang, Métodos
fundamentales de economía matemática", McGraw-Hill, traducción española de
la 3ª edición de inglés, pág. 251:
"Una de las primeras cosas que un estudiante de económicas aprende es que,
en orden a maximizar el beneficio, una empresa debe igualar el coste marginal
al ingreso marginal…"). <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn23">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[23]</span></span><!--[endif]--></span></a>
La fórmula del crecimiento es (1 + r)<sup>n</sup><sub>, </sub>siendo r la tasa
de crecimiento anual, y n el número de períodos. Como el crecimiento es exponencial
–pues todo incremento se produce respecto del incremento anterior- los
resultados que arroja un crecimiento a tasas nominalmente modestas son espectaculares.<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie">
Esos resultados en el largo plazo nos deben alentar y
alertar: alentar, porque basta con crecer a tasas normales, para mejorar las
condiciones de vida de la mayoría; y porque cuando se parte de niveles más
bajos, es probable obtener tasas de crecimiento superiores. Pero nos deben
alertar sobre los frecuentes fraudes estadísticos, de naciones cuyos
gobernantes se las arreglan siempre para que figuren en las estadísticas de la
contabilidad nacional, crecimientos "a tasas asiáticas",
inconsistentes con los pobres o nulos resultados que se advierten en el largo
plazo.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn24">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[24]</span></span><!--[endif]--></span></a>
<b>Paul Samuelson</b>, <i>"Curso de Economía Moderna"</i>, decimosexta edición, cuarta
reimpresión, edición española de Aguilar S.A., 1971, págs. 598, 603 y 845<b>; Campbell Mc Conell</b>, <i>"Curso Básico de Economía"</i>,
Ed. Aguilar, Biblioteca de Ciencias Sociales, 2ª edición española, 1975, pág.
702<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn25">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[25]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Paul Samuelson, obra citada, pág. 845<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn26">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[26]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Obra citada, pág. 847.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn27">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref27" name="_ftn27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[27]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Es decir, un modelo con acumulación de capital sin cambios cualitativos en su
composición tecnológica.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn28">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[28]</span></span><!--[endif]--></span></a>
En otras palabras, el progreso técnico compensó exactamente el efecto erosivo
que la ley de rendimientos decrecientes habría tenido, de lo contrario, sobre
el rendimiento del capital.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn29">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[29]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Francis Fukuyama, <i>"Confianza. Las
virtudes sociales y la capacidad de generar prosperidad",</i> Editorial
Atlántida, Buenos Aires, 1995, pág. 374.<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn30">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[30]</span></span><!--[endif]--></span></a>
<b>E.J. Mishan, </b><i>"Falacias económicas populares",</i> traducción al castellano
de Ediciones Orbis S.A., 1984, págs. 195 y ss. <span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn31">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/EL%20MERCADO%20NOTEBOOK%2017-5-2015.doc#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">[31]</span></span><!--[endif]--></span></a>
"El hombre
rebelde", Editorial Losada, Buenos Aires, Biblioteca Clásica y
Contemporánea, 14ª edición, pág. 226-227<i><o:p></o:p></i></div>
</div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-38230463731883154432014-11-21T18:59:00.001-08:002020-04-08T14:34:22.570-07:00HAYEK: POR QUÉ LOS PEORES LLEGAN AL PODER<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<h1 class="headTitle" style="background-color: white; font-family: 'New Century Schoolbook', serif; font-size: 20px; line-height: 1.3em; margin-bottom: 0.5em; margin-top: 0px;">
Para quienes piensen que la pésima calidad de nuestra clase política es una singularidad argentina, transcribo el capítulo X de la obra de Friederik von Hayek, "Camino hacia la servidumbre",</h1>
<div>
<br /></div>
<h1 class="headTitle" style="background-color: white; font-family: 'New Century Schoolbook', serif; font-size: 20px; line-height: 1.3em; margin-bottom: 0.5em; margin-top: 0px;">
Capítulo X</h1>
<h2 class="subheadTitle" style="background-color: white; font-family: 'New Century Schoolbook', serif; font-size: 20px !important; line-height: 1.3em; margin: 0px; width: 422px;">
Por qué los peores se colocan a la cabeza</h2>
<div class="cit" style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" xmlns:php="http://php.net/xsl" xmlns:x="http://www.w3.org/1999/xhtml">
<div style="margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Todo poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.</div>
<span style="display: block; line-height: 0.75;"></span></div>
<div style="margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Lord Acton<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_237" name="237" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[237]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Tenemos que examinar ahora una creencia de la que obtienen consuelo muchos que consideran inevitable el advenimiento del totalitarismo y que debilita seriamente la resistencia de otros muchos que se opondrían a él con toda su fuerza si aprehendieran plenamente su naturaleza. Es el creer que los rasgos más repulsivos de los regímenes totalitarios se deben al accidente histórico de haberlos establecido grupos de guardias negros y criminales. Seguramente, se arguye, si la creación del régimen totalitario en Alemania elevó al poder a los Streichers y Killingers, los Leys y Heines, los Himmlers y Heydrichs, ello puede probar la depravación del carácter alemán, pero no que la subida de estas gentes sea la necesaria consecuencia de un sistema totalitario.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_238" name="238" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[238] </a>¿Es que el mismo tipo de sistema, si fuera necesario para lograr fines importantes, no podrían instaurarlo gentes decentes, para bien de la comunidad general?</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>No vamos a engañarnos a nosotros mismos creyendo que todas las personas honradas tienen que ser demócratas o es forzoso que aspiren a una participación en el gobierno. Muchos preferirían, sin duda, confiarla a alguien a quien tienen por más competente. Aunque pueda ser una imprudencia, no hay nada malo ni deshonroso en aprobar una dictadura de los buenos. El totalitarismo, podemos ya oír, es un poderoso sistema lo mismo para el bien que para el mal, y el propósito que guíe su uso depende enteramente de los dictadores. Y quienes piensan que no es el sistema lo que debemos temer, sino el peligro de que caiga en manos de gente perversa, pueden incluso verse tentados a conjurar este peligro procurando que un hombre honrado se adelante a establecerlo.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Sin duda, un sistema «fascista» inglés diferiría muchísimo de los modelos italiano o alemán; sin duda, si la transición se efectuara sin violencia, podríamos esperar que surgiese un tipo mejor de dirigente.Y si yo tuviera que vivir bajo un sistema fascista, sin ninguna duda preferiría vivir bajo uno instaurado por ingleses que bajo el establecido por otros hombres cualesquiera. Sin embargo, todo esto no significa que, juzgado por nuestros criterios actuales, un sistema fascista británico resultase, en definitiva, ser muy diferente o mucho menos intolerable que sus prototipos.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Hay fuertes razones para creer que los que nos parecen los rasgos peores de los sistemas totalitarios existentes no son subproductos accidentales, sino fenómenos que el totalitarismo tiene que producir por fuerza más temprano o más tarde. De la misma manera que el gobernante democrático que se dispone a planificar la vida económica tendrá pronto que enfrentarse con la alternativa de asumir poderes dictatoriales o abandonar sus planes, así el dictador totalitario pronto tendrá que elegir entre prescindir de la moral ordinaria o fracasar. Esta es la razón de que los faltos de escrúpulos y los aventureros tengan más probabilidades de éxito en una sociedad que tiende hacia el totalitarismo. Quien no vea esto no ha advertido aún toda la anchura de la sima que separa al totalitarismo de un régimen liberal, la tremenda diferencia entre la atmósfera moral que domina bajo el colectivismo y la naturaleza esencialmente individualista de la civilización occidental.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Las «bases morales del colectivismo» se han discutido mucho en el pasado, naturalmente; pero lo que nos importa aquí no son sus bases, sino sus resultados morales. Las discusiones corrientes sobre los aspectos éticos del colectivismo, o bien se refieren a si el colectivismo es reclamado por las convicciones morales del presente, o bien analizan qué convicciones morales se requerirían para que el colectivismo produjese los resultados esperados. Nuestra cuestión, empero, estriba en saber qué criterios morales producirá una organización colectivista de la sociedad, o qué criterios imperarán probablemente en ella. La interacción de moral social e instituciones puede muy bien tener por efecto que la ética producida por el colectivismo sea por completo diferente de los ideales morales que condujeron a reclamar un sistema colectivista. Aunque estemos dispuestos a pensar que, cuando la aspiración a un sistema colectivista surge de elevados motivos morales, este sistema tiene que ser la cuna de las más altas virtudes, la verdad es que no hay razón para que un sistema realce necesariamente aquellas cualidades que sirven al propósito para el que fue creado. Los criterios morales dominantes dependerán, en parte, de las características que conducirán a los individuos al éxito en un sistema colectivista o totalitario, y en parte, de las exigencias de la máquina totalitaria.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Tenemos que retornar por un momento a la etapa que precede a la supresión de las instituciones democráticas y a la creación de un régimen totalitario. En este punto, la general demanda de acción resuelta y diligente por parte del Estado es el elemento dominante en la situación, y el disgusto por la lenta y embarazosa marcha del procedimiento democrático convierte la acción por la acción en objetivo. Entonces, el hombre o el partido que parece lo bastante fuerte y resuelto para «hacer marchar las cosas» es quien ejerce la mayor atracción. «Fuerte», en este sentido, no significa sólo una mayoría numérica; es la ineficacia de las mayorías parlamentarias lo que tiene disgustada a la gente. Lo que ésta buscará es alguien con tan sólido apoyo que inspire confianza en que podrá lograr todo lo que desee. Entonces surge el nuevo tipo de partido, organizado sobre líneas militares.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>En los países de Europa central, los partidos socialistas habían familiarizado a las masas con las organizaciones políticas de carácter paramilitar encaminadas a absorber lo más posible de la vida privada de sus miembros. Todo lo que se necesitaba para dar a un grupo un poder abrumador era llevar algo más lejos el mismo principio, buscar la fuerza, no en los votos seguros de masas ingentes, en ocasionales elecciones, sino en el apoyo absoluto y sin reservas de un cuerpo menor, pero perfectamente organizado. La probabilidad de imponer un régimen totalitario a un pueblo entero recae en el líder que primero reúna en derredor suyo un grupo dispuesto voluntariamente a someterse a aquella disciplina totalitaria que luego impondrá por la fuerza al resto.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Aunque los partidos socialistas tenían poder para lograrlo todo si hubieran querido hacer uso de la fuerza, se resistieron a hacerlo. Se habían impuesto a sí mismos, sin saberlo, una tarea que sólo el cruel, dispuesto a despreciar las barreras de la moral admitida, puede ejecutar.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Por lo demás, muchos reformadores sociales del pasado sabían por experiencia que el socialismo sólo puede llevarse a la práctica por métodos que desaprueban la mayor parte de los socialistas. Los viejos partidos socialistas se vieron detenidos por sus ideales democráticos; no poseían la falta de escrúpulos necesaria para llevar a cabo la tarea elegida. Es característico que, tanto en Alemania como en Italia, al éxito del fascismo precedió la negativa de los partidos socialistas a asumir las responsabilidades del gobierno. Les fue imposible poner entusiasmo en el empleo de los métodos para los que habían abierto el camino. Confiaban todavía en el milagro de una mayoría concorde sobre un plan particular para la organización de la sociedad entera. Pero otros habían aprendido ya la lección, y sabían que en una sociedad planificada la cuestión no podía seguir consistiendo en determinar qué aprobaría una mayoría, sino en hallar el mayor grupo cuyos miembros concordasen suficientemente para permitir una dirección unificada de todos los asuntos; o, de no existir un grupo lo bastante amplio para imponer sus criterios, en cómo crearlo y quién lo lograría.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Hay tres razones principales para que semejante grupo, numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen, probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad. Con relación a nuestros criterios, los principios sobre los que podrá seleccionarse un grupo tal serán casi enteramente negativos.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>En primer lugar, es probablemente cierto que, en general, cuanto más se eleva la educación y la inteligencia de los individuos, más se diferencian sus opiniones y sus gustos y menos probable es que lleguen a un acuerdo sobre una particular jerarquía de valores. Corolario de esto es que si deseamos un alto grado de uniformidad y semejanza de puntos de vista, tenemos que descender a las regiones de principios morales e intelectuales más bajos, donde prevalecen los más primitivos y «comunes» instintos y gustos. Esto no significa que la mayoría de la gente tenga un bajo nivel moral; significa simplemente que el grupo más amplio cuyos valores son muy semejantes es el que forman las gentes de nivel bajo. Es, como si dijéramos, el mínimo común denominador lo que reúne el mayor número de personas. Si se necesita un grupo numeroso lo bastante fuerte para imponer a todos los demás sus criterios sobre los valores de la vida, no lo formarán jamás los de gustos altamente diferenciados y desarrollados; sólo quienes constituyen la «masa», en el sentido peyorativo de este término, los menos originales e independientes, podrán arrojar el peso de su número en favor de sus ideales particulares.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Sin embargo, si un dictador potencial tiene que confiar enteramente sobre aquellos que, por sus instintos sencillos y primitivos, resultan ser muy semejantes, su número difícilmente podrá dar suficiente empuje a sus esfuerzos. Tendrá que aumentar el número, convirtiendo más gentes al mismo credo sencillo.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Entra aquí el segundo principio negativo de selección: será capaz de obtener el apoyo de todos los dóciles y crédulos, que no tienen firmes convicciones propias, sino que están dispuestos a aceptar un sistema de valores confeccionado si se machaca en sus orejas con suficiente fuerza y frecuencia. Serán los de ideas vagas e imperfectamente formadas, los fácilmente modelables, los de pasiones y emociones prontas a levantarse, quienes engrosarán las filas del partido totalitario.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Con el esfuerzo deliberado del demagogo hábil, entra el tercero y quizá más importante elemento negativo de selección para la forja de un cuerpo de seguidores estrechamente coherente y homogéneo. Parece casi una ley de la naturaleza humana que le es más fácil a la gente ponerse de acuerdo sobre un programa negativo, sobre el odio a un enemigo, sobre la envidia a los que viven mejor, que sobre una tarea positiva. La contraposición del «nosotros » y el «ellos», la lucha contra los ajenos al grupo, parece ser un ingrediente esencial de todo credo que enlace sólidamente a un grupo para la acción común. Por consecuencia, lo han empleado siempre aquellos que buscan no sólo el apoyo para una política, sino la ciega confianza de ingentes masas. Desde su punto de vista, tiene la gran ventaja de concederles mayor libertad de acción que casi ningún programa positivo. El enemigo, sea interior, como el «judío» o el «kulak», o exterior, parece ser una pieza indispensable en el arsenal de un dirigente totalitario.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Que el judío viniera a ser en Alemania el enemigo, hasta que las «plutocracias » ocuparon su sitio, fue, lo mismo que la selección del kulak en Rusia, el resultado del resentimiento anticapitalista sobre el que se basa el movimiento entero. En Alemania y Austria llegó a considerarse al judío como representativo del capitalismo, porque un tradicional despego de amplios sectores de la población hacia las ocupaciones comerciales hizo más accesibles éstas a un grupo que había sido prácticamente excluido de las ocupaciones tenidas en más estima. Es la vieja historia de la raza extranjera, sólo admitida para los oficios menos respetados, y más odiada aún por el hecho de practicarlos. Que el antisemitismo y el anticapitalismo alemanes surgiesen de la misma raíz, es un hecho de gran importancia para comprender lo que sucedió allí; pero rara vez lo han comprendido los observadores extranjeros.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Considerar la tendencia universal de la política colectivista a volverse nacionalista como debida por entero a la necesidad de asegurarse un resuelto apoyo, sería despreciar otro y no menos importante factor. Incluso cabe dudar que se pueda concebir con realismo un programa colectivista como no sea al servicio de un grupo limitado, que el colectivismo pueda existir en otra forma que como alguna especie de particularismo, sea nacionalismo, racismo o clasismo. La creencia en la comunidad de fines e intereses entre camaradas parece presuponer un mayor grado de semejanza de ideas y creencias que el que existe entre los hombres en cuanto simples seres humanos.Aunque sea imposible conocer personalmente a todos los miembros de nuestro grupo, por lo menos han de ser del mismo tipo que los que nos rodean y han de hablar y pensar de la misma manera y sobre las mismas cosas, para que podamos identificarnos con ellos. El colectivismo a escala mundial parece ser inimaginable, si no es al servicio de una pequeña elite. Daría lugar, ciertamente, no sólo a problemas técnicos, sino, sobre todo, a problemas morales que ninguno de nuestros socialistas desea afrontar. Si el proletariado inglés tiene derecho a una participación igualitaria sobre la renta obtenida actualmente de los recursos en capital de Inglaterra y sobre la intervención de su uso, porque es el resultado de una explotación, por el mismo principio todos los indios tendrían derecho, no sólo a la renta, sino también al uso de una parte proporcional del capital británico.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Pero, ¿cuáles son los socialistas que se proponen seriamente una división igualitaria entre la población del mundo entero de los recursos en capital existentes? Todos consideran el capital como perteneciente no a la humanidad, sino a la nación; y, aun dentro de la nación, pocos se arriesgarían a defender que debe privarse de «su» equipo de capital a las regiones ricas para ayudar a las regiones más pobres. Lo que los socialistas proclaman que se les debe a los camaradas en cualquier país, no están dispuestos a concedérselo al extranjero. Desde un punto de vista colectivista, si se es consecuente, las pretensiones de las naciones «desheredadas», acerca de una nueva división del mundo, están enteramente justificadas; pero si se fuese también consecuente en su aplicación, las que la demandan con más estrépito perderían con ello casi tanto como las más ricas naciones. Por lo mismo, tienen buen cuidado en no basar sus pretensiones en principios igualitarios, sino en su pretendida superioridad para organizar a otros pueblos.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Una de las contradicciones inherentes a la filosofía colectivista está en que, como descansa en la moral social humanitaria que el individualismo ha desarrollado, sólo puede practicarse dentro de un grupo relativamente pequeño. Que el socialismo sea internacionalista en tanto permanece dentro de la teoría, y que tan pronto como se lleva a la práctica, sea en Rusia o en Alemania, se torne violentamente nacionalista, es una de las razones por las que el «socialismo liberal», que es como la mayoría del mundo occidental se imagina el socialismo, tiene que mantenerse en el plano de la teoría pura, mientras que la práctica del socialismo es totalitaria en todas partes.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_239" name="239" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[239]</a>El colectivismo no tiene sitio para el amplio humanitarismo liberal, sino tan sólo para el estrecho particularismo de los totalitarios.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Si la «comunidad» o el Estado son antes que el individuo; si tienen fines propios, independientes y superiores a los individuales, sólo aquellos individuos que laboran para dichos fines pueden ser considerados como miembros de la comunidad. Consecuencia necesaria de este criterio es que a una persona sólo se la respeta en cuanto miembro del grupo; es decir, sólo si trabaja y en cuanto trabaja para los fines considerados comunes, y su plena dignidad le viene de su condición de miembro y no simplemente de ser hombre. En realidad, los conceptos mismos de humanidad y, por consiguiente, de internacionalismo, en cualquiera de sus formas, son por entero productos de la concepción individualista del hombre, y no hay lugar para ellos en un sistema ideológico colectivista.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_240" name="240" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[240]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Aparte del hecho fundamental de no poder extenderse la comunidad del colectivismo sino hasta donde llegue o pueda crearse la unidad de propósito de los individuos, varios factores contribuyen a reforzar la tendencia del colectivismo a hacerse particularista y cerrado. De éstos, uno de los más importantes radica en que, como la aspiración del individuo a identificarse con un grupo es muy frecuentemente el resultado de un sentimiento de inferioridad, su aspiración sólo podrá satisfacerse si la condición de miembro del grupo le confiere alguna superioridad sobre los extraños.A veces, al parecer, es un aliciente más para sumergir la personalidad en la del grupo el hecho de que los violentos instintos que el individuo sabe ha de refrenar dentro del grupo pueden recibir rienda suelta en la acción colectiva contra el extraño.Hay una profunda verdad en el título del libro de R. Niebuhr <span style="font-style: italic;">Hombre moral y sociedad inmoral</span>, aunque apenas podamos seguir al autor en las conclusiones que extrae de su tesis. Existe, sin duda, como dice en algún lugar, «una creciente tendencia en el hombre moderno a imaginarse que su propia conducta se ajusta a una ética porque ha delegado sus vicios en grupos cada vez más amplios».<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_241" name="241" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[241] </a>Cuando actúan en nombre de un grupo, las gentes parecen liberadas de muchas de las restricciones morales que dominan su conducta como individuos dentro del grupo.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>La clara actitud antagonista que la mayor parte de los planificadores adopta frente al internacionalismo se explica, además, por el hecho de que en el mundo actual todos los contactos exteriores de un grupo son obstáculos para que aquéllos planifiquen eficazmente la esfera en que pueden intentarlo. No es, pues, una casualidad que el recopilador de uno de los más amplios estudios colectivos sobre la planificación haya descubierto con tristeza que «la mayor parte de los “planificadores” son nacionalistas militantes».<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_242" name="242" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[242]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Las inclinaciones nacionalista e imperialista de los planificadores socialistas, mucho más frecuentes de lo que en general se reconoce, no están siempre tan patentes como, por ejemplo, en el caso de los Webbs y algunos otros de los primeros fabianos, cuyo entusiasmo por la planificación se combina característicamente con la veneración por todas las unidades políticas grandes y poderosas y el desdén hacia los Estados pequeños. El historiador Élie Halévy, hablando de su primer encuentro con los Webbs, hace cuarenta años, refiere que el socialismo de éstos era profundamente antiliberal. No odiaban a los <span style="font-style: italic;">tories</span>, antes bien, eran extraordinariamente indulgentes para ellos; pero no concedían perdón al liberalismo gladstoniano. Era el tiempo de la guerra de los boers, y tanto los liberales avanzados como los hombres que comenzaban a formar el partido laborista habían apoyado generosamente a los boers contra el imperialismo británico en nombre de la libertad y la humanidad. Pero los dos Webbs y su amigo Bernard Shaw se mantuvieron aparte. Fueron ostentosamente imperialistas. La independencia de las pequeñas naciones podía significar algo para el individualista liberal; no significaba nada para colectivistas como ellos. Puedo todavía oír a Sidney Webb explicándome que el futuro pertenecía a las grandes naciones administradoras, donde los funcionarios gobiernan y la policía conserva el orden. Y el mismo Halévy cita a Bernard Shaw, quien argumentaba, por la misma época, que «el mundo es por necesidad de los Estados grandes y poderosos, y que los pequeños deben abrirles sus fronteras, o serán aniquilados».<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_243" name="243" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[243]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>He citado por extenso estos pasajes, que no sorprenderían en una exposición de los antepasados alemanes del nacionalsocialismo, porque suministran un tan característico ejemplo de esa glorificación del poder que con facilidad conduce del socialismo al nacionalismo y que afecta profundamente a los criterios éticos de todos los colectivistas. Por lo que a los derechos de las pequeñas naciones se refiere, Marx y Engels apenas fueron mejores que la mayoría de los colectivistas consecuentes, y las opiniones que ocasionalmente expresaron sobre los checos o los polacos recuerdan las de los nacionalsocialistas actuales.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_244" name="244" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[244]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Mientras a los grandes escritores políticos individualistas del siglo XIX, a Lord Acton o a Jacob Burckhardt, y hasta a los socialistas contemporáneos nuestros que, como Bertrand Russell, han heredado la tradición liberal, el poder en sí les ha parecido siempre el archidiablo, para el colectivista puro es por sí mismo una meta.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_245" name="245 " style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[245 ] </a>No es sólo, como Russell lo ha descrito con tanto acierto, que el deseo de organizar la vida social conforme a un plan unitario surja automáticamente y en gran parte de un afán de poder.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_246" name="246" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[246] </a>Es, más aún, el resultado de la necesidad en que se ven los colectivistas, para alcanzar su meta, de crear un poder —el poder de unos hombres sobre otros hombres— de magnitud jamás antes conocida, y la consecuencia de que su éxito depende de la medida en que logren este poder.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Ello es así aunque muchos socialistas liberales se guíen en sus esfuerzos por la trágica ilusión de creer que para extinguir el poder basta con privar a los individuos particulares del que poseen en un sistema individualista, y transferirlo a la sociedad. Lo que escapa a todos los que así argumentan es que, al concentrar el poder de tal modo que pueda ponerse al servicio de un único plan, no se transfiere tan sólo, sino que se aumenta infinitamente; al reunir en las manos de un organismo único el poder que antes se repartía independientemente entre muchos, se crea un poder infinitamente mayor que el que antes existía, casi tan acrecido en alcance como diferente en naturaleza. Es enteramente falaz argüir, como se hace a veces, que el gran poder ejercido por una Oficina de Planificación Central «no sería mayor que el poder colectivamente ejercido por los consejos de administración de las empresas privadas».<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_247" name="247" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[247] </a>En una sociedad en régimen de competencia no hay nadie que pueda usar ni siquiera una pequeña fracción del poder que disfrutaría una oficina de planificación socialista, y si nadie puede conscientemente ejercer este poder, es un abuso del lenguaje asegurar que aquél equivale al de todos los capitalistas sumados.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_248" name="248" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[248] </a>Es un simple juego de palabras hablar del «poder colectivamente ejercido por los consejos de administración de las empresas privadas», en tanto éstas no se combinen en una acción concertada; lo que, por lo demás, significaría el final de la competencia y la creación de una economía planificada. Dividir o descentralizar el poder significa necesariamente reducir la cuantía absoluta del poder,y el sistema de la competencia es el único sistema dirigido a hacer mínimo, por descentralización, el poder que los hombres ejercen sobre los hombres.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Hemos visto ya por qué la separación de los fines económicos y los políticos es una garantía esencial de la libertad individual, y por qué es consecuentemente atacada por todos los colectivistas. A esto tenemos que añadir ahora que la «sustitución del poder económico por el político», tan a menudo demandada hoy, significa necesariamente la sustitución de un poder que es siempre limitado por otro del que no hay escape. Lo que se llama poder económico, aunque es cierto que puede ser un instrumento de coerción, jamás es, en las manos de los particulares, poder exclusivo o completo, poder sobre la vida entera de una persona. Pero centralizado como un instrumento de poder político, crea un grado de dependencia que apenas se distingue de la esclavitud.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>De los dos rasgos centrales de todo sistema colectivista, la necesidad de un conjunto de fines comúnmente aceptados por el grupo y el supremo deseo de dar al grupo el poder máximo para alcanzar estos fines, surge un sistema de moral social definido, que en algunos puntos coincide, y en otros choca violentamente con el nuestro, pero que difiere de éste en un punto por el cual es dudoso que podamos llamarlo una moral social: es el de privar a la conciencia individual de toda libertad para aplicar sus propias normas y ni siquiera dar unas normas generales que se obliga o se permite al individuo observar en todas las circunstancias. Esto hace de la moral social colectivista algo tan diferente de lo que nosotros hemos conocido con este nombre, que nos resulta difícil descubrir algún principio en ella.Y, sin embargo, lo posee.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>La diferencia de principio es casi la misma que ya consideramos en relación con el Estado de Derecho. Como la ley formal, las reglas de la ética individualista, por imprecisas que puedan ser en muchos aspectos, son generales y absolutas; prescriben o prohíben un tipo general de acción, sin considerar si en cada caso particular el fin último es bueno o malo. Defraudar o robar, torturar o traicionar una confidencia, se considera malo, sin atención a que en el caso particular se siga o no de ello un daño. Ni el hecho de que en un cierto caso nadie pueda resultar perjudicado por ello, ni cualquier alto propósito por el cual se hubiere cometido este acto, puede alterar el hecho de que es malo. Aunque a veces nos veamos forzados a elegir entre diferentes males, éstos siguen siendo males.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>El principio de que el fin justifica los medios se considera en la ética individualista como la negación de toda moral social. En la ética colectivista se convierte necesariamente en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve «al bien del conjunto», porque el «bien del conjunto» es el único criterio, para él, de lo que debe hacerse. <span style="font-style: italic;">La raison d’état</span>, en la que ha encontrado su más explícita formulación la ética colectivista, no conoce otro límite que el fijado por la oportunidad; es decir, por la adecuación del acto particular al fin perseguido. Y lo que<span style="font-style: italic;"> la raison d’état</span> afirma respecto a las relaciones entre los diferentes países se aplica igualmente a las relaciones entre los diferentes individuos dentro del Estado colectivista. No puede haber límite a lo que su ciudadano debe estar dispuesto a hacer, ni acto que su conciencia pueda impedirle cometer, si es necesario para un fin que la comunidad se ha propuesto o que sus superiores le ordenan cumplir.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>La ausencia de unas normas formales absolutas en la ética colectivista no significa, por lo demás, que no existan en el individuo algunos hábitos provechosos que una comunidad colectivista fomentará, y otros que combatirá. Muy al contrario, pondrá mucho más interés en los hábitos de vida del individuo que una comunidad individualista. Ser miembro útil de una sociedad colectivista exige cualidades muy definidas, que han de reforzarse mediante una práctica constante. La razón por la que designamos estas cualidades como «hábitos provechosos», y difícilmente podemos considerarlas como virtudes morales, es que jamás se permitiría al individuo poner estas normas por encima de cualquier mandato definido o convertirlas en un obstáculo para el logro de cualquier particular objetivo de su comunidad. Sólo sirven, por así decirlo, para llenar cualquier vacío que puedan dejar las órdenes directas o la designación de objetivos particulares, pero jamás pueden justificar un conflicto con la voluntad de la autoridad.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Las diferencias entre las virtudes que continuarán estimándose bajo un sistema colectivista y las que desaparecerán, se ponen bien de manifiesto por la comparación de las virtudes que incluso sus mayores enemigos admiten que los alemanes, o quizá mejor el «prusiano típico», poseen, y aquellas que, según la opinión común, les faltan y que el pueblo inglés, con alguna justificación, se ufana de poseer en grado sobresaliente. Pocas personas negarán que los alemanes, en general, son industriosos y disciplinados, directos y enérgicos hasta llegar a la rudeza, concienzudos y tenaces en cualquier tarea que emprendan, que poseen un fuerte sentido del orden y del deber que muestran una estricta obediencia a la autoridad y que a menudo revelan una gran disposición para sacrificarse personalmente y un gran valor ante el peligro físico. Todo ello hace del alemán un instrumento eficiente para llevar a término una tarea asignada, y han sido cuidadosamente educados de acuerdo con ello en el viejo Estado prusiano y en el nuevo Reich dominado por Prusia. Lo que a menudo se piensa que falta al «alemán típico» son las virtudes individualistas de la tolerancia y el respeto para otros individuos y sus opiniones, de la independencia de juicio y la entereza de carácter y disposición para defender sus propias convicciones frente a un superior, que los mismos alemanes, en general conscientes de su carencia, llaman <span style="font-style: italic;">Zivilcourage</span>, de la consideración hacia el débil y el enfermo y de aquel sano desprecio y desagrado del poder que sólo una vieja tradición de libertad personal puede crear. También parecen mal dotados de la mayoría de aquellas pequeñas pero, sin embargo, tan importantes cualidades que facilitan el trato entre hombres en una sociedad libre: cortesía y sentido del humor, modestia personal, respeto a la vida privada de los demás y confianza en las buenas intenciones de su vecino.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Después de lo que ya hemos dicho, no causará sorpresa que estas virtudes individualistas sean, a la vez, virtudes sociales eminentes, virtudes que suavizan los contactos sociales y que hacen menos necesaria y, a la par, más difícil la intervención desde arriba. Son virtudes que florecen donde ha prevalecido el tipo de sociedad individualista o comercial, y que faltan cuando predomina la sociedad militar o colectivista; una diferencia que es, o fue, tan perceptible entre las diversas regiones de Alemania, como lo es ahora entre los criterios que imperan en Alemania y los característicos del Occidente. Hasta hace poco, por lo menos en aquellas partes de Alemania que estuvieron más tiempo expuestas a las fuerzas civilizadoras del comercio, las viejas ciudades comerciales del sur y el oeste y las ciudades anseáticas, los conceptos morales generales eran, probablemente, mucho más afines a los de los pueblos occidentales que a los que ahora han dominado Alemania entera.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Sería, sin embargo, muy injusto considerar desprovistas de fervor moral a las masas de un pueblo totalitario porque prestan apoyo ilimitado a un sistema que nos parece la negación de casi todos los valores morales. Para la gran mayoría de ellas, lo opuesto es, probablemente, cierto: la intensidad de las emociones morales dentro de un movimiento como el nacionalsocialismo o el comunismo sólo puede compararse, probablemente, con la de los grandes movimientos religiosos de la historia. Una vez se admita que el individuo es sólo un medio para servir a los fines de una entidad más alta, llamada sociedad o nación, síguense por necesidad la mayoría de aquellos rasgos de los regímenes totalitarios que nos espantan. Desde el punto de vista del colectivismo, la intolerancia y la brutal supresión del disentimiento, el completo desprecio de la vida y la felicidad del individuo, son consecuencias esenciales e inevitables de aquella premisa básica; y el colectivista puede admitirlo y, a la vez, pretender que su sistema es superior a uno en que los intereses «egoístas» del individuo pueden obstruir la plena realización de los fines que la comunidad persigue. Cuando los filósofos alemanes presentan una y otra vez como inmoral en sí el afán por la felicidad personal y únicamente como laudable el cumplimiento de un deber impuesto, son perfectamente sinceros, por difícil que pueda ser comprenderlo a quienes han crecido en una tradición diferente.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Donde hay un fin común que todo lo domina, no hay espacio para normas o preceptos morales generales. Dentro de una limitada extensión, lo hemos experimentado nosotros mismos durante la guerra. Mas ni la guerra ni los mayores peligros han traído, en Inglaterra, sino una muy moderada aproximación al totalitarismo, descartando muy pocos de los demás valores al concentrarse en el servicio de un propósito único. Pero donde unos cuantos fines específicos dominan la sociedad entera, es inevitable que la crueldad pueda convertirse ocasionalmente en un deber, que los actos que sublevan todos nuestros sentimientos, tales como el fusilamiento de los rehenes o la matanza de los viejos o los enfermos, sean tenidos como meras cuestiones de utilidad, que el desarraigo y el traslado forzoso de cientos de miles de personas llegue a ser un instrumento político aprobado por casi todos, excepto las víctimas, o que sugestiones como la de un «reclutamiento de mujeres para fines de procreación» puedan ser consideradas seriamente. Ante los ojos del colectivista hay siempre un objetivo superior a cuya consecución sirven estos actos y que los justifican para aquél, porque la prosecución del fin común de la sociedad no puede someterse a limitaciones por respeto a ningún derecho o valor individual.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Pero mientras la masa de los ciudadanos del Estado totalitario muestra a menudo devoción altruista hacia un ideal, aunque sea uno que nos repugne, la cual les hace aprobar e incluso realizar tales actos, no puede decirse lo mismo en defensa de quienes dirigen su política. Para ser un elemento útil en la conducción de un Estado totalitario no basta que un hombre esté dispuesto a aceptar especiosas justificaciones para viles hazañas; tiene que estar activamente dispuesto a romper con toda norma moral que alguna vez haya conocido, si se considerase necesario para el logro del fin que se le ha encomendado. Como es únicamente el líder supremo quien determina los fines, sus instrumentos no pueden tener convicciones morales propias. Tienen, ante todo, que entregarse sin reservas a la persona del líder; pero, después de esto, la cosa más importante es que carezcan por completo de principios y sean literalmente capaces de cualquier cosa. No deben tener ideales propios a cuya realización aspiren, ni ideas acerca del bien o del mal que puedan interferir con las intenciones del líder. Así, poco atractivo pueden ofrecer los puestos de poder a quienes mantienen creencias morales de la clase que en el pasado guió a los pueblos europeos, poco que les pueda compensar la aversión hacia muchas de las particulares tareas y escasas las oportunidades para satisfacer cualquier deseo más idealista o para una recompensa por los riesgos indudables y el sacrificio de la mayoría de los placeres de la vida privada y de la independencia personal, que llevan consigo los puestos de gran responsabilidad. Los únicos gustos que se satisfacen son el del poder como tal, el placer de ser obedecido y el de formar parte de una máquina eficaz e inmensamente poderosa a la cual todo tiene que dejar paso.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>Por consiguiente, así como hay poco que pueda inducir a los hombres que son justos, según nuestros criterios, a pretender posiciones directivas en la máquina totalitaria, y mucho para apartarlos, habrá especiales oportunidades para los brutales y los faltos de escrúpulos. Habrá tareas que cumplir cuya maldad, vistas en sí, nadie pondrá en duda, pero que tienen que llevarse a cabo en servicio de algún fin superior y han de ejecutarse con la misma destreza y eficacia que cualquier otra. Y como habrá necesidad de actos intrínsecamente malos, que todos los influidos por la moral social tradicional se resistirán a tomar sobre sí, la disposición para realizar actos perversos se convierte en un camino para el ascenso y el poder. En una sociedad totalitaria, los puestos en que es necesario practicar la crueldad y la intimidación, el engaño premeditado y el espionaje, son numerosos. Ni la Gestapo, ni la administración de un campo de concentración, ni el Ministerio de Propaganda, ni las SA o las SS (o sus equivalentes italianos o rusos) son puestos apropiados para el ejercicio de los sentimientos humanitarios.<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_249" name="249" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[249] </a>Y, sin embargo, a través de puestos como éstos va el camino que conduce a las más altas posiciones en el Estado totalitario. Es singularmente cierta la conclusión a que llega, después de una breve enumeración análoga de los deberes de las autoridades de un Estado colectivista, un distinguido economista norteamericano: «tienen que hacer estas cosas, lo quieran o no; y la probabilidad de que quienes están en el mando sean individuos que aborrezcan la posesión y el ejercicio del poder es del mismo orden que la probabilidad de que una persona extraordinariamente bondadosa se hiciese cargo del látigo en una plantación de esclavos.»<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#lf02_footnote_250" name="250" style="color: #3965ae; text-decoration: none;">[250]</a></div>
<div style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
<span style="display: inline-block;"></span>No podemos, sin embargo, agotar el tema aquí. El problema de la selección de los líderes está estrechamente unido al amplio problema de la selección con arreglo a las opiniones sostenidas, o, mejor dicho, con arreglo a la facilidad con que una persona se acomoda a un conjunto de doctrinas siempre cambiante.Y esto nos lleva a uno de los más característicos rasgos morales del totalitarismo, a su relación con todas las virtudes que entran bajo la denominación general de honestidad y a sus efectos sobre ellas. Pero es una cuestión tan importante que requiere capítulo aparte.</div>
<div class="divTitle" style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;">
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#toclist" name="lf02_div_027" style="color: #29558c; font-weight: bold; text-decoration: none;">[Ir a tabla de contenidos]</a></div>
<h1 class="headTitle" style="background-color: white; font-family: 'New Century Schoolbook', serif; font-size: 20px; line-height: 1.3em; margin-bottom: 0.5em; margin-top: 0px;">
Notas al pie de página</h1>
<span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" xmlns:php="http://php.net/xsl" xmlns:x="http://www.w3.org/1999/xhtml"><span style="display: block; line-height: 0.75;"></span></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><span style="background-color: white; display: block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 0.75;"></span><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#237" name="lf02_footnote_237" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[237] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
[Lord Acton, <span style="font-style: italic;">Historical Essays and Studies</span>, ed. de John Neville Figgis y Reginald Vere Laurence (Londres: Macmillan, 1919), p. 504. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#238" name="lf02_footnote_238" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[238] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
[La lista de Hayek comprende una galería de sinvergüenzas, de infames, de «canallas y asesinos ». El periodista y político Julius Streicher (1885-1946), que inicialmente estuvo asociado a Hitler, es recordado por la vehemencia de su persecución de los judíos en su periódico <span style="font-style: italic;">Der Stürmer</span>. Fue acusado de crímenes de guerra en el juicio de Nuremberg, y ahorcado. Manfred von Killinger (1886- 1944) se hizo un nombre en los primeros años 1920 por su papel en el asesinato de Matthias Erzberger, el político que firmó el armisticio. Miembro de las SA (<span style="font-style: italic;">Sturmabteilung</span>), las tropas de asalto de camisa parda que sirvieron como primera fuerza armada del partido nazi, más tarde ingresó en la diplomacia. Killinger se suicidó en Bucarest en el momento en que el ejército soviético entraba en la ciudad. Robert Ley (1890-1945) fue el motor dirigente de la reorganización forzada de los sindicatos en un único frente laboral, y también, dentro de éste, del movimiento recreativo <span style="font-style: italic;">Kraft durch Freude</span>. Se suicidó ahorcándose en Nuremberg antes de que comenzasen los juicios. Edmund Heines (1897—1934) era general de la SA e íntimo asociado de su primer dirigente, Ernst Röhm. Fue ejecutado en junio de 1934 durante la «Noche de los Cuchillos Largos» en la que Hitler purgó elementos de la SA. Tras la purga, las SS (<span style="font-style: italic;">Schutzstaffeln</span>), de camisa negra, que había comenzado como guardia personal de Hitler, fueron colocadas por encima de las SA, y Heinrich Himmler (1900-1945) fue situado a la cabeza de las SS y de la Gestapo (<span style="font-style: italic;">Geheime Staatspolizei</span>), o policía secreta del estado. Himmler expandió y transformó a las SS en una guardia de elite que, entre sus tareas, tenía la de la administración de los campos de concentración y exterminio. Principal artífice del holocausto,Himmler escapó a la ejecución ingiriendo una tableta de cianuro tras su captura por los británicos. Reinhard Heydrich (1904-1942), conocido por «el ahorcador», estaba bajo el mando de Himmler en la Gestapo. Fue asesinado por la resistencia checa en 1942: como represalia la aldea de Lidice fue arrasada y todos los hombres ejecutados. —Ed.] </div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#239" name="lf02_footnote_239" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[239] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Véase. sobre esto una instructiva discusión en Franz. Borkenau, <span style="font-style: italic;">Socialism, National or International?</span> (Londres: Routledge and Sons, 1942.</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#240" name="lf02_footnote_240" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[240] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Pertenece por entero al espíritu del colectivismo lo que Nietzsche hace decir a su Zarathustra: «Mil objetivos han existido hasta aquí porque han existido mil individuos. Pero falta todavía la argolla para los mil cuellos: el objetivo único falta. La humanidad no tiene todavía un designio.</div>
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Pero decidme, por favor, hermanos: si aún falta a la humanidad el designio, ¿no es la humanidad misma lo que falta?»</div>
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
[Hayek cita del libro de Friedrich Nietzsche <span style="font-style: italic;">Also sprach Zarathustra</span>; el pasaje aparece en el capítulo 15. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#241" name="lf02_footnote_241" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[241] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
De un artículo del Dr. Niebuhr, citado por E.H. Carr, en <span style="font-style: italic;">The Twenty Years’ Crisis</span>, 1941, p. 203. [El artículo que Carr cita es el de Reinhold Niebuhr, «A Critique of Fascism», <span style="font-style: italic;">Atlantic Monthly</span>, vol. 139, mayo de 1927, p. 639. El teólogo protestante americano Reinhold Niebuhr (1892-1971) propugnaba el realismo cristiano. En su<span style="font-style: italic;">Moral Man and Immoral Society</span>, cit., Niebuhr examinaba las implicaciones de la idea de que los grupos sociales llevan a cabo prácticas que pueden ser consideradas repugnantes a nivel individual. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#242" name="lf02_footnote_242" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[242] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Findlay MacKenzie (ed.), <span style="font-style: italic;">Planned Society,Yesterday,Today,Tomorrow: A Symposium</span>, 1937, p. xx. [La reseña de Hayek, de 1938, del volumen de MacKenzie, se ha reeditado en F.A.Hayek, <span style="font-style: italic;">Socialism and War</span>,. cit., pp. 242-44 {páginas 287-88 de la traducción española, cit.}. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#243" name="lf02_footnote_243" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[243] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
E. Halévy, <span style="font-style: italic;">L’Ère des Tyrannies</span>, París, 1938, p. 217, e <span style="font-style: italic;">History of the English People</span>, Epílogo, vol. I, pp. 105-6. [El primer libro de Halévy se tradujo con el título de<span style="font-style: italic;">The Era of Tyrannies: Essays on Socialism and War</span>, cit., y la discusión de los Webb y Shaw se encuentra en la página 271 de la traducción. El dramaturgo y ensayista irlandés George Bernard Shaw (1856-1950) fue uno de los primeros miembros de la Sociedad Fabiana. Su obra más famosa es <span style="font-style: italic;">Pygmalion</span>, pero fue conocido también, en el periodo de entreguerras, por folletos como <span style="font-style: italic;">The Intelligent Woman’s Guide to Socialism and Capitalism</span> (Londres: Constable, 1928). Para más datos sobre los Webb, véase capítulo 5, nota 3. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#244" name="lf02_footnote_244" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[244] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Véase K. Marx, <span style="font-style: italic;">Revolución y Contrarrevolución</span>, y la carta de Engels a Marx el 23 de mayo de 1851. [<span style="font-style: italic;">Revolution and Counter-revolution</span> es una historia de la revolución de 1848, escrita por Friedrich Engels y publicada en origen como artículos en el <span style="font-style: italic;">New York Tribune</span> entre octubre de 1851 y septiembre de 1852. Se incluyó en Friedrich Engels, <span style="font-style: italic;">The German Revolutions</span> (Chicago: University of Chicago Press, 1967), y la discusión de los polacos y los «checos» se halla en las pp. 174-81. Aunque escritos por Engels, los artículos se enviaban al periódico a través de Marx y publicados bajo el nombre de Marx, y por ello Hayek se refiere a Marx como autor, en vez de a Engels. Aquí reproducimos parte de lo que Engels escribió a Marx en su carta del 23 de mayo de 1851: «Cuanto más pienso sobre ello, más obvio se me hace que los polacos son <span style="font-style: italic;">une nation foutue</span> [una nación acabada] que sólo sigue sirviendo para algo hasta que llegue el tiempo en que la propia Rusia se lance a la revolución agraria. A partir de ese momento Polonia ya no tendrá razón de ser absolutamente. La única contribución de los polacos a la historia ha sido caer en estúpidas travesuras a la vez valerosas y provocadoras. No se puede citar ni un solo momento en que Polonia, aun comparada solamente con Rusia, haya representado progreso o hecho algo de importancia histórica.» La correspondencia Marx-Engels puede verse <span style="font-style: italic;">online </span>en http://www.marxists.org/archive/marx/. —Ed.] </div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#245" name="lf02_footnote_245" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[245] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
[El historiador suizo Jacob Burckhardt (1818-1897) escribió principalmente sobre el Renacimiento italiano y la civilización griega, esperando que el conocimiento de los fundamentos de la cultura europea serviría de baluarte contra los trastornos sociales, políticos y culturales de los que fue testigo el siglo XIX. En su libro <span style="font-style: italic;">Force and Freedom: Reflections on History</span>, trad. de James Hastings Nichols (Nueva York:Pantheon, 1943), basado en las lecciones que dio inmediatamente antes de la formación del Imperio alemán, proféticamente advirtió de la llegada de periodos de grandes guerras nacionales y de los peligros de los estados todopoderosos. El filósofo inglés Bertrand Russell (1872-1970), que hizo importantes aportaciones a los fundamentos de las matemáticas, a la lógica, y a la filosofía analítica, fue también una figura pública famosa por su sus actividades antibelicistas, sus frecuentes matrimonios e incluso sus numerosos negocios, y en los últimos años, por apoyar el desarme nuclear. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#246" name="lf02_footnote_246" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[246] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
Bertrand Russell, <span style="font-style: italic;">The Scientific Outlook</span>, 1931, p. 211.</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#247" name="lf02_footnote_247" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[247] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
B.E. Lippincott, en su Introducción a O. Lange y F.M.Taylor, <span style="font-style: italic;">On the Economic Theory of Socialism</span>, cit., p. 35.</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#248" name="lf02_footnote_248" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[248] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
No debemos dejarnos engañar nosotros mismos por el hecho de que la palabra poder, además del sentido que recibe con respecto a las personas, se usa también en un sentido impersonal (o más bien, antropomórfico) para cualquier causa determinante. Siempre habrá, por supuesto, algo que determina cualquier cosa que suceda, y en este sentido la cuantía del poder existente será siempre la misma. Pero esto no es verdad para el poder ejercido conscientemente por los seres humanos.</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#249" name="lf02_footnote_249" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[249] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
[Véase este capítulo, nota 2, para más datos sobre la Gestapo, las SA, y las SS. —Ed.]</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-x#250" name="lf02_footnote_250" style="background-color: white; color: #3965ae; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; text-decoration: none;">[250] </a><span style="background-color: white; display: inline-block; font-family: "arial" , "helvetica"; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;"></span><br />
<div style="background-color: white; display: inline; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em;">
El profesor F.H. Knight, en <span style="font-style: italic;">The Journal of Political Economy</span>, diciembre de 1938, p. 869.</div>
<br style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;" />
<br />
<div class="book-navigation" id="book-navigation-4085" style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica; font-size: 12.6666669845581px; line-height: 18.003999710083px;">
<div class="page-links clear-block" style="border-bottom-color: rgb(136, 136, 136); border-bottom-style: solid; border-bottom-width: 1px; border-top-color: rgb(136, 136, 136); border-top-style: solid; border-top-width: 1px; padding: 0.5em; text-align: center;">
<a class="page-up" href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre" style="color: #29558c; display: block; float: left; font-weight: bold; margin: 0px 46.8645820617676px; text-decoration: none; width: 2.5em;" title="Go to parent page">Subir</a></div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-9448304276773367962014-11-13T09:07:00.000-08:002014-11-13T09:07:21.529-08:00LAS RAÍCES SOCIALISTAS DEL NAZISMO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: left;">
En tiempos como los actuales, en que se denuesta al liberalismo, se exalta al socialismo, y muchos creen que el nazismo fue la "ideología del gran capital", es oportuno recordar a Hayek, y a sus lúcidas observaciones sobre las raíces socialistas del nazismo (capítulo XII de "Camino a la servidumbre"<u>).</u></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
He extraído los párrafos que siguen de la biblioteca de El Cato, porque la edición electrónica de Amazon -que adquirí- no permite la copia. Tiene la palabra Friederik von Hayek:</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 15.6pt; margin-top: 0cm;">
<b><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Capítulo
XII<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<b><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Las raíces socialistas del nazismo<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Todas las fuerzas antiliberales se están combinando contra
todo lo que es liberal.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span style="background: white;">A. Moeller Van Den Bruck<a href="https://www.blogger.com/null" name="264"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_264"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[264]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Es un error general considerar el nacionalsocialismo como
una simple revuelta contra la razón, como un movimiento irracional sin trasfondo
intelectual alguno. Si fuera así, el movimiento sería mucho menos peligroso que
lo que es. Pero nada más lejos de la verdad ni más engañoso. Las doctrinas del
nacionalsocialismo son la cima de una larga evolución ideológica, de un proceso
en el que han participado pensadores que ejercieron una gran influencia mucho
más allá de las fronteras de Alemania. Se piense lo que se quiera sobre sus
premisas de partida, lo cierto es que los hombres que engendraron las nuevas
doctrinas, escritores vigorosos, han dejado la impronta de sus ideas sobre el
pensamiento europeo entero. Desarrollaron su sistema con rigurosa consecuencia,
y una vez que se aceptan las premisas iniciales no es posible escapar a su
lógica. Es, simplemente, el colectivismo, libre de todas las huellas de una
tradición individualista que pudiera embarazar su realización.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Aunque en este desarrollo llevaron la dirección los
pensadores alemanes, no estuvieron en modo alguno solos.Thomas Carlyle y
Houston Stewart Chamberlain, Auguste Comte y Georges Sorel han participado en
esta expansión continua tanto como cualesquier alemanes.<a href="https://www.blogger.com/null" name="265"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_265"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[265] </span></a>El desarrollo de esta dirección intelectual dentro
de Alemania lo ha trazado con acierto, recientemente,Mr. R.D. Butler en su
estudio sobre <i>Las raíces del nacionalsocialismo</i>.<a href="https://www.blogger.com/null" name="266"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_266"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[266] </span></a>Pero aunque tiene algo de aterrador su
permanencia a través de ciento cincuenta años, en una forma casi inalterada y
siempre recurrente, como lo ha puesto de manifiesto dicho estudio, es fácil
exagerar la importancia que estas ideas ejercieron en Alemania antes de 1914.
No pasaron de ser una corriente intelectual en un pueblo que era entonces más
diverso, quizá, en sus opiniones que cualquier otro.Y en su conjunto estuvieron
representadas por una pequeña minoría y tenidas en gran desprecio por la
mayoría de los alemanes, como ocurrió en otros países.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Entonces, ¿cómo es que estas opiniones, sostenidas por una
minoría reaccionaria, acabaron por ganar la asistencia de la gran mayoría de
los alemanes y, prácticamente, de toda su juventud? No fue sólo la derrota, el
sufrimiento y la ola de nacionalismo lo que trajo su triunfo.Todavía menos fue
su origen, como muchas gentes desean creer, una reacción capitalista contra el
avance del socialismo. Por el contrario, la ayuda que dio el predominio a estas
ideas vino precisamente del campo socialista. En realidad, no fue la burguesía,
sino más bien la ausencia de una fuerte burguesía, lo que contribuyó a
elevarlas al poder. Las doctrinas que guiaron a los sectores dirigentes de
Alemania en la generación pasada no se oponían al socialismo en cuanto
marxismo, sino a los elementos liberales contenidos en aquél: su
internacionalismo y a su democracia. Y a medida que se hizo más claro que eran
precisamente estos elementos los obstáculos para la realización del socialismo,
los socialistas de la izquierda se aproximaron más y más a los de la derecha.
Fue la unión de las fuerzas anticapitalistas de la derecha y la izquierda, la
fusión del socialismo radical con el conservador, lo que expulsó de Alemania a
todo lo que era liberal.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
En Alemania, la conexión entre socialismo y nacionalismo fue
estrecha desde un principio. Es significativo que los más importantes
antecesores del nacionalsocialismo —Fichte, Rodbertus y Lassalle— fueron al
mismo tiempo padres reconocidos del socialismo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="267"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_267"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[267] </span></a>Mientras el socialismo teórico, en su forma
marxista, dirigía el movimiento obrero alemán, el elemento autoritario y
nacionalista retrocedía temporalmente a segundo plano. Pero no por mucho
tiempo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="268"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_268"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[268] </span></a>A partir de 1914 surgen de las filas del
socialismo marxista un predicador tras otro que conducen al redil del
nacionalsocialismo, no a los conservadores y reaccionarios, sino a los
trabajadores manuales y a la juventud idealista. Sólo más tarde alcanzó la
marea del socialismo nacionalista considerable importancia y se transformó
rápidamente en la doctrina hitleriana. La histeria bélica de 1914, que,
precisamente por causa de la derrota alemana, no se curó jamás por completo, es
el comienzo del moderno desenvolvimiento que produjo el nacionalsocialismo, el
cual surgió durante este periodo gracias en buena parte a la asistencia de
viejos socialistas.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Quizá el primer representante de esta orientación, y en
muchos aspectos el más característico, fue el difunto profesor Werner Sombart,
cuya conocida obra <i>Händler und Helden</i> (Mercaderes y Héroes)
apareció en 1915.<a href="https://www.blogger.com/null" name="269"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_269"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[269] </span></a>Sombart había comenzado como socialista
marxista, y todavía en 1909 afirmaba con orgullo que había dedicado la mayor
parte de su vida a luchar por las ideas de Karl Marx. Sombart ha contribuido
tanto como el que más a difundir por toda Alemania las ideas socialistas y el
resentimiento anticapitalista de diversos matices; y si en el pensamiento alemán
penetraron elementos marxistas en una proporción no superada por ningún otro
país hasta la revolución rusa, ello se debió en gran medida a Sombart. Durante
un tiempo, fue considerado como el representante más distinguido de la
perseguida intelectualidad socialista, incapacitada, por sus opiniones
radicales, para obtener una cátedra universitaria. Y aun después de la anterior
guerra, la influencia, dentro y fuera de Alemania, de su obra de historiador,
que enfocó como marxista después de dejar de serlo en política, alcanzó
extraordinaria difusión, la cual se advierte particularmente en las obras de
muchos de los planificadores ingleses y americanos.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
En su libro de guerra, este viejo socialista saludó la
«guerra alemana» como el conflicto inevitable entre la civilización comercial
de Inglaterra y la cultura heroica de Alemania. Su desprecio hacia los
criterios «comerciales» del pueblo inglés, que había perdido todos sus
instintos guerreros, no tiene límite. Nada es más despreciable a sus ojos que
el general afán por la felicidad individual. Y lo que él presenta como la
máxima orientadora de la moral inglesa, a saber: sé justo, «para que puedas
alcanzar el bienestar y prolongar tus días sobre la tierra», es, para él, «la
más infame sentencia que haya salido jamás de una mente comercial».<a href="https://www.blogger.com/null" name="270"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_270"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[270] </span></a>La «idea alemana del Estado», como la
formularon Fichte, Lassalle y Rodbertus, es que el Estado, ni lo fundan
individuos, ni se forma de individuos, ni es un agregado de individuos, ni su
finalidad es la de servir cualesquier intereses individuales.Es una <i>Volksgemeinschaft</i>,
en la que el individuo no tiene derechos, sino tan sólo deberes.<a href="https://www.blogger.com/null" name="271"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_271"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[271] </span></a>Las reclamaciones del individuo son siempre una
consecuencia del espíritu comercial. «Las ideas de 1789» —Libertad, Igualdad,
Fraternidad— son ideales típicamente comerciales, sin otro fin posible que el
de asegurar ciertas ventajas a los individuos.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Antes de 1914, todos los verdaderos ideales alemanes de vida
heroica estuvieron en mortal peligro ante el continuo avance de los ideales
comerciales ingleses, el<i>confort</i> inglés y el <i>sport</i> inglés.
El pueblo inglés, no sólo se ha corrompido por completo a sí mismo, pues todos
los miembros de los sindicatos se están hundiendo en la «ciénaga del <i>confort</i>»,
sino que ha comenzado a infectar a los demás pueblos. Sólo la guerra ha ayudado
a los alemanes a recordar que eran realmente un pueblo de soldados, un pueblo
cuyas actividades todas, y particularmente las económicas, estaban subordinadas
a los fines militares. Sombart sabía que otros pueblos desprecian a los alemanes
porque éstos consideran la guerra como sagrada, pero él les glorifica por eso.
Considerar la guerra como inhumana y sin sentido es un producto de los
criterios comerciales.Hay una vida superior a la vida individual, la vida del
pueblo y la vida del Estado, y el cometido del individuo consiste en
sacrificarse por esta vida superior. La guerra es, para Sombart, la consumación
del sentido heroico de la vida, y la guerra contra Inglaterra es la guerra
contra el ideal opuesto, el ideal comercial de la libertad del individuo y del <i>confort</i> inglés,
que a sus ojos encuentra su más despreciable expresión en... las máquinas de
afeitar halladas en las trincheras inglesas.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Si el exabrupto de Sombart fue en aquel tiempo excesivo,
incluso para la mayoría de los alemanes, otro profesor alemán llegaba, en lo
esencial, a las mismas ideas en una forma más moderada y más universitaria,
pero por esta razón aún más eficaz. El profesor Johann Plenge era una autoridad
sobre Marx tan grande como Sombart. Su libro <i>Marx und Hegel </i>marca
el comienzo del moderno renacimiento hegeliano entre los universitarios
marxistas; y no puede haber duda acerca de la naturaleza genuinamente
socialista de las convicciones de que partió. Entre sus numerosas publicaciones
de guerra, la más importante es un libro, breve, pero muy discutido en su
tiempo, que lleva este significativo título: <i>1789 y 1914. Años
simbólicos en la historia del pensamiento político</i>.<a href="https://www.blogger.com/null" name="272"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_272"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[272] </span></a>Está dedicado al conflicto entre las «Ideas de
1789», el ideal de libertad, y las «Ideas de 1914», el ideal de organización.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
La organización es para él, como para todos los socialistas
que extraen su socialismo de una tosca aplicación de los ideales científicos a
los problemas de la sociedad, la esencia del socialismo. Ella fue, como
justamente destaca, la raíz del movimiento socialista al engendrarse en Francia
en los comienzos del siglo XIX. Marx y el marxismo han traicionado esta idea
fundamental del socialismo con su fanática, pero utópica, adhesión a la idea
abstracta de libertad. Ahora es cuando la idea de organización vuelve a su
lugar, en todas partes, como lo muestra la obra de H.G.Wells (cuyo <i>Future
in America</i> influyó profundamente en el profesor Plenge, y a quien éste
señala como una de las figuras sobresalientes del socialismo moderno), pero
particularmente en Alemania, donde ha sido mejor entendida y más plenamente
realizada.<a href="https://www.blogger.com/null" name="273"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_273"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[273] </span></a>La guerra entre Inglaterra y Alemania es, pues,
realmente un conflicto entre dos principios opuestos. La «guerra mundial
económica» es la tercera gran etapa de la lucha espiritual en la historia
moderna. Es de igual importancia que la Reforma y la revolución burguesa por la
libertad. Es la lucha por la victoria de las nuevas fuerzas nacidas de la
avanzada vida económica del siglo XIX: socialismo y organización.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«Porque, en la esfera de las ideas, Alemania fue el más
convencido exponente de todos los sueños socialistas y, en la esfera de la
realidad, el más poderoso arquitecto del sistema económico más altamente
organizado. —En nosotros está el siglo XX. Cualquiera que sea el final de la
guerra, somos el pueblo ejemplar. Nuestras ideas determinarán los objetivos de
la vida de la Humanidad—. La Historia mundial vive al presente el colosal
espectáculo de un nuevo gran ideal de vida que con nosotros gana su victoria
final, mientras, a la vez, en Inglaterra se desploma definitivamente uno de los
principios históricos mundiales.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="274"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_274"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[274]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
La economía de guerra creada en Alemania en 1914 «es la
primera realización de una sociedad socialista, y su espíritu, la primera
aparición activa, y no sólo reivindicatoria, de un espíritu socialista. Las
necesidades de la guerra han establecido la idea socialista en la vida
económica alemana, y así la defensa de nuestra nación ha proporcionado a la
Humanidad la idea de 1914, la idea de la organización alemana, de la comunidad
popular (<i>Volksgemeinschaft</i>) del socialismo nacional...<a href="https://www.blogger.com/null" name="275"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_275"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[275] </span></a>Sin advertirlo nosotros realmente, toda nuestra
vida política, en el Estado y en la economía, se ha elevado a un nivel
superior. Estado y vida económica forman una nueva unidad...<a href="https://www.blogger.com/null" name="276"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_276"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[276] </span></a>El sentimiento de responsabilidad económica que
caracteriza la labor del funcionario público domina toda la actividad privada.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="277_"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_277"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[277 ] </span></a>La nueva constitución corporativa alemana de
la vida económica [que el profesor Plenge admite no estar todavía madura o
completa]... «es la más alta forma de vida del Estado que jamás se haya
conocido sobre la tierra.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="278"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_278"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[278]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Al principio, el profesor Plenge esperaba todavía conciliar
el ideal de libertad y el ideal de organización, aunque, en gran parte, a
través de la completa, pero voluntaria, sumisión del individuo al conjunto.
Pero pronto desaparecen de sus escritos estos residuos de las ideas liberales.
En 1918, la unión entre socialismo y política de poder inexorable se ha
completado ya en su mente. Poco antes del fin de la guerra exhortó a sus
compatriotas, desde la revista socialista <i>Die Glocke</i>, de la
siguiente manera:<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«Ha llegado la hora de admitir que el socialismo debe ser
una política de poder, porque tiene que ser organización. El socialismo tiene
que ganar el Poder; no debe jamás destruirlo ciegamente. Y la más importante y
crítica cuestión para el socialismo, cuando los pueblos hacen la guerra, es
necesariamente ésta: ¿cuál es el pueblo llamado entre todos al Poder, porque es
el conductor ejemplar en la organización de los pueblos?»<a href="https://www.blogger.com/null" name="279"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_279"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[279]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Y adelanta todas las ideas que servirán después para
justificar el nuevo orden de Hitler: «Precisamente desde el punto de vista del
socialismo, que es organización, el derecho absoluto de autodeterminación de
los pueblos, ¿no es el derecho a la anarquía económica individualista? ¿Estamos
dispuestos a otorgar una completa autodeterminación al individuo en la vida
económica?<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Un socialismo consecuente sólo puede conceder derecho de
asociación política a un pueblo si ello corresponde a la distribución real de
las fuerzas históricamente determinadas.»<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Los ideales que Plenge expresó con tanta claridad fueron
especialmente populares en ciertos círculos, de donde quizá derivaron, formados
por hombres de ciencia e ingenieros alemanes, los cuales clamaban, precisamente
como ahora lo hacen tan ruidosamente sus trasuntos ingleses, por la
organización planificada centralmente de todos los aspectos de la vida. A la
cabeza de ellos estaba el famoso químico Wilhelm Ostwald, una de cuyas
manifestaciones sobre este punto ha alcanzado cierta celebridad. Según se dice,
manifestó públicamente que «Alemania tiene que organizar a Europa, que aún
carece de organización. Explicaré a usted ahora el gran secreto de Alemania:
nosotros, o quizá la raza alemana, hemos descubierto el significado de la
organización. Mientras las demás naciones viven todavía bajo el régimen del
individualismo, nosotros hemos ya alcanzado el de la organización».<a href="https://www.blogger.com/null" name="280"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_280"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[280]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Ideas muy semejantes a éstas fueron corrientes en las
oficinas del dictador alemán de las materias primas, Walter Rathenau, quien,
aunque se habría estremecido ante las consecuencias de su economía totalitaria,
de haberlas experimentado, merece un lugar importante en una historia completa
del desarrollo de las ideas nazis.<a href="https://www.blogger.com/null" name="281"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_281"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[281] </span></a>A través de sus escritos ha determinado,
probablemente más que cualquier otro hombre, las opiniones económicas de la
generación que creció en Alemania durante la primera guerra mundial e
inmediatamente después; y algunos de sus colaboradores más íntimos formaron
luego la espina dorsal de la administración del Plan quinquenal de Goering. Muy
semejantes fueron también las enseñanzas de otro antiguo marxista, Friedrich
Naumann, cuya <i>Mitteleuropa</i> alcanzó probablemente en Alemania
más circulación que ningún otro libro de guerra.<a href="https://www.blogger.com/null" name="282"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_282"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[282]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Pero correspondió a un activo político socialista, miembro
del ala izquierda del partido socialdemócrata en el Reichstag, el desarrollo
más completo de estas ideas y su extensa difusión. Paul Lensch había definido
ya en sus primeros libros la guerra como la «vía de escape de la burguesía
inglesa ante el avance del socialismo», y explicado cuán diferentes eran el ideal
socialista de libertad y la concepción inglesa.<a href="https://www.blogger.com/null" name="283"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_283"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[283] </span></a>Sin embargo, sólo en su tercer libro de guerra,
el de mayor éxito, en su <i>Tres años de revolución mundial</i>,<a href="https://www.blogger.com/null" name="284"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_284"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[284] </span></a>lograron sus ideas características, bajo la
influencia de Plenge, su pleno desarrollo. Lensch basa su argumentación en un
interesante y, en muchos aspectos, puntual relato histórico de cómo la adopción
del proteccionismo por Bismarck permitió en Alemania una evolución hacia formas
de concentración industrial y cartelización que, desde su punto de vista marxista,
representaban una etapa más alta en el desarrollo industrial.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«El resultado de la decisión de Bismarck en el año 1879 fue
que Alemania asumió el papel de revolucionaria; es decir, de un Estado cuya
posición respecto al resto del mundo es la del representante de un sistema
económico más alto y avanzado. Comprendido esto, advertiremos que, <i>en
la presente revolución mundial,Alemania representa el lado revolucionario, y su
mayor antagonista, Inglaterra, el contrarrevolucionario</i>. Este hecho prueba
cuán escasamente afecta la constitución de un país, sea liberal y republicana o
monárquica y autocrática, a la cuestión de saber si, desde el punto de vista
del desarrollo histórico, este país ha de considerarse o no como liberal.O,
para decirlo más llanamente, nuestras concepciones del liberalismo, la
democracia, etc., se derivaron de las ideas del individualismo inglés, de
acuerdo con las cuales un Estado con un gobierno débil es un Estado liberal, y
toda restricción impuesta a la libertad del individuo se considera producto de
la autocracia y el militarismo.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="285"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_285"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[285]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
En Alemania, «representante designada por la Historia» de
esta forma superior de vida económica, «la lucha en pro del socialismo se ha
simplificado extraordinariamente, porque todas las condiciones que el
socialismo requiere de antemano están ya establecidas.Y, por ende, para todos
los partidos socialistas era forzosamente de interés vital que Alemania pudiera
sostenerse triunfante contra sus enemigos y, con ello, cumplir su histórica
misión de revolucionar el mundo. Por tanto, la guerra de la Entente contra
Alemania recordaba la tentativa de la baja burguesía de la edad precapitalista
para evitar la ruina de su propia clase.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="286"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_286"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[286]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Esta organización del capital, prosigue Lensch, «que comenzó
inconscientemente antes de la guerra y que durante la guerra ha continuado
conscientemente, se mantendrá de modo sistemático después de la lucha. No a
causa de un gusto por los sistemas de organización, ni aun porque el socialismo
se haya reconocido como un principio superior de desarrollo social. Las clases
que son hoy día los verdaderos introductores del socialismo son, en teoría, sus
declarados adversarios o, por lo menos, lo fueron hasta hace poco tiempo. El
socialismo está llegando, y de hecho ha llegado en cierto modo, porque no
podemos ya vivir sin él».<a href="https://www.blogger.com/null" name="287"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_287"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[287]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Las únicas gentes que todavía se oponen a esta marcha son
los liberales. «A esta clase de gente, que inconscientemente razona según
patrones ingleses, pertenece toda la burguesía culta alemana. Sus nociones
políticas de «libertad» y «derechos ciudadanos», de constitucionalismo y
parlamentarismo, se derivan de la concepción individualista del mundo, cuya
clásica encarnación es el liberalismo inglés, adoptada por los portavoces de la
burguesía alemana en las décadas sexta, séptima y octava del siglo XIX. Pero
estos patrones están pasados de moda y descompuestos, de la misma manera que el
liberalismo inglés, pasado de moda, ha sido destrozado por esta guerra. Lo que
ha de hacerse ahora es saltar por encima de estas ideas políticas heredadas y
contribuir al nacimiento de un nuevo concepto del Estado y la sociedad.También
en esta esfera debe presentar el socialismo una consciente y decidida oposición
al individualismo.A este respecto es un hecho sorprendente que en la supuesta
reaccionaria Alemania las clases trabajadoras hayan ganado para sí una posición
mucho más sólida y poderosa en la vida del Estado que lo logrado en Inglaterra
o Francia.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="288"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_288"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[288]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Lensch continúa con unas consideraciones que, también,
contienen mucha verdad y merecen ser examinadas:<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«Cuando los socialdemócratas, con la ayuda de este sufragio
[universal], ocuparon todos los puestos que pudieron obtener en el Reichstag,
en los Parlamentos de los estados, en los ayuntamientos, en los tribunales
laborales, en las Cajas de subsidio de enfermedad, etc., penetraron muy
profundamente en el organismo estatal; pero el precio que pagaron por ello fue
que el Estado, a su vez, ejerció una profunda influencia sobre las clases
trabajadoras. No hay duda que, como resultado de los duros esfuerzos
socialistas durante cincuenta años, el Estado no es ya el del año 1867, cuando
se adoptó el sufragio universal; pero la Socialdemocracia, a su vez, no es ya
la que era entonces. <i>El Estado ha experimentado un proceso de
socialización, y la Socialdemocracia ha experimentado un proceso de
nacionalización</i>.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="289"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_289"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[289]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
A su vez, Plenge y Lensch suministraron las ideas directoras
a los maestros inmediatos del nacionalsocialismo, particularmente Oswald
Spengler y A. Moeller van den Bruck, por mencionar sólo los dos nombres más
conocidos.<a href="https://www.blogger.com/null" name="290"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_290"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[290] </span></a>Cabe discutir hasta qué punto puede
considerarse socialista al primero. Pero es ahora evidente que en su alegato
sobre <i>Prusianismo</i> <i>y Socialismo</i>, aparecido en 1920, no
hace sino dar expresión a ideas ampliamente sostenidas por los socialistas
alemanes.<a href="https://www.blogger.com/null" name="291"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_291"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[291]</span></a>Bastarán unas cuantas muestras de su argumentación.
«El viejo espíritu prusiano y el credo socialista, que hoy se odian entre sí
con odio de hermanos, son uno y el mismo.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="292"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_292"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[292] </span></a>Los representantes de la civilización
occidental en Alemania, los liberales alemanes, forman «el invisible ejército
inglés que, después de la batalla de Jena, dejó tras sí Napoleón sobre el suelo
alemán».<a href="https://www.blogger.com/null" name="293"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_293"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[293] </span></a>Para Spengler, hombres como Hardenberg y
Humboldt y todos los demás reformadores liberales eran «ingleses». Pero este
espíritu «inglés»<a href="https://www.blogger.com/null" name="294"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_294"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[294] </span></a>será expulsado por la revolución alemana que
comenzó en 1914.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«Las tres últimas naciones de Occidente han aspirado a tres
formas de existencia que están representadas por las famosas consignas:
Libertad, Igualdad, Comunidad.Toman cuerpo en las formas políticas del
parlamentarismo liberal, la democracia social y el socialismo autoritario...<a href="https://www.blogger.com/null" name="295"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_295"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[295] </span></a>El instinto alemán, o, más correctamente,
prusiano, dice: el poder pertenece al conjunto... Cada uno recibe su puesto. Se
manda o se obedece. Esto es, desde el siglo XVIII, socialismo autoritario,
esencialmente antiliberal y antidemocrático, frente a lo que significan el
liberalismo inglés y la democracia francesa...<a href="https://www.blogger.com/null" name="296"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_296"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[296] </span></a>Hay en Alemania muchos contrastes aborrecidos y
mal vistos, pero despreciable sobre el suelo alemán, sólo lo es el liberalismo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="297"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_297"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[297]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«La estructura de la nación inglesa se basa sobre la
distinción entre rico y pobre; la de la prusiana, sobre la que hay entre mando
y obediencia. El significado de la distinción de clases es, con arreglo a esto,
fundamentalmente diferente en los dos países.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="298"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_298"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[298]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Después de señalar la esencial diferencia entre el sistema
inglés de libre competencia y el sistema prusiano de «administración económica»,
y después de mostrar (siguiendo expresamente a Lensch) cómo, desde Bismarck, la
deliberada organización de la actividad económica ha asumido nuevas formas,
cada vez más socialistas, Spengler continúa:<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
«En Prusia existía un verdadero Estado, en el más ambicioso
significado de la palabra. No podían existir, estrictamente hablando, personas
privadas. Todo el que vivía dentro de un sistema que trabajaba con la precisión
de un aparato de relojería era en algún modo uno de sus eslabones. La
conducción de los negocios públicos no podía, por consiguiente, estar en manos
de los particulares, como supone el Parlamentarismo. Era un <i>Amt</i>, y
el político responsable era un funcionario público, un servidor de la
comunidad.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="299"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_299"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[299]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
La «idea prusiana» exige que todo el mundo sea funcionario
público, que el Estado fije todos los salarios y sueldos. La administración de
toda la propiedad, especialmente, se convierte en una función asalariada. El
Estado del futuro será un<i> Beamtenstaat</i>. Pero «la cuestión decisiva,
no sólo para Alemania, sino para el mundo, que tiene que ser resuelta <i>por</i> Alemania <i>para</i> el
mundo, es: en el futuro, ¿gobernará el comercio al Estado, o el Estado
gobernará al comercio? Frente a esta cuestión, el Prusianismo y el Socialismo
son iguales... Prusianismo y Socialismo combaten a Inglaterra en nuestro mismo
seno».<b>300</b><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
De aquí sólo faltaba un paso para que el santo patrono del
nacionalsocialismo, Moeller van den Bruck, proclamase que la guerra mundial era
la guerra entre liberalismo y socialismo: «Hemos perdido la guerra contra el
Occidente. El socialismo la ha perdido contra el liberalismo.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="301"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_301"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[301] </span></a>Como para Spengler, el liberalismo es, pues, el
enemigo a muerte. Moeller van den Bruck celebra el hecho de que «no hay
juventud liberal en Alemania hoy día. Hay jóvenes revolucionarios; hay jóvenes
conservadores. Pero ¿quién querría ser liberal?... El liberalismo es una
filosofía de la vida a la que ahora la juventud alemana vuelve la espalda con
asco, con ira, con especial desprecio, porque no hay nada más extranjero, más
repugnante, más opuesto a su filosofía. La juventud alemana de hoy reconoce en
el liberal a su<i>archienemigo</i>».<a href="https://www.blogger.com/null" name="302"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_302"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[302] </span></a>El Tercer Reich de Moeller van den Bruck
pretendía dar a los alemanes un socialismo adaptado a su naturaleza y no
contaminado por las ideas liberales del Occidente. Y así lo hizo.<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Estos escritores no representan, en modo alguno, un fenómeno
aislado. Ya en 1922, un observador independiente pudo hablar de un «fenómeno
peculiar y, a primera vista, sorprendente» que era dable observar entonces en
Alemania: «La lucha contra el orden económico capitalista, según este criterio,
es una continuación de la guerra contra la Entente con las armas del espíritu y
la organización económica, el camino que conduce al socialismo práctico, un
retorno del pueblo alemán a sus mejores y más nobles tradiciones.»<a href="https://www.blogger.com/null" name="303"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_303"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[303]</span></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
La lucha contra el liberalismo en todas sus formas, el
liberalismo que había derrotado a Alemania, fue la idea común que unió a
socialistas y conservadores en un frente único. Primero, fue principalmente en
el Movimiento Juvenil Alemán, casi por entero socialista en inspiración y
propósitos, donde estas ideas se aceptaron más fácilmente y donde se completó
la fusión del socialismo y el nacionalismo. Desde finales de la década de los
20 y hasta la llegada de Hitler al poder, un círculo de jóvenes congregados en
tomo a la revista <i>Die Tat</i> y dirigidos por Ferdinand Fried fue,
en la esfera intelectual el principal exponente de esta tradición.<a href="https://www.blogger.com/null" name="304"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#lf02_footnote_304"><span style="color: #3965ae; text-decoration: none; text-underline: none;">[304] </span></a>El libro de Fried, <i>Ende des
Kapitalismus</i>, es quizá el producto más característico de este grupo de <i>Edelnazis</i>,
como se les llamaba en Alemania, y es particularmente inquietante su semejanza
con tanta parte de la literatura que vemos en la Inglaterra de hoy, donde
podemos observar el mismo movimiento de aproximación entre la derecha y los
socialistas de la izquierda, y casi el mismo desprecio por todo lo que es
liberal en el viejo sentido. El «socialismo conservador» (y, en otros círculos,
el «socialismo religioso») fue el <i>slogan</i> con el que un gran
número de escritores prepararon la atmósfera donde triunfó el
«nacionalsocialismo». El «socialismo conservador» es la tendencia que domina
ahora en Inglaterra. La guerra contra las potencias occidentales «con las armas
del espíritu y de la organización económica», ¿no había casi triunfado antes de
que la verdadera guerra comenzara?<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="lf02_div_027"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#toclist"><b><span style="color: #29558c; text-decoration: none;">[Ir a tabla de contenidos]</span></b></a><o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 15.6pt; margin-top: 0cm;">
<b><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;">Notas
al pie de página<o:p></o:p></span></b></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="lf02_footnote_264"></a><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#264"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[264] </span></a><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Arthur Moeller
van den Bruck, <i>Das dritte Reich</i> (Hamburgo: Hanseatische
Verlagsanstalt, 1931), p. 102. </span>Una traducción
condensada autorizada apareció en 1934; véase Arthur Moeller van den Bruck, <i>Germany’s
Third Empire</i>, trad. <span lang="EN-US">E.O. Lorimer (Londres: G.Allen and Unwin,
1934; reedic. Nueva York: Fertig, 1971). —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br />
<a href="https://www.blogger.com/null" name="lf02_footnote_265"></a></div>
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#265"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[265] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#266"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[266] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#267"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[267] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#268"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[268] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#269"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[269] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#270"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[270] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#271"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[271] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#272"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[272] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#273"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[273] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#274"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[274] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#275"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[275] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#276"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[276] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#277"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[277] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#278"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[278] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#279"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[279] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#280"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[280] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#281"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[281] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#282"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[282] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#283"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[283] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#284"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[284] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#285"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[285] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#286"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[286] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#287"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[287] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#288"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[288] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#289"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[289] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#290"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[290] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#291"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[291] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#292"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[292] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#293"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[293] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#294"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[294] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#295"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[295] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#296"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[296] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#297"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[297] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#298"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[298] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#299"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[299] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#300"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[300] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#301"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[301] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#302"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[302] </span></a><br /><a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#303"><span lang="EN-US" style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[303] </span></a><br />
<br />
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[Para más datos sobre Carlyle y Chamberlain, véase la
introducción del autor, nota 4. Sobre Comte y Sorel, véase el capítulo 1, nota
9, y el cap. 11, nota 4, respectivamente. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Hayek se
refiere aquí a Rohan Butler, <i>The Roots of National Socialism</i> (Nueva
York: E.P. Dutton, N. York 1942). —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[El filósofo alemán Johann Gottlieb Fichte (1762-1814)
enseñó en Jena, Berlín, y Erlangen, y en 1810 fue el primer rector de la nueva
Universidad de Berlín. En 1807-08 publicó una serie de lecciones con la
intención de impulsar el nacionalismo alemán para oponerse a Napoleón; sus
categorías filosóficas anticiparon el concepto nazi de<i> Herrenvolk</i>.
El economista alemán Johann Karl Rodbertus (1805-1875) es conocido como
fundador del socialismo científico y propuso un programa que habría conducido
gradualmente a un estado socialista en el Imperio alemán. El autor político y
panfletista alemán Ferdinand Lassalle (1825-1864) fundó la<i>Allgemeiner
Deutscher Arbeiterverein</i> (Asociación General de los Trabajadores
Alemanes), precursora del Partido Socialdemócrata. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Y sólo parcialmente. En 1892, uno de los jefes del partido
socialdemócrata, August Bebel, fue capaz de decir a Bismarck: «el Canciller del
Reich puede estar tranquilo; la socialdemocracia alemana es una especie de
escuela preparatoria del militarismo.» [Ferdinand August Bebel (1840-1913) fue
un dirigente del movimiento socialdemócrata alemán y uno de sus principales
portavoces en el <i>Reichstag</i>. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Werner
Sombart, <i>Händler und Helden: patriotische Besinnungen</i> (Munich
y Leipzig: Duncker & Humblot, 1915). </span>Más sobre Sombart en el capítulo 1, nota 13. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[Sombart, <i>Händler und Helden</i>, cit., p. 19. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[<i>Volksgemeinschaft</i> podría traducirse como
«comunidad del pueblo», si bien con los nazis fue llevada más allá con el fin
de incluir algo parecido a una «comunidad racialmente pura». —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[Los dos libros de Johann Plenge a los que se refiere Hayek
son <i>Marx und Hegel </i>(Tubinga: H. Laupp, 1911), y <i>1789
und 1914: die symbolischen Jahre in der Geschichte des politischen Geistes</i> (Berlín:
J. Springer, 1916). Historiador y pensador político, Johann Plenge (1874-1963)
enseñó en Leipzig y en Münster. Fue uno de los impulsores del «socialismo
organizativo» y apoyó también un resurgir de la sociología, ciencia que pensaba
que podía ser utilizada para adiestrar a los ejecutivos que dirigirían las
organizaciones a gran escala. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[Hayek se refiere a la obra de H.G.Wells, <i>Future in
America:A Search after Realities</i> (Londres y Nueva York: Harper
& Brothers, 1906). —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Johann Plenge, <i>1789
und 1914</i>,. cit., p. 20. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 82. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 120. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">[</span><i style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">Ibid</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">.,
p. 121. —Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">[</span><i style="line-height: 13.5pt;">Ibid</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">. —Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[Ésta y la siguiente cita aparecieron evidentemente en el
periódico socialista <i>Die Glocke </i>poco antes del final de la
guerra. Los redactores de la edición alemana de los<i> Collected Works</i> no
pudieron localizar la fuente exacta de la cita, y yo tampoco he podido. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[El químico alemán Friedrich Wilhelm Ostwald (1853-1932) dio
clases sobre todo en Leipzig, donde fundó un periódico y un instituto; colaboró
también en la fundación de muchas sociedades científicas. Sus muchos
descubrimientos hicieron que se le concediera el Premio Nobel en 1909. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[El industrial y político alemán Walther Rathenau
(1867-1922) aportó su experiencia como ex director del cartel de la
electricidad en calidad de asesor en la obtención de materias primas para el
Ministerio de la Guerra alemán durante la I Guerra mundial. En un influyente
panfleto publicado después de la guerra propugnó la socialización de la
economía prosiguiendo la planificación del tiempo de guerra en tiempos de paz.
Internacionalista progresista, y judío, Rathenau fue asesinado en 1922 al poco
tiempo de ser nombrado Ministro de Asuntos Exteriores. Sobre la influencia de
Rathenau en Hayek, véase F.A.<i> Hayek, Hayek on Hayek</i>, cit., p. 47
{p. 50 de la edición española} —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
Un buen resumen de las ideas de Naumann, tan características
de la combinación germana de socialismo e imperialismo como todas las que hemos
citado en el texto, se encontrará en R.D. Butler, <i>The Roots of National
Socialism</i>, 1941, pp. 203-9. [Hayek se refiere a Friedrich Naumann, <i>Mitteleuropa</i> (Berlín:G.
Reimer, 1915). El libro fue traducido por Christabel Meredith con el título <i>Central
Europe</i> (Nueva York: A.A. Knopf, 1917; reeditado en:Westport, CT:
Greenwood, 1971). Periodista, escritor y dirigente político, Friedrich Naumann
(1860-1919) fundó el Partido Democrático Alemán al final de la I Guerra
mundial. En su libro Naumann propugnaba una reorganización económica y política
de la Europa central bajo la hegemonía germano-prusiana. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[El economista y periodista alemán Paul Lensch (1873-1926)
estaba asociado, antes de la guerra, al ala marxista del Partido socialdemócrata
alemán, pero fue deslizándose cada vez más hacia la derecha durante la guerra.
Sus críticas al partido le valieron la expulsión en 1922. Probablemente Hayek
se refiere aquí a los libros de Lensch <i>Die deutsche Sozialdemokratie
under der Weltkrieg: eine politische Studie</i> (Berlín: Singer, 1915) y <i>Das
englische Weltreich </i>(Berlín: Singer, 1915). —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">Paul Lensch: <i>Drei
Jahre Weltrevolution</i>, 1917. </span>Una persona sagaz
permitió disponer, todavía en curso la anterior guerra, de la traducción
inglesa de esta obra:<i>Three Years of World Revolutio</i>n. Prólogo de J.E.M.
(Londres: Constable and Co., Ltd., 1918).<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[<i>Ibid</i>., pp. 25-26. En este pasaje Lensch decía en
realidad: «desde el punto de vista del desarrollo histórico, ese país tiene que
ser considerado <i>revolucionario</i> o no.» —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">[</span><i style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">Ibid</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">.,
pp. 67-68. —Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<i style="line-height: 13.5pt;"><span lang="EN-US">[Ibid</span></i><span lang="EN-US" style="line-height: 13.5pt;">., p. 204.
—Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">[</span><i style="line-height: 13.5pt;">Ibid</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">., p. 208. —Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">[</span><i style="line-height: 13.5pt;">Ibid</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">., p. 210. —Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">Lo mismo vale para otros muchos de los dirigentes
intelectuales de la generación que produjo el nazismo, tales como Othmar Spann,
Hans Freyer, Carl Schmitt y Ernst Jünger. Respecto a éstos, véase el
interesante estudio de Aurel Kolnai, </span><i style="line-height: 13.5pt;">The War against the West</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">,
1938, que padece, sin embargo, el defecto de pasar por alto a sus creadores
socialistas por limitarse al periodo de la posguerra, cuando de estos ideales
se habían apoderado ya los nacionalsocialistas. [El libro del historiador y
crítico Arthur Moeller van den Bruck (1876-1925) </span><i style="line-height: 13.5pt;">Das dritte Reich</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"> («El
Tercer Reich»), fue publicado originariamente en 1923, e influyó profundamente
en Adolf Hitler. En el libro, del que un extracto proporcionaba la cita que
introduce el capítulo, Moeller van den Bruck criticaba ideologías como el
socialismo, el liberalismo y la democracia, y pedía la formación de una nueva
conciencia propia de los alemanes y la institución de un estado autoritario con
control centralizado estricto de la economía. El filósofo de la historia alemán
Oswald Spengler (1880-1936), otro crítico de la democracia parlamentaria
liberal, predijo la inevitable decadencia de la cultura europea, que sería
sustituida por una nueva época de cesarismo (análoga a la sustitución de la
cultura griega por la romana, siendo esta última «carente de inspiración,
bárbara, disciplinada, práctica, protestante, prusiana»—p. 26), en su libro </span><i style="line-height: 13.5pt;">The
Decline of the West</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">, traducido por Charles Francis Atkinson, 2 vols. (Nueva
York: A.A. Knopf, 1926-1928). El sociólogo y economista austriaco Othmar Spann
(1878-1950) enseñó en la Universidad de Viena, donde Hayek fue uno de sus
alumnos. Era el profeta del «universalismo intuitivo», que preparó el camino al
austrofascismo, atacó la democracia, el liberalismo, el socialismo, y el
individualismo en sus leccions. Más datos sobre Spann, y la reacción de Hayek
contra él, en Caldwell, </span><i style="line-height: 13.5pt;">Hayek’s Challenge</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">, cit, pp. 137-39. El
filósofo y sociólogo alemán Hans Freyer (1887-1969) fue otro precursor
intelectual de los nazis. En su libro </span><i style="line-height: 13.5pt;">Revolution von Rechts</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"> («Revolución
en la Derecha»), publicado en 1931, propugnó el fin de la lucha de clases y,
por medio de «reformas» educativas, el surgimiento de un «estado del pueblo»
alemán nacionalista. En sus escritos, el escritor y ensayista alemán Ernst
Jünger (1895-1998) glorificó los aspectos estéticos, espirituales, y heroicos
de la guerra, y propugnó que la nación alemana hiciese suyo un </span><i style="line-height: 13.5pt;">ethos</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"> y
una organización militarista. Su relato de primera mano de la guerra de
trincheras en la I Guerra mundial, </span><i style="line-height: 13.5pt;">In Stahlgewittern</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;">, traducido al
inglés como </span><i style="line-height: 13.5pt;">Storm of Steel</i><span style="background-color: white; line-height: 13.5pt;"> por Michael Hofmann (Nueva York:
Penguin Books, 2004). Sobre el jurista Carl Schmitt, véase cap. VI, nota 5.
—Ed.]</span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Hayek se
refiere a Oswald Spengler, <i>Preussentum und Sozialismus</i> (Munich:
Beck, 1920). —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[<i>Ibid</i>., p. 4. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[<i>Ibid</i>., p. 7. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[<i>Ibid</i>., p. 62. Bajo su liderazgo, el estadista
prusiano Karl August, Fürst von Hardenberg (1750- 1822) supervisó la abolición
de la servidumbre, una reforma extensiva de los militares prusianos y, con
Heinrich Stein, la reforma del sistema educativo prusiano. Para más datos sobre
Humboldt, véase la introducción del autor, nota 4. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
La fórmula spengleriana encuentra su eco en una frase, a
menudo citada, de Carl Schmitt, la primera autoridad nazi en Derecho
constitucional, según la cual la evolución del Estado se realiza «en tres
etapas dialécticas: del Estado absoluto de los siglos XVII y XVIII, a través
del Estado neutral del liberal siglo xix, al Estado totalitario, en el que
Estado y sociedad son idénticos». <span lang="EN-US">(C. Schmitt,<i> Der Hüter der
Verlassung</i>. Tubinga, 1931, p. 79.)<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[Oswald
Spengler, <i>Preussentum und Sozialismus</i>, cit., p. 15. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 34. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 43-44. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 60. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
p. 97. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">Arthur Moeller
van den Bruck: <i>Sozialismus und Aussenpolitik</i> (Breslau:W.G
Korn, 1933), pp. 87, 90 y 100. </span>Los artículos aquí
recogidos, particularmente el relativo a «Lenin y Keynes», que debate más
detalladamente el tema discutido en el texto, se publicaron primero entre 1919
y 1923. [En el original, las tres referencias de Hayek son sobre las citas de
van den Bruck, y las incluye incorrectamente como aparecen en las páginas 87,
90, y 100 respectivamente, y no donde aparecen realmente, en las páginas
100-102. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">[<i>Ibid</i>.,
pp. 101-2. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
<span lang="EN-US">K. Pribram:
«Deutscher Nationalismus und deutscher Sozialismus», en el <i>Archiv für
Sozialwissenschaft und Sozialpolitik</i>, volumen 49, 1922, pp. 298-99. </span>El autor menciona como otros ejemplos de la misma vía de
argumentación al filósofo Max Scheler, predicador de «la misión mundial
socialista de Alemania», y al marxista K. Korsch, que escribía conforme al
espíritu de la nueva <i>Volksgemeinschaft</i>. [El filósofo alemán Max
Scheler (1874—1928), que escribió sobre ética, religión, metafísica, y sobre el
lugar de la persona en la sociedad, pertenecía al movimiento fenomenológico con
Husserl. Durante la I Guerra mundial elaboró textos de propaganda para el
gobierno. El periodista y escritor marxista Karl Korsch (1886-1961) fue un
dirigente del Partido Comunista alemán desde 1920 a 1926, que escribía con
frecuencia para sus diarios y redactaba su periódico teórico, <i>Die
Internationale</i>. Fue expulsado del partido bajo acusaciones de revisionismo
en 1926, y abandonó Alemania en 1934, estableciéndose finalmente en los Estados
Unidos. —Ed.]<o:p></o:p></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<a href="http://www.elcato.org/bibliotecadelalibertad/camino-de-servidumbre/capitulo-xii#304"><span style="background: white; color: #3965ae; text-decoration: none;">[304] </span></a><span style="font-family: 'Times New Roman', serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.5pt; margin: 12pt 0cm;">
[El periodista alemán Ferdinand Fried (1898-1967) escribió
de economía para varios periódicos, y fue el teórico económico del <i>Tatkreis</i>,
grupo de jóvenes revolucionarios conservadores. En su órgano <i>Die Tat</i> (traducido
de varias maneras como «La Acción» o «El Hecho») se oponían a la democracia
parlamentaria y al capitalismo, y propugnaban una economía nacion<span style="font-size: 9.5pt;">al autárquica
y planificada. —Ed.]<o:p></o:p></span></div>
<div align="left" class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-size: 9.5pt;"><br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--></span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-13472618849539857142014-10-25T20:23:00.000-07:002014-10-25T20:23:22.479-07:00Cómo el comunismo "construía el relato"<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
El post linkeado contiene una pequeñísima muestra de las atrocidades del comunismo, versión extrema y consecuente del socialismo marxista, sumada a la declarada falta de escrúpulos de Lenin. Los crímenes, el gulag, el totalitarismo, la mentira ("el relato") justificada por los pretendidamente elevados y redentores fines que se proclamaban, no fueron desviaciones de un ideal puro, sino la aplicación estricta de la ideología marxista-leninista en el poder. Si "la violencia es la partera de la historia" (Marx), no nos extrañe la cantidad de partos que hemos soportado y soportaremos si se impone.<br />
Hecha la introducción, sugiero la lectura del link (http://www.libertaddigital.com/opinion/historia/las-tres-vidas-de-pavlik-morozov-1276240193.html)(http://www.libertaddigital.com/opinion/historia/las-tres-vidas-de-pavlik-morozov-1276240193.html)<a href="http://www.libertaddigital.com/opinion/historia/las-tres-vidas-de-pavlik-morozov-1276240193.html" target="_blank">http://www.libertaddigital.com/opinion/historia/las-tres-vidas-de-pavlik-morozov-1276240193.html</a><br />
<br /></div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-23398717566780261572014-09-27T20:09:00.001-07:002020-03-28T16:09:26.777-07:00INFLACIÓN Y DESGOBIERNO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Hace algunos años escribí un artículo en "El Opinador Compulsivo", blog lamentablemente discontinuado, sobre la convertibilidad.<br />
<br />
De toda política monetaria y en general económica se puede opinar críticamente o defenderla con argumentos acertados o errados. Pero lo que resulta preocupante en Argentina, es el nivel de autocensura a que se ha llegado, paralelo con la influencia decisiva del gobierno en la información -desinformación- pública.<br />
<br />
Es probable que en la actual circunstancia política y económica que se vive, sea imposible un retorno a la convertibilidad. Pero debatir acerca de ella hace a la libertad intelectual, valor que se va extinguiendo, a la par del auge del posibilismo, de la cobardía ideológica y de la confusión<br />
<br />
Nuestra actual dirigencia, por acción del gobierno y por omisión de los llamados opositores, nos está llevando a niveles cada vez mayores de inflación y de pobreza. Si cae la demanda de dinero nacional -por las expectativas crecientes de inflación- puede dispararse la hiperinflación; o procurando impedir la fuga masiva del público hacia el dólar, el gobierno recurrirá -no lo cuesta mucho- a medidas autoritarias y quizás a encarcelamientos "ejemplificadores". No logrará nada. Entre Escila de la inflación y Caribdis de la recesión, preferirá, sin conseguirlo, evitar lo segundo fomentando el consumo. Por supuesto, para hacerlo necesita incrementar el gasto público y la emisión de moneda, aun a costa de agravar los problemas futuros y generar problemas insolubles: si se quiere evitar que la adicional demanda agregada que se busca generar impacte en la balanza comercial, procurará cerrar más la economía, lo que se traducirá en mayores precios internos y menor oferta de bienes. Si quiere evitar o atenuar la suba de precios con los controles policíacos propios de la ley de abastecimiento, provocará desabastecimiento. Más dinero en la plaza se traducirá en precios cada vez más altos del dólar y de otras divisas extranjeras, lo que agravará la brecha con su valor oficial, hasta que el actual gobierno o el que le siga se vea obligado a devaluar. De la presente situación saldremos -si salimos- empobrecidos, sin infraestructura, y con un retraso severo en los niveles educativos de nuestra juventud. Esto último no está ligado directamente con la política económica, pero sí con una política interna demagógica, facilista y basada en el autoengaño, la ceguera ideológica y el autismo. No hablo de la corrupción, porque con las ideas patéticamente falsas que campean en el discurso oficial, los resultados serían iguales aunque sus dirigentes fueran impolutos desde el punto de vista pecuniario.<br />
<br />
Formulada esta introducción, copio un link a mi ya viejo post sobre la convertibilidad.<br />
http://opinadortextos.blogspot.com.ar/2006/12/convertibilidadxe-el-corraln-es-que.html<br />
<a href="http://opinadortextos.blogspot.com.ar/2006/12/convertibilidadxe-el-corraln-es-que.html" target="_blank">http://opinadortextos.blogspot.com.ar/2006/12/convertibilidadxe-el-corraln-es-que.html</a></div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-2839559099949748192014-08-10T16:13:00.000-07:002014-10-16T08:00:27.662-07:00HOLDOUTS y "FONDOS BUITRES"<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Con
relación al tema de los "holdouts" se ha escrito mucho, pero generalmente
desde la defensa ideológica o política del accionar del gobierno, o desde su
crítica, o a partir del repudio global de lo que se considera nuestra “deuda
externa” –como si toda la deuda pública lo fuera- “de la usura internacional”;
o a la inversa, desde el denuesto al gobierno. Sin soberbia, considero que la
mayoría de las opiniones más difundidas son chapuceras en lo económico, y no
abordan o son indiferentes al derecho. Sin pretender agotar la cuestión, lanzo hacia
el ciberespacio algunas opiniones mías sobre las cuestiones jurídicas y económicas
involucradas:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-AR"> I.</span></b><span lang="ES-AR"> <b><u>VEAMOS APREVIAMENTE
QUÉ ES UN HOLDOUT<o:p></o:p></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
primer lugar, no todo “holdout” es un inversor o un fondo de inversión. Holdout
es el que retiene los títulos originarios -accione judicialmente o no- y
permanece fuera del canje o “reestructuración de deuda soberana”, según la
terminología del gobierno –que comportó una quita del 70% del capital-
dispuesto por el poder ejecutivo nacional a través del decreto 1735/2004. Nadie
está obligado a aceptar una poda del 70% de su acreencia, y legítimamente puede
rehusarse a canjear sus títulos, sea un acreedor nacional o extranjero, que los
haya adquirido antes del default o no. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 90.0pt; text-indent: -90.0pt;">
<span lang="ES-AR"> <b>II.</b> <b><u>EL PRETENDIDO SUSTENTO NORMATIVO DEL CANJE. SUS ALCANCES<o:p></o:p></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> El
decreto 1735/2004 –por el cual se abrió el canje- contenía una simple oferta,
que como tal, puede ser válidamente rechazada. Literalmente reza:</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
“Artículo 1º — Dispónese la reestructuración de la
deuda del ESTADO NACIONAL, instrumentada en los bonos cuyo pago fue objeto de
diferimiento según lo dispuesto en el Artículo 59 de la Ley Nº 25.827, mediante
una operación de canje nacional e internacional a ser llevada a cabo con los
alcances y en los términos y condiciones del presente decreto, según se detalla
en el modelo de "Suplemento de Prospecto (Prospectus Supplement)",
aplicable a la <b><u>oferta internacional</u></b>,
cuya copia en idioma inglés y su traducción certificada al castellano obran
como Anexo I al presente decreto, en el Procedimiento Operativo aplicable en la
REPUBLICA ARGENTINA, que obra como Anexo II al presente decreto y en las
Condiciones Aplicables a los Bonos emitidos bajo la ley de la REPUBLICA
ARGENTINA, que obra como Anexo III al presente decreto, los que se aprueban por
la presente medida y forman parte integrante de la misma”.</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> El
decreto se publicó en el Boletín Oficial sin anexos, por lo que no pueden
reputarse conocidos, y carecen de valor obligatorio, pero el canje significaba
una quita y una espera, salvo los “Par Bonds”; de todos modos, implicaba en
términos de valor presente una quita del 70% (<a href="http://www.latam.citibank.com/argentina/resourcs/pdf/11_Col.pdf">http://www.latam.citibank.com/argentina/resourcs/pdf/11_Col.pdf</a>).,
y pese a que la mayor parte de las víctimas del default fueron tenedores
nacionales y no los más informados –los que disponían de mayor información ya
habían vendido sus títulos en el año 2001- fue presentado a la opinión pública
como un triunfo frente a la usura internacional.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Toda
<b><i><u>oferta</u></i></b>
debe ser aceptada voluntariamente para obligar al destinatario de ella. El
silencio no implica manifestación de voluntad (artículo 919 del Código Civil),
y nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda (artículo 19 de la Constitución
Nacional).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> ¿Cuál
es la situación de quienes no aceptaron la “oferta” de canje”?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Aunque
no se publicó en el Boletín Oficial –y consecuentemente no es obligatorio, al
menos en el territorio argentino (art. 2 de Código Civil)- sirve para aclarar
la intención del poder público el Suplemento del Prospecto:</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
“Los Títulos Elegibles que no sean ofrecidos <b><u>podrían permanecer en mora indefinidamente</u></b>...la
Argentina ha anunciado que no tiene intención de reanudar el pago de de los
títulos de deuda pública que permanezcan en circulación después del vencimiento
de la Oferta..si se opta por no ofrecer los títulos de deuda pública en virtud
de la Oferta no es posible asegurar que se recibirá algún pago respecto de los
títulos de deuda pública en el futuro.”</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> De
idéntico tenor es el prospectus que obra en el sitio de la Securities and
Exchanges Commision (<a href="http://www.sec.gov/Archives/edgar/data/914021/000090342310000252/roa-424b5_0428.htm">http://www.sec.gov/Archives/edgar/data/914021/000090342310000252/roa-424b5_0428.htm</a>):
</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
“RISK FACTORS: Risks of Not Participating in the
Invitation: “Eligible Securities that are in default and that are not tendered <b><u>may remain in default indefinitely</u></b>
and, if you elect to litigate, Argentina intends to oppose such attempts to collect
on its defaulted debt.”</div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="EN-US"> </span></i>Quien admite que permanecerá indefinidamente en
mora con los tenedores de títulos, se reconoce deudor, porque la mora presupone
la existencia y subsistencia de una deuda. Ese un principio elemental de
derecho y de lógica jurídica que parece ser ignorado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si el canje era voluntario, los tenedores de
títulos que no ingresaran en el canje seguían –y siguen- siendo acreedores.
Acreedores en mora, en default, pero acreedores. No es admisible dentro de nuestro
esquema constitucional una cláusula –que por otra parte no se insertó- de que
los que no adhieran pierdan su acreencia. En el orden internacional, no hay nada
similar a un tratado supranacional de concursos que permita imponer novaciones,
quitas, esperas o ambas a los acreedores disidentes (holdouts). Opuestamente,
el principio es que los acuerdos o transacciones entre partes no son oponibles
a terceros, no los obligan ni pueden perjudicarlos (artículos 1195, 1199 y 851
del Código Civil). Esa regla es reconocida también en el derecho anglosajón (<a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Res_inter_alios_acta">http://en.wikipedia.org/wiki/Res_inter_alios_acta</a>).
<i><span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Tratándose de una oferta de canje de deuda,
y siendo su aceptación voluntaria, cada acreedor tiene derecho a no prestar su
consentimiento, sin que de ese rechazo o silencio derive como efecto jurídico
la extinción de la obligación, o la obligatoriedad de la quita y espera voluntariamente
admitida por quienes adhirieron al canje. Cualquier otra solución es
ostensiblemente violatoria del derecho de propiedad del titular de los bonos
defaulteados, que no quiere resignarse a la expoliación que significa una quita
a través de la “reestructuración”.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> De los términos del decreto 1735/2004 no
surge, ni sería razonable así entenderlo, que el rechazo de la oferta de canje
suponga una renuncia del acreedor a su crédito; la abdicación de un derecho no
se presume (artículo 875 del Código Civil), y la interpretación debe estar
dirigida a la preservación de los derechos, no a su aniquilación.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>III. <u>LOS ACREEDORES ARGENTINOS</u><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
2004, aproximadamente la mitad de la deuda pública estaba contraída con
tenedores argentinos, sometidos al llamado “riesgo soberano”, es decir, al riesgo
de ser estafados y que la justicia argentina convalide la estafa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Los
tenedores nacionales revestían ese carácter porque los títulos les fueron colocados
compulsivamente en pago de acreencias de larga data. Un ejemplo son las
distintas series de BOCON PRO y BOCON PRE (Bonos de consolidación de deuda con
proveedores o dados en pago de deudas previsionales, en ambos casos después de
largos juicios y un agotador trámite administrativo posterior a las sentencias
firmes).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Otros
títulos –sometidos o no a la jurisdicción argentina- eran administrados por las
AFJP, pero sus propietarios eran los aportantes del sistema jubilatorio (en
aquella época, bajo la ley 24.241, de capitalización). Después del default, las
AFJP entraron masivamente en el canje. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>IV. <u>LOS LLAMADOS “FONDOS BUITRES”<o:p></o:p></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-AR"> </span></b><span lang="ES-AR"> Hasta este punto, me he referido a los holdouts en general, hayan
o no transferido sus acreencias. Analicemos ahora la posición de los peor
tratados por el gobierno y los medios nacionales: los llamados “fondos
buitres”, que adquirieron a bajo (¿bajo?) precio títulos defaulteados, no
ingresaron al canje, y corrieron el riesgo de que no se les pagara nada:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES-AR"> 1. <u>Irrelevancia de lo que hayan pagado<o:p></o:p></u></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> El
adquirente de un título negociable tiene los mismos derechos que el tenedor
originario, con independencia del importe que haya abonado, en una operación
marcadamente aleatoria. La obligación de pago, con sus respectivos intereses,
está regida por las condiciones de emisión, y el tesoro argentino no deberá desembolsar
ni un centavo más de lo que primitivamente se obligó, antes del canje. Eso es
así con total independencia de que el o los compradores de títulos en default
los hayan adquirido a precio de default, a título gratuito, o que sea un
fideicomiso (“trust”), en que la transferencia haya sido simplemente fiduciaria,
con obligación del trustee de restituir al fiduciante todo o parte de los
fondos que obtenga mediante el litigio judicial. El Estado Nacional no paga
más, porque el fondo de inversión o un particular haya comprado los títulos a
precios de liquidación (exigüidad generada por el propio default). </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Es una verdad tan obvia, que me llama la
atención la escasez de argumentos en ese sentido, en contraste con el énfasis
que ponen el gobierno y sus defensores en argüir sobre las pingües ganancias
que obtendrían los “fondos buitres”, al haber oblado un precio inferior a la
par. ¿Acaso Argentina deberá desembolsar más, porque el comprador –sea o no un
“fondo buitre”- haya pagado menos al tenedor del título? ¿Qué tiene que ver la
ganancia del adquirente derivada de la compra a un precio cuya reducción deriva
del propio default, con el sacrificio de liquidez que todo desembolso dinerario
supone? Por ventura, ¿Argentina solventaría menos, si los que hubiesen
accionado judicialmente fueran tenedores originarios? (por ejemplo, receptores
originarios de Bonos de Consolidación, entregados en pago de deudas de añeja
data, y que se hartaron de ser serialmente estafados por el gobierno).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>2. </b>Otro fantasma que se agita, para
justificar el incumplimiento del fallo del juez Griesa, es la cláusula “RUFO”
(Rights upon future offers). ¿En qué consiste?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
el sitio <a href="http://www.sec.gov/Archives/edgar/data/914021/000090342310000252/roa-424b5_0428.htm">http://www.sec.gov/Archives/edgar/data/914021/000090342310000252/roa-424b5_0428.htm</a>
está transcripta la oferta, que literalmente reza:</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
<i>“Rights Upon Future Offers”. If following the
expiration of the Invitation until December 31, 2014, Argentina <b><u>voluntarily makes an offer</u></b> <b><u>to purchase or exchange or solicits
consents to amend any Pre-2005 Eligible Securities</u></b> not tendered or
accepted pursuant to the Invitation (other than an offer on terms substantially
the same as, or less favorable than, the Invitation), Argentina will take all
steps necessary so that each holder of Discounts or Pars will have the right,
for a period of at least 30 calendar days following the announcement of such offer,
to exchange any of such holder’s Discounts or Pars for the consideration in
cash or in kind received in connection with such purchase or exchange offer or
securities having terms substantially the same as those resulting from such
amendment process, in each case in accordance with the terms and conditions of
such offer to purchase, exchange offer or amendment process. The right of tendering holders to participate
in any such transaction is subject to certain conditions described under
“Description of the New Securities Rights Upon Future Offers.”</i></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"><i> </i> Si
Argentina <b><i><u>voluntariamente</u></i></b><i> </i>ofrece
mejoras <i>a los tenedores de títulos
elegibles no presentados al canje hasta el 31 de diciembre de 2014, </i>u
ofrece adquirir o cambiar o solicitar el consentimiento para enmendar cualquier
título emitido antes de 2005 que no ingresó al canje, Argentina dará todos los
pasos necesarios para que cada tenedor de Discount Bonds o Par Bonds (emitidos
como consecuencia del canje) tenga derecho, por un período al menor de 30 días
calendarios siguientes al anuncio de dicha oferta, pueda cambiar esos títulos
por su pago en dinero efectivo, o en títulos que tengan sustancialmente el
mismo contenido resultante de esa nueva oferta.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> El
cumplimiento de una sentencia no entrañaría una oferta voluntaria de mejora, y
no otorgaría derecho a los tenedores de Par Bonds o Discount Bonds a requerir
el mismo tratamiento. Por el contrario, pagar con nuevos bonos emitidos voluntariamente
como consecuencia de negociaciones, sí sería peligroso, porque podría disparar
el funcionamiento de aquella cláusula. De lo que extraigo que lo mejor que
puede hacerse es cumplir el fallo del Juez Griesa –que no será otra cosa que
respetar los derechos de los tenedores de bonos anteriores a 2005- y dejarse de
chiquilinadas. El gobierno dará una señal de que considera que existe una
continuidad jurídica del Estado, que impide repudiar la deuda que contrajeron otras
administraciones anteriores. Y esa señal reducirá el riesgo país, la tasa de
interés internacional, valorizará los activos argentinos, y reducirá o hará
cesar la fuga de capitales. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>2. <u>Los
“Credit Default Swaps”</u> <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> De
parecida laya es el argumento de que los “fondos buitres” suelen contratar seguros
contra default.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Efectivamente, existen los llamados “Credit
Default Swaps” que, como manifiesta un señor Sigman (<a href="http://www.lanacion.com.ar/1706248-los-fondos-buitre-una-plaga-global">http://www.lanacion.com.ar/1706248-los-fondos-buitre-una-plaga-global</a>):</span></div>
<div class="MsoNormal">
“<i>consisten en un convenio entre una
parte A que, teniendo bonos soberanos emitidos por los Estados o empresas
privadas, <b><u>toma un seguro con otra
parte B, para que, en caso de que el Estado o la empresa entre en suspensión de
pagos, la parte B pague a la A el valor del seguro</u></b></i>.”</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Continúa:
<i>“Los fondos buitre utilizan habitualmente
los CDS para sus operaciones especulativas. ¿Cómo operan? Cuando un país entra
en suspensión de pagos, los buitres compran los bonos defaulteados al 10 o 15%
de su valor. Algunos de los que tienen esos bonos los venden porque creen que
es mejor recuperar algo que nada. Articulados con estudios de abogados muy
expertos e importantes compañías de lobby, a veces con el apoyo de
personalidades importantes, los buitres, radicados casi siempre en paraísos
fiscales, lanzan juicios contra los países en default y rastrean sus activos
por el mundo en busca de embargos que sumen presión.”<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <i>“Los fondos buitre no aceptaron entrar en
esa negociación. Compraron deuda argentina por 325 millones de dólares y están
reclamando 3250 millones; es decir, 1000% de interés en siete años. Un juez de
Nueva York ya ha determinado que al fondo buitre NML se le debe pagar el total
al contado, e incluso ordenó al Banco de Nueva York, sede del pago a los
acreedores que aceptaron reestructurar la deuda, embargar las transferencias y
utilizar ese dinero para pagarle. Algunas versiones indican que, como suele
suceder, el fondo buitre NML tenía CDS sobre los bonos argentinos. Se trata de
un juego win win: si el fallo es positivo, cobra, y si hay default, también.”<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES-AR"> </span></i><span lang="ES-AR">El autor no aclara cuándo habrían sido contratados los swaps, cuándo
y cuánto se habría pagado a los “buitres”, y cuál sería el negocio del
asegurador, de pagar el 100% de la deuda en default –porque el siniestro que
precipitaría el pago del “swap” sería el default- para dejar luego al tomador en
libertad de acción para que procure su pago, en vez de subrogarse. Por el
contrario, las alternativas que se abren son las siguientes:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
La más probable: que el swap no prevea el pago del 100% del crédito en mora,
porque sería un negocio ruinoso pagar 100 por lo que vale en el mercado 10 o
15, para correr el albur de recuperar 100
más intereses, si se triunfa en un largo, azaroso y politizado litigio.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Que el swap sólo contemple el pago de un porcentaje, mayor al valor de mercado
de la deuda en default, pero menor al valor par. Eso es lo que nos indica la
racionalidad económica.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
cualquiera de las dos hipótesis, el que cobró el seguro pierde todo derecho a
reclamar, y subroga en sus acciones y derechos al asegurador que le abonó. En
Argentina, así lo prevén los artículos 80 y 100 de la ley de seguros n° 17.418,
y 768 del Código Civil; en Estados Unidos, es la consecuencia natural del seguro
(Black’s Law Dictionary, Seventh Edition, Copyright 1999 WEST GROUP, voces “subrogation”
and “subrogee”).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Y
tanto el holdout que nunca negoció su crédito, como el llamado “fondo buitre”
que lo compró al 10 o al 15%, como el asegurador que pagó al fondo buitre más
del 10 o el 15%, tienen derecho a procurar judicialmente el cobro, subrogándose
en los derechos del vendedor o del asegurado. ¿Qué sentido tendría asegurar
contra el default, si una vez ocurrido, el dador del swap no pudiese procurar
el recupero de lo pagado? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Sigman
encuentra perverso que se especule con el default, pero sería realmente
perverso con los acreedores si los títulos no fueran negociables ni asegurables
(lo que, por su extrema irracionalidad, nunca se dará). Su valor sería de cero
o próximo a cero, y en tales condiciones, cada país tramposo podría incumplir
sus obligaciones , y ofrecer en canje, no el 30%, sino el porcentaje más bajo
que le pluguiere. Máxime si, como postulan algunos –como Anne Krueger- ,
debería existir una regla internacional que obligue a los disidentes, a quedar
atados a la suerte de quienes acepten el canje</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Como
los acreedores no son tontos, el riesgo país se incrementaría , la tasa de
interés que debería abonar un país riesgoso aumentaría a proporciones siderales,
se reduciría aún más el valor de los activos internos de los países endeudados,
y se facilitaría la perpetración periódica de despojos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>V. <u>EL CONTENIDO ECONÓMICO DEL LITIGIO</u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>1. </b>Según el gobierno –al que es
imposible creerle- el 93% de los bonistas aceptó la oferta de canje. ¿Y después
de doce años de éxitos ininterrumpidos del modelo, el 7% de no aceptantes va a
derrumbar nuestra economía?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
verdad es que nos encontramos en dificultades, no por la acción de poderosos
conspiradores externos, sino por la ineptitud, la demagogia, la ignorancia y la
irresponsabilidad de un gobierno –acompañado por la oposición de Su Majestad-
que aumentó desmesuradamente el gasto público:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Según la ley 26.895 de presupuesto para el año 2014 –sancionada en 2013- se
previó un gasto –siempre subestimado- de más de $860.000 millones, de los
cuales se destinan a pago de la deuda pública $ 77.000 millones..</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Pocos meses después, mediante un decreto de necesidad y urgencia, el Poder
Ejecutivo Nacional dispuso un incremento de 199.045 millones de pesos para el
presente ejercicio, equivalente a uno 24.100 millones de dólares al cambio oficial
(<a href="http://www.lanacion.com.ar/1716118-el-incontenible-deficit-fiscal">http://www.lanacion.com.ar/1716118-el-incontenible-deficit-fiscal</a>).
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
En vívido contraste, el presupuesto de gastos del año 2005 –aprobado por ley 25.967-
preveía un gasto de $77.530,8 millones (<a href="http://www.mecon.gov.ar/onp/html/presupresumen/resum05.pdf">http://www.mecon.gov.ar/onp/html/presupresumen/resum05.pdf</a>).
Me remito a ese año, porque es el que sigue inmediatamente al decreto
1735/2004.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Si
bien el producto bruto ha crecido –no se sabe cuánto, por lo poco fiable de las
estadísticas oficiales- el aumento del gasto público ha sido fenomenal: en
cifras redondas, de $77.500 millones, a un billón de pesos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
diciembre de 2004 el dólar se cotizaba aproximadamente a $3; hoy, a $8,26.
Expresando en la divisa estadounidense ambos valores, el gasto público nacional
–sin incluir a provincias y municipios, ascendería –de cumplirse la pauta presupuestaria
subestimada de 2014- a 121.065 millones de dólares, contra 25.833 millones de
la misma moneda, en 2005.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Los
guarismos –que están subestimados- muestran que no faltó dinero al tesoro
nacional. Por vía de aumento de la presión tributaria más el impuesto
inflacionario, se extrae cada vez más dinero de los bolsillos de los
contribuyentes y de los habitantes del país en general. Todo eso, en medio de
un circo de delirantes y economistas heterodoxos que dicen que la emisión
monetaria no causa inflación:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Cristina Fernández de Kirchner (<a href="http://www.iprofesional.com/notas/94226-No-vengan-a-decir-que-la-inflacin-es-porque-creci-la-oferta-monetaria">http://www.iprofesional.com/notas/94226-No-vengan-a-decir-que-la-inflacin-es-porque-creci-la-oferta-monetaria</a>):
<i>“Que no vengan a decir que la inflación
es producto del aumento de la oferta monetaria" </i>.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Marcó del Pont (<a href="http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-190369-2012-03-25.html">http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-190369-2012-03-25.html</a>):
<i>“Es totalmente falso decir que la emisión
genera inflación”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span lang="ES-AR"> </span></i><b><span lang="ES-AR">2. </span></b><span lang="ES-AR">Si el gobierno, en vez de gastar desmesuradamente y pensar que todo
se soluciona con más gastos, más impuestos, más emisión, controles de precios,
congelamiento de tarifas, subsidios, cepo cambiario, apuesta a que los términos
del intercambio serán siempre favorables y ocultamiento de las estadísticas,
hubiera sido medianamente prudente, realista y sincero, los pagos de la deuda
pública no serían un grave problema. Sí lo es violar el derecho de propiedad.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> A
la inversa, con esta gente en el gobierno, aunque todo el mundo mágicamente
condonara nuestras deudas, subsistirían la inflación, la pobreza, la desinversión
pública y privada, la creciente crisis energética, el deterioro de la
infraestructura y la condena al fracaso y a la decadencia.</span><span lang="ES-AR"> </span><o:p></o:p></div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-2145794882485131592014-03-15T14:49:00.000-07:002014-11-28T18:20:15.229-08:00LA INFLACIÓN<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Ningún
país ha experimentado una tasa de crecimiento de los precios más persistente,
continua y elevada, que Argentina desde la década del 40. Desde 1975 y hasta
1991, la inflación fue crónicamente superior a los tres dígitos, con años de
hiperinflación. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Desde1970,
en que se cambió nuestro signo monetario por el decreto ley 18.188,
suprimiéndose dos ceros, se sucedieron el peso argentino en 1983 (se
suprimieron cuatro ceros), el austral en 1985 (se suprimieron tres ceros), el peso
convertible en 1991 (se sacaron cuatro ceros), y el actual peso no convertible.
Un peso actual equivale a 10 billones de pesos moneda nacional.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Pese
a que la inflación ha acompañado a nuestra decadencia y a nuestro retroceso
relativo frente a otras naciones, hay voces que proclaman que un "poco"
de inflación no es negativo, lo que es una muestra
preocupante de la falta de cultura económica e histórica de nuestros dirigentes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Desde
enero de 2002, los precios mayoristas ascendieron 6,45 veces medidos por el
mentiroso índice del INDEC. Aunque fuera cierto (lo que significaría una
inflación promedio del 16,8% anual en doce años; mucho mayor en los tres últimos),
se trata de una desvalorización grave de nuestra moneda. El poder ejecutivo puede intervenir el INDEC y
puede disfrazar las estadísticas de inflación, pero no puede eliminarla
mediante "úkases". </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Ya
han pasado tantos años de kirchnerismo,
que no es posible endilgar la responsabilidad a gobiernos anteriores,
aunque la propaganda gubernamental ubique la causalidad en conspiraciones
externas y grupos concentrados internos. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Así
como la despreocupación por las consecuencias del cigarrillo es más probable
que conduzca a la adicción, la subestimación de la inflación, en pasadas décadas,
ha llevado a inflaciones galopantes. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
inflación genera un círculo vicioso perverso, en que el alza de precios provoca
una puja distributiva –ningún sector quiere perder su participación en "la
torta" (el ingreso total)- y esa puja distributiva, al ser convalidada con
cantidades crecientes de moneda, genera más inflación, lo que provoca una nueva
lucha por preservar los ingresos reales.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Cuando
no existe esa "lucha", es porque determinados sectores fueron
"derrotados" y se tuvo la habilidad de culpar de su situación a
épocas y personas pretéritas. La devaluación del año 2002 "derrotó" a
los acreedores, a los asalariados, a los sectores de menores ingresos. No hubo mayor inflación por la enorme caída
de la demanda, y porque la
reprogramación de los depósitos privó de capacidad adquisitiva inmediata a un
importante sector de la población. Néstor Kirchner llegó al gobierno con una
inflación en baja. Pero ese no es un
mérito: obviamente, si se reducen los ingresos reales de la mayoría de la
población, la caída de la demanda abate la inflación, si los factores alcistas
de los costos –los salarios, las tarifas y el tipo de cambio- no aumentan. Pero
ese colosal cambio de precios e ingresos relativos tiene los mismos efectos
regresivos en la distribución del ingreso, que la inflación. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Como
es probable –y deseo que sea así- que algunos de los lectores de este artículo sean
de corta edad, y no hayan vivido o no recuerden las inflaciones galopantes e
hiperinflación que signaron la vida económica de nuestro país, es necesario
insistir en algunos conceptos elementales.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
inflación es –entre otras cosas- <b><i>un impuesto a las tenencias de dinero</i></b></span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><i><span lang="ES-AR">, </span></i><span lang="ES-AR">y además, un impuesto regresivo, pues
los sectores de menores ingresos son quienes mantienen una proporción más
grande de aquéllos en dinero, y no tienen acceso a activos financieros que
devenguen intereses compensatorios, en todo o en parte, de la inflación, o que
se actualicen total o parcialmente.. Su única "defensa" contra la
inflación es comprar todo lo que puedan, apenas cobren sus sueldos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Como
impuesto que es, la población tiende a eludirlo, reduciendo su demanda de dinero
y con ello, el valor real de sus tenencias en efectivo. Al terminar <st1:personname productid="la Segunda Guerra" w:st="on">la Segunda Guerra</st1:personname>
Mundial, el circulante más los depósitos en cuenta corriente significaban 120
días del PBI argentino, y al comienzo del plan austral –en Junio de 1985- sólo
tenían saldos en efectivo para menos de diez días</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[2]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">. E</span><span lang="ES-AR">n
1945 los depósitos bancarios representaban un 35 % del PBI, y los billetes y
monedas en circulación, un 12,5 %. El M2 ascendía a un 47,5 % del producto
bruto interno, contra las despreciables proporciones actuales</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Salvo
en las primeras etapas de la inflación –cuando la población no está
acostumbrada a cubrirse de ella, es decir, cuando la gente todavía sufre la “ilusión
monetaria” –que un peso equivale siempre a un peso; y que lo importante son los
salarios nominales, no los reales- la reducción de la demanda de dinero
significa que cada vez hay menos saldos en efectivo en poder del público. Esa
situación tiene efectos recesivos sobre
la economía, por lo que las políticas que pretenden activar la demanda global
–y con ella la producción agregada- mediante la emisión monetaria no logran ese
objetivo. Cuando hay expectativas inflacionarias, la carrera entre la oferta
agregada <b><i>nominal </i></b>de moneda y los precios, siempre es ganada por
éstos, razón por la cual la cantidad <b><i>real</i> </b>de moneda es cada vez menor.
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Los
efectos destructivos de la inflación, no sólo de la economía, sino de todo el
tejido social, son innumerables. Para los de corta edad, de corta memoria, o
que nos los conocen, lo recuerdo someramente:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
En primer lugar, es evidente que la inflación no crea recursos. Si como
consecuencia de ella, algunos salen ganando, es porque otros pierden. Al
disminuir el poder adquisitivo de quienes tienen ingresos que no incrementan su
monto nominal en forma inmediata y paralela al alza de los precios, y
suponiendo, para la economía global, un ingreso real constante, la disminución
de los ingresos reales de algunos supone el incremento de los ingresos de
otros. Es decir, que en principio <b><i>perjudica a los asalariados, a los desocupados,
a los cuentapropistas, a los profesionales,</i></b><i> </i>y beneficia a los
que incrementan sus ingresos más que sus costos. <b><i><o:p></o:p></i></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span lang="ES-AR"> *
</span></i></b><span lang="ES-AR">En segundo término, <b><i>perjudica a los
acreedores en moneda naciona</i></b>l, y más aún si –como en Argentina- se les
prohíbe indexar sus acreencias. Nuestro sistema legal reconoce parcialmente la libertad
para incrementar los precios (por mayor demanda, por mayores costos, o por lo
que fuere), pero no permite a los afectados reflejar pasivamente, a través de
índices de ajuste, esos incrementos que han sufrido. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Los
acreedores en moneda nacional son comparativamente más "débiles" que
sus deudores, pues el sistema jurídico no los protege. Los acreedores de
indemnizaciones, los asalariados, los jubilados, entre muchos otros, son
víctimas de la desvalorización de la moneda.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Ese
sesgo en contra de los acreedores, y en especial los acreedores en moneda
nacional, redistribuye el ingreso en contra de los más pobres. Una de las
tragedias de nuestro país es que gran parte de los sectores que siempre se
consideraron progresistas, y abogados de los más necesitados, hayan propiciados
políticas económicas que, al producir inflación, son empobrecedoras de los más
pobres. Y no es que lo hagan por innata maldad, sino por supina ignorancia.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Alienta <b><i>el incumplimiento de las obligaciones en moneda nacional, </i></b>pues
la inflación, más las normas legales que vedan la indexación, favorecen al
moroso. Litigar se torna económicamente "rentable" en vez de pagar,
atiborrándose artificialmente los tribunales de pleitos. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
Los beneficios y perjuicios simultáneos ocasionados por la inflación, <b><i>envenenan
las relaciones sociales</i></b>, fomentan el resentimiento, y acentúan las
contradicciones de clases. Desatado el potro de la inflación, los niveles
absolutos y relativos de ingresos dependen, en gran medida, de las presiones
sectoriales para que se permita aumentar los precios –en los sectores con
precios controlados- o de la "capacidad de movilización" de los gremios.
Esa situación alienta la discordia en las relaciones laborales, reduce la productividad
de la economía, fomenta las actitudes destructivas</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> y la violencia inclusive en las relaciones extraeconómicas. La
hiperinflación alemana de 1923, que empobreció a la mayoría y enriqueció a unos
pocos, alimentó a la vez a la bestia del nazismo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> *
<b><i>Disminuye, y en los casos extremos elimina por completo, los incentivos
para el ahorro y la inversión productiva.</i> </b>Gran
parte de la población que dispone de ahorros, los vuelca a la compra de bienes
de consumo durables, o de viviendas. La construcción y adquisición de viviendas
en "countries" o departamentos de lujo –alternativa racional frente
al despojo, y que no pretendo criticar- aunque en las estadísticas macroeconómicas
figure como "inversión", difícilmente aumente la productividad de la
economía.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Al
aumentar la imprevisibilidad, <b><i>incrementa las tasas de interés de largo
plazo, reduciendo la financiación para la inversión</i></b>. Ante tasas de inflación
de dos dígitos, no se puede contemplar un horizonte temporal dilatado para
las inversiones, y los préstamos de
largo plazo en moneda nacional se vuelven imposibles, a menos que se prevea un
sistema de indexación.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Una
tasa de inflación del 4% mensual –que ya hemos tenido en enero y febrero de
2014- significa un 60,10% anual y multiplicar los precios 110 veces en diez años. Con esos guarismos, resulta
imposible el uso de la moneda nacional como reserva de valor y unidad de cuenta
–salvo para las transacciones del momento- por lo que alienta el empleo de
otras monedas, que es justamente lo que las políticas económicas "nacionalistas"
quieren desalentar. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span lang="ES-AR"> *
Distorsiona los precios relativos, </span></i></b><span lang="ES-AR">exacerbando
la conflictividad social. En una economía con estabilidad de precios, los
valores de cambio relativos de los bienes varían, en función de las variaciones
de los costos de producirlos –y consecuentemente de su oferta- y de los cambios
en la demanda. Pero la inflación –y sobre todo, cuando su tasa es elevada-
determina que los cambios en los precios relativos –y consecuentemente, de los
ingresos relativos- sean más marcados: los que aumentan sus ingresos nominales
al ritmo de la inflación, simplemente mantienen su ingreso real; quienes los
aumentan menos, ven reducida la capacidad adquisitiva de sus salarios,
jubilaciones, alquileres, rentas u honorarios; quienes no saben, o por razones
fácticas o contractuales no pueden aumentan su retribución nominal, ven
reducidos sus salarios e ingresos reales. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> John
Maynard Keynes, en su obra "<i>A tract on monetary reform"</i> describió
acertadamente la inflación como una
forma de tributación. Al significar un impuesto sobre las tenencias de dinero, <b><i>se
corrompe el funcionamiento del sistema democrático</i></b>, pues el Estado
obtiene recursos de los más pobres o desprotegidos, por una vía ajena a <st1:personname productid="la Constitucin. Adem£s" w:st="on">la Constitución. Además</st1:personname>,
como todo tributo, quienes lo sufren procuran que respecto de ellos no se
verifique el hecho imponible</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> y esa menor demanda lleva –como lo expresé antes- a una reducción
de la cantidad <b><i>real </i></b>de dinero. La menor cantidad de dinero,
significa que el Estado necesitará cada vez más inflación, para recaudar la
misma cantidad de "impuesto inflacionario". Si las autoridades
pretenden obtener iguales valores que antes, la tasa de inflación deberá aumentar,
lo que a la vez estimulará al público a reducir sus tenencias de dinero. Esa
dinámica puede conducir a la hiperinflación: una espiral viciosa en que la emisión
provoca inflación, la inflación causa la reducción de la demanda de dinero, la
reducción de la demanda de dinero disminuye su cantidad real; la recesión provocada
por esa circunstancia, motiva al gobierno a emitir más dinero, y así sucesivamente,
en un proceso en que la inflación tiende a niveles progresivamente más grandes.
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Para
colmo, esa reducida demanda, y correlativamente escasa cantidad real de dinero,
hace que igual déficit fiscal que en países desarrollados o con mayores niveles
de monetización (proporción M/PBN), tenga efectos más inflacionarios. Por
ejemplo, si la cantidad de dinero es el 10% del producto bruto, un déficit
fiscal del 4% que se cubra exclusivamente con emisión monetaria, supone aumentar
la base monetaria el 40%. Si la inflación disminuye la demanda de dinero, y su
cantidad real se reduce, por ejemplo, al 5% del producto bruto, el mismo
déficit fiscal, en términos de porcentaje frente al producto bruto, significa
aumentar la base monetaria un 80%.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Suponiendo
–lo que no es una hipótesis aventurada en situaciones de alta inflación-
relaciones de causalidad recíprocas, el epílogo es la hiperinflación: más
oferta monetaria y menor demanda de moneda, aparejan mayor inflación; mayor
inflación, reduce la demanda de moneda, y con ello, su cantidad real; en esa situación,
los déficits fiscales financiados con emisión de dinero tienen efectos más
inflacionarios, pues entrañan un aumento porcentualmente mayor de los agregados
monetarios, lo que genera más inflación y menor cantidad real de dinero, y así
sucesivamente.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Se suelen distinguir dos
tipos de inflación. Ambas son destructivas, y en sus últimas etapas resultan
indistinguibles: la inflación de demanda, y la inflación de costos. Sea cual
fuere su impulso inicial, ninguna puede perpetuarse en el tiempo, sin un
permanente incremento de la cantidad de moneda.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b><u>Inflación de
demanda<o:p></o:p></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> En
la primera, la causa inicial es el incremento de la oferta monetaria. Así como
una superproducción de trigo o de azúcar produce la caída de su precio, la
superproducción de moneda provoca su desvalorización. Todo precio es una relación
de cambio; como una de las funciones del dinero es ser un medio de intercambio,
la reducción de su valor de cambio es el exacto correlato del incremento de los
precios.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Cuando
la gente dispone de más dinero para gastar, y dado que la oferta de bienes sólo
puede ser incrementada, en el corto plazo, en pequeña medida (un 10% de
incremento del producto bruto es considerado un logro ponderable), frente a
aumentos mucho mayores de la oferta monetaria, la consecuencia inevitable,
salvo que la demanda de dinero aumente –o lo que es igual, que su velocidad de
circulación disminuya- es el alza de los precios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Los
modelos macroeconómicos convencionales –sobre todo los neokeynesianos o
neoclásicos, muy frecuentes en los manuales de economía- suponen que la brecha
entre demanda global –consumo, más inversiones, más gasto público, más saldo
neto entre exportaciones e importaciones- y la oferta global, inducen a un alza
generalizada de precios. Cuando la inflación proviene fundamentalmente del
tirón de la demanda, probablemente el producto bruto se incremente, hasta el
límite de la capacidad instalada de la economía. Mientras más cerrada y menos
competitiva sea la economía, la mayor demanda se traducirá en mayores precios,
pues los productores locales no deberán temer la competencia exterior.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Pero
ese efecto no es duradero, y sólo subsiste en tanto dure la "ilusión
monetaria", es decir, mientras el público piense que el incremento nominal
de sus ingresos equivale a un aumento real, pese a que la oferta global de
bienes no ha aumentado. En el mediano plazo, esa ilusión se desvanece: los
asalariados, al ver erosionados sus ingresos reales por la inflación, demandan
aumentos de salarios. Los locadores aumentan los alquileres en los nuevos
contratos. Los ahorristas exigen mayores tasas de interés, para mantener sus
depósitos en el sistema bancario, o lisa y llanamente los retiran; los prestamistas,
bancarios o no, incluyen en la tasa de interés una "prima" que prevé
la desvalorización futura de la moneda; al aumentar el costo de oportunidad de
mantener en cartera dinero nacional, las personas compran activos que no se
desvaloricen (divisas extranjeras, oro, o bienes), como forma de preservar sus
ahorros.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Una
vez pasados los primeros efectos de la emisión monetaria, –activadores de la
demanda, y si hay capacidad ociosa, de la producción- si los precios ascienden
en igual o mayor medida que la cantidad de dinero emitida, el "efecto
riqueza" de los inicialmente mayores saldos monetarios se extingue por
completo: en términos reales, la cantidad de dinero se mantiene idéntica –en el
mejor de los casos, y si no disminuye la demanda de dinero- o se reduce (si la
tasa de incremento de los precios es mayor que el aumento de la oferta monetaria).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Una
reformulación de la ya conocida identidad cuantitativa lo aclara:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Si <b>M.V.</b>= <b>P.Q</b></span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><b><span lang="ES-AR">, </span></b><span lang="ES-AR">entonces</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-AR"> <b><u>M</u>
<sub>= </sub><u>Q</u><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-AR"> <b>P V<o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> M/P
es la cantidad real de dinero, que es mayor mientras el cociente Q/V (cantidad
real producida dividida en la velocidad de circulación) sea mayor. Dado que en
el corto plazo los cambios en la oferta real (Q) son pequeños, la cantidad real de
dinero es mayor, mientras menor sea la velocidad de circulación. Como la
velocidad de circulación es inversa a la demanda de stocks de dinero, en
definitiva la cantidad <b><i>real</i></b> de este (M/P= m), depende de esta
última variable (la demanda de dinero). </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
reducida demanda de dinero genera una pequeña cantidad <b><i>real </i></b>de
dinero, y consecuentemente, de la demanda <b><i>real</i></b> de bienes, razón
por la cual los efectos pretendidamente reactivantes de una política de expansión
monetaria son de muy corto alcance, y perduran el escaso tiempo en que los
precios no han aumentado en igual o mayor medida que la cantidad de moneda.<b><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b><u>Inflación de
costos</u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Cuando
algunos precios –salarios, tipos de cambio, tarifas de los servicios públicos,
impuestos indirectos- tienen una elevada incidencia dentro de la estructura
general de costos de las empresas, los aumentos generalizados de aquéllos
provocan un aumento en los precios de la economía. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Sea
cual fuere el impulso inicial, los sectores que ven afectada su posición
relativa como consecuencia del incremento de <b><i>alguno</i></b> de los
precios –los salarios, las tarifas, el tipo de cambio, los impuestos- también
aumentan sus propios precios. En el mejor de los casos, una vez finalizado el
ciclo de aumentos, los precios relativos se han mantenido, pero para que todos
se mantengan, es necesario que aumenten en idénticas proporciones. Supongamos
que el impulso inicial provino de los salarios: si los precios aumentan en la
misma proporción, los salarios reales se mantienen inmutables. Si subsiste el
descontento con los niveles anteriores, se procurará un nuevo aumento, seguido
de otras subas de precios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Lo
mismo puede decirse del tipo de cambio: transcurrido cierto tiempo, el gobierno
no puede manipular su valor real; pero si persiste en el estéril propósito de
mantenerlo elevado en términos reales, deberá adecuarlo permanentemente a la
tasa de inflación. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Afirmar, como lo hace el
gobierno, que se pueden simultáneamente aumentar los salarios reales, mantener
el nivel real del tipo de cambio, y evitar la inflación, es la misma
incongruencia que desear que en un combate ganen <b><i>ambos</i></b> contendientes.
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Como mayores costos, sin
un acrecentamiento igual de la demanda, significan menor oferta y menores
ventas, ese aumento de precios se produciría una sola vez, sin que signifique
un crecimiento persistente del nivel general de precios. Pero, dado que el
incremento de costos y precios es recesivo si no va acompañado de una demanda
que acompañe a ellos, el gobierno suele adoptar políticas de expansión de la
oferta monetaria -y por ende de la demanda de bienes- procurando compensar total o parcialmente los efectos
económica y socialmente negativos de aquéllos. Una vez convalidado el aumento
de precios –por mayores costos- con una expansión de la demanda nominal, los
precios prosiguen su aumento.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Si
subsisten los factores subyacentes en la economía real que determinaron el
aumento inicial, el nuevo nivel de oferta monetaria nominal –y consiguiente demanda
de bienes- constituye un nuevo escalón, para ulteriores aumentos de precios, en
los que los mayores costos generan la necesidad política de mayor emisión, y la
mayor emisión ocasiona nuevos aumentos de precios.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
diferencia entre la "inflación de costos", y la "inflación de
demanda", es que la primera no produce, ni siquiera temporalmente, ningún
efecto activador de la economía. Antes bien, la política monetaria se reduce a
convalidar los aumentos de precios; gráficamente se ha dicho que en vez de subir
por el "tirón" de la demanda, ascienden por el "empuje" de
los costos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Pero,
sea cual fuere la causa inicial, no puede haber una suba generalizada y
constante de los precios, sin un acrecentamiento correlativo de la cantidad de
dinero.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Ligado
al enfoque "inflación de costos", durante las décadas del 60 y 70, en
Argentina y en otros países de Latinoamérica (Brasil, Uruguay y Chile) estuvo
en boga el enfoque "estructuralista" –que en esa época se contraponía
con el "monetarismo"- de la inflación. Desde sus versiones más
extremas –que no asignaban ninguna importancia al fenómeno monetario- hasta las
más moderadas –que sólo reconocían a la expansión monetaria el carácter de
agente de propagación de presiones inflacionarias ocasionadas por factores no
monetarios-</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> coincidían en identificar como "monetaristas" a todas las
posiciones que consideraban ortodoxas, incluyendo en éstas a las variantes más
moderadas del keynesianismo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Las
posturas más radicalizadas carecían de sustento, a poco que se analicen las
causas del ascenso de los precios. Partiendo de la identidad cuantitativa –cuyo
carácter tautológico impide su cuestionamiento- no puede haber aumentos
permanentes del nivel de precios, sin una expansión de la cantidad de moneda:</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>M.V = P.Q<o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Si no se incrementan ni <b>M</b> (cantidad de
moneda) ni <b>V</b> (velocidad de circulación)</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">, a toda suba de los precios <b>P</b>, corresponderá un descenso de
la cantidad ofertada <b>Q</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
velocidad de circulación puede aumentar, o lo que es igual, la demanda de
dinero disminuir –de hecho, es lo que ha ocurrido desde 1945, y con picos que
coinciden con las hiperinflaciones- mas esa reducción tiene sus límites, pues
siempre será necesario contar con dinero para las transacciones, y un alza de
algunos costos no tiene por qué alterar los elementos monetarios (cantidad de
dinero <b>M</b> y velocidad de circulación <b>V</b>) de la ecuación. En tal
sentido, la inflación por el empuje de los costos no puede persistir, si no es
acompañado por la emisión monetaria (aunque no tenga la misma proporción).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Pero
el alza de los costos, al reducir la producción, engendra presiones políticas y
sectoriales para que el gobierno convalide, con emisión monetaria, la crecida
de los precios. Esa secuencia fue la constante en los últimos sesenta años, en
nuestro país.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> La
diferencia entre las concepciones de la inflación como "de costos" y
"de demanda", se proyecta a la política: cuando se atribuye la
inflación al aumento de algunos precios –sean los salarios, las tarifas, o el
tipo de cambio; o más recientemente, al alza de los combustibles, o de los
precios de los artículos de primera necesidad, atribuyéndolos a conspiraciones
monopólicas- el poder público tiende a autoexculparse, o conseguir que lo
exculpen vastos sectores de la comunidad. Su paso siguiente son los controles de
precios, que además de conformar un avance inconstitucional sobre las garantías
individuales</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> han fracasado invariablemente a lo largo de los siglos, pues, lejos
de actuar sobre la causa del aumento de los precios –demanda comparativamente
alta, frente a una oferta relativamente rígida- acentúan las causas de ese
aumento, provocando aumentos de la cantidad demandada, y reducciones de la
cantidad ofrecida de bienes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> Lo
que no advierten los simplistas es que el eventual poder monopólico de grupos
empresarios, si bien puede conducir a niveles elevados de precios, no es causa
de la inflación. La inflación no es un problema de niveles <b><i>absolutos</i></b>
de precios</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">, sino de tasas de incremento</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">, y de cambios de precios e ingresos relativos, más pronunciados mientras
mayor sea aquélla. </span></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Valeriano García-Alvaro Saieh, "Dinero, precios y política monetaria", págs. 324-325</span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> De Pablo, "Macroeconomía", pág. 699.</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> </span><span lang="ES-AR">Carlos
Brignone "Los destructores de la economía”, Ed. Depalma, 1980, págs.
40-50, </span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[5]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR"> Un arancel aduanero reduce las importaciones; los impuestos a las
ventas –como el IVA- reducen las ventas, et caeteris.</span></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> <b>M </b>es la cantidad de
dinero; <b>V</b>, su velocidad de circulación; <b>P</b>, el nivel general de
precios; y <b>Q</b>, la oferta real de bienes.</span></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> <b>Julio G.H. Olivera,</b> citado por Valeriano García, <i>"Dinero,
Precios y Política Monetaria"</i>, Ediciones Macchi, 1985, pág. 322.</span></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Que es inversa a la demanda de dinero.</span></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> La primera, es la garantía de la propiedad, aunque tradicionalmente
los tribunales los hayan convalidado. Pero además, el efecto de los controles
de precios sobre el equilibrio de poderes no suele ser destacado: el control
queda en manos de dependencias del Poder Ejecutivo y las sanciones son aplicadas
por organismos subordinados a aquél. Aunque se reconozca el derecho a apelar
ante los tribunales, la tacha de inconstitucionalidad no se salva. Si el Poder
Ejecutivo "en<b><i> ningún caso" pu</i></b>ede ejercer funciones
judiciales, la circunstancia de que los afectados puedan recurrir las
decisiones ante el Poder Judicial no empece a la invalidez, desde el punto de
vista de nuestra Ley Fundamental, de atribuirle esas funciones, no sólo porque
los jueces con frecuencia han retaceado sus facultades de control, excluyendo
las cuestiones que denominan "de oportunidad, mérito o conveniencia",
o expresando que los jueces no pueden conocer de las cuestiones que no hayan
sido planteadas en sede administrativa, convirtiendo, así, a los organismos
burocráticos en jueces de primera instancia.</span></div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Juan Carlos de Pablo, obra citada, pág. 713. </span></div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="Textonotaalpie">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LA%20INFLACI%C3%93N%2015-3-2014.doc#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Un gigantón de <st1:metricconverter productid="2 metros" w:st="on">2
metros</st1:metricconverter>, no es probable que crezca después de los veinte
años; el hecho de que su nivel <b><i>absoluto</i></b> de altura se elevado, no
significa que su crecimiento –tasa de incremento- sea positivo. Un niño de doce
años, crecerá más que el gigante adulto, aunque el valor absoluto de su altura
sea reducido</span></div>
</div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-27139578112841521762014-03-15T13:09:00.003-07:002014-03-15T13:38:04.614-07:00 DÓLAR ALTO, SALARIOS BAJOS. TIPO DE CAMBIO ELEVADO, DEVALUACIÓN Y POBREZA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
La reciente devaluación y la defensa por el gobierno y gran parte de la oposición de un tipo de cambio "competitivo" -es decir, un dólar alto- reactualiza lo que escribí hace algún tiempo, y reproduzco.<br />
<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/09/el-argumento-menos-presentable-y-por.html" target="_blank">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/09/el-argumento-menos-presentable-y-por.html</a></div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-18408967562399833232014-03-15T12:12:00.000-07:002016-11-26T18:18:30.310-08:00LA REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO (26-11-2016)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="justify">
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">LA REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO</span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Este post es la reedición de uno
anterior (que ya no veo en la red), corregido ligeramente, en las estadísticas
y en la presentación. También he agregado algunos matices, que no desvirtúan la
idea central: cifrar la mejoría de las condiciones de vida de la mayor parte de
la población en la redistribución del ingreso es engañarse, habitualmente con
buena fe pero escasa información. Pretendo que los destinatarios de estas
líneas sean quienes tienen un pensamiento opuesto al mío, y que siguen lo que
es una opinión inmeditada pero generalizada, aceptada por casi todas las
corrientes políticas en Argentina: la redistribución de ingresos es una de
esas frases que fácilmente coloca a su emisor en la vereda del
"bien", y a sus impugnantes, en la del "mal". Quien ose
controvertir ese erróneo consenso acerca de la pretendida necesidad de
redistribuirlo como una vía para el mejoramiento del nivel económico de la mayoría
de la población, no puede ser sino un malvado indiferente a las penurias
de los más pobres, sospechado de "neoliberal", lo que al parecer es
peor aún que la maldad o la indiferencia, porque significa la suma incorrección
política y el pecado social. Pese a que lo evidente es que el bienestar en los
países más ricos no se debe fundamentalmente a una distribución más igualitaria
del ingreso, sino a mayores ingresos, se sigue insistiendo en un esquema de
"suma cero": la forma de mejorar a los pobres, sería quitar mucho a
los comparativamente ricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">No es que sea indiferente a las
penurias de los más pobres. Todas las noches, al salir de mi oficina, siento un
desgarro al ver a niños cartoneros, arrastrando precarios carritos cargados de
desperdicios y material reciclable (su número ha aumentado en la "década
ganada"). Pero el dolor no debe nublar nuestra capacidad de análisis, ni
llevarnos a propugnar políticas que no resuelven los problemas, sino en todo
caso calman la conciencia de quienes creen que las soluciones surgen
mágicamente de una difusa preocupación, en que no se pone una cabeza fría al
servicio de un corazón caliente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Mi rechazo a la redistribución del
ingreso como supuesta panacea obedece a la convicción de que no es un medio
idóneo para la mejora permanente del nivel económico de la generalidad del
pueblo, y que por el contrario, en el vano intento de hacerlo se sacrifican la</span></i></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">s<b><i> garantías individuales y el
derecho de propiedad, acentuándose, para colmo la pobreza que se quiere
combatir.<o:p></o:p></i></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Lo anterior no significa que las
organizaciones privadas o el Estado se desentiendan de las situaciones de
miseria y marginalidad extremas, o de los que, sin culpa, no pueden acceder a
niveles mínimos de alimentación o salud</span></i></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">. Pero discrepo con la redistribución
generalizada de ingresos como solución para la pobreza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La distribución del ingreso es
desigual, pero expresar una realidad nada dice sobre la idoneidad de las
medidas para modificarla. Si el termómetro indica que un paciente tiene fiebre,
eso no significa que la medida adecuada para reducirla sea introducirlo en una
cámara frigorífica. Más allá del corto plazo –en el que quitar a Juan para dar
a Pedro alivia pasajeramente la situación de Pedro- la única solución para
todos es el crecimiento de la economía. Este por lo general, es inicialmente
desequilibrado, porque hay sectores, actividades o regiones de mayor productividad
o cuyos bienes o servicios tienen más demanda, que crecen, y otros permanecen
relativamente estancados. Cuando un país ofrece oportunidades, es altamente
probable que atraiga inmigrantes –provenientes de países o zonas con menores
ingresos medios- y esa afluencia de personas relativamente más pobres aumente
la desigualdad en la distribución, sin que esa circunstancia sea repudiable
desde el punto de vista ético o económico. Argentina en su época de vigoroso
crecimiento fue un país de inmigración, y con seguridad más desigual que el
territorio yermo y vacío que era en 1853. Pero, para quienes venían de países
devastados por la miseria, las guerras o la persecución política, religiosa o
racial (judíos que huían de los pogroms de la Rusia zarista, italianos y
españoles que venían a "hacer la América", cuando sus respectivos
países no les ofrecían posibilidades de progreso; sirios y libaneses con
pasaportes turcos; armenios, franceses, galeses, irlandeses), era una tierra de
promisión. Los inmigrantes no buscaban igualdad, sino oportunidades de
progreso, y normalmente las personas, cuando la ideología, el odio y el
resentimiento no desfigura su percepción, se alegran de sus mejoras
individuales, de su familia y de sus allegados, aunque otros mejoren aún más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">En el extremo, una cárcel es
probablemente el lugar donde el ingreso se distribuye en forma más pareja; las
economías precapitalistas o socialistas son más igualitarias, pero en la
miseria. Decididamente, la reducción de la desigualdad no mejora la situación
de la mayoría de la población, si la economía como un todo no crece y si la
sociedad no progresa. Salvo que se vea como virtud moral la igualación en la
miseria –a costa de la supresión de libertades y de la propiedad- es evidente
que igualar hacia abajo no mejora a los más pobres. Los socialismos que a lo
largo del siglo 20 y en la primera década del siglo 21 han fracasado y
continuarán fracasando, tienen probablemente una distribución más uniforme del
ingreso (entre otras cosas, porque los realmente ricos, cuando el país les
resulta inhabitable, procuran emigrar aun a costa de la pérdida de sus bienes
locales o de sus ocupaciones).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La comparación entre el sudeste de Asia
y África subsahariana es elocuente, pues hace pocas décadas eran similarmente
pobres. Ni Corea del Sur, ni Singapur, ni Taiwán –ni recientemente China e
India- han progresado económicamente en base a políticas en gran escala de
redistribución, sino por el contrario, de acumulación. La pobreza se redujo, en
un marco inequívocamente capitalista. No es que todo sea maravilloso en esos
países. Particularmente China conserva los vicios del partido único –el partido
comunista- así como el brutal cercenamiento de las libertades políticas y
civiles, y ha cometido gravísimas violaciones a los derechos fundamentales de
gran parte de sus habitantes. Pero aún con todas esas lacras, la situación
económica y también las libertades no económicas de sus habitantes han mejorado
respecto de la época del comunismo maoísta, que tanta admiración provocó en las
décadas del 60 y 70 entre la juventud que ignoraba la dolorosa realidad que
allí se vivía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Según datos que obtuve del sitio web <a href="http://www.nationmaster.com/graph/eco_dis_of_fam_inc_gin_ind-distribution-family-income-gini-index"><span style="color: blue;">http://www.nationmaster.com/graph/eco_dis_of_fam_inc_gin_ind-distribution-family-income-gini-index</span></a>,
la desigualdad del ingreso –medida por el coeficiente de Gini- varía entre los
distintos países, desde el más igualitario que según la tabla que allí puede
consultarse sería Dinamarca (0,247), hasta el más desigual, que sería Namibia
(0,707). Las diferencias de desigualdad de ingreso entre los países son de algo
menos que tres veces (0,7007/0,247), muy inferiores a las diferencias en los
valores absolutos del ingreso de aquéllos. En otras palabras, es mucho más lo
que se puede hacer por el crecimiento, que por la igualdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">El cuadro comparativo que reproduzco
-suponiendo que las estadísticas sean fiables- evidencia que la mayor igualdad
no es un indicador de prosperidad ni de bienestar. Uzbekistán (coeficiente de
Gini 0,268) es más igualitario que Finlandia (0,269); en Albania –que no es un
dechado de prosperidad, y cuyos pobres emigrantes se distribuyen por el resto
de Europa- la renta se reparte o se repartía en forma más pareja que en
Alemania (0,282 vs. 0,283). Ruanda (0,289) y Ucrania (0,290) presentan mayor
igualdad en la distribución que Austria, esta última acompañada por Etiopía
(0,3); Rumania y Mongolia (0,303) superan en igualdad a los Países Bajos
(0,309). Bangladesh (0,318) y la India (0,325) son más parejos en ese aspecto
que Francia (0,327), Canadá (0,331) y Suiza (0,331). Los yemenitas pueden
sentirse felices, porque en su país el coeficiente de Gini (0,334) muestra una
distribución más uniforme que Polonia (0,341); los habitantes de Egipto (0,344)
deben estar muy contentos, pues gozan de mayor igualdad que España (0,347),
Australia (0,352), Israel (0,355), Irlanda (0,359), Reino Unido (0,36), Italia
(0,36) y Nueva Zelanda (0,36). Jordania (0,364), Nepal (0,367), Vietnam (0,37)
y Laos (0,37) son países en los que impera mayor igualdad que en Jamaica
(0,379), y ambos superan a Portugal (0,385) y a Estados Unidos (0,408). El
lector de estas líneas que privilegie la igualdad por sobre otras
consideraciones, puede optar por Uzbekistán, Albania, Ruanda, Etiopía, Rumania
y Mongolia, Bangladesh y la India, en vez de emigrar a países más desiguales
como Francia, Canadá, o Suiza (0,331). El menú contempla como variantes a Yemen
o Egipto, sin duda preferibles a España, Australia, Israel, Irlanda, Reino
Unido, Italia, Nueva Zelanda o Estados Unidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Las tendencias migratorias muestran, en
cambio, que la igualdad atrae más desde el punto de vista ideológico que de las
decisiones vitales. Llegado el momento de emigrar, la gente se guía por su
ansia de progreso y libertad, no por el deseo de igualdad, y por algo las
personas no hacen cola en las embajadas de los países socialistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La desigualdad es enfocada generalmente
desde dos ángulos distintos: como causa autónoma de inmiseración
–"mientras los ricos se hacen más ricos, los pobres son cada vez más
pobres"- y como patología ética de una sociedad, con prescindencia del
mejoramiento en las condiciones de vida. Inclusive los aumentos absolutos de la
brecha –inevitables, pues a igualdad de incrementos porcentuales, los más ricos
incrementan más su ingreso absoluto que los relativamente más pobres</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref1"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[1]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">- son presentados, equivocadamente, como signos de
empeoramiento de la desigualdad. Se habla sin conocimiento de la redistribución
del ingreso, como si fuera tarea fácil, y no afectara el ahorro, la inversión y
los incentivos para el trabajo, la innovación y la creación de riquezas. Otras
voces, más extremas, claman por la redistribución de los patrimonios (pues las
diferencias de riqueza son más pronunciadas que las de ingresos, al no
contabilizarse usualmente dentro de la riqueza el propio capital humano).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">El énfasis puesto en la redistribución
de la riqueza –y no en su generación- desconoce u olvida que:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* La desigualdad no es una causa de
aumento de la pobreza absoluta, y no es cierto que de la mayor riqueza de
algunos derive la pobreza del resto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* Los niveles de desigualdad dado un
determinado nivel de ingresos no difieren tan marcadamente como los niveles de
ingresos obtenibles mediante el crecimiento, siendo éstos en definitivo los que
tienen mayor gravitación en la pobreza o en la riqueza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* El crecimiento, a la vez, depende de
los incentivos para ahorrar, invertir, trabajar, producir e innovar, todos los
cuales se ven reducidos y hasta aplastados –según los alcances de la
redistribución- por las políticas redistributivas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* Las desigualdades de ingresos
provienen de las desigualdades del capital humano y no humano. Redistribuir los
altos ingresos de personas que viven de su trabajo, pero que han acumulado
"capital humano" a través de su capacitación o condiciones naturales,
a favor de otras personas, trabajadoras o no, de bajos ingresos reduce los
incentivos para trabajar; y redistribuir los altos ingresos del capital provoca
el éxodo de capitales, salvo en el corto plazo, para los activos físicos que no
pueden ser sacados del país ni convertidos fácilmente en dinero. En el largo
plazo, la desinversión se traducirá en un empeoramiento de las condiciones de
vida de todo el mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* Finalmente, aunque no es lo menos
importante, la redistribución generalizada presupone un modelo constitucional
de Estado altamente autoritario y no evitaría las injusticias, sino que
provocaría otras. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">1. <u>La desigualdad no es causa
de la pobreza absoluta</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Los países más pobres –casi todos los
del África subsahariana, la mayor parte de los de Latinoamérica, o ciertas
áreas de ellos- son los de de menor ingreso per cápita, y aunque comiencen a
crecer, requerirán muchas décadas para alcanzar niveles de vida similares a los
de los países o regiones de ingresos medios, para no hablar de los de altos
ingresos. Dentro de nuestro país, el noroeste y el noreste tienen niveles de
ingreso por persona o por familias –según la forma que se practique la
medición- más cercanos a los del resto de América Latina, que las otras
regiones de la Nación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Supongamos que, en la situación actual,
el ingreso promedio comenzara a crecer persistentemente, y los de ingresos
superiores incrementaran sus ingresos más que los estratos inferiores.
Evidentemente, mientras mejoren en términos absolutos los de niveles más bajos,
aunque sea en proporciones inferiores a los sectores medios y de altos
ingresos, no habría un empobrecimiento de aquéllos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Esa situación se ha repetido a lo largo
de la historia en muchos países. El crecimiento, por lo general, es
inicialmente desequilibrado, porque hay sectores o regiones de mayor
productividad o cuyos bienes o servicios tienen más demanda, que crecen, y
otros permanecen relativamente estancados. Cuando un país ofrece oportunidades,
es altamente probable que atraiga inmigrantes –provenientes de países o zonas
con menores ingresos- y esa afluencia de personas relativamente más pobres
aumente la desigualdad en la distribución, sin que esa circunstancia sea mala.
¿Qué ocurriría si los países desarrollados abrieran por completo sus fronteras
hacia los flujos migratorios? Con seguridad, la afluencia masiva de inmigrantes
tornaría más desparejas las rentas en los países receptores, lo que, visto
desde la perspectiva de sus sectores sindicalizados o xenófobos, sería
presentado como un mal, olvidando que simultáneamente se reduciría la
desigualdad de los ingresos
mundiales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">2. <u>La distribución del ingreso
no es independiente de su generación</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">En términos generales, los ingresos
constituyen la retribución de los factores de producción, y que son remunerados
conforme con su productividad marginal, es decir, lo que contribuyen a
incrementar la producción total. Dejamos de lado el sector público, en que los
ingresos se asignan en forma política o al menos conforme a criterios
discrecionales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">El ingreso no es una bolsa común, de la
que se "apropian" algunos individuos o sectores, sino la
contrapartida de la producción y venta de bienes o servicios. Si los que
producen ven reducida su retribución y cercenadas sus posibilidades de ahorrar,
disminuirán y en el extremo eliminarán la oferta de sus bienes o servicios,
empobreciéndose así la colectividad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> Las propuestas redistributivas suponen que, en
gran medida, los ingresos más altos son rentas de factores específicos, que no
tienen la alternativa de reducir su oferta; en otras palabras, que su oferta es
inelástica. Eso es un craso error: pocos se resignan a ver reducidos sus
ingresos y mantienen inalterables sus actitudes económicas. Los que puedan,
venderán sus activos fijos y sacarán sus capitales del circuito económico. Los
más grandes, poderosos y ricos, y aquellos cuyo capital humano –conocimientos,
capacitación, laboriosidad, juventud, inventiva o aptitud empresaria- sea
demandado en otros países del mundo, emigrarán sus capitales o sus personas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Otros no abandonarán su patria, pero se
reducirá el ahorro, pues la redistribución supone privar de una parte
considerable de sus ingresos a los sectores con mayor propensión al ahorro y a
la inversión, entregárselos al Estado, que luego de sacar una jugosa tajada
para su burocracia –conformada por individuos y familias que consumirán
probablemente más que los expoliados, dado que sus ingresos son más seguros-
distribuirá una parte de lo sacado a los sectores de mayores ingresos, y
probablemente mayor productividad y mayores ahorros, entre personas de menores
ingresos y mayor propensión marginal al consumo. Esos menores niveles de ahorro
y de productividad se traducirán en menor inversión –es decir, menor creación
neta de capital- y como tendencia general, en menores salarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La redistribución, si se realiza en
gran escala, provoca éxodo de capitales. Esa salida aumenta el tipo de cambio
real, que depende de la relación entre los precios de los bienes
comercializables internacionalmente –que tienden a ser similares en todo el
mundo- y los no comercializables internacionalmente, fundamentalmente los
servicios que no tienen mercado fuera del país, entre ellos, los servicios
productivos brindados por el trabajo. En otras palabras, la emigración de
capitales reduce los salarios reales y los ingresos de quienes no producen para
la exportación, o no tienen la posibilidad de ofrecer sus bienes y servicios en
el exterior (la mayoría de la población).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Si no se entiende que las economías en
las que los asalariados tienen mayores retribuciones son las que cuentan con
mayor dotación de capital per capita y tecnología más avanzada, no se conoce
nada del funcionamiento de los sistemas económicos. Ese desconocimiento produce
trágicos errores y pobreza generalizada, aunque con las mejores intenciones se
procuren los fines más elevados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">2. <u>Los niveles de desigualdad
dado un determinado nivel de ingreso promedio per capita no difieren tanto como
los niveles de ingreso obtenibles mediante el crecimiento</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">A Vilfredo Pareto, economista y
sociólogo del siglo XX (1848-1923), le llamó la atención que las desigualdades
en la distribución del ingreso no diferían marcadamente en los distintos
países, y concluyó que existía una tendencia a la constancia a lo largo del
tiempo. Basándose en estadísticas –en esa época, no muy fiables- de distintos
países, postuló la inoperancia de las políticas redistributivas, pues opinaba
que ocasionan fuerzas que restauran la distribución primaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">El Estado puede en alguna medida
atenuar las desigualdades, pero el éxito posible de la actuación estatal es
mucho más limitado de lo que se cree, porque la desigualdad responde no sólo a
diferencias heredadas de patrimonio ni a disparidades actuales de ingresos,
sino a distinciones individuales de educación, de capacitación, de aptitudes,
de espíritu emprendedor y empresario, y también de suerte. Aunque se igualen
provisoriamente los resultados emergentes de esas disimilitudes, las causas
subyacentes de ellas subsistirán, y con el transcurso del tiempo se tenderá a
regresar a situaciones de desigualdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Un análisis de los niveles de ingreso
per capita de los distintos países del orbe, y su comparación con la
desigualdad, patentiza que son mucho mayores las diferencias de los primeros
que la segunda. Los países desarrollados son entre treinta y cuarenta veces más
ricos que los países más pobres –y sus desigualdades se deben a la
cantidad significativa de personas muy ricas y a la afluencia de
inmigrantes pobres- pero no hay países que sean cuarenta veces más
igualitarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Según Samuelson-Nordhauss</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref2"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[2]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">, en 1995 el 5% de los hogares estadounidenses de
renta superior recibía el 21% de la renta total; el quintil superior –es decir,
el 20% más rico- captaba el 48,7% de la renta total. La distribución de la
renta no era muy diferente de la de Gran Bretaña y Suecia (obra citada, pág.
350), y la distribución de la riqueza –es decir, no de los ingresos, sino de
los patrimonios- era menos desigual en Estados Unidos que en Gran Bretaña.
Recientes estadísticas (fuente <a href="http://www.census.gov/"><span style="color: blue;">www.census.gov</span></a>) arrojan resultados similares: en
2006, el 5% de ingresos superiores obtuvo el 22,3% de la renta; correspondió al
quintil superior el 50,5%. Esos guarismos están referidos al ingreso
disponible, es decir, ya deducidos los impuestos directos e indirectos, y los
subsidios a los sectores más pobres se suman a aquél.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">3. <u>Dificultades de definición e
instrumentación</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Suponiendo que, a partir de una
situación de desigualdad, se considerara un objetivo indiscutible la
redistribución (así suele ser planteado), surgen muchos interrogantes que no se
suelen formular los redistribuidores: 1) ¿en qué punto se detendría?; 2) ¿a
favor de quiénes se haría?, ¿del decil más pobre, del quintil más pobre o de
sectores más amplios?; 3) ¿cómo se la instrumentaría?; 4) ¿cuáles serían los
costos en términos de incentivos, y de administración de la propia
redistribución?; 4) ¿cómo se evitaría el incentivo para la subdeclaración de
ingresos?; 5)¿qué resultados se obtendrían?; 6) ¿serían realmente deseables
esos resultados?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> Dado que la permanente igualación de los
ingresos suprimiría todo aliciente para la creación de riqueza, los
redistribuidores más moderados se limitan a procurar menores niveles de
desigualdad. ¿Cuál es entonces el nivel tolerable? En la mayor parte de los
países, los principales contribuyentes del impuesto a las ganancias son las
sociedades de capital. La fijación de alícuotas mayores alentaría la radicación
de capitales en países con menores niveles de tributación, como de hecho está
ocurriendo. Pero dejemos de lado por ahora esa dificultad, y nos concentremos
en las personas físicas. Habitualmente, las de más elevados ingresos son las
que tienen mayores posibilidades de salir del país y buscar otros con gobiernos
más amigables. Imaginemos, sin embargo, que eso no ocurre, y que buenamente los
más ricos aceptan mayor imposición (dentro de ciertos niveles, ya lo han
hecho). ¿Dónde se detiene la redistribución? Muchas buenas almas que la
propician piensan que a ellos no les tocaría, sino solamente a los más ricos
(siempre definidos en niveles de ingresos superiores a los propios).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Gran parte de los entusiastas
redistribuidores suponen que no estarán dentro del grupo de los
"redistribuidos". Una política redistributiva –suponiendo que fuera
deseable- no puede limitarse a un pequeño porcentaje de la población, como por
ejemplo, el 5% de mayores ingresos (que en Estados Unidos obtiene el 22% del
ingreso), pues aunque se los privara del 100 % de sus ingresos –dejando de lado
la iniquidad de hacerlo, y que sus ingresos ya están recortados por los
impuestos- sólo se lograría mejorar un 22 % del ingreso y por una sola vez a
los restantes grupos, algunos de ellos de niveles comparativamente altos de
rentas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La política de redistribución debe,
forzosamente, fijar un porcentaje de la población que "aportará" y
otro que "recibirá". Mientras más grande sea el grupo de los
receptores, mayor tendrá que ser también el de los aportantes. Para que tenga
algún efecto –suponiendo que pueda tenerlo- los sujetos gravados tendrían que
ser cada vez más numerosos, abarcando a buena parte de la clase media, dentro
de la cual se encuentran casi todos los entusiastas ideológicos de la
redistribución. Distribuir únicamente los ingresos de los millonarios no
mejoraría significativamente el bienestar del resto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">4. <u>Los ingresos no son el único
indicador de bienestar</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Aislando por ahora del análisis que un
estado redistribuidor no puede ser federal; que requiere de un poder ejecutivo
macrocefálico y de una justicia adicta que no ponga límites al poder fiscal;
que la redistribución, si es generalizada, elimina las energías para producir y
trabajar, y alienta la fuga de capitales y de personas, tampoco es justo. Un
anciano con cáncer de altos ingresos y necesidades mayores, debería aportar a
favor de jóvenes sanos de bajos ingresos, en una medida mucho mayor de lo que
ya lo hace.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Contrariamente a lo que se afirma en
forma errada, los sectores de altos ingresos y las empresas son los únicos que
pagan sumas considerables de impuestos directos (a las ganancias, a los bienes
personales, a la ganancia mínima presunta; impuestos inmobiliarios; los
impuestos a los automotores y rodados más altos). Gravarlos con mayor
intensidad requiere de un ejército de nuevos inspectores, mayores
arbitrariedades y persecuciones del fisco. Aumentar el "gasto social"
–si es empleado con eficiencia- <i>puede</i> (ni siquiera es seguro)
reducir los niveles más extremos de pobreza o algunos de sus más lacerantes
efectos, pero no hará a los pobres más ricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> 5. <u>La
educación</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">La educación sí puede disminuir la
pobreza, pero eso es algo diferente de la distribución del ingreso. La pobreza
no es sólo un problema de bajos ingresos, sino de un reducido valor del
"capital humano" (dicho sea esto sin ninguna connotación peyorativa).
El problema de los más pobres no son sólo sus bajos ingresos, sino su escasa
posibilidad de incrementarlos, porque su productividad es muy baja o nula.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Y la educación pública argentina
tampoco aminora la marginalidad, puesto que, cualesquiera sean sus intenciones,
no alienta la capacidad, ni el esfuerzo, ni la competencia, ni el mejoramiento,
y por el contrario, en su afán de evitar la "expulsión" del sistema,
fomenta las conductas destructivas y antisociales, al punto que en una
generación, la clase media, que enviaba a sus párvulos a las escuelas públicas
en una proporción significativa, ha huido de ellas, aterrada por la
inseguridad, la politización, la pérdida de horas de clase y el permanente
incentivo a la transgresión, la destrucción y el salvajismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">6. <u>La redistribución presupone
un modelo constitucional de Estado altamente autoritario y no evitaría las
injusticias, sino que provocaría otras</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">No es dudoso que los gobernantes deben
procurar el bienestar general de la población, y es triste que en uno de los
mayores productores de alimentos del mundo, haya casos de desnutrición que
conmueven el corazón de una hiena. Pero eso no significa aceptar que los medios
propiciados para superar la pobreza resulten adecuados al fin que buscan.
Los países progresan cuando hay seguridad jurídica, que permiten a la
iniciativa privada el ahorro, la inversión, la acumulación de capitales, el
desarrollo de emprendimientos novedosos y rentables, la incorporación de
tecnologías y el mejoramiento de la educación. La redistribución, si se la toma
en serio, mata todas esas iniciativas, y sus frutos son exiguos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Argentina es, a nivel de normas, un
país con pretensiones de socialdemócrata (más social que demócrata, y más
demócrata que republicano, sin ser en definitiva ni social, ni demócrata ni republicano).
Ya el Estado tiene enormes facultades, lo que en la práctica significa un poder
ejecutivo fuerte, a despecho de las críticas verbales que se dirigen contra la
acumulación y delegación de poderes. Pretender la redistribución en una medida
mayor de lo mucho que intenta hacerlo el sistema impositivo, significaría un
estado autoritario, si no totalitario, y opuesto a lo que resta de liberal de
la Constitución de 1853. El gobierno nacional debería contar con otras fuentes
de ingresos que las que prevé el art. 4 de la Constitución; la garantía de la
propiedad (art. 17) quedaría hecha añicos; las políticas nacionales suponen
ingresos nacionales, y privar aún más a las provincias de sus fuentes de
recursos, que constitucionalmente les corresponden; el Poder Judicial debería
convalidar más amplias delegaciones de poderes en el ejecutivo o en
dependencias de éste, en violación de la letra y el espíritu del art. 76 de
nuestra carta constitucional. Frente a tan altos objetivos, los reparos de
orden jurídico serán presentados como cuestionamientos formalistas de abogados
del establishment, de –para emplear las palabras del marxismo- "sicofantes
de la burguesía". La lógica de las supuestamente ilimitadas
potencialidades del Estado para hacer el bien, conduce a que todo lo que
estorbe la consecución de esos fines sea primero mirado con disfavor, y luego
demonizado. El paso siguiente, y mucho más cercano de lo que se cree, es la
persecución de los disidentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">El discurso totalitario –sea cual fuere
su signo ideológico- siempre discurre por similares senderos: nuestros
objetivos son tan elevados, que los medios deben ser proporcionados a su
consecución; luego, están justificados, sean cuales fueren los obstáculos
jurídicos o institucionales, porque fines tan altos justifican medios
excepcionales; emprendido ese camino, no se pueden tolerar trabas a tan nobles
propósitos, y el que discute los medios en realidad se opone a los fines; el derecho,
como la economía, deben estar al servicio del hombre; luego…¡al demonio las
garantías constitucionales, en particular la propiedad!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">No todos los países siguen ese sendero,
pero cuando la garantía de la propiedad y en general las salvaguardas y reglas
constitucionales se subordinan a supuestas consideraciones de bien público, no
se obtiene éste, pero se sacrifican a aquéllas, sumiéndose al país en el
autoritarismo, la pobreza y la decadencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">7. <u>El dirigismo estatal no asegura
una mejor distribución</u></span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Creer que una distribución más
igualitaria del ingreso puede compensar la menor oferta de bienes y servicios,
es una ilusión sin fundamento. Al margen de lo difícil que resulta cambiar esa
distribución, tal enfoque adolece de deficiencias analíticas fundamentales:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* Las medidas intervencionistas pueden
ser soportadas mejor por las empresas más grandes, que tienen un acceso más
fluido al poder político, y disponen de mayores recursos para afrontar las
pérdidas o, en casos extremos, abandonar el país. Lo probable es que afecten
más acentuadamente a las empresas y actividades pequeñas o medianas, a los
relativamente ricos pero no poderosos, y a los consumidores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">* En el largo plazo, el crecimiento de
la economía no tiene límites, que sí existen en la distribución del ingreso.
Una economía con un ingreso per capita de 500 dólares anuales, por igualitaria
que sea, no podrá distribuir más que eso, y siempre será más pobre que otra
desigual, con un ingreso per capita de 30.000 dólares anuales. Las distintas
experiencias históricas muestran que la tendencia inevitable de los flujos
migratorios, es que la gente emigre desde las economías dirigidas, hacia las
más libres, aunque las primeras presenten una distribución más pareja del
ingreso</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref3"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[3]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">. Antes de la
revolución industrial y en la edad media, probablemente el ingreso se
encontraba distribuido en una forma más igualitaria (o menos desigual). Los
monarcas y la nobleza tenían poder y riqueza fundiaria, pero sus ingresos eran
ínfimos comparados con los de los ricos actuales. Hasta el siglo XVIII la
población no aumentó, porque la economía no permitía alimentar y vestir a una
población creciente. Como en algunos países que muchos hoy admiran, la miseria
estaba distribuida en forma más pareja. ¿Eso queremos para nuestra patria?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">En Argentina, los ciclos de desborde
del gasto público, emisión de moneda o acumulación de deuda, posteriores
devaluaciones e hiperinflaciones con su consiguiente reducción, a la fuerza,
del gasto estatal que se había incrementado, empobrecimiento y distribución más
desigual del ingreso, son conocidos por todos. ¿Por qué seguir insistiendo en
lo que ya ha fracasado?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<b><u><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Las contradicciones en los programas
redistributivos</span></u></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Como son pocas las voces que cuestionan
la redistribución, cada propuesta destinada a "eliminar inequidades"
no despierta objeciones. No sólo deben redistribuirse los ingresos por personas
y por familias, sino por regiones y por provincias</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref4"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[4]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">. Pero el problema es que las políticas de redistribución regional del
ingreso, en muchos casos suponen que los pobres de las regiones más ricas,
subsidien a los ricos de las regiones pobres, pues las típicas herramientas
"redistributivas" –crédito dirigido, modificaciones en la
distribución de recursos impositivos, incentivos fiscales e inversión pública
en las regiones postergadas- se suelen traducir en transferencias de recursos hacia
industriales y empresarios que invierten en las zonas postergadas, y ven
financiada total o parcialmente su inversión con dineros estatales, es decir,
extraídas del resto de los contribuyentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Hace algún tiempo, leí en los medios de
prensa la definición de un programa político:el énfasis en la industrialización
y el mercado interno; la redistribución de los ingresos, y un fuerte
"perfil" exportador basado en la colocación en los mercados externos
de productos con valor agregado. Lo que no se preguntó es si estaban
confundiendo fines con medios, y si los fines que propone son compatibles entre
sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> La “industrialización” –en el sentido
artificial que se le suele dar- requiere protección arancelaria, cambiaria o
ambas; en cualquier caso, significa reducir los salarios reales y por ende el
mercado interno. La redistribución de los ingresos, en ese marco, no podría
lograrse, porque la protección cambiaria y arancelaria significa el subsidio
del resto de la comunidad hacia industriales ricos o enriquecidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Pero supongamos que la redistribución
de los ingresos fuera tan amplia y exitosa, que realmente se podaran ingresos
de los sectores más pudientes en beneficio del resto. Dada la mayor propensión
marginal al consumo de los sectores de más bajos ingresos, y la privación de
una parte significativa de sus rentas a los sectores comparativamente más
ricos, la demanda global se incrementaría, y a la vez la oferta local de bienes
y servicios se reduciría.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">Ese incremento de la demanda agregada tendería
a generar déficit en la balanza comercial, si no fuera compensado por un
aumento del ahorro público (es decir del superávit fiscal). Pero un estado
redistribuidor, que procura aumentar el consumo, difícilmente restrinja el
gasto público, y hemos supuesto que ya incrementó la tributación para obtener
la ansiada redistribución. Una mayor demanda interna, no acompañada de un
incremento en la oferta, y un gasto público más elevado provocan a la vez
déficit comercial y déficit fiscal, que en el mediano plazo se resuelven en
inflación y devaluación –reduciendo nuevamente, en valores reales, los
salarios, los ingresos y la absorción interna- y pauperizando a los más pobres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 42.55pt;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">
</span><br />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;">
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn1"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[1]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> Un 10% de 100 es 10, y un 10% de 10 es 1. Suponiendo una situación
–bastante frecuente- en que las mejoras porcentuales sean parejas para ambos
sectores, los partidarios de la redistribución harán notar que los
"ricos" incrementaron su ingreso en 10, y los pobres, sólo en 1.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn2"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[2]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> Economía, decimosexta edición, 6ª edición en español, Mc Graw-Hill
Interamericana de España, 1999, capítulo 19, páginas 349-350.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn3"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[3]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> Ese fenómeno se da incluso entre países desarrollados: Francia
está sufriendo el éxodo de sus profesionales y empresarios, hacia otros países
con menores controles e impuestos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 42.55pt;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn4"><span style="font-family: "times new roman" , serif;">[4]</span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 13.5pt;"> El art. 75, inciso 2 de la Constitución Nacional, al regular la
coparticipación dispone que "será equitativa, solidaria y dará prioridad
al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de
oportunidades en todo el territorio nacional". <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 42.55pt;">
<br /></div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-67776820671479760312013-09-03T18:37:00.004-07:002013-09-03T18:37:54.642-07:00DROGAS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Algunos de los posts o comentarios que escribí no están en este blog, sino en otros; en particular el lamentablemente extinto y siempre recordado "El opinador compulsivo". que era un ejemplo de tolerencia, ingenio e incesante producción de diversos bloggers. En él, era columnista aunque no aproveché como debía el espacio generosamente cedido por Luis, el alma mater -o pater- de ese blog.<br />
Me permito reproducir algunos artículos y comentarios, comenzando por el que sigue.<br />
<a href="http://articulos-interesantes.blogspot.com.ar/2012/03/es-interesante-la-presencia-de-la-droga.html">http://articulos-interesantes.blogspot.com.ar/2012/03/es-interesante-la-presencia-de-la-droga.html</a></div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-89588748257605469062013-08-31T21:05:00.002-07:002013-09-29T18:13:49.144-07:00LEY DE MEDIOS: ¡POBRE PAÍS!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
La disputa por la ley de
medios entre el Gobierno y Clarín, ahora a decisión de la Corte Suprema de la
Nación muestra que ninguno de los protagonistas defiende seriamente la libertad
de expresión y menos aún el derecho de propiedad:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
1. Las preguntas hechas
por los vocales del superior tribunal (<a href="http://www.lanacion.com.ar/1615026-todas-la-preguntas-de-la-corte-suprema-al-grupo-clarin-y-al-gobierno">http://www.lanacion.com.ar/1615026-todas-la-preguntas-de-la-corte-suprema-al-grupo-clarin-y-al-gobierno</a>) si
algo evidencian, es que consideran constitucional a la ley –inclusive se remiten
a su fallo anterior en el caso “Thomas”- y que comparten las líneas
fundamentales de ese engendro. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
2. Los cuestionamientos
de Clarín se basan fundamentalmente en la obligada desinversión, pero no
impugnan globalmente la validez de la ley 26.522, ni de las totalitarias
limitaciones al derecho de propiedad y a la libertad de expresión de todos, así
como el hecho de convertir al gobierno en el dispensador de favores, castigos y
principal operador de los medios audiovisuales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Quien tenga interés en
conocer mis tempranas objeciones a ley de medios, puede consultar el
sitio <a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html</a>.Si
algún mérito tienen, es que fueron las primeras que se realizaron, antes de que
se desatara el conflicto con el grupo Clarín; y reitero lo que allí dije: la
ley de medios es intrínsecamente totalitaria, fundada en una concepción
diametralmente opuesta al espíritu liberal de la Constitución. <b><i>No es
nociva porque afecte a Clarín, sino porque nos afecta a todos.</i></b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los interrogantes que se
plantea la Corte dan por sentado que el problema se reduce a unas pocas disposiciones,
descartando lo evidente: que el propio cuerpo normativo es inconstitucional, liberticida
y basado en una concepción ideológica totalitaria.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
No analizaré punto por
punto el interrogatorio que formulan los ministros del superior tribunal; me limitaré a algunas
de las preguntas más preocupantes:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">* ¿Por
qué la actora sostiene que se afecta la libertad de expresión? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">Las
respuestas ya fueron dadas en mi blog, hace 3 años: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">1. Porque
su objeto explícito no es libertad, sino la regulación, quedando comprendidas
en sus disposiciones inclusive las emisiones </span><span lang="ES-AR">generadas
en el exterior cuando sean retransmitidas o distribuidas en el país (artículo
1°). Despejando la fraseología “democrática” –que también se usa en Cuba- el
propósito de la ley es restringir las libertades, dejándolas al arbitrio del gobierno.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR">2. Porque se invierten los conceptos,
convirtiéndose a la libertad de expresión en un supuesto derecho a ser
informado del modo que el Estado defina; los medios pasan a ser “servicios de
interés público”. Todo tiene un parentesco muy cercano con la constitución
cubana, cuyo artículo 53 prescribe: las condiciones materiales para el
ejercicio de la libertad de palabra y de prensa “están dadas por el hecho de
que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión
masiva son de propiedad estatal o social…lo que asegura su uso al servicio
exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad. La ley regula el
ejercicio de estas libertades”.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">3. La
Corte interroga: <i>“De mantenerse la
conformación actual del Grupo Clarín en lo que respecta a la titularidad de
licencias en el campo audiovisual ¿Cree usted que se cumplen los fines
previstos por la ley 26.522 en cuanto a garantizar la pluralidad y diversidad
de voces y opiniones</i>?”, dando por sentado que tales son los fines de la
ley, y que el solo hecho de dispensar un trato de parias a los operadores
privados no es, per se, un atentado a la libertad de expresión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">De
similar tónica es su interrogante: <i>“</i></span><i><span lang="ES-AR">Explique concretamente por qué
existiría esa afectación </span></i><span lang="ES-AR">(del derecho de propiedad)
<i>y de qué modo lesionaría la libertad de
expresión</i>”. Los señores jueces supremos -al menos la mayoría- presuponen que puede lesionarse la garantía de la propiedad
sin afectar la libertad de expresión (la que, por lo demás, da por salvaguardada).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR">4. Otra inquisición a Clarín provoca
escozor: ¿Por qué no es potencialmente un monopolio?</span><span lang="ES-AR" style="background: white; color: #333333; font-family: inherit; font-size: 6.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;"> </span><span style="background: white; color: #333333; font-family: inherit; font-size: 6.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">En vez
de desvelarse por el potencial –e imposible- monopolio de un grupo de medios
audiovisuales que claramente no lo es ni puede serlo si se garantiza la
libertad de emisiones en todo el país y desde el resto del mundo, no se preocupa
porque <b><i>hoy </i></b>la ley 26.522 confiere al gobierno una posición dominante a
través de las concesiones al propio Estado Nacional, provincial, municipal y
universidades y a ONg´s, todos ellos dependientes del presupuesto estatal, y
como lo ha demostrado su actuación, carentes de independencia respecto del poder
ejecutivo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; mso-ansi-language: ES;">Lo que
resulta obvio es que la ley, si algo ha querido limitar, es la actuación de los
operadores privados, que sólo tienen derecho a licencias limitadas a diez años,
con posibilidad de prórroga por una sola vez, previa audiencia pública
(artículo 39); a diferencia de “l</span><span lang="ES-AR">as “personas de
derecho público estatal y no estatal y a las universidades nacionales e
institutos universitarios nacionales”, que gozan de autorizaciones por tiempo
indeterminado (artículo 40 in fine). A la vez, el Estado puede declarar la
caducidad anticipada de las licencias a operadores privados invocando una serie de pretextos
(artículos 12, inciso 11, 51, 52, 106), y las otorga “teniendo en cuenta las
exigencias de esta ley y sobre la base del arraigo y propuesta comunicacional”
(art. 28). Es decir, el gobierno se constituye en el dispensador omnipotente de licencias, sin que se puedan expresar opiniones en el espacio
radioeléctrico –inclusive desde el extranjero- sin autorización gubernamental.</span></div>
Las preguntas que efectúa la Corte aseguran
que, triunfe quien triunfe en esa batalla parcial, el gobierno ya ganó con la
ley de medios, sin que muchos lo sepan y a pocos importe.</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-54148281122598397402012-09-09T20:29:00.002-07:002012-09-09T20:29:46.097-07:00CAMINO HACIA EL TOTALITARISMO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Nos encaminamos hacia el totalitarismo, sin reacciones significativas ni palabras claras, frontales, valientes e inequívocas de la llamada oposición, ni de la mayoría de los medios de prensa y difusión en general. Ya lo dije en otras oportunidades, al comentar sobre la ley de educación <a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/03/lugares-">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/03/lugares-comunes-y-mentiras-sobre-la.html</a> y la ley de medios<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html</a>, pero con ser graves -y sancionadas casi sin cuestionamientos de las fuerzas políticas que los ingenuos llaman opositoras, ni de la generalidad de los medios de difusión- son apenas una parte del problema.<div>
El adoctrinamiento de los niños y la propaganda machacona ensalzando las autoatribuidas virtudes del "modelo"; la utilización de criminales comunes como "mano de obra" auxiliar -tal cual relata Solyhenitzin en "Archipiélago Gulag", respecto de la Unión Soviética-; las presiones rara vez resistidas contra los jueces; la tibieza de las jerarquías católicas; la proliferación de canales de televisión estatales o comprados con fondos públicos y una mezcla de cobardía, oportunismo, necesidad o temor a la "incorrección política", han conducido a la consolidación de un régimen con claras tendencias totalitarias, y cada vez más inverecundamente intolerante, despótico, mentiroso y que mezcla, como todos los sistemas de esa laya, el lavado colectivo de cerebros con el amedrentamiento y la compra de voluntades.</div>
<div>
Las libertades económicas están cada vez más restringidas, y sólo los ingenuos y los que no conocen historia, desconocen que en el mediano plazo conduce a eliminar las libertades y garantías individuales no económicas (Friederik von Hayek, "The road to serfdom"). Un ejemplo grave reciente, es el "corralito" cambiario. El derecho de salir del país -transitoria o definitivamente- reconocido por el artículo 14 de la Constitución Nacional, que es tan absoluto que ni siquiera cede ante el estado de sitio (artículo 23, última parte de dicha Carta Magna), depende hoy del fisco y del Banco Central, pues quien quiera emigrar, en los hechos no podrá hacerlo ni siquiera vendiendo todos sus bienes: podrá egresar de nuestras fronteras físicamente, pero su patrimonio quedará encarcelado dentro del territorio nacional. Eso lleva a que únicamente emigren los que nada tienen que perder, han decidido perder sus bienes en Argentina para no ver arrebatada por completo su libertad, o los auténticamente ricos, que ya tienen un patrimonio considerable fuera del país.</div>
<div>
Estamos ante un sistema en que el Congreso -dejando de lado las excepciones que, por lo honrosas, demuestran su anomalía- ha traicionado a la Patria, otorgando al Poder Ejecutivo y a sus funcionarios dependientes, facultadas extraordinarias que dejan en sus manos la vida, la libertad y la fortuna -poca o mucha- de los habitantes de la Nación (artículo 29 de la Constitución Nacional).</div>
<div>
Exhorto a todas las fuerzas políticas que algo conserven de democráticas, y a los distintos movimientos de opinión, sectores económicos, periodísticos o ciudadanos no organizados que repudian, pero en voz baja al actual régimen, a que rompan las cadenas del temor y comiencen a aunar fuerzas, antes de que Argentina se convierta en otra Cuba. No solamente por nosotros, sino principalmente por nuestros hijos, breguemos porque Argentina sea un lugar digno de ser vivido.</div>
<div>
Nuestro actual dictador económico Kicillof es un marxista confeso, y los empresarios cortesanos no se atreven a decir lo que piensan. En cualquier país que no padezca la locura y la timidez colectiva de Argentina, eso sería una señal de profunda alarma (sospecho que inclusive en China, en Vietnam o en la Rusia actuales). Pero allí está, con su gesto de compadrito "perdonavidas" con relación a Techint ("podríamos fundirlo pero no lo haremos") sin que la comunidad empresaria y la gente en general se solidarice ni dé muestras de indignación. Por el contrario, están paralizados por un temor cerval.</div>
<div>
El miedo se ha instalado en Argentina. Además, muchos que en su fuero interno repudian el kirchnerismo marxista, son funcionarios públicos que por necesidad o por comodidad, no renuncian a vivir del presupuesto estatal.</div>
<div>
Es hora de que reaccionemos, utilizando las armas legales y políticas para impedir que todas nuestras libertades sean anuladas; no permitiendo la des-educación de nuestros hijos por "La Cámpora"; y otras iniciativas que mi falta de imaginación y de experiencia política sabrán suplir los destinatarios de este improvisado y angustiado mensaje.</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-64878789104402127182012-08-26T18:58:00.001-07:002012-12-13T19:16:23.137-08:00DETRÁS DEL PROYECTO DE NUEVO CÓDIGO CIVIL<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal">
<b><u>EL PROYECTO DE CÓDIGO CIVIL UNIFICADO</u></b></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR">Al habitante medio de la Nación, sea o no abogado,
le preguntaré cuántas veces se ha enfrentado con injusticias o arbitrariedades
derivadas de la aplicación de un Código Civil que data de 1871, al punto que
sea necesaria una modificación integral. Si tiene conocimiento de causa o
simplemente experiencia, lo probable es que responda que nunca o casi nunca. Sí
en cambio se han consumado iniquidades provocadas por el desprecio
u olvido de sus normas y principios, y por la falta de respeto a las garantías
y derechos constitucionales.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR"> <b>III. <u>ÍNDOLE DE MIS OBSERVACIONES.
CUESTIÓN PRELIMINAR<o:p></o:p></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-AR">Mis
cuestionamientos al proyecto no se limitarán a lo técnico-jurídico –inclusive
por razones de espacio, es imposible la crítica en un blog de la totalidad
de los cambios diseñados- sino se inscriben en un marco más amplio de preocupaciones,
temores y certezas sobre lo negativo.</span></div>
<span lang="ES-AR">Se está procurando un cambio radical no
meramente de un cuerpo normativo al que se desecha por antiguo, sino de
consolidar un poder con crecientes tendencias totalitarias y propenso al
adoctrinamiento masivo y al control de los medios de difusión (ley de medios
–n° 26.522</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR">- ley de prensa n° 26.736, ley de educación n° 26.206</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR">), aunque se proclame la vocación por el consenso y se invite a
enviar sugerencias sobre aspectos puntuales.</span><br />
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR">Mientras
discutimos sobre el proyecto de Código Civil, se está preparando una reforma
constitucional, que arrase con las declaraciones, derechos y garantías
liberales de nuestra actual Ley Suprema. En tal sentido, la reforma del Código
Civil y su unificación con la legislación comercial parece ser un globo de
ensayo para medir las resistencias del cuerpo social, y avanzar ulteriormente
en nuevas modificaciones, ya no solamente de técnica jurídica, sino en la
concepción que informa la Constitución. Según el sitio <a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/06/19/noticia_0037.html">http://www.perfil.com/contenidos/2012/06/19/noticia_0037.html</a>,
movimientos afines al actual gobierno –para hablar sin ingenuidad, cuyos
móviles responden tanto a la cercanía política como al financiamiento estatal- han
lanzado al ruedo una campaña </span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
<i>"...para crear <b><u>un nuevo Estado</u></b> al servicio de las mayorías populares"
y en septiembre harán un congreso para ese fin”.</i></div>
<div class="Citajurisprudencia">
<i>“Según un cronograma que dio a conocer el titular
de la CTA oficialista, Hugo Yasky, a partir del mes próximo se constituirá el
"Movimiento por una nueva constitución emancipadora" en cada uno de
las provincia con la perspectiva de realizar un congreso nacional en septiembre
y generar el cambio de Carta Magna al cumplirse el año venidero el segundo
centenario de la Asamblea del año '13”.</i></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR">Añaden:</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
<i>"Cada Constitución es reflejo de un proyecto
de país: la vigente es hija del Pacto de Olivos y de la hegemonía del Consenso
de Washington que fue pensada para el proyecto neoliberal de sumisión de la
Nación, de extranjerización de la economía, el saqueo de los recursos naturales
y la exclusión de millones de argentinos".</i></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR"> Dejando
de lado la estolidez de esa aserción –la actual presidente fue una de las
convencionales constituyentes, por lo que tales crímenes de "neoliberalismo" deberían cargarse en su cuenta- si lo que se hubiera querido es consolidar un
proyecto liberal –con el prefijo neo o no- lisa y llanamente no se habría reformado
la Ley Fundamental anterior. </span></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR"> Según
el sitio web antes mencionado, <i>“del acto
participaron, además de Yasky y el sindicalista Pedro Wasiejko, de la CTA; Luis
D'Elía (Miles); Ricardo Forster (Carta Abierta), Edgardo De Petri (Frente
Transversal), Ariel Basteiro (Nuevo Encuentro) y representantes del Movimiento
Evita, de Descamisados, del Partido Comunista y otras organizaciones
kirchneristas”</i>. ¡Qué bonita vecindad!</span></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR"> Prosigue
el informe periodístico:</span></div>
<div class="Citajurisprudencia">
<i>“El encuentro, realizado en el Teatro Margarita
Xirgú, los dirigentes kirchneristas suscribieron un documento en que afirman
que se "debe construir una nueva Constitución no desde pactos y cenáculos
sino desde la más amplia participación de la mayoría en <b><u>la senda del constitucionalismo popular practicado en nuestra
América" como en Venezuela, Ecuador y Bolivia</u></b>”.</i></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR">Es
toda una definición. Pues bien: me defino categóricamente situándome en la
vereda opuesta. La Constitución de 1853-1860 –cuyas declaraciones, derechos y
garantías no fueron borrados por la reforma de 1994, gracias a la ley 24.309
que estableció los límites de la reforma- y el Código Civil se inspiraron en
los países avanzados, y coexistieron con el prodigioso progreso que convirtió a
nuestro país, al menos hasta 1930, en un país en aquella época muy distinto del
resto de Iberoamérica; verdadera tierra de promisión para muchos inmigrantes,
que dejaban sus países de origen –principalmente Italia y España, pero también
Rusia (los judíos que huían de los pogroms zaristas), las actuales Siria y
Líbano, Francia, Irlanda, Gales- buscando, según los casos, mejorar su fortuna
o preservar sus vidas y libertades, objetivo que consiguieron en la totalidad
de los casos</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR">.</span></div>
<div class="NORMAL">
<span lang="ES-AR">Si
nuestros inspiradores van a ser países pobres y totalitarios o en camino hacia
el totalitarismo, nos preocupemos por la reforma del Código Civil, pero más aún
nos alarmemos y pongamos las barbas en remojo porque, como lo dijeron en un
alarde de inverecunda sinceridad, “van por todo”.</span></div>
<div>
<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR"> Fue objeto de un comentario
en <a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2010/07/ley-de-medios-i.html</a></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR"> Me remito a lo que expresé en
<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/03/lugares-comunes-y-mentiras-sobre-la.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2009/03/lugares-comunes-y-mentiras-sobre-la.html</a></span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/CODIGO%20CIVIL%20UNIFICADO/OPINIONES%20SOBRE%20EL%20ANTEPROYECTO%20DE%20C%C3%93DIGO%20CIVIL%20UNIFICADO%2020-6-2012.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span></span></span></a><span lang="ES-AR"> Aunque se me tilde de autorreferencial, ver <a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2008/11/la-argentina-del-progreso-y-la.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2008/11/la-argentina-del-progreso-y-la.html</a></span></div>
</div>
</div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-46271415504550924782012-06-27T19:10:00.001-07:002016-11-27T07:39:00.069-08:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br /></div>Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-70414830139087434182012-04-27T21:07:00.001-07:002012-08-26T18:53:33.611-07:00LA ARGENTINA DEL PROGRESO Y LA ARGENTINA DE LA DECADENCIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2008/11/la-argentina-del-progreso-y-la.html">http://juliomvrouges.blogspot.com.ar/2008/11/la-argentina-del-progreso-y-la.html</a>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-90569390371417968172012-04-27T20:43:00.000-07:002012-04-27T20:43:12.249-07:00LA INSEGURIDAD JURÍDICA Y LA DECADENCIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR">Ya en<b> </b></span><span lang="ES-AR">1776</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[1]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR"> señalaba Adam Smith que los
países no progresan en lo económico, cuando el gobierno no garantiza una
adecuada administración de justicia, el derecho de propiedad y el cumplimiento
de los contratos. En similar dirección nuestro gran Alberdi</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> lo complementó con la libertad de las creencias, la estabilidad de
la moneda, la libertad de los intercambios; la protección de los habitantes
contra la arbitrariedad de los gobernantes y la voracidad expoliatoria del
fisco. Destacaba Alberdi que n</span><span lang="ES-AR">uestra Carta Magna abrazó la libertad económica como doctrina
fundacional; que el gobierno no crea riquezas (aunque puede crear las
condiciones para generarlas), sino los particulares. Bellamente lo expresa con
estas palabras:"...¿qué exige la riqueza de parte de la ley para
producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga
sombra...". Acorde con esa postura, el Estado debe concentrarse en
legislar, juzgar y gobernar, limitando su intervención en la economía al mínimo
indispensable, pues la prosperidad es obra espontánea de la acción individual. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Del derecho a ejercer
toda industria lícita surge que el gobierno empresario sale de su quicio
constitucional,<b><i> "si excluye de esos ramos a los particulares, entonces se
alza con el derecho privado y con <st1:personname productid="la Constitucin" w:st="on">la Constitución</st1:personname>, echando al país en la pobreza y en
la arbitrariedad"</i></b> (págs. 134-135).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Resaltaba Alberdi lo
destructivo de la emisión de papel moneda inconvertible, lo que analizaré en
otra parte, pero es sabido por todos los que tienen algo de cultura económica o al menos una pizca de sentido común. .<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> En cuanto a la política
tributaria, fue –como en toda su obra- categórico: "El peor enemigo del
país ha sido la riqueza del fisco…¿<st1:personname productid="la Nacin" w:st="on">la
Nación</st1:personname> es hecha para el fisco, y no el fisco para <st1:personname productid="la Nacin" w:st="on">la Nación</st1:personname>? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> </span><span lang="ES-AR">En
síntesis, los países permanecen en el atraso cuando no impera la seguridad
jurídica; donde no impera la “rule of law”</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[3]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">. Douglass North</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[4]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR"> sostiene que uno de los
elementos que precedió y determinó el temprano desarrollo de Inglaterra y
Holanda antes que otras naciones de la tierra, fue la elaboración de un sistema
jurídico que protegía los derechos de
propiedad</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Para
que haya seguridad jurídica deben existir:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> a)
Un prius fundante de los demás: la protección eficaz de la vida y la seguridad
física de los habitantes, contra el Estado y contra la violencia de individuos
o grupos particulares. Muchos sectores y personas que se definen como
"progresistas", califican a la preocupación por la inseguridad –o su
contracara, el reclamo de mayor seguridad- como "fascismo" o
"protofascismo", olvidando que es la primordial obligación del Estado
garantizar la seguridad de los habitantes de <st1:personname productid="la Nacin" w:st="on">la Nación</st1:personname>, que en el propio
Preámbulo de <st1:personname productid="la Constitucin" w:st="on">la
Constitución</st1:personname> se halla el imperativo de "consolidar la
paz interior", lo que no tiene sólo un sentido histórico, sino es un
mandato actual para todos los gobernantes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Resulta
paradójico que se rotule al estado de derecho liberal de "desertor",
y el gobierno "deserte" de su deber primigenio de garantizar las
vidas y patrimonios de los habitantes, así como los derechos de entrar, permanecer,
transitar y salir del país, que algunos parecen haber olvidado que constituyen garantías
constitucionales (artículo 14 de <st1:personname productid="la Constitucin Nacional" w:st="on">la Constitución Nacional</st1:personname>)</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> b) Es menester un encuadramiento constitucional
y legal que garantice las libertades individuales, el derecho de propiedad, la
libre empresa y la libertad de contratación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> c)
Debe ser irrestricta la vigencia del principio de que nadie puede ser privado
de su libertad, de sus bienes o de sus derechos sin el debido proceso legal
sustantivo y adjetivo. Ese debido proceso no puede ser –no debería ser- una
mera formalidad tendente a enmascarar decisiones predeterminadas por los
gobernantes de turno. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Conectado
con lo anterior, las garantías deben ser aseguradas por jueces independientes
del poder político, y conscientes de su función tutelar de los derechos y
garantías individuales. Cuando las personas perciben que los derechos constitucionales
se subordinan a la omnipresente emergencia, o a las necesidades electorales o
fiscales del momento, o a determinados planes económicos o estructuras ideológicas,
las inversiones se retraen y las sociedades involucionan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> e)
La seguridad jurídica presupone un sistema normativo estable; esto es, que los
preceptos, en sus distintas jerarquías, sean razonablemente durables en el
tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> f)
Las disposiciones tienen que asumir un carácter general, impersonal y objetivo;
neutrales respecto de las personas físicas y jurídicas, o como se les dice
ahora, "los agentes económicos" -la igualdad ante la ley reconocida
por el art. 16 de <st1:personname productid="la Constitucin Nacional-" w:st="on">la
Constitución Nacional-</st1:personname> y su aplicación tiene que depender en
la menor medida posible del arbitrio discrecional de los funcionarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> g)
Las leyes y reglamentos deben ser escasos, y de fácil conocimiento e
interpretación por sus destinatarios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Resumiendo
los conceptos anteriores, hacemos nuestras las palabras de <b>FRIEDERIK VON HAYEK</b>:
<i>"...lo crucial del asunto, el punto
decisivo...está en la <b><u>generalidad, igualdad y certidumbre de la ley</u></b>,
con más el hecho de que el discrecionalismo administrativo en la acción
coercitiva, o sea la interferencia respecto a la persona y los bienes de los
ciudadanos privados, <b>debe siempre estar sujeto a revisión por <u>tribunales
independientes".</u></b></i></span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><i><u><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><u><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[7]</span></u></span><!--[endif]--></span></u></i></span></a><b><i><u><span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></u></i></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-AR"> </span></i><span lang="ES-AR"><b><u>Importancia
económica de la seguridad jurídica<span style="text-transform: uppercase;"><o:p></o:p></span></u></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Si
bien la seguridad jurídica sería un valor a tutelar aunque careciese de
influencia en la evolución económica de las sociedades, es notorio que <b><i>tiene</i></b>
una decisiva gravitación en el crecimiento y el progreso. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Muchos de los modelos
macroeconómicos, al abstraer las condiciones institucionales dentro de las
cuales se desenvuelve la economía, parten del supuesto implícito de ausencia de
costos impuestos por el sistema legal. Pero éstos existen, y cuanto más
importantes son, introducen mayor imprevisibilidad, y con ello disminuyen la
eficiencia del sistema económico, pues el empresario incorpora a sus decisiones
el dato de la variabilidad (costos de información), y de las restricciones
jurídicas (costos de transacción). En cuanto estos costos sean muy elevados,
pueden tener una dimensión paralizante, ya que en condiciones de alta
incertidumbre, lo racional desde una perspectiva individual, puede ser no
invertir, no innovar, y no producir, o hacerlo en otros países que no cometen
la tontería de ahuyentar a propios y extraños. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> La
seguridad jurídica, al <i>reducir el grado de incertidumbre y los costos
de transacción e información</i>, tiene un doble efecto positivo: desde
el punto de vista de la estática microeconómica, permite elegir funciones de
producción eficientes; dinámicamente, genera un ambiente favorable para la
innovación tecnológica y la inversión, obligados senderos para llegar al desarrollo.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Si
bien es connatural a la función del empresario la asunción de riesgos, la
aleatoriedad proveniente de factores ajenos al normal desenvolvimiento de la
economía –la variabilidad de las normas y de las políticas- resulta altamente
nociva, y desalienta la actividad económica. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> A
la inversa, la certeza de un horizonte normativo razonablemente estable en el
tiempo, claro en cuanto a su comprensión, uniforme a lo largo de la geografía
del país, y con preceptos de carácter general, que reduzcan la discrecionalidad
de la autoridad de aplicación de las leyes, permite planificar con miras al
futuro mediato y tomar decisiones sin otra álea que la propia del normal riesgo
empresario. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> No
descarto que eventualmente regímenes políticos que favorezcan a determinados
grupos económicos o sectores de la economía, apartándose de la neutralidad,
durante algunos años puedan no ser incompatibles con el crecimiento económico, especialmente
si esos grupos o sectores son per se dinámicos. En tales condiciones, las
garantías individuales pueden ser sustituidas parcial y temporalmente por la
proximidad al poder, de modo que la seguridad de las inversiones de algunos
empresarios o empresas no está garantizada por <st1:personname productid="la Constitucin" w:st="on">la Constitución</st1:personname>, las
leyes o los jueces, sino por su especial relación con los gobernantes de turno,
o por su capacidad para efectuar presiones sectoriales. Empero, aunque crezca
la economía, nada bueno, justo y duradero se puede edificar desde la arbitrariedad,
la desigualdad ante la ley y la carencia de garantías individuales. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> A
la larga y para el conjunto de la comunidad, la posibilidad de un progreso
generalizado, no meramente el ocasional crecimiento de la renta nacional impulsado
por el auge de algunas ramas de la
actividad agrícola o industrial, depende de las motivaciones, y de la seguridad
que se brinde a todas las personas físicas o jurídicas que integran la
comunidad, sean económicamente poderosas o no, cercanas o no al gobierno. Nada
asegura la subsistencia en el poder de un gobierno "amigo", más allá
del mediano plazo, y los inversores nacionales o extranjeros serios huyen de
los riesgos que no tiene su origen en el propio sistema económico. Cuanto más imprevisibles
sean las instituciones jurídicas, mientras más varíen, mientras menos acate el
Poder Ejecutivo la normativa vigente y se considere autorizado para derogarla o
modificarla, mientras más se incurra en la discrecionalidad, mientras, en
definitiva, se considere que el gobierno es de hombres y no de leyes, así sean
o se consideren aquéllos más esclarecidos que el común de sus conciudadanos, la
incertidumbre sobre el mañana se reflejará en la baja propensión a invertir y a
la larga, en el estancamiento y la frustración colectiva.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> El
crecimiento de la economía desde 2003 -groseramente sobreestimado por un INDEC que no se limita a distorsionar las cifras de la inflación- partió de pisos muy bajos, y sólo obtuvieron
grandes beneficios determinados grupos económicos transitoriamente afines al poder o sectores de la economía.
Pero las garantías individuales no pueden ser sustituidas por la proximidad al gobierno, la seguridad de las inversiones debe estar garantizada por <st1:personname productid="la Constitucin" w:st="on">la Constitución</st1:personname>, las
leyes y los jueces. Lo otro, lo que caracteriza a <st1:personname productid="la Argentina" w:st="on">la Argentina</st1:personname> actual, es una
suma de calamidades que no puede llevar a nada bueno: el intercambio de favores
por obsecuencia, aplausos a cambio de licuación de pasivos y subsidios, declaraciones
de apoyo, sumisión o al menos silencio, frente a amenazas de persecución
fiscal, "ambiental", regulatoria, actos confiscatorios o a través de las variadas herramientas que las
normas actualmente ponen en manos de los gobernantes, para ser empleadas en
forma discrecional y selectiva. Así procedían las monarquías absolutas, y
contra el poder arbitrario de los monarcas nació el constitucionalismo liberal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Es
fundamental colocarnos en la perspectiva del largo plazo para apreciar la
importancia de la seguridad jurídica. El progreso económico es una carrera de
largo aliento. </span><span lang="ES-AR">Puntualiza
Lester Thurow"</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[8]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR"> que "....la carrera de la economía no
está reservada para los corredores de distancia corta. Se requiere la
capacidad de un corredor de maratón para obtener un siglo de tasas de
crecimiento anual del 3 % o todavía más. La tarea es muy dura. La probabilidad
de que una determinada nación se incorpore a la lista de naciones más ricas a
fines del siglo XXI es escasa, al margen de lo prósperas que puedan parecer a
principios de este siglo"</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[9]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">. </span><span lang="ES-AR">Una tasa de crecimiento del 3 % anual por persona en el largo plazo
es una hazaña histórica llevada a cabo por escasos países. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Obviamente
esa dilatada perspectiva temporal -no la de los "grandes negocios" de
ocasión- maximiza la trascendencia
de instituciones estables, seguras y racionales, y de una adecuada protección
al derecho de propiedad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Lamentablemente,
la doctrina constitucional, en su mayor parte, ha perdido el rumbo. Defender la
garantía de la propiedad o siquiera enumerarla entre los derechos
significativos no es “políticamente correcto”; parecería que tiene un tufillo a
rancio, anticuado, a liberal o, peor aún, a “neoliberal”</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[10]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">. El summum de la sofisticación doctrinaria es encontrar una nueva
generación de derechos constitucionales, y un tratado o declaración
internacional que prevalezca sobre el ordenamiento jurídico interno. La
transitoria preocupación por la garantía de la propiedad, en el año 2002
–restringida al "corralito" y al "corralón", y siempre
atribuyendo nuestras desdichas a la década que concluyó en 2001- se difuminó
rápidamente. Los decretos de necesidad y urgencia, que eran tan malos cuando
los dictaban los gobernantes anteriores, pasaron a ser buenos o, en todo caso,
inofensivos cuando los dicta el gobernante correcto, que es más sabio, más
honesto, mejor intencionado, y claramente contrario al perverso
“neoliberalismo”. Los actuales desvelos del constitucionalismo vernáculo se centran
en la imprescriptibilidad de algunos crímenes de lesa humanidad, cuando fueron
cometidos por los enemigos; el medio ambiente, el consumidor, los derechos
“económicos, sociales y culturales”</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[11]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR"> –entre los cuales la
propiedad no parece un derecho relevante-; la preexistencia étnica y cultural
de los pueblos indígenas y su derecho a la propiedad común</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[12]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">, y una variopinta agenda de intenciones que van desde buenas hasta
pésimas, pero que poco o nada tienen que ver con las libertades individuales,
ni con el progreso económico. Tampoco parecen haber desvelado a buena parte de
los constitucionalistas –al menos los que escriben en las revistas jurídicas de
mayor difusión- la independencia del Poder Judicial: los escandalosos embates
contra los jueces que exhiben algún rasgo de independencia ; la reforma del Consejo de <st1:personname productid="la Magistratura" w:st="on">la Magistratura</st1:personname>, seguida por su captación,
politización y utilización como instrumento para los designios gubernamentales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Algunos
economistas, a su turno –"ortodoxos"</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> o heterodoxos- asignan poca o nula importancia al comportamiento de
los individuos frente a las políticas económicas y a las condiciones jurídicas
e institucionales que posibilitan o facilitan el ahorro y la inversión. Las
consecuencias de esa miopía las estamos pagando nosotros y, lo que es más
grave, si no se revierten -lo que dudo seriamente- serán pagadas por las generaciones venideras,
condenándose al país al estancamiento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> La
gran crisis de fines del año 2001 y del año 2002 puso a prueba las creencias
colectivas, fomentó las tendencias disgregatorias y anárquicas, y posibilitó la
toma del poder por políticos que, por propia convicción, o creyendo interpretar
la opinión pública y el humor social, dedicaron sus afanes a denostar no sólo
lo malo que se había hecho en la década del 90 y hasta el año 2001, sino
también lo bueno. Muchos de ellos fueron partícipes activos y entusiastas
sostenedores de lo que luego repudiaron, pero no quiero cargar las tintas en
ese aspecto. La gente tiene derecho a cambiar de opinión; lo lamentable, es que
se equivoque tan gravemente</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[14]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Los
cambios ideológicos han sido tan pronunciados, que nuevamente tienen prestigio
las experiencias colectivistas. Parece que los penosos fracasos de la fenecida
Unión Soviética y sus ex países satélites; que la caída del muro de Berlín; que
la miseria de Cuba, Corea del Norte y los socialismos tribales africanos en contraste
con el notorio éxito de Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong al pasar en
una generación de la pobreza más extrema a un respetable nivel de ingreso per
cápita siguiendo reglas de juego capitalistas, no han enseñado a muchos que el
progreso de la economía depende, fundamentalmente, de la iniciativa privada y
de sus motivaciones para trabajar, emprender, ahorrar e invertir. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> En
Argentina, la opinión pública –en gran medida, las encuestas que reflejan
muestras de opinión de las clases medias urbanas porteñas- pasó de ser defensora
de la estabilidad monetaria que llevaba consigo la convertibilidad, a opositora
emocional, por simbolizar el demonizado “menemismo” (aunque <st1:personname productid="la Alianza" w:st="on">la Alianza</st1:personname> había propiciado
la subsistencia de la moneda convertible, en la ya olvidada “Carta a los argentinos”).
A tal punto prevaleció la ideología –propia o alimentada- sobre la racional preocupación
por los propios intereses, que se consideró normal el inusitado empobrecimiento
causado por la colosal devaluación de la moneda en el año 2002, y una patológica
ficción el relativo bienestar que alcanzó a gran parte de la población durante
largos años. No es que todo estuviera muy bien en esa época –ni desde el punto
de vista económico, ni ético, ni institucional- pero lo que no puede decirse de
la década del 90 es que se fomentase la resignación frente a la pobreza, o se
pretendiese implantar un pensamiento único, ni que se confundiera intolerancia
con virtud ética. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> La
recesión actual de la economía norteamericana –y de las restantes economías del
mundo desarrollado- en vez de suscitar un análisis racional de lo que se hizo
mal en ese país y en el nuestro ha dado lugar, de parte de nuestras más altas
autoridades, a arranques de soberbia y de indisimulable júbilo, pensando que
"es el fin del capitalismo", "el fin del neoliberalismo" (y
dado que la recesión es mundial, si la crisis es una muestra del "fracaso
del neoliberalismo", deberíamos concluir el dislate de que todas las
economías nacionales afectadas son "neoliberales") o que demuestra lo
acertado del rumbo aquí seguido. La escalada de la inflación, el incremento de
la pobreza, el aumento del riesgo país, la dependencia fiscal de la recaudación
de tributos inconstitucionales y que dependen en gran medida del precio de los
"commodities" parece no preocuparlos. Olvidando que el capitalismo –adopto
esa denominación, que popularizó Marx, por razones de comodidad del lenguaje,
no porque sea adecuada - ha sobrellevado conmociones más graves, la opinión económicamente
ignorante –constituida muchas veces por lectores cultos o semicultos de periódicos
de difusión masiva y de literatura no económica- que, por lo joven o
desconocedora de la economía y de la historia económica piensa que es una
crisis terminal, no sabe que desde Marx se formulaban esas siniestras
profecías, en ocasión de cada una de las crisis. Las recesiones y aún las depresiones
son propias de las economías dinámicas; en las cavernas no había crisis monetarias,
ni especulación con títulos valores, ni caída del valor de los títulos de hipotecas
"sub-prime", ni derrumbe de los mercados, pero tampoco había progreso
económico</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR">. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Tampoco
se piensa que los problemas de las
principales economías del mundo no deberían ser materia de regocijo sino de preocupación;
preocupación, no ya por solidaridad, sino por razones estrictamente egoístas. Desear
que le vaya mal a aquél de cuya suerte en gran medida dependemos es una actitud
resentida y miope.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> La
actual recesión estadounidense es hija, no de la desregulación, sino en gran
medida de las regulaciones de <st1:personname productid="la Reserva Federal" w:st="on">la Reserva Federal</st1:personname>, que desde el año 2001 redujeron artificialmente
las tasas reales de interés al bajar la tasa de descuento</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> a los bancos, induciendo un auge igualmente ficticio de los precios
de los títulos valores, de los inmuebles y de las materias primas. El posterior
aumento de las tasas de interés no impidió que éstas resultaran negativas
frente a los incrementos de los precios de los principales activos, pero colocó
en problemas a los deudores hipotecarios. Como gran parte de las hipotecas
estaban titulizadas –es decir, que los derechos hipotecarios se instrumentaban en
títulos negociables- la caída de valor de esos títulos provocó significativas
disminuciones de los activos de muchos bancos comerciales o de inversión. A la
vez, como los bancos tienen un patrimonio reducido en comparación con sus
activos y pasivos, una caída del valor de los primeros rápidamente conduce a
que su patrimonio neto se torne negativo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Que
hubo especulación desmesurada y apalancamientos excesivos –es decir, estructuras
patrimonialmente frágiles de los bancos comerciales y de inversión, por
depender sustancialmente del capital ajeno- es cierto, pero en gran medida ese
exceso fue fomentado por la política monetaria laxa de la reserva federal.
Los enormes déficits fiscales tampoco responden precisamente a un esquema liberal.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Lo
desarrollaré más adelante, pero acépteselo por ahora como una proposición a ser
demostrada: la solución a los problemas causados por el Estado –aunque se
presente como una tecnocracia eficiente- no es darle un rol mayor del Estado
–que históricamente no ha tenido capacidad para gestionar cuestiones mucho más
simples- sino la libertad económica, una moneda sana (como lo decía ya Alberdi)
y la eliminación del déficit fiscal. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Las
ideas erróneas –lamentablemente más difundidas en nuestro país que en otros- llevan
inexorablemente al estancamiento económico, a la regresión social y al atraso
cultural. Se ha tornado
un lugar común en Argentina creer que en la década del 90 el estado estuvo
“ausente”; que tuvimos un Estado “desertor”. Una lectura periódica del boletín
oficial, una comparación de los Anales de Legislación Argentina (un solo tomo
hasta 1943, varios cientos hasta el presente), o un análisis de la evolución
del gasto público desde 1991 hasta 2001
ponen de manifiesto lo contrario. Pero más grave que el error sobre la
historia, son las consecuencias que se extraen de esa premisa falsa: como en la
década maldita tuvimos demasiado poco Estado, ahora debe tener un rol activo,
vigilante, siempre presente; es decir, se considera buena la discrecionalidad,
a cargo de burócratas supuestamente bienintencionados y omniscientes. La seguridad
jurídica no preocupa a los déspotas que pretenden ser ilustrados, y se
minusvalora la importancia de generar un clima favorable a las inversiones
reduciendo la incertidumbre</span><a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><b><sup><span lang="ES-AR" style="position: relative; top: -3pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><b><sup><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%; position: relative; top: -3pt;">[17]</span></sup></b><!--[endif]--></span></sup></b></a><span lang="ES-AR">, olvidando o desconociendo que el ahorro y la inversión </span><span lang="ES-AR">son –junto con la
inversión en capital humano, es decir en educación- las únicas vías para el
crecimiento económico y, a la larga, el progreso social.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> Situándonos al margen de
lo económico, la adiposidad del Estado –no sólo como porcentaje del producto
bruto, que muchas veces se reduce en las crisis devaluatorias, sino por el
establecimiento y ampliación de una maraña de regulaciones- termina conspirando
contra las libertades individuales. Cuando la subsistencia de gran parte de la
población depende del Estado, vía subsidios, planes sociales, empleo público,
jubilaciones y pensiones, su costo debe ser pagado por los contribuyentes. Y
esa mayor presión fiscal significa no sólo desaliento a la inversión, sino
poner en manos de los gobernantes de turno una herramienta formidable para la
extorsión, para acallar las críticas empresarias o de medios de prensa, para
sufragar las propias campañas electorales, para acabar con las autonomías
provinciales. Los conceptos de Hayek en "The road to serfdom" pueden
volverse una ominosa realidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR"> </span></div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<!--[if !supportFootnotes]-->
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"> "</span></span><span lang="ES-AR">Ni el comercio ni las manufacturas pueden florecer en un Estado que
no goce de una administración arreglada de justicia, en donde el pueblo no se
crea seguro en la posesión de su propiedad, en que no se sostenga y proteja por
la ley la buena fe de los contratos..." (Adam Smith, <i>"Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones"</i>,
Libro V, T.III, págs. 220 y ss., Ed.
Orbis, 1983).</span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Juan Bautista Alberdi, <i>"Sistema
económico y rentístico de <st1:personname productid="la Confederacin Argentina" w:st="on">la Confederación Argentina</st1:personname> según su Constitución de
1853",</i> edición de Librería El Foro, 1993.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> </span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">Las
características definitorias de la "rule of law", según DICEY, son :
1) ausencia de poder arbitrario por parte del gobierno, sobre los ciudadanos,
en cuanto a castigos y actos contra la vida o la propiedad; 2) Sujeción de todo
hombre, cualquiera sea su rango y situación, a la ley común; 3) <st1:personname productid="la Constitucin" w:st="on">La Constitución</st1:personname> no es
una fuente sino una consecuencia de los derechos individuales definidos y
amparados por los tribunales. Cabría agregar que el "rule of law"
tiene una connotación típica del pragmatismo anglosajón, en el sentido de
atender más a la vigencia efectiva de las garantías que a la consagración acabada
de un sistema normativo. No he tenido un acceso directo a la fuente, pero es
citado por MAIRAL, "Control Judicial de <st1:personname productid="la Administracin Pblica" w:st="on">la Administración Pública</st1:personname>
", Volumen I, pág. 21; y en BRUNO LEONI, "<st1:personname productid="la Libertad" w:st="on">La Libertad</st1:personname> y <st1:personname productid="La Ley" w:st="on">la Ley</st1:personname>", capítulo 3, pág.
97, Centro de Estudios Sobre <st1:personname productid="la Libertad" w:st="on">la
Libertad</st1:personname>, 1961.</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> </span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">"El
nacimiento del mundo occidental. Una nueva historia económica”, Siglo XXI Editores,
1978)</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> R</span><span lang="ES-AR">AWLS,
en su opúsculo "Sobre las libertades" (Ediciones Paidós, 1ª Edición, 1990, pág. 41), complementario de su
"Teoría de <st1:personname productid="la Justicia" w:st="on">la Justicia</st1:personname>",
entiende que las libertades básicas son compatibles tanto con la propiedad
privada de los medios de producción, como con su socialización. La experiencia
histórica no da la razón a su aserto. Los más horrendos experimentos de
ingeniería social del siglo XX se han desarrollado, todos, bajo la férula de
países "socialistas" o bajo el "nacional socialismo".</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Que un gobierno democrático haya apoyado medidas de acción directa
y una serie de actos que objetivamente son delictivos, afectando severamente y
quizás en forma irreversible las relaciones con un país hermano, creo que no
tiene precedentes en nuestra historia.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> </span><span lang="ES-AR">"The
Political Ideal", Citado por Bruno Leoni en "La Libertad y la
Ley", cap. 3, pág. 98, Centro de Estudios sobre la Libertad, 1961.</span><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn8">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> </span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho"; text-transform: uppercase;">"L</span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">a guerra del
siglo XXI" , Ed. Vergara, 1993, capítulo 6, pág. 239.</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn9">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> Según </span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">Lester
Thurow (obra citada, pág. 241) en los últimos cien años el crecimiento ”per
capita” de Japón fue un 2,9 %; el de Estados Unidos de Norteamérica, un 1,8%;
el de Alemania, un 2 %. Samuelson-Nordhauss (“Economía”, Mc Graw-Hill,
decimosexta edición, pág. 512) estiman una tasa media de crecimiento del
producto por hora trabajada, del 2,4 por ciento anual en los últimos ciento
veinte años. </span></strong></div>
</div>
<div id="ftn10">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> La expresión “neoliberal” es apostrofada
como un estigma, del que muchos liberales vergonzantes tratan de escapar como
de la peste. Es curioso que la atribución de profesar esa doctrina sea motivo,
no ya de controversia o intentos de refutación, sino de descalificación moral. </span></strong></div>
</div>
<div id="ftn11">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> Respecto de los cuales ha dicho la
Asociación de Abogados de Buenos Aires que Cuba es un modelo.</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn12">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> Art. 75, inciso 17: “reconocer la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas
argentinos...garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación
bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades,
y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan”.<o:p></o:p></span></strong></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;">Parece
estar y quizás esté inspirado en los mejores propósitos, pero el multiculturalismo
(“educación bilingüe e intercultural”) y la propiedad comunitaria (“la posesión
y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan”) son la
antítesis del esquema alberdiano, y de ser tomados en serio, conducirán a los
pueblos indígenas a perpetuar su pobreza. Si el respeto del derecho de
propiedad es una condición necesaria –aunque no suficiente- para el crecimiento
económico, consagrar a nivel de texto constitucional la propiedad comunitaria
es marchar a contramano del progreso.<o:p></o:p></span></strong></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;">Alan
García, que está de vuelta de su "progresismo" de la década del 80,
con más años y cargado con el bagaje de experiencias de los resultados de su
anterior gestión, expresa con sensatez: "</span></strong>existen verdaderas comunidades campesinas, pero
también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel pero
solo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa,
de 'mano muerta', mientras sus habitantes viven en la extrema pobreza y
esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus
cerros y tierras, alquilándolas, transándolas porque si son improductivas para
ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos
que traiga un nuevo comprador. Pero la demagogia y el engaño dicen que esas
tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados y que esa organización
comunal es la organización original del Perú, sin saber que fue una creación
del virrey Toledo para arrinconar a los indígenas en las tierras no productivas".<o:p></o:p></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;">Igualmente,
el “derecho” a la educación bilingüe e intercultural, si se lo toma en serio,
conducirá a alentar la desunión y el resentimiento, no el respeto de las diferencias.
Una historia que no predique que la llegada a América de los occidentales fue
una desgracia, “atentará” contra el derecho a la educación multicultural;
frente a la afirmación de la propiedad individual, se replicará que nuestra
propia carta constitucional exige respetar la propiedad común de los indígenas;
que el derecho de propiedad individual es parte de la superestructura
ideológica que reposa en la infraestructura económica de un sistema capitalista,
el cual, como construcción histórico-contingente, no puede ser impuesto a los
aborígenes, ni su respeto predicado como un deber. <o:p></o:p></span></strong></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;">Y
si las virtudes de la propiedad común son tan evidentes para los aborígenes –si
es que hay alguna definición correcta de aborigen- ¿por qué limitar sus beneficios
a ellos? ¿no somos iguales ante la ley? </span></strong></div>
</div>
<div id="ftn13">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> La "ortodoxia" en nuestro país suele estar vinculada con
la preocupación por el equilibrio o el superávit de las cuentas públicas,
aunque sea a costa de los contribuyentes y de las garantías constitucionales.
Esos ortodoxos, siempre dispuestos a aplaudir o colaborar con cualquier
gobierno, han hecho mucho daño al liberalismo, pues siempre son asociados con
el "neoliberalismo".</span></div>
</div>
<div id="ftn14">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> Se atribuye a Talleyrand, en ocasión de
enterarse de un crimen, haber dicho, “es peor que un crimen, es un error”. Sin
compartir en nada su cinismo, deploro que muchos de nuestros políticos y
dirigentes estén tan equivocados; y lo más grave, que estén sinceramente
equivocados. </span></strong></div>
</div>
<div id="ftn15">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> En gran medida, la caída de bancos de inversión y
comerciales se debe a que en realidad no eran "capitalistas", sino
especuladores puros, con fondos de terceros; es decir que no arriesgaban
capital propio.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn16">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-GB"> Discount rate y federal funds rate ("Historical Changes of the
Target Federal Funds and Discount Rates", en el sitio web <a href="http://www.newyorkfed.org/markets/statistics/dlyrates/fedrate.html">http://www.newyorkfed.org/markets/statistics/dlyrates/fedrate.html</a>
. </span>La tasa de interés, que estaba en
un 5,5% anual el <st1:date day="4" ls="trans" month="1" w:st="on" year="2001">4
de enero de 2001</st1:date>, y en 3% en agosto de 2001, se redujo a 1,25% en
diciembre de 2001, a 0,75% el <st1:date day="6" ls="trans" month="11" w:st="on" year="2002">6 de noviembre de 2002</st1:date><o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn17">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="ReferencianotaalpieCar"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal;"> JULIO </span></strong><strong><span lang="ES-AR" style="font-weight: normal; mso-fareast-font-family: "MS Mincho";">H. G.
OLIVERA, en una conferencia pronunciada el <st1:date day="23" ls="trans" month="7" w:st="on" year="19">23 de Julio de 19</st1:date>65, en el acto de su
incorporación a la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales, cuya
versión taquigráfica se encuentra en su libro "ECONOMIA CLASICA ACTUAL"
(págs. 39-59), expresa: <i>"...el
efecto negativo de la incertidumbre se vincula de una manera específica, y no
sólo por su influencia general sobre las decisiones de los agentes, en los
cambios que supone el crecimiento económico...el efecto negativo de la
incertidumbre se vincula de una manera específica, y no sólo por su influencia
general sobre las decisiones de los agentes, en los cambios que supone el
crecimiento económico...”el grado de adaptabilidad que ofrecen las diferentes
clases de inversión no es uniforme: ”resulta considerablemente menor en las denominadas
inversiones de capital fijo y dentro de ellas, por razones tecnológicas, en las
que tienen por objeto equipos de producción durables...Al disminuir la
inversión en equipo durable se reduce el ritmo de adelanto tecnológico..."</i>
(págs. 46-47).</span></strong></div>
</div>
<div id="ftn18">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Como ese título, en un régimen de moneda inconvertible, sólo da
derecho a su canje por otro igual, se desdibuja ese carácter. Pero en las
provincias que circularon, durante varios años, títulos de la deuda pública al
portador –los "LECOP", los bonos de cancelación de deudas- que
circulaban como dinero, y se podían canjear por dinero nacional, el carácter de
títulos de deuda era jurídicamente incuestionable.</span></div>
</div>
<div id="ftn19">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> En sentencia del <st1:date day="14" ls="trans" month="08" w:st="on" year="2007">14/08/2007</st1:date> ("Souto de Adler, Mercedes c.
Martorano, Marta T.", La Ley <st1:date day="22" ls="trans" month="08" w:st="on" year="2007">22/08/2007</st1:date>, 11,
la Corte dijo que <i>"tampoco cabe
considerar que exista una afectación de derechos adquiridos cuando la
aplicación de la nueva norma sólo comprende "los efectos en curso de una
relación jurídica, aun cuando haya nacido bajo el imperio de la ley
antigua"</i>. Como los asuntos que llegan a los estrados judiciales son
los que tienen alguna prestación incumplida, dejando de lado los circunloquios,
para la Corte no existen, en rigor, límites a las potestades del legislador: no
habrá derechos adquiridos mientras subsistan los que llama <i>"los efectos en curso de una relación jurídica", </i>es
decir, mientras el deudor no haya pagado. </span></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR">En términos similares se expresa la
Corte en el caso "<b>Rinaldi"</b>
(<st1:date day="15" ls="trans" month="03" w:st="on" year="2007">15/03/2007</st1:date>,
"Rinaldi, Francisco A. y otro c. Guzmán Toledo, Ronal C. y otra", La
Ley 2007-B, 415 - Sup. Esp. Pesificación de Créditos Hipotecarios 2007 (marzo),
62, considerando 32.</span></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-AR">Más que lo decidido en concreto, los
considerandos del fallo compurgan cuanta aberración legislativa se sancione con
invocación de la emergencia.</span></div>
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div id="ftn20">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> <b>"Digier, Agustín A. c/
Caja Nacional de Previsión para trabajadores autónomos"</b>, CS,
Septiembre 5-1995, <st1:personname productid="La Ley" w:st="on">La Ley</st1:personname>,
<st1:date day="27" ls="trans" month="12" w:st="on" year="1996">27 de Diciembre
de 1996</st1:date>, pág. 5, jurisp. agrup., nº 1419; CSN, Marzo 24-1994, <b>"Jawetz, Alberto"</b>, <st1:personname productid="La Ley" w:st="on">La Ley</st1:personname>, 1995-A, pág. 15, nº
92.838, con cita de Fallos, 137:47. 152:268, 163:155, 178:431, -<st1:personname productid="La Ley" w:st="on">La Ley</st1:personname>, 8-69-; 238:496; causa
F.479.XXI, <b>"Francisco Costa e Hijos
Agropecuaria c/ Buenos Aires, Provincia de"</b>, Septiembre 12-1996,
publicado en <st1:personname productid="La Ley Actualidad" w:st="on">La Ley
Actualidad</st1:personname>, Jueves <st1:date day="7" ls="trans" month="11" w:st="on" year="1996">7 de Noviembre de 1996</st1:date>, pág. 4, comentario de <b>Paulina Albrecht</b>.</span></div>
</div>
<div id="ftn21">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> Corte Suprema, Marzo
24-1994, <b>"Jawetz, Alberto"</b>,
D.T., 1995-A, 132.</span></div>
</div>
<div id="ftn22">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> , Por ejemplo, en un caso en que se pretendió aplicar la ley 24.028
–que incrementaba las indemnizaciones por accidentes de trabajo- a un caso en que la relación jurídica trabada
entre las partes y el propio accidente se habían desarrollado con anterioridad
a la entrada en vigencia de aquella ley (CS, Febrero 5-1998, <b>"Mendoza Reyes, Rigoberto E. c/ Rest
Services S.R.L."</b>, <st1:personname productid="La Ley" w:st="on">La Ley</st1:personname>,
<st1:date day="16" ls="trans" month="6" w:st="on" year="1998">16 de Junio de
1998</st1:date>, pág. 5, nº 97.323)</span></div>
</div>
<div id="ftn23">
<div class="Textonotaalpie" style="text-align: justify;">
<a href="file:///D:/Julio/Mis%20documentos/ECONOMIA/ECONOMIA%20Y%20DERECHO%20NOTEBOOK/LIBRO%20ECONOMIA%20Y%20DERECHO/SISTEMA%20ECONOMICO%20Y%20RENTISTICO%20DE%20LA%20DECADENCIA%20NOTEBOOK%202-11-2010.doc#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-AR" style="font-size: 11pt; line-height: 150%;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-AR"> La cita del voto del juez Hughes en "Home Building & Loan
Association v. Blaisdell" 290 U.S. 398 (1934).</span></div>
</div>
</div>
<br />
<div>
<div id="ftn22">
</div>
</div>
</div>Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-336573867723036072011-05-14T07:16:00.001-07:002011-05-14T12:04:55.355-07:00LIBERTADES PÚBLICAS Y EL PODER EJECUTIVO COMO LEGISLADOR Y JUEZMuchos de los que critican las prácticas y formas del kirchnerismo adscriben sin embargo a una visión sustancialmente muy similar de la política y de la economía que supone, necesariamente, una amplísima delegación en el Poder Ejecutivo de potestades materialmente legislativas; en otras palabras, entrañan en los hechos convertirlo en legislador y, por añadidura, adjudicarle funciones propias de los jueces.<br />En el estado de derecho clásico –es decir en el estado de derecho liberal- el principio es la libertad, y la rigurosa excepción, la imposición de obligaciones y prohibiciones. Cuando se obliga o impide a los individuos realizar determinados actos, estas restricciones a la libertad sólo pueden fundarse en la ley, y ésta, provenir de los legisladores como depositarios de la soberanía popular (artículo 19 de la Constitución Nacional; en forma concordante, arts. 14, 17, 18, 29, 31). <br />La reforma constitucional de 1994 dejó abierta la puerta para la legislación por decreto (artículo 99, inciso 3), o para la delegación (art. 76), pero se supuso que debía ser algo excepcional, según surge del texto de esos preceptos, que en primer lugar consagran el principio de interdicción al poder ejecutivo del ejercicio de funciones legislativas, y luego enuncian los requisitos para las excepciones -que como tales, deben interpretarse restrictivamente- a aquella regla.<br />En Estados Unidos, la principal preocupación de los ciudadanos, como expresó la Declaración de Derechos que precedió a la Constitución de Massachusetts, de 1780, consistió en que el gobierno fuese <em>"un gobierno de leyes y no de hombres</em>". La ley, como norma impersonal, abstracta y general, deriva de los representantes del pueblo, y la vida y fortuna de los habitantes no debe depender del arbitrio discrecional de funcionario alguno.<br />Los padres del constitucionalismo moderno sabían, y muchos de ellos habían sido víctimas, de las arbitrariedades del Anciano Régimen. Querían un sistema distinto, en que sus derechos no dependieran de la bonhomía de ningún déspota pretendidamente ilustrado, por justo o inteligente que fuese, pareciese o se lo creyera.<br />Hasta aquí, es probable que muchos dirigistas -los que sean sinceros- estén de acuerdo. Pero les parece que la época del “estado gendarme” ya pasó; que el “estado ausente” genera desequilibrios sociales, distribución regresiva del ingreso y de la riqueza; que las leyes del mercado son un invento o racionalización de periodistas, economistas o simplemente opinadores que responden a intereses inconfesables. Y están a favor de que el Estado fije precios máximos, o eventualmente mínimos; que fomente la exportación o la prohíba; que importe a precios subsidiados, o que vede la importación; que combata con energía a los “especuladores y a los evasores”; que controle las tarifas de los servicios esenciales, los precios de los productos de la canasta familiar, las tasas de interés, a las consultoras que elaboran sus propios índices de precios, y un largo etcétera. <br />Además, ¿quién será el insensible que se atreva a retacear a los docentes y empleados públicos una justa retribución, y aumentos periódicos? Los jubilados –cenicientas en la puja política por los recursos públicos- merecen nuevos aumentos; la educación pública “debe” ser fomentada; la salud pública –incluyendo la “reproductiva y sexual”- “tiene" que ser cuidada con campañas activas. La ejecución de todas esas políticas y la satisfacción de tantas demandas sociales reales o inventadas –que en definitiva, como decía Bastiat, se traducen en la ilusión de todo el mundo de querer vivir a costa de todo el mundo- no puede depender de un desprestigiado Poder Legislativo. Por eso, los reclamos callejeros y piquetes se dirigen inequívocamente al Poder Ejecutivo, con la clara consciencia de que es el que realmente manda.<br />La historia ha demostrado que habitualmente, el intervencionismo económico genera muchos más problemas que los que quiere solucionar, pero el propósito de estas líneas no es demostrarlo -ya lo puse de manifiesto en otros artículos de este blog- sino analizar si es compatible la preocupación por los desbordes, con el persistente reclamo de buena parte de la población y de la clase política de otorgar cada vez más poderes a los gobernantes, siempre que –eso sí- sean incorruptibles. Ese énfasis en los aspectos personales y circunstanciales del poder y el empobrecimiento del concepto de corrupción, son una muestra de la decadencia de nuestra cultura política. Todo el esquema republicano de pesos y contrapesos parte de la premisa implícita –confirmada en los hechos- de que los gobernantes no son ángeles ni santos; y aunque lo fueran, pueden equivocarse gravemente en el ejercicio de sus funciones, cuando no están sujetos a límites.<br />La reflexión de Lord Acton de que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente, no estaba fundamentalmente referida al fenómeno moderno de la corrupción “por dinero”. Los padres de la República, cuando sancionaron el art. 29 de la Constitución Nacional, querían evitar la concesión de facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo; y consideraron que esa sola concesión –aunque no esté presente ningún móvil pecuniario, y aunque todos se hallen honestamente convencidos de que así velarán por el interés público o el bien común- es un delito gravísimo. Muchos de los regímenes totalitarios que el mundo ha soportado y soporta, coinciden con una franciscana austeridad de sus abominables tiranos, desde Robespierre el incorruptible hasta el presente.<br />A cualquiera que tenga un poco de cultura jurídica o económica, y además se tome el pesado trabajo de leer dos o tres días el Boletín Oficial, le será evidente que la mayor parte de las obligaciones y prohibiciones que asfixian a la sociedad emanan del Poder Ejecutivo y de sus funcionarios de segundo o tercer nivel. La razón es muy simple: el dirigismo presupone la discrecionalidad, la variación de criterios –lo que hoy es obligatorio, mañana puede ser prohibido- y la pretensión de encauzar la actividad económica –o educativa, o cultural, o la tele-radiodifusión, o lo que ocasionalmente encuadre dentro de las preferencias, los caprichos, las políticas o la agenda electoral del gobierno-mdentro de rígidos aunque cambiantes moldes, desconfiando de la libre iniciativa económica y extraeconómica. Evidentemente, eso no podrían hacerlo los legisladores: el Congreso es un cuerpo colegiado bicameral, en el que deben debatirse serenamente las cuestiones y está bien que así sea (dejando de lado sus desviaciones y perversiones en Argentina). Pero las urgencias del dirigismo -de los principales partidos políticos- son incompatibles con los tiempos de la legislación, y por ello, gran parte de las leyes otorgan “cheques en blanco” al poder ejecutivo o a sus dependencias, para fijar los contenidos normativos concretos de su accionar.<br />En Argentina, el presidente en forma directa o a través de sus funcionarios, “legisla” y “juzga” hace muchos años: determina el precio de los combustibles líquidos y gaseosos; de los servicios públicos, de los peajes; fija cuotas de gas y precios diferenciales para las industrias, los consumidores de escasos recursos y los “altos” consumos; prohíbe o autoriza a exportar productos, y establece impuestos a la exportación. El Código Aduanero –ley 22.415- lo faculta a variar a su antojo los aranceles de importación, establecer derechos de exportación, modificarlos o dejarlos sin efecto (art. 755). La totalitaria ley de medios -que motivó un artículo en este blog- le otorga igualmente armas formidables contra la libertad de expresión.<br />La ley de abastecimiento (n° 20.680) permite al poder ejecutivo, entre tantas otras cosas:<br />* Fijar precios máximos o mínimos, y disponer el decomiso de mercaderías y la clausura de establecimientos.<br />* Rebajar o suspender derechos, aranceles y/o gravámenes de importación; así como acordar subsidios y/o exenciones impositivas; prohibir o restringir la exportación.<br />* Intervenir temporariamente explotaciones agropecuarias, forestales, mineras, pesqueras; establecimientos industriales, comerciales y empresas de transporte, por ciento ochenta días prorrogables hasta dos años a partir de la fecha de vigencia de la medida originaria.<br />* Secuestrar libros, documentos, correspondencia, papeles de comercio y todo otro elemento relativo a la administración de los negocios.<br />* Establecer regímenes de licencias comerciales.<br />* Sancionar la elevación de precios que no responda proporcionalmente a los aumentos de costos, así como la “revaluación de existencias” salvo autorización expresa del organismo de aplicación (¡cuidado con mantener demasiados stocks en tiempos de inflación!)<br />* Reprimir la formación de “existencias superiores a las necesarias, sean actos de naturaleza monopólica o no”.<br />Pueden imponerse arresto de hasta (90) días; clausura del establecimiento por un plazo de hasta noventa (90) días; comiso de las mercaderías y productos objeto de la infracción; inhabilitación especial de uno (1) a cinco (5) años para ejercer el comercio y la función pública; suspensión del uso de patentes y marcas por un lapso de hasta tres (3) años; pérdida de la personería jurídica. Los funcionarios están facultados para allanar sin intervención judicial en horas hábiles y días de funcionamiento, locales industriales, comerciales, establecimientos de producción agropecuaria, forestal, de caza, pesquera, minera o auxiliares de éstos, y sólo es necesaria la orden del juez en el allanamiento, cuando deba practicarse ese procedimiento en días y horas inhábiles o en la morada o habitación del presunto responsable.<br />A ese cúmulo de poderes, que envidiarían Stalin, Lenin, Mao, Pol Pot o Castro, se suma que el juzgamiento de las imputadas infracciones es efectuado en sede administrativa por el o los funcionarios u organismos que determine el poder ejecutivo (artículo 15 de la ley 20.680), salvo las penas de prisión y la de inhabilitación especial para ejercer el comercio o la función pública. La resolución administrativa es apelable; en lo que respecta a la pena de clausura, el recurso no tiene efecto suspensivo (en otras palabras, mientras el afectado discute, el establecimiento sigue clausurado)[1].<br />La ley de procedimiento tributario (n° 11.683) y el decreto 618/97 atribuyen a funcionarios de la administración un cúmulo de potestades normativas, al punto que en Argentina, el verdadero legislador es el presidente, y por delegación, sus ministros, secretarios de estado y demás funcionarios, lo que obliga a quienes pretenden ser especialistas, a estar enterados de las resoluciones generales dictadas por la Administración Federal de Ingresos Públicos (al ritmo de una por día). Los contribuyentes son juzgados por "jueces administrativos" -así los llama la ley 11.683 en contra de la elemental regla de que no se puede ser juez y parte, y a contramano de la prohibición constitucional al poder ejecutivo de ejercer funciones jurisdiccionales (artículo 109).<br />La ley de procedimientos administrativos (n° 19.549) obliga, como prerrequisito para acceder a la acción judicial, a impugnar por vía de recurso o reclamo los actos administrativos ante el propio Poder Ejecutivo, aun sabiendo que en la abrumadora mayoría de los casos serán desestimados por quien, como la administración pública, no puede ser imparcial cuando se cuestiona la legitimidad o conveniencia de sus propios actos.<br />En Argentina el Poder Ejecutivo es legislador (violando los artículos 14, 17, 19, 29, 31, 76 y 99, inciso 3 de la Constitución) y juez (infringiendo el art. 109). Frente a eso, es hora que la prensa, además de sus cuestionamientos puntuales -cuando tímidamente se formulan- a las políticas del actual gobierno, comenzara a preocuparse por las tremendas facultades que tienen todos los gobernantes para suprimir las libertades económicas y no económicas.<br /><br /><br />[1] Pese a que la Corte Suprema de la Nación y otros tribunales inferiores han declarado la inconstitucionalidad de la falta de efecto suspensivo de las apelaciones de clausuras administrativas o fiscales, no todos los contribuyentes o administrados efectúan el planteo. Por lo demás, el hecho de que normas inconstitucionales puedan ser así declaradas judicialmente, habla bien de los jueces que ocasionalmente lo hacen, pero mal de las normas.Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-65539638013832608262011-04-26T12:41:00.000-07:002011-04-26T13:32:00.301-07:00"ECONOMICISMO" Y OTRAS ESTUPIDECESUna repetida descalificación a priori del análisis racional de los problemas económicos, es etiquetar como "economicismo" a tan políticamente incorrecta actitud y como "economicista" a quien lo practique, lo que tiene tanta lógica como cuestionar el abordaje científico de la medicina como "medicalismo", o de la ingeniería como "ingenierismo".<br /><br /><br />Además de ilógicos, los exquisitos espíritus que se horrorizan contra el "economicismo" no es que carezcan de propuestas en materia económica. Muy por el contrario, rebosan de ellas; el problema es que yerran el camino y conducen al fracaso. Los que contraponen al vituperable e insensible "economicismo" sus propias concepciones económicas -un "estado activo"-, no pueden impugnar que se enfoquen los problemas de la economía como lo que son, y no como permanentes luchas entre el bien -representado por el Estado y en concreto el gobierno de turno- y el mal (la iniciativa privada). Resulta de un simplismo afligente pensar que procurar o simplemente <em><strong>proclamar </strong></em>fines que se consideran buenos autoriza a desatenderse de los medios para su consecución.<br />Una responsabilidad especial asiste a los hombres de derecho –mundo al que pertenezco por mi profesión y mi actividad- que con frecuencia ocupan el sillón presidencial y una proporción sustancial de las bancas en el Congreso, además de todo el Poder Judicial, quienes con conceptos radicalmente erróneos dirigen nuestros destinos, apegados a sus amores ideológicos de juventud, o a sus lecturas superficiales de la vulgata antiliberal.<br /><br /><br />No incurriré en la misma práctica que suelen utilizar, de descalificar a sus críticos por los intereses que tienen o defienden –eso es sofistería barata, que elude el análisis lógico y empírico de los problemas- pero siempre es bueno recordar, aunque más no sea para moderar a quienes critican las propuestas liberales por el apoyo -retaceado, oculto y vergonzante- que puedan recibir de fundaciones o entes empresarios, que en nuestro país importantes grupos económicos han apoyado a todos los gobiernos, y si Lenin estuviera en el poder, no faltarían legiones de cámaras empresarias gestionando contratos especiales –con algún sistema de "compre nacional"- para la producción de sogas resistentes a la caída del cuerpo humano desde una horca.<br />Tampoco sería inoportuno tener presente que no están exentos de intereses particulares o sectoriales los políticos que bregan por "modelos" de Estado activo, cuando sus ingresos provienen precisamente del presupuesto público. De cualquier manera, no creo que todos sean insinceros por la presencia de un interés propio. Los seres humanos son complejos, y en sus motivaciones suelen mezclarse los intereses pecuniarios, los condicionamientos ideológicos y las ideas altruistas; lo más razonable es aceptarlos en su complejidad, no denostarlos por sus diferentes concepciones de la política, la economía, y el rol del gobierno.<br />El buen sentido debe ser recuperado; ese buen sentido que no se sustituye con alardes de vacía erudición, ni con ideas absolutamente desatinadas, por extendidas que estén. Equivocarse sistemáticamente, acompañado de enfáticos discursos cargados de presunta indignación contra conspiradores externos e internos, y que sólo consisten en palabras huecas, no convierte a nadie en un espíritu superior.<br />Muchas veces la descalificación ideológica se disfraza de descalificación moral, lo que constituye una forma particularmente eficaz de cerrar las puertas al debate serio. Nunca me han entusiasmado para la gestión de los asuntos públicos o para las lides políticas las presuntas virtudes éticas de los ignorantes, ni de las mentes obcecadas en el dislate (aunque exhiban una pulida cultura literaria). Al margen de que muchas veces los autoproclamados virtuosos están muy lejos de los méritos que tanto pregonan, en mi profesión un mal abogado no deja de serlo porque sea o se lo considere una buena persona, y así puede decirse de la generalidad de las actividades[1]. Los cementerios están repletos de víctimas de la mala praxis de buenas personas y malos médicos; y mucho más dañosa que la mala praxis profesional que afecta a una víctima, es la mala praxis política que mina y finalmente destruye a una sociedad.<br />No se vea en estas frases soberbia, sino desesperación ante el camino desviado que sigue, con entusiasmo y sin críticas, la dirigencia política y lo que es más grave, la opinión pública. Si vemos un vehículo que se dirige hacia el precipicio, y gritamos para advertirle al conductor, no sería atinado reprocharnos los gritos, olvidando el automóvil y el barranco.<br />Por estos senderos desviados transitan tanto el gobierno como lo que presuntuosamente se llama oposición. Paralizada ésta por el temor cerval a la "incorrección política", no presenta lucha en el campo de las ideas; no muestra concepciones distintas a las del espurio consenso fabricado en los últimos años por la TV pública y adicta; las ONG'S financiadas por el poder político; los "intelectuales" y "artistas" subvencionados y las autoridades educativas.<br />Dentro de ese arco, deben diferenciarse dos sectores: los que comparten en lo sustancial las ideas del gobierno, y solamente difieren en los modos; y los que realmente están en desacuerdo, pero temen expresar sus concepciones, pensando que perderán votos. En ese marco, es hora de que alguien proveniente de la política, no únicamente de los blogs, hable de las libertades políticas y económicas; que diga sin ambages que cuando se suprimen éstas desaparecen con el tiempo aquéllas; y que no es función de los organismos estatales o paraestatales lavar el cerebro de los niños, adolescentes y adultos a través de la propaganda y de los planes educativos.<br />Queda formulada la invitación a los políticos, liberales o no, pero que no quieren una "patria socialista".<br /><br />[1] Decía Federico Bastiat ("Armonías Económicas", versión castellana, traducción al castellano de D. Francisco Vila, Librería de Mariano Escribano, Madrid, 1870, pág. 25), refiriéndose a los socialistas: ¡No quiera Dios que yo me rebele contra intenciones filantrópicas y puras! Pero haría traición a mis convicciones, retrocedería ante las amonestaciones de mi propia conciencia, si no dijese que, según mi opinión, esos hombres se encuentran en un camino extraviado".Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-26882652928193570802010-12-17T21:25:00.000-08:002010-12-17T21:25:43.238-08:00LIBERTADES Y SOCIALISMO: TOTALITARISMO, COMUNISMO, NAZISMO Y FASCISMO<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com/2010/12/totalitarismo-comunismo-nazismo-y.html">LIBERTADES Y SOCIALISMO: TOTALITARISMO, COMUNISMO, NAZISMO Y FASCISMO</a>Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-67700419688270402882010-12-17T20:24:00.000-08:002014-10-16T08:19:25.096-07:00TOTALITARISMO, COMUNISMO, NAZISMO Y FASCISMO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<strong>El fascismo como descalificador genérico </strong><br />
En el lenguaje cotidiano y político, apostrofar como “fascismo” las prácticas autoritarias de las dictaduras y hasta las actitudes autoritarias en un régimen democrático se ha convertido en un lugar común. Calificarlas de “comunismo” sería políticamente incorrecto –cuando no incorrecto a secas-; de “nacional-socialismo” una extravagancia, y de totalitarismo o proto-totalitarismo despertaría inmediatamente las rápidos reflejos reactivos del socialismo, que tiene muy claro que el solo empleo de la palabra hace entrar al marxismo en la zona de peligro, y a quien la utiliza, en el campo enemigo. ¿Por qué una variante atenuada del totalitarismo como el fascismo –singular desde el punto de vista histórico y geográfico- es presentada como el arquetipo de la teratología social?<br />
Previniendo críticas de quienes desconocen el pensamiento crítico, no hay en estos párrafos el menor asomo de intento de rehabilitación del fascismo, sino un análisis objetivo y un desenmascaramiento de las razones de la denunciada deformación. Es hora de que muchos superen el temor a los denuestos de la izquierda, por decir las cosas con claridad. Más fácil y más cómodo es entrar en su juego, y calificar a todo lo que no nos gusta de “fascismo”. Eso es, cuando no cobardía ideológica, una muestra de ignorancia. El fascismo italiano –originado, no nos olvidemos, en el socialismo marxista- fue una versión “a la italiana” del totalitarismo, mucho menos criminógena que el nazismo, del que dependía al punto que la “colaboración militar” del Eje se convirtió en una real ocupación de Italia por el ejército alemán. No puede generalizarse como el mayor de todos los males, al que ciertamente fue una versión segundona –afortunadamente para Italia- y carente de la demencial convicción del nacional-socialismo. La recurrente caracterización como arquetipo de una dictadura de antaño –comparativamente menos sangrienta- no excusa a los liberticidas de hogaño.<br />
<strong>Nazismo y fascismo</strong><br />
Por lo pronto, salta a la vista para el observador menos avisado la brecha enorme entre el grado de criminalidad y opresión del nacional socialismo (nazismo) y el fascismo italiano. La persecución sistemática de los judíos no existió en la Italia fascista, como lo señala Hannah Arendt : <em>“Suecia, Italia y Bulgaria, al igual que Dinamarca, resultaron inmunes al antisemitismo…Italia y Bulgaria sabotearon las órdenes alemanas y emprendieron un complicado juego de engaños y trampas que les permitió salvar a sus judíos…<strong>Los nazis sabían muy bien que tenían mayor afinidad con la versión del comunismo aplicada por Stalin que con el fascismo italiano</strong>. Y por su parte, Mussolini no tenía excesiva confianza en Alemania ni demasiada admiración por Hitler…el mundo en general nunca comprendió las profundas y decisivas diferencias existentes entre las formas de gobierno totalitario, por una parte, y el fascismo, por otra. Diferencias que en ningún caso se pusieron tan de relieve como en el tratamiento de la cuestión judía…el sabotaje de los italianos a la Solución Final adquirió proporciones verdaderamente graves (2), debido principalmente a la influencia que Mussolini ejercía en otros gobiernos fascistas de Europa, es decir en la Francia de Pétain, la Hungría de Horthy o la Rumania de Antonescu. Si Italia podía salirse con la suya y dejar de asesinar a sus judíos, los países satélite de Alemania igual podían intentarlo…Incluso los antisemitas italianos más convencidos parecían incapaces de tomarse en serio la persecución de los judíos…La explicación de lo anterior es que Italia era uno de los pocos países europeos en que todas las medidas legislativas antisemitas fueron altamente impopulares…Este comportamiento de los italianos difícilmente podrá explicarse tan solo alegando las circunstancias objetivas...para los italianos era el resultado del general y casi automático sentido humanitario de un pueblo antiguo y civilizado”</em>.<br />
Por supuesto que el fascismo italiano tenía pretensiones totalitarias. Pero no llegó jamás a acercarse al carácter liberticida y asesino serial del nazismo y del comunismo. Entonces, ¿por qué de fenómeno doméstico –con caracteres diferentes en lo ideológico- ha sido elevado a una categoría genérica, englobadora del nazismo, del franquismo en España y de las diversas dictaduras militares de derecha?<br />
Porque permite la dilución de regímenes cuantitativamente hipercriminales y cualitativamente totalitarios –como el nazismo y comunismo- en un concepto abarcador que tiene la virtud de excluir al comunismo en sí de toda repulsa general.<br />
<strong>Comunismo y totalitarismo </strong><br />
La Unión Soviética no es mirada hoy –después de su implosión- como un modelo a seguir, pero tampoco es objeto de un repudio y alusión permanente como arquetipo del mal. Si la razón para no hacerlo esbozada por algunas almas piadosas siempre dispuestas a perdonar los crímenes de la izquierda es que cayó en 1989, ¿por qué no se dice lo mismo del fascismo, derrotado hace casi 70 años? El motivo real es que para el “progresismo” socialista, las verdades incómodas deben ser silenciadas. A lo sumo, el estalinismo es presentado como la desviación de un ideal primigeniamente puro, lo que permite presentar con rasgos respetables al marxismo-leninismo y al trotskismo. Pero los horrores de la Unión Soviética, de China comunista, de la Camboya de Pol Pot, de la Etiopía de Mengistu, ¿son todas perversiones?<br />
Quienes tenemos algunos años más, recordamos que la imagen para el mercado externo del maoísmo era el retorno a la prístina pureza de una doctrina, contra las desviaciones “burocráticas” del modelo soviético. La “revolución permanente” venía a sustituir al esclerosado “socialimperialismo”. Afortunadamente para el pueblo chino, ese gigantesco infierno fue sustituido desde Deng Xiao Ping por un infierno o purgatorio menor, que no deja de ser dictatorial y con frecuencia criminal, pero cuyo aburguesamiento y conversión al capitalismo han atenuado las características más sangrientas del período previo.<br />
La lectura del libro “Cisnes Salvajes” (3), escrito por una ex guardia roja y referido a la era maoísta, muestra la disolución de la individualidad en la ideología omnipresente: la reorganización no sólo de las instituciones sino de la vida de las personas (pág. 128), la condena al apego a la familia como hábito burgués (págs. 128 y 207), el concepto de que toda cuestión personal era a la vez una cuestión política (pág. 128), la autocrítica impuesta (pág. 129, 159, 160) como una forma de anular la individualidad, la necesidad de obtener autorización para un “todo” no especificado como elemento fundamental del régimen comunista (pág. 132), la búsqueda de la total sumisión de los pensamientos individuales -no sólo la obediencia externa- a los dictados del Partido y de Mao (pág. 160), el rechazo al pasado burgués, que conducía a estigmatizar a familias enteras (págs. 160), el fomento de la delación (pág. 169), la persecución del pensamiento independiente, aun proveniente de comunistas convencidos, acusándolos de “conspiración contrarrevolucionaria” (pág. 193), el control total de los medios de comunicación por el partido comunista (pág. 193), la implacable persecución de las personas por su pasado individual o familiar (págs. 193 y 204), la hambruna provocada por la irracionalidad económica del “gran salto adelante” (págs. 218-238), por decenas de millones (pág. 237), el culto a Mao (págs. 256-264), la lectura cotidiana obligatoria de su Pequeño Libro Rojo (pág. 279) acompañado del miedo y la autocensura (pág. 263), el adoctrinamiento político en la vida escolar (pág. 269), la violencia colectiva por los jóvenes guardias rojos como instrumento del terrorismo de Estado (pág. 286) contra los “enemigos de clase” (ág. 287), el odio antiburgués al punto de considerarse sospechosa la amabilidad, los buenos modales y el respeto de los mayores (pág. 293), las golpizas y asesinatos a profesores “burgueses” por ser demasiado exigentes o excesivamente cultos (págs. 296-297), al punto que se había instaurado el “imperio de la ignorancia” (pág. 515); los trabajos forzados, inclusive para las mujeres (págs. 396-397), los tormentos, el deliberado abandono médico e inclusive el suministro de medicamentos que pudieran matar a los pacientes (págs. 402-403), el aislamiento cultural (pág. 489), el aliento e instrumentalización de los peores sentimientos como la envidia, el rencor, el odio y la conversión de muchos individuos corrientes en verdugos y torturadores, a diferencia de las dictaduras en que tales menesteres son encomendadas a “profesionales” (pág. 515).<br />
<strong>El jacobinismo y los orígenes del totalitarismo marxista-leninista</strong><br />
Para quienes consideren que los ejemplos soviético y chino –sumemos el de Camboya bajo Pol Pot, el de Etiopía con Mengistu, el de Cuba con Fidel Castro- son particularidades que no empequeñecen ni desvirtúan la pureza inmarcesible de un ideal –aunque sus víctimas se cuenten por millones- es hora de que desmitifiquemos a aquél. Los revolucionarios de octubre de 1917 –así como los revolucionarios de 1848 y de la comuna parisina de 1871- se proclamaban herederos de los jacobinos, como lo destacaba Juan José Sebreli aun en su período de marxista, pero ya crítico. En “El hombre rebelde” (4) Albert Camus –incuestionablemente hombre de izquierda, pero que nunca sacrificó la verdad en el altar de la ideología- desmenuza los gérmenes totalitarios y criminales de la revolución francesa, comenzando con “el asesinato público de un hombre débil y bueno” (pág. 113), como el rey Luis XVI. Es con la etapa jacobina de la revolución que por primera vez se da una coartada ideológica, disfrazando de virtud, al terrorismo y al asesinato estatal (p. 117) –lo que hoy se llamaría terrorismo de Estado- la criminalización de las facciones (p. 118), de la crítica como traición (pág. 119). Hasta los que gozan, y sobre todo ellos, son contrarrevolucionarios (p.120).<br />
Juan José Sebreli (5) pone de manifiesto que la revolución francesa “no solamente proporcionó el modelo de revolución total, llevada hasta sus últimas consecuencias, sino que también dio origen al jacobinismo, es decir a la dictadura de una minoría de vanguardia que impone el terrorismo de Estado”. En su obra -de recomendable lectura, aunque todavía no se ha quitado el lastre de su adscripción a Marx y su intento de conciliarlo con Hegel, hegelianizando a Marx y marxistizando a Hegel- denuncia el carácter totalitario del jacobinismo (obra citada, p. 192): el delirio paranoico contra los enemigos (p. 192), la sospecha institucionalizada (p. 192), el fomento de la denuncia de “contrarrevolucionarios” (p. 193), incluidos los parientes de emigrados (p. 192), el adoctrinamiento público (p. 194), el partido único (p. 195). El jacobinismo inspiró tanto a Marx, como a Lenin (obra citada, págs. 186-187), y a su turno a Trotsky, quien al escribir una apología del terrorismo de Estado se vinculaba a los jacobinos de 1793 (pág. 189).<br />
La herencia terrorista y totalitaria fue recibida sin beneficio de inventario por Lenin, quien sin empacho manifestaba que “hay que estar dispuesto a…utilizar…todas las estratagemas, la astucia, estar decididos a ocultar la verdad, con el único fin de penetrar en los sindicatos y realizar en ellos, a pesar de todo, la tarea comunista” . Lenin “…ha querido expulsar la moral de la revolución, indiferente a la inquietud, las nostalgias y la moral” . “Una justicia lejana…obliga a aceptar la injusticia, el crimen y la mentira…hay que matar toda libertad”.<br />
Y Lenin no era un hereje respecto de sus númenes inspiradores. Engels, con la aprobación de Marx, escribió en respuesta a Bakunin: “La próxima guerra mundial hará que desaparezcan de la superficie de la tierra no solamente clases y dinastías reaccionarias, son también pueblos reaccionarios enteros” .<br />
Ya instaurado el comunismo, desapareció todo vestigio de libertad, y mucho antes de la etapa estalinista. Como apuntaba Camus (“El hombre rebelde”), la sociedad del socialismo real destroza a la amistad –que en su concepción tradicional, es la amistad de las personas…la solidaridad particular- en beneficio de una abstracción como “la amistad de las cosas”, una “amistad en general, amistad con todos, que supone, cuando debe asegurarse, la denuncia de cada uno”. Nuevamente vemos la sospecha y la delación convertidas en virtudes sociales (pág. 222).<br />
En el totalitarismo soviético, “…los fieles son invitados regularmente a extrañas fiestas en las que…víctimas llenas de contrición son ofrecidas en ofrenda al dios histórico” (p. 227). Su utilidad consiste “en impedir la indiferencia en materia de fe. Es la evangelización forzosa” (p. 227). En la sociedad burguesa “se presume que todo ciudadano aprueba la ley. En la “sociedad objetiva” se presume que todo ciudadano la desaprueba…La culpabilidad no está ya en el hecho, sino en la simple ausencia de fe” (p. 227). “En el régimen capitalista, el hombre que se dice neutral es considerado favorable, objetivamente, al régimen. En el régimen del Imperio, el hombre neutral es considerado hostil, objetivamente, al régimen” (p. 227).<br />
<strong>¿Acaso el fascismo es inocente? </strong><br />
Algún cuestionador de estos párrafos querrá ver en ellos una defensa del fascismo. Nada sería más errado e injusto. El fascismo –con su versión local del peronismo, tan bien señalada por Pablo Giussani- (10) es totalitario en su concepción ideológica –no olvidemos que Mussolini empezó en el socialismo marxista- pero en los hechos, distó sideralmente de la criminalidad de los totalitarismos mayores, y de la supresión absoluta de la sociedad civil.<br />
El padre de Benito Mussolini era socialista, y a principio del siglo 20 militó en el ala sindicalista revolucionaria del Partido Socialista Italiano y fue editor del semanario “La Lotta di Classe” ('La lucha de clases').<br />
Su vuelco al nacionalismo belicista se produjo con su participación en la primera guerra mundial. Pero puede afirmarse sin equivocación que sus concepciones totalitarias provienen del socialismo, aunque luego lo reprimiera ferozmente y aprovechase el miedo al socialismo y al comunismo para hacerse del poder. Sin embargo, jamás llegó a los niveles de matanzas masivasa y supresión de las libertades que caracterizaron al nacional socialismo y al comunismo.<br />
¿Es pertinente efectuar distinciones, si hubo asesinato de opositores, supresión de libertades y embarcó a su país en aventuras bélicas o en una guerra imperialista, como la de Etiopía? Por cierto que nada, absolutamente nada, justifica al fascismo italiano, pero no es válido erigirlo en el arquetipo del mal, ni reducir la criminalidad nazi a la categoría de “fascismo”. Llamar “fascismo” a todo lo que para la izquierda huela a derecha o a capitalismo permite olvidar los crímenes del comunismo y diluir la singularidad perversa de la Shoah en una categoría más amplia que sería una suerte de “superestructura ideológica” –para emplear términos marxistas- del capitalismo, es decir de la empresa privada. Además, tiene la ventaja de que, sin mucho esfuerzo, posibilita englobar dentro del término genérico “fascismo” a todos los gobiernos –incluso socialistas- del Estado de Israel.<br />
Sería indicador de mala fe o de estupidez ver en estos párrafos una defensa larvada del fascismo. Pero me resisto a que, so capa de “antifascismo”, el socialismo marxista se ubique en la vereda del “bien”, de la moral pública y del progreso. Así como se apropió de la expresión “derechos humanos”, parecería que el progreso le pertenece, pues se proclaman “progresistas” los defensores de regímenes que sojuzgan las libertades y hacen retroceder décadas a los países, cuando se imponen plenamente. Me resisto igualmente a admitir la medrosa actitud de la clase política vernácula, que teme confrontar en el terreno de las ideas con el socialismo liberticida.<br />
<br />
<span style="font-size: 85%;">(1) “Eichmann en Jerusalén”, 4ª edición, 2009, Ed. Debolsillo, págs. 250, 257-262.<br />(2) Graves para el nazismo, se entiende.<br />(3) Jung Chung, Circe Ediciones S.A., Barcelona, 2a edición, 2a reimpresión, marzo 2007.<br />(4) Editorial Losada, Buenos Aires, 14ª edición, 2003.<br />(5) "El vacilar de las cosas", Editorial Sudamericana, 5ª edición, 1995<br />(6) Camus, obra citada, p. 211.<br />(7) Camus, obra citada, p. 211)<br />(8) Ibídem, p. 217.<br />(9) Ibídem, p. 219.<br />(10) Montoneros. La soberbia armada </span></div>
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Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-52499133515519344122010-07-06T19:46:00.000-07:002010-07-11T22:01:03.028-07:00LEY DE MEDIOS (I)<div align="justify"><span style="font-family:arial;"><strong>Introducción </strong><br />La escasa resistencia que ha encontrado la ley de medios (n° 26.522) es una muestra preocupante de la escasez de anticuerpos de la sociedad contra los avances del poder estatal, de cómo han prendido las ideologías colectivizantes en la opinión pública, y en qué medida puede ser deformada por un poder totalitario.<a name='more'></a><br />La veterana Constitución de 1853-1860 reconoció como una garantía de preferente tutela la libertad de prensa (artículo 14), disponiendo en forma enfática que <strong><em>“el Congreso federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.<!-- more --> </em></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">En la sexta década del siglo 19, la forma arquetípica de ejercicio de la libertad de expresión era a través de la prensa, pues no existían otros medios masivos de comunicación. Adecuado el concepto a la evolución tecnológica desde aquella época hasta el presente, los principios son los mismos: esa libertad civil no puede ser restringida, ni puede imponerse la jurisdicción federal. Justamente lo que hace la ley de medios 26.522: comporta un nutrido catálogo de restricciones –las reglas son la autorización y la prohibición, y la excepción la libertad- y establece la jurisdicción federal (artículo 7).<br />La interpretación que se haga de la libertad de expresión no debe seguir un camino divorciado de las libertades reconocidas por el artículo 14 de la Constitución Nacional, por el hecho de que el medio de difusión sea distinto de la escritura. Los medios audiovisuales no pueden sufrir una regulación que, si se aplicara a la prensa escrita, nadie que conozca o respete nuestra Carta Magna dudaría que es repugnante a ella.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">La ley de “servicios de comunicación audiovisual” –que rezuma una concepción totalitaria a través de su articulado- nace con ese pecado original. Deberían bastar los artículos 14 y 32 de la Constitución para repudiar, en bloque, ese ordenamiento; pero el propósito de estas líneas no se limita a eso. Evidenciaré en los párrafos siguientes su radical oposición con una Carta Magna que en sus declaraciones, derechos y garantías (artículos 1 a 33) todavía preserva su inspiración liberal. Esa inspiración se encuentra en las antípodas de la ley, que invocando diversas fuentes internacionales pero no nuestra Ley Suprema, coloca frente a la libertad de expresión, un supuesto derecho de la comunidad a ser informada, clásico artilugio para desvirtuar las libertades.<br /><strong>La regulación como una parte del núcleo duro de la ley </strong><br />Preceptúa el artículo 1°: <em>"<strong>El objeto de la presente ley es la regulación </strong>de los servicios de comunicación audiovisual en todo el ámbito territorial de la República Argentina y el desarrollo de mecanismos destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de abaratamiento, democratización1 y universalización del aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Quedan comprendidas en las disposiciones de esta ley todas las emisiones que tengan su origen en el territorio nacional, <strong>así como las generadas en el exterior cuando sean retransmitidas o distribuidas en él”</strong></em>.<br />Despejando la hojarasca, el objeto de la ley es someter toda comunicación –incluidas las emisiones provenientes del exterior- a una asfixiante regulación. Como para la libertad no se necesitan regulaciones, el objeto principal de la ley, más allá de la difusa y engañosa fraseología aparentemente democrática, es restringir las libertades, dejándolas al arbitrio del gobierno.<br /><strong>La inversión de los conceptos. En vez de la libertad de expresión, un supuesto derecho a ser informado del modo que el Estado defina; los medios como “servicios de interés público” </strong><br />Establece el artículo 2°:<br /></span><span style="font-family:arial;"><em>“La actividad realizada por los servicios de comunicación audiovisual se considera una <strong>actividad de interés público</strong>, de carácter fundamental para el desarrollo sociocultural de la población por el que se exterioriza el derecho humano inalienable de expresar, recibir, difundir e investigar informaciones, ideas y opiniones. La explotación de los servicios de comunicación audiovisual podrá ser efectuada por prestadores de gestión estatal, de gestión privada con fines de lucro y de gestión privada sin fines de lucro, los que deberán tener capacidad de operar y tener acceso equitativo a todas las plataformas de transmisión disponibles.<br />“…la comunicación audiovisual en cualquiera de sus soportes resulta una <strong>actividad social de interés público</strong>, en la que el Estado debe salvaguardar el derecho a la información, a la participación, preservación y desarrollo del Estado de Derecho, así como los valores de la libertad de expresión.<br />El objeto primordial de la actividad brindada por los servicios regulados en la presente es la promoción de la diversidad y la universalidad en el acceso y la participación, implicando ello igualdad de oportunidades de todos los habitantes de la Nación para acceder a los beneficios de su prestación. En particular, importa la satisfacción de las necesidades de información y comunicación social de las comunidades en que los medios estén instalados y alcanzan en su área de cobertura o prestación.<br />Legitimación. Toda persona que acredite interés podrá requerir a la autoridad de aplicación competente el cumplimiento por parte de los servicios de comunicación audiovisual de las obligaciones previstas en esta ley.<br />Este derecho incluye el de participar en las audiencias públicas establecidas como requisito de prórrogas de licencias, entre otras.<br /></em>La norma entraña una inversión total, encubierta bajo un espeso manto de pretendidas buenas intenciones, de la garantía individual de expresar las ideas por la prensa, reconocida por el artículo 14 de la Constitución Nacional.<br />La comunicación audiovisual “en cualquiera de sus soportes” –lo que, por su amplitud, da pie a que se incluya a internet, pues comprende a todo lo que se ve o se oye- deja, en la ley, de ser un derecho individual (de personas físicas y empresas): es para la ley una “actividad social de interés público”. Lo importante para los inspiradores totalitarios de esa ley es lo “social, lo público”, y el Estado, en vez de respetar los derechos individuales, debe salvaguardar difusos derechos “a la información, a la participación, preservación y desarrollo del Estado de Derecho”. Queda la libertad de expresión como algo cuyos “valores” –no la libertad en sí- deben ser salvaguardados por el Estado.<br />Emplear esas palabras para restringir la libertad constituye una perversión del lenguaje, al estilo orwelliano, con su “newspeak” que cambia el sentido de los conceptos, para convertirlos en lo opuesto o en algo esencialmente distinto.<br />Cuando por primera vez la ley se refiere a las personas, lo hace para legitimar “a cualquier persona que acredite interés” –es decir, a cualquier testaferro del gobierno o adicto a él- para <em>“requerir a la autoridad de aplicación competente el cumplimiento por parte de los servicios de comunicación audiovisual de las obligaciones previstas en esta ley”</em>.<br />El derecho de exigir que los “servicios de comunicación audiovisual” cumplan obligaciones es una manera –una de las tantas empleadas por la ley- de restringir la libertad individual de expresión. Ese “derecho” comprende el “de participar en las audiencias públicas establecidas como requisito de prórrogas de licencias, entre otras”.<br />En otras palabras, la libertad de expresión ya no es una garantía constitucional; ya no es un derecho individual, sino una graciosa concesión estatal, que se formaliza mediante licencias cuya prórroga dependerá de “audiencias públicas” en las que participarán individuos o grupos organizados en impedirla.<br />¿Y si una mayoría natural o digitada opina que no debe ser prorrogada la licencia? ¿Un derecho constitucional depende del otorgamiento de una “licencia” previa o renovable? Eso es absolutamente contradictorio con la veda de toda censura previa, pues si es mala cuando se refiere a específicos contenidos, resulta peor aún cuando su objetivo es amordazar –mediante la licencia, y la posibilidad de su no renovación o caducidad- a todos los medios.<br /><strong>Los “objetivos” de los “servicios” de comunicación </strong><br />Conforme a la ley, los medios audiovisuales no tienen derechos estables, ni están amparados por garantías constitucionales. Los titulares de “derechos humanos” son grupos o comunidades, no individuos ni empresas.<br />Los “objetivos” están enunciados en el artículo 3. Se trata de otra manifestación del espíritu totalitario que impregna todo el contenido de la ley. Los “servicios” antes que titulares de derechos, son destinatarios de la obligación de cumplir “objetivos”. Cuando finalmente se reconoce a desgano un derecho individual, sea en forma particular, asociada o empresaria, figura último después de una larga enumeración de supuestos derechos de los recipiendarios de la expresión:<br />a) En primer lugar, está el “derecho de toda persona a investigar, buscar, recibir…informaciones e ideas. Sólo al final se reconoce el derecho de difundirlas.<br />b) Los medios deben cumplir el “objetivo” de “promover el federalismo y la integración regional latinoamericana”.<br />¿Qué ocurre con quien, por el contrario, tenga ideas unitarias, y piense que la integración regional latinoamericana es, si no una excusa para estrechar vínculos con regímenes despóticos, al menos inconducente? ¿Y quienes opinen que deberíamos privilegiar los vínculos con el mundo desarrollado, y celebrar tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa o Asia del Este? ¿Estarán incumpliendo los sacrosantos “objetivos” de la ley? ¿Será causal para no prorrogarles la licencia?<br />La ley no puede –constitucionalmente no debe- exigir a los medios una determinada orientación ideológica o política, ni imponerles la obligación de promover ideas contrarias a las propias. Pero no otra cosa es lo que procura en forma machacona -a través de la reiteración en diversos preceptos- ese teratológico cuerpo normativo<br />e) La “construcción de una sociedad de la información y el conocimiento, que priorice la alfabetización mediática” no pueden ser metas impuestas a los medios audiovisuales. Lo mismo cabe decir de la “eliminación de las brechas en el acceso al conocimiento y las nuevas tecnologías”.<br />Lamentablemente, es imposible eliminar esas brechas ni aunque el Leviatán ponga todos sus empeños. Siempre habrá brechas derivadas de las distintas capacidades individuales, de la edad (los jóvenes suelen tener un acceso más rápido y fácil a las nuevas tecnologías, que frecuentemente corre paralelo con una total ignorancia en otras materias). Hay personas que piensan –y no por falta de medios económicos- que la fórmula del agua es “Hache dos cero”, y ninguna ley de medios podrá eliminar esa “brecha” insalvable, ese divorcio irremediable que tienen con el conocimiento, al que pudieron “acceder” pero no lo hicieron. Los medios audiovisuales no tienen por misión eliminar brechas; lo probable es que se reduzcan en un país que converja con el mundo desarrollado, pero no es una obligación de las empresas privadas hacerlo.<br />f) En cuanto a la promoción de la expresión de la cultura popular y el desarrollo cultural, educativo y social de la población, dejando de lado que no se sabe bien en qué consiste la “cultura popular” –concepto afín al nazismo y a sus afluentes culturales decimonónicos; y más modernamente, a la “izquierda nacional”- el desarrollo cultural, educativo y social de la población no es misión de los medios audiovisuales. El Estado tiene una frondosa burocracia enquistada en el Ministerio de Educación; los presupuestos son cada vez mayores, y la educación secundaria se ha convertido en un período en que los jóvenes son “deseducados” y barbarizados. Esa regresión, derivada de ideologías que a la vez rechazan las libertades civiles y la autoridad mínima de los profesores sobre sus alumnos, sólo podrá ser revertida cambiando de raíz las concepciones que producen el infradesarrollo cultural.<br />g) “El ejercicio del derecho de los habitantes al acceso a la información pública” es un efugio para decir que “el acceso a la información es un derecho de los habitantes”, y no el derecho individual de “expresar las ideas por la prensa” (artículo 14 de la Constitución Nacional). Si esas ideas son acertadas o erradas, si constituyen información o desinformación, no es precisamente el Estado quien debe convertirse en su árbitro o guardián. Menos aún el Estado argentino, que tradicionalmente no ha sido un modelo de veracidad, e históricamente, la “información” por él brindada no ha sido sino la propaganda del gobierno de turno. En todo caso, si se quiere con sinceridad el acceso “a la información pública”, el poder ejecutivo podría dejar de manipular el INDEC o de financiar a medios afines o comprados.<br />h) “La actuación de los medios de comunicación en base a principios éticos” significa que el Estado se convierte en juez de la “ética” de los medios. Presumiblemente, el gobierno considerará a través de sus funcionarios que quienes lo critiquen no satisfacen los “standards” éticos exigibles, y los medios adictos o amigos serán, por el contrario, dechados de moralidad social.<br />i) “La participación de los medios de comunicación como formadores de sujetos, de actores sociales y de diferentes modos de comprensión de la vida y del mundo, con pluralidad de puntos de vista y debate pleno de las ideas”, bajo su piel “buenista”, es una suma de ideas liberticidas. Los medios de comunicación no tienen por qué “formar” sujetos; menos aún “actores sociales” (lo que parecería algo distinto de simples sujetos aislados, es decir piqueteros, asambleístas y grupos que actúen colectivamente). Los sujetos deben ser formados, en su niñez, principalmente por sus padres; alcanzada la mayoría de edad, su formación compete al ámbito de su libertad, y no a los medios de prensa.<br />La pluralidad de puntos de vista y el debate pleno de ideas surgirá de la competencia entre distintos medios, pero no puede imponerse en el interior de cada uno de ellos, como un “objetivo” a cumplir por un “servicio”. Por el contrario, cada periódico, cada radio, cada canal de televisión, argentino o extranjero, tiene todo el derecho de no ser “pluralista” con quien no comparta sus propios puntos de vista. Página 12 no está obligado a ceder espacio a columnistas liberales, conservadores o religiosos; resulta ostensiblemente arbitrario y repugnantemente inconstitucional imponer a los medios audiovisuales que admitan periodistas, opinadores, opinólogos y escribas con ideas contrarias a las que propugnan.<br /><strong><em>La pluralidad no se garantiza sino se destruye, cuando se impone que los medios de comunicación carezcan de ideas propias y que admitan en su seno ideologías, principios u opiniones contrarias a la línea editorial o a la ideología, principios, intereses o caprichos de sus dueños</em></strong>. De eso se trata precisamente la libertad de expresión. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">Por lo demás, no nos engañemos: los destinatarios de esas imposiciones son los medios privados. Dentro de los estatales, paraestatales o “de propiedad comunitaria” no habrá forma alguna de asegurar el pluralismo interno. El gobierno nunca ha sido un buen regulador de sí mismo; pensar que puede serlo es ignorar la naturaleza humana y la historia, en particular la historia argentina reciente.<br />j) “El fortalecimiento de acciones que contribuyan al desarrollo cultural, artístico y educativo de las localidades donde se insertan y la producción de estrategias formales de educación masiva y a distancia, estas últimas bajo el contralor de las jurisdicciones educativas correspondientes”.<br />No es una responsabilidad de los medios audiovisuales.<br />k) “El desarrollo equilibrado de una industria nacional de contenidos que preserve y difunda el patrimonio cultural y la diversidad de todas las regiones y culturas que integran la Nación”.<br />¿Es un objetivo a imponer a la televisión, a la radio, a internet? ¿No pueden ingresar medios extranjeros o nacionales, que difundan otras culturas, distintas de las autóctonas?<br />l) “La administración del espectro radioeléctrico en base a criterios democráticos y republicanos que garanticen una igualdad de oportunidades para todos los individuos en su acceso por medio de las asignaciones respectivas”.<br />La “igualdad de oportunidades” constituye uno de los clásicos pretextos para negar derechos constitucionales. Evidentemente, es imposible asegurar “igualdad de oportunidades” al acceso del “espectro radioeléctrico”; pero al consagrarse legislativamente ese supuesto derecho, se abre la puerta para negarlo a quien tenga recursos económicos o disposición para emprender, por su cuenta, la aventura empresaria o política de lanzar un medio independiente.<br />m) “Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual”.<br />Es otro lugar común “políticamente correcto”. Nadie, que yo sepa, niega la igualdad legal entre hombres y mujeres. Nadie pretende “discriminar” a otros por su orientación sexual. Pero no existe ningún derecho constitucional a que los periodistas, emisoras, televisoras o lo que fuere autocensuren sus propias opiniones sobre lo que es “estereotipado” o no. Legítimamente, dentro de la libertad de opinión, algunos dueños de medios audiovisuales pueden oponerse a la imposición del paradigma de mujer desfeminizada –boxeadora, atleta, o feroz competidora con los hombres; dispuesta a evitar a toda costa la maternidad que conspire contra sus afanes competitivos o miméticos con el hombre- o del hombre demasculinizado (travestis u homosexuales que han alcanzado fama mediática). El que tenga puntos de vista “estereotipados” y los exprese a través de un canal de televisión –aunque sea en forma respetuosa- no está cumpliendo los “objetivos” de la ley, y puede ser sancionado con la no renovación de la licencia. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">Se trata de reforzar el "pensamiento único" autotitulado pretenciosamente progresista, que defiende a cuanto régimen totalitario y enemigo del progreso ha existido y plaga actualmente la superficie del planeta.<br />ñ) “La preservación y promoción de la identidad y de los valores culturales de los Pueblos Originarios”.<br />Dejemos de lado que pueblo originario significa lo mismo, pero en clave “políticamente correcta”, de “aborigen” (ab origine); dejemos de lado que no se ve la razón para emplear las mayúsculas para un concepto suprapersonal. ¿Por qué es una obligación de todos los medios preservar y promover la identidad y los valores culturales de aquéllos? Dentro de los valores culturales de los aztecas estaban los sacrificios humanos; los guaycurúes se dedicaban a la depredación y al pillaje sobre otras tribus; los lules atacaban a los tonocotes, más sedentarios y de menor contextura física; los chiriguanos sometieron a los matacos; los diaguitas estuvieron sometidos a la penetración incaica. Habrá quien veneren los ignotos y –para mí- imposibles de descubrir- tesoros de sabiduría que esos pueblos albergan; pero otros escépticos –como el que esto escribe- deberían libremente opinar lo contrario, sin estar expuestos a sanciones, si son titulares de un medio audivisual.<br />Para evitar discriminaciones, quedará en el futuro prohibido hablar de los malones indígenas, de las cautivas, y de sus atrocidades. El mito inmarcesible del buen salvaje no puede ser contaminado por los estudios históricos, ni por los medios de prensa, ni la radio ni la televisión. Quedará –ya está quedando- como “historia oficial” el “genocidio indígena”; dado que el genocidio es imprescriptible, una opinión laudatoria de Roca será considerado apología del delito, y una serie de dislates que hace algunos años, no habrían entrado en nuestra imaginación.<br />En ese marco totalitario, desaparece la libertad de expresión, como derecho a opinar sobre el presente, el pasado y el proyecto de futuro que cada medio quiere.<br /><strong>Las definiciones </strong><br />Dentro de una ley cuya tónica no son los derechos de los individuos, sino sus obligaciones; en la que prevalecen la regulación como concepto central, y la declamación, como forma de enmascarar su pretensión de ahogar el disenso ideológico, la ley dedica largos párrafos a definir. No fatigaré al lector con la exégesis de la totalidad de sus preceptos. Simplemente, quiero que se adviertan sus peligros.<br />Veamos algunas de las definiciones contenidas en el artículo 4°:<br /><strong>Autorización y licencia </strong><br />Las “personas de derecho público estatal y no estatal y a las universidades nacionales e institutos universitarios nacionales” están sometidas simplemente a la autorización (artículo 22, en concordancia con el artículo 21, inciso a). Están incluidas las "comunidades originarias" dentro de las "personas de derecho público no estatal".<br />En cambio, la “licencia de radio o televisión” es un “título que habilita a personas distintas a las personas de derecho público estatales y no estatales y a las universidades nacionales para prestar cada uno de los servicios previstos en esta ley y cuyo rango y alcance se limita a su definición en el momento de su adjudicación”.<br />¿Cuál es la diferencia?<br />Que las cenicientas de las regulaciones son las empresas u operadores privados, quienes actúan presumiblemente inspirados por el vituperable móvil del lucro. Los entes estatales o “públicos no estatales” son considerados, a priori, dignos de un tratamiento preferencial, y por ello las autorizaciones se otorgan por tiempo indeterminado (artículo 40 in fine).<br />En cambio las licencias sólo se otorgan por diez años (artículo 39) con la posibilidad de prórroga por una sola vez, previa audiencia pública (artículo 40), y la “caducidad de la licencia” es una Espada de Damocles que se cierne, omnipresente y ominosa, sobre los particulares. Está prevista en los artículos 12, inciso 11, 51, 52, 106 (por falta grave, como pueden serlo el “incumplimiento de las disposiciones sobre contenido relativas a los porcentajes de producción nacional, propia, local y/o independiente y publicidad en las emisiones en forma reiterada”; “incumplimiento de las pautas establecidas en las condiciones de adjudicación de la licencia de modo reiterado”; “la constitución de redes de emisoras sin la previa autorización de la autoridad de aplicación”; delegar la explotación; reincidencia en los casos de faltas leves; falta de datos o su actualización en la carpeta de acceso público; etcétera), 108 (entre otros, reiteración en la alteración de parámetros técnicos que provoquen interferencia a frecuencias asignadas con fines públicos –lo que parece no ser tan grave en la hipótesis opuesta de interferencias a un operador privado- transferencias no autorizadas de partes, cuotas o acciones que la ley prohíbe; la delegación de la explotación del servicio y un largo etcétera).<br />* Las emisoras comunitarias <em>“son actores privados que tienen una finalidad social y se caracterizan por ser gestionadas por organizaciones sociales de diverso tipo sin fines de lucro. Su característica fundamental es la <strong>participación de la comunidad tanto en la propiedad del medio, como en la programación, administración, operación, financiamiento y evaluación</strong>. Se trata de medios independientes y no gubernamentales. En ningún caso se la entenderá como un servicio de cobertura geográfica restringida”. </em><br />La ausencia de propiedad privada y supuesta carencia de fines de lucro al parecer ennoblece y otorga derecho a una especial protección legal, y a que su cobertura geográfica no se limite. Por supuesto, qué significa “la participación de la comunidad” en la propiedad, en la programación, administración, operación, financiamiento y evaluación” no tiene ningún sentido jurídico ni fáctico (¿toda la comunidad participa?) ni es materialmente posible. La “comunidad” como un ente indefinido que no se identifica con ninguna persona física o jurídica no pasa de ser una logomaquia para referirse a una pluralidad de individuos que persiguen propósitos que, altruistas o no, defendibles o no, realizan sus propios proyectos, probablemente financiados o alentados por el Estado.<br />A diferencia de la amplitud de cobertura de los medios privilegiados, las personas físicas o jurídicas privadas son en principio meros licenciatarios, con un área primaria de servicio limitada, que es “el espacio geográfico sobre el cual se otorga la licencia o autorización para la prestación del servicio, sin interferencias perjudiciales por otras señales, de acuerdo a las condiciones de protección previstas por la norma técnica vigente”.<br />Los entes privados están restringidos en sus posibilidades de innovar. Así, el “permiso” es <em>“el título que expresa de modo excepcional la posibilidad de realizar transmisiones experimentales para investigación y desarrollo de innovaciones tecnológicas, con carácter precario y del que no se deriva ningún derecho para su titular. Su subsistencia se encuentra subordinada a la permanencia de los criterios de oportunidad o conveniencia que permitieron su nacimiento, los cuales pueden extinguirse en cualquier momento, bajo control judicial pleno y oportuno, incluso cautelar, y del pago de las tasas que pudiera fijar la reglamentación”. </em><br />La ley da implícitamente por sentado que los privados son los que innovan; pero esas innovaciones no otorgan ningún derecho adquirido. Por el contrario, es el Estado el que, por razones de “oportunidad y conveniencia” –conocido latiguillo para cohonestar la arbitrariedad estatal y dificultar la revisión judicial de aquellas supuestas razones- otorga con carácter precario y quita el permiso.<br /></span><span style="font-family:arial;"><strong>Otras muestras de desigualdad jurídica y hostilidad a los operadores privados y de resistencia a lo extranjero<br /></strong>Conforme el artículo 37 la asignación de autorizaciones a personas de existencia ideal de derecho público estatal, Universidades Nacionales, Pueblos Originarios e Iglesia Católica <em>"se realiza a demanda y de manera directa, de acuerdo con la disponibilidad de espectro, cuando fuera pertinente"</em>.<br />Por supuesto, el Estado, las universidades nacionales –esto es, el Estado- las “comunidades originarias” –es decir, los grupos organizados de supuestos aborígenes con afinidad ideológica con el gobierno- y en último lugar la Iglesia Católica –lo que es distinto de emisoras católicas- son adjudicatarios directos.<br />En cambio, los operadores privados están sometidos a licencias renovables, para cuyo otorgamiento, persistencia y renovación se imponen condiciones draconianamente restrictivas:<br />* El artículo 24 establece, como condiciones de admisibilidad para las personas de existencia visible –sea como titulares o socios de personas de existencia ideal con fines de lucro- una serie de requisitos, entre las que se destacan:<br />a) Ser argentino nativo o por opción, o naturalizado con una residencia mínima de cinco (5) años en el país.<br />¡Extranjeros, go home! <strong><em>El artículo 20 de la Constitución Nacional queda convertido en letra muerta</em></strong>. Los nacidos en otras latitudes ya no gozan, para la ley, de todos los derechos civiles del habitante de la Nación (o en un sentido más amplio, los medios audiovisuales).<br />b) En una dirección concordante, el inciso b del artículo 25 exige a las personas de existencia ideal titulares de licencias de servicios de comunicación audiovisual o socias de personas de existencia ideal titulares de servicios de comunicación audiovisual, <em>“no tener vinculación jurídica societaria ni sujeción directa o indirecta con empresas de servicios de comunicación audiovisual extranjeras".</em> A su turno el artículo 29 preceptúa que <em>“se aplicarán a las personas de existencia ideal las previsiones del artículo 2º párrafos primero y segundo de la ley 25.750. Cuando el prestador del servicio fuera una sociedad comercial deberá tener un capital social de origen nacional, permitiéndose la participación de capital extranjero hasta un máximo del treinta por ciento (30%) del capital accionario y que otorgue derecho a voto hasta por el mismo porcentaje del treinta por ciento (30%) siempre que este porcentaje no signifique poseer directa o indirectamente el control de la voluntad societaria”</em><br />Para la mentalidad xenófoba y antiempresaria de los redactores de la ley, el capital extranjero es a priori sospechoso y debe ser desalentado; es probable que intente difundir ideas diferentes al pensamiento virtualmente único que se propala en nuestro país. Sus fuentes inspiradoras y quienes la apoyaron y apoyan, según las notas que acompañan al proyecto convertido en ley, son agrupamientos y organizaciones con pensamientos tan respetuosos de la pluralidad como la Federación Juvenil Comunista; el Movimiento Nacional Comandante Andresito, FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias), “Coalición por una Radiodifusión Democrática” y otros grupos –normalmente no constituidos como personas jurídicas- ideológicamente afines al gobierno o a sus sectores más alejados del centro político.<br />A todas esas organizaciones, no se les impone acreditar solvencia, ni el cumplimiento de leyes fiscales, ni independencia respecto de otras organizaciones extranjeras. A título de ejemplo “AMARC” –Asociación Mundial de Radios Comunitarias, América Latina y Caribe, citada como fuente en las notas 28, 36, 37, 85, 105- es indudablemente trasnacional, pero lo único foráneo cuya presencia merece repudio, es la inversión extranjera que no disimula un móvil lucrativo. Los medios audiovisuales como herramientas de adoctrinamiento ideológico –aunque integren organizaciones mundiales o tengan fluidas conexiones con ellas- no sufren las prevenciones que la ley reserva para los operadores privados. En medio de todo, quien tiene un patrimonio a perder, es probable que defienda la propiedad privada, prerrequisito inexcusable para la libertad de expresión.<br />c) No haber sido funcionario de gobiernos de facto. No se puede ejercer un derecho constitucional, por haber sido funcionario de un gobierno de facto; pero sí es posible en cambio –pasado el pertinente examen de corrección política y aprobación del Poder Ejecutivo- ser vocal de la Corte Suprema de la Nación.<br />d) Poder demostrar el origen de los fondos comprometidos en la inversión a realizar. Idéntico requisito es aplicable a las personas de existencia visible en cuanto socios de las personas de existencia ideal con fines de lucro y los integrantes de los órganos de administración y fiscalización de las personas de existencia ideal sin fines de lucro en tanto comprometan inversiones a título personal.<br />Por supuesto, <em><strong>no se exige a las emisoras “comunitarias”, ni a las “comunidades originarias”, que prueben el origen de sus fondos</strong></em>. Tales exigencias están reservadas para los execrables operadores privados.<br />g) No ser deudor moroso de obligaciones fiscales, previsionales, sindicales, de seguridad social o de las entidades gestoras de derechos, ni ser deudor del gravamen y/o multas instituidas en la presente ley.<br />Un Estado que asfixia al contribuyente abrumándolo con obligaciones tributarias y paratributarias –dentro de las cuales se incluyen las contribuciones y aportes de seguridad social- puede emplear la persecución fiscal como un arma formidable para ahogar las libertades, evitando que determinadas personas, presuntamente enfrentadas ideológicamente o políticamente con el gobierno, accedan a las licencias o a su subsistencia.<br />No tengo ninguna duda de quiénes serán los perseguidos fiscalmente. No las “emisoras comunitarias”; no las pertenecientes a “pueblos originarios”; no las organizaciones que apoyaron al gobierno.<br /><strong>El espectro radioeléctrico como “bien público” </strong><br />El artículo 7° define dispone:<br /></span><span style="font-family:arial;"><em>“La administración del espectro radioeléctrico, <strong>atento su carácter de bien público </strong>se efectuará en las condiciones fijadas por la presente ley y las normas y recomendaciones internacionales de la Unión Internacional de Telecomunicaciones u otros organismos pertinentes”.<br />“Corresponde al Poder Ejecutivo nacional, a través de la autoridad de aplicación de la presente ley, la administración, asignación, control y cuanto concierna a la gestión de los segmentos del espectro radioeléctrico destinados al servicio de radiodifusión”</em>.<br />Definir como bien público todo aquello que es física o técnicamente limitado comporta una falacia jurídica y muestra –una vez más- la inspiración colectivista de la ley. Si todo lo limitado es público, todos los bienes podrían ser definidos como públicos, dado que la escasez signa la economía. Y lo más grave, convierte al gobierno de turno en asignador de frecuencias, con sus premios para los amigos y obsecuentes, y castigos para los enemigos. Lo peligroso del concepto de “bien público” se puso de manifiesto con el régimen chavista, cuando se revocó la concesión –o permiso, o licencia, o como sea en la legislación de Venezuela- so pretexto de que el gobierno era el titular originario de ese derecho y como tal, podía o no renovar la concesión sobre determinadas franjas del espectro radioeléctrico, declaró la caducidad de una de ellas (RCTV) y se la otorgó a un canal estatal.<br />Aun dentro de una postura moderadamente estatista, el Estado podría reservarse unas –pocas- frecuencias; y dejar el resto a operadores privados –nacionales o extranjeros- otorgando derechos negociables al uso de las frecuencias, por lapsos largos o a perpetuidad. De esa manera, no se restringiría tan marcadamente la libertad de expresión.<br />En cambio, el sistema de la actual ley de medios convierte a la mayoría de los empresarios privados en cortesanos atemorizados, amenazados permanentemente con la caducidad de sus licencias, obligados a negociar con los gobiernos, tanto más peligrosos cuanto más tiempo se prolonguen sus mandatos y menores sus inhibiciones para ahogar el disenso. El poder de otorgar, no renovar o declarar la caducidad de licencias es una amenaza permanente a la libertad. Inclusive internet, que hasta el presente ha escapado en mayor medida al frenesí regulatorio, puede convertirse en una víctima, al menos Internet inalámbrico, pues utiliza el espacio radioeléctrico.<br />¿Qué habría ocurrido si en el siglo 19, cuando se sancionó el artículo 14 de la Constitución, hubieran existido esclarecidos estadistas como los actuales, que basados en que el papel –como todos los bienes- es escaso, dijeran que es un “bien público” y que en consecuencia, la asignación de cuotas de papel dependerá de decisiones gubernamentales? Los accionistas privados de Papel Prensa S.A. están viviendo en carne propia el infierno de ser socios del Estado, así como las inverecundas amenazas de Guillermo Moreno, que no es un desorbitado actuando por su cuenta, sino un funcionario que goza del pleno aval del gobierno. Que en un país que se dice civilizado, un secretario de estado proclame que tiene entre sus secuaces a “muchachos expertos en romper espaldas y sacar ojos” nos muestra los peligros para la libertad de expresión de la injerencia del Estado en todo lo que concierna a ella.<br />Las notas que acompañaron al proyecto convertido en ley, provenientes de organismos burocráticos internacionales, no valen el papel en que están escritas. Las opiniones de la “Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA, en su Informe Anual de 2002” (nota 45), de que “los Estados en su función de administradores de las ondas del espectro radioeléctrico deben asignarlas de acuerdo a criterios democráticos que garanticen una igualdad de oportunidades a todos los individuos en el acceso a los mismos” son la antítesis de la libertad de expresión.<br />La libertad de expresión -moderna cara de la libertad de prensa- no depende de una irrealizable “igualdad de oportunidades”. Para contar con un medio de prensa o audiovisual se necesita capital, estar dispuesto a afrontar riesgos empresarios, y es de desear, independencia respecto del gobierno. No pueden ser propietarios los que no tienen dinero –propio o prestado- organización, conocimientos y disposición. Querer forzar una inexistente “igualdad de oportunidades” –por otra parte incompatible con el proclamado carácter de bien público del espacio radioeléctrico- conduce a restar espacios a los operadores privados, y otorgar privilegios a los entes estatales y “públicos no estatales”.<br />No es necesario ser excesivamente mal pensado, para asegurar que las “ONG’S” y entes “públicos no estatales” -comunidades originarias- a los que el gobierno asignará licencias, serán los afines política o ideológicamente. Lejos de asegurar la pluralidad, la ley procura asignar mayores espacios a las organizaciones presumiblemente simpatizantes con su ideario colectivista.<br /><strong>La autoridad de aplicación (artículo 11). </strong><br />Sus misiones y funciones constituyen la pesadilla de quien valora las libertades. Con el aval de indiscutidas autoridades en la materia como la Confederación Mapuche de Neuquén, Encuentro de organizaciones de los pueblos originarios: OCASTAFE, ASAMBLEA PUEBLO GUARANI, CONSEJO DE CACIQUE GUARANI, FEDERACION PILAGA, PUEBLO KOLLA DE LA PUNA, INTERTOBA, CONSEJO DE LA NACION TONOKOTE LLUTQUI., KEREIMBA IYAMBAE, UNION DE LOS PUEBLOS DE LA NACION DIAGUITA, CONFEDERACION MAPUCHE NEUQUINA, ONPIA, COORDINADORA PARLAMENTO MAPUCHE RIO NEGRO, MESA DE ORGANIZACION DE PUEBLOS ORIGINARIOS DE ALTE. BROWN, MALAL PINCHEIRA DE MENDOZA, COMUNIDAD HUARPE GUENTOTA, ORGA-NIZACION TERRITORIAL MAPUCHE TEHUELCHE DE PUEBLOS ORIGINARIOS. SANTA CRUZ, ORGANIZACION RANQUEL MAPUCHE DE LA PAMPA, ORGANI-ZACION DEL PUEBLO GUARANÍ; el Licenciado Javier Torres Molina, crea un monstruo burocrático que regula, autoriza y prohíbe.<br /><strong>Integración del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual</strong>.<br />La ley crea un Consejo Federal de Comunicación Audiovisual, cuyos representantes son designados por el Poder Ejecutivo nacional, y en los que el sector privado se halla en una minoría abrumadora: un representante de cada una de las provincias y del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (24 representantes estatales); tres representantes por las entidades que agrupen a los prestadores privados de carácter comercial; tres representantes por las entidades que agrupen a los prestadores sin fines de lucro; un representante de las emisoras de las universidades nacionales (representante estatal); un representante de las universidades nacionales que tengan facultades o carreras de comunicación (representante estatal); un representante de los medios públicos de todos los ámbitos y jurisdicciones (otro representante estatal); tres representantes de las entidades sindicales de los trabajadores de los medios de comunicación (tres representantes que en los que tendrán mayoría los gremios estatales, presumiblemente hostiles a los prestadores privados); un representante de las sociedades gestoras de derechos, y un representante por los Pueblos Originarios reconocidos ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Un total de seis representantes de prestadores privados –con o sin fines de lucro- contra 27 representantes estatales; tres representantes gremiales y un representantes de los aborígenes. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">No es difícil imaginar cuál será la suerte de los operadores privados en ese contexto.<br /><strong>Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual </strong><br />El artículo 19 establece la figura del defensor del público, no para que controle los desbordes del Estado sino para instaurar, desde el Estado, otro ente de control sobre la radioteledifusión.<br /><strong>El otorgamiento de licencias en base a criterios políticos </strong><br />El artículo 28 establece que “la autoridad de aplicación deberá evaluar las propuestas para la adjudicación de licencias teniendo en cuenta las exigencias de esta ley y <em><strong>sobre la base del arraigo y propuesta comunicacional</strong></em>”.<br />El Estado –o para ser realistas, el gobierno- evaluará a quién adjudica las renovables y caducables licencias, en base al arraigo –quienes ya están- y “propuesta comunicacional”; es decir, quiénes son reales o presuntos opositores, y quiénes son adictos o simpatizantes ideológicos.<br />El otorgamiento de licencias –lo que por sí solo ya es una inconstitucional limitación de la libertad de expresión- no depende del cumplimiento de requisitos objetivos, o de ser la mejor propuesta económica, sino de lo que proponga difundir ("propuesta comunicacional") el eventual licenciatario. Esa discrecionalidad deja en manos de un gobierno totalitario la posibilidad de no otorgar jamás una licencia a medios que no disimulen su carácter de opositores.<br /><strong>Los pliegos como restricciones adicionales a la libertad </strong><br />Los criterios para la evaluación de solicitudes y propuestas para la adjudicación deben ser, entre otros parámetros, <em>“las garantías para la expresión libre y pluralista de ideas y opiniones en los servicios de comunicación audiovisual cuya responsabilidad editorial y de contenidos vaya a ser asumida por el adjudicatario”</em> (artículo 34, inciso b). El licenciatario privado, que arriesga capital, se expone a represalias del gobierno; y está sometido al control permanente de sindicatos que integran el Consejo Federal de Radiodifusión, además debe ser “pluralista” en su seno interno, es decir exponer vida, libertades y fortunas para que dentro de su propio ámbito otros expresen opiniones disímiles.<br /><strong><em>Esa es una perversión del concepto de libertad de expresión que, de tomarse en serio, destruye toda iniciativa privada que no sea groseramente mercenaria. </em></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">Paradójicamente para una ley de medios signada por la mentalidad antiempresarial, sólo los operadores privados que carezcan de ideologías y de principios –es decir, únicamente a los que los motive exclusivamente el lucro- podrán amoldarse sin asco a la ley.<br />La libertad de expresión no se posibilita –diga lo que diga la Comisión Interamericana de Derechos Humanos- colocando frente a cada medio, un opositor interno. Si un medio es crítico con el gobierno de turno, tendrá preferencias en el otorgamiento de licencias el que sea más “pluralista” –lo que en una persona física equivale a la esquizofrenia- consigo mismo; es decir, el que tome menos en serio su propia crítica.<br /><strong>La intransferibilidad como una restricción adicional a la libertad </strong><br />Como formas adicionales de desalentar la actividad empresaria privada en la radioteledifusión, las autorizaciones y licencias de servicios de comunicación audiovisual son intransferibles (artículo 41), e indelegables (artículo 44), lo que significa que si el operador se encuentra en dificultades, no podrá conseguir que un tercero se haga cargo total o parcialmente de la operatoria.<br />Toda la ley y sus notas parten de la disociación entre libertad de expresión y libertad de empresa, otra clásica distinción de los regímenes totalitarios para ahogar las libertades civiles. So pretexto de que la libertad de empresa periodística o audiovisual no garantiza el pluralismo, se desalienta por todos los medios la actividad empresaria privada. Algunas personas de buena fe creen en ese sofisma, olvidando que no hay ningún antecedente de países que hayan eliminado la libertad de empresa periodística, y respetado la libertad de expresión. Sin la libertad de ejercer toda actividad lícita (artículo 14 de la Constitución Nacional), las otras libertades se tornan ilusorias; pero a la ley y a sus inspiradores no les resultan simpáticas las garantías y libertades civiles reconocidas por dicho precepto constitucional, que no es mencionado en el frondoso cuerpo de notas al pie.<br /></span><span style="font-family:arial;"><strong>La preservación del carácter de sociedades cerradas como limitación al financiamiento<br /></strong>La ley declara nulas las decisiones adoptadas en las reuniones o asambleas de socios en las que no hayan participado, exclusivamente, aquellos reconocidos como tales por la autoridad de aplicación (artículo 53), lo que limita el número de socios que puedan aportar capital. Las acciones de las sociedades titulares de servicios de comunicación audiovisual abierta podrán comercializarse en el mercado de valores en un total máximo del quince por ciento (15%) del capital social con derecho a voto, y en el caso de los servicios de comunicación audiovisual por suscripción ese porcentaje se eleva hasta el treinta por ciento (artículo 54). Con esas restricciones, es imposible que las acciones tengan un mercado fluido y transparente, y que susciten el interés de los inversores.<br />Dado que se excluye a las sociedades extranjeras del mercado nacional, y no pueden obtener el control de un medio nacional, la libertad de expresión se ve fuertemente reducida. <strong><em>Para quien no tenga preconceptos, debe parecerle evidente, desde el punto de vista de las libertades, que una sociedad extranjera está menos expuesta al riesgo de persecuciones y represalias personales contra sus socios y directivos, que un empresario nacional de la radiodifusión</em></strong>. La exclusión de extranjeros, más las limitaciones a la transferencia de acciones, más el sistema de licencias otorgadas discrecionalmente, ahogan la libertad de expresión de medios privados independientes. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">Podría continuar -y continuaré- con el análisis del precepto, y la crítica al fallo de la Corte en el caso "Thomas". Pero bastaría la décima parte de las disposiciones aquí analizadas para descalificar a la ley 26.522, sus móviles, propósitos y declaraciones. Es una ley que, en manos de una dictadura, puede eliminar toda voz disidente en el espectro radioeléctrico, influida por ideologías antiliberales, que se oponen frontalmente al espíritu de las declaraciones, derechos y garantías reconocidas por nuestra Constitución.</span></div>Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-36121393352088331672010-07-03T16:05:00.000-07:002016-11-27T07:39:00.052-08:00LEY DE MEDIOS (II)<div><strong>Introducción </strong><br /></div>Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-24522672447058205152010-04-17T10:15:00.000-07:002012-11-26T10:50:48.067-08:00EL IMPOSIBLE SOCIALISMO DE MERCADO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="justify">
<span style="font-family: arial;">En la segunda década del siglo XX, Ludwig von Mises sostuvo en su obra “El socialismo”, que la socialización de los medios de producción conducía a la imposibilidad del cálculo económico en la sociedad socialista</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span style="font-family: arial;">[1]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />Unos pocos teóricos socialistas –los más preparados- procuraron refutarlo con otros argumentos que la simple descalificación del autor (obra citada, páginas 144 y siguientes).<br />La característica de los intentos de refutación -los que no se reducían a la descalificación ideológica de la tesis que combatían- es que, aunque a disgusto, buscaban remedos del mercado, en el que, a falta de empresarios independientes, los directivos de las empresas socializadas actuaran como si fueran empresarios en un sistema capitalista. La básica insuficiencia de esos enfoques –cuyo líder intelectual fue Oskar Lange- es que por un lado se quiso que los sistemas diseñados en teoría siguieran siendo socialistas –es decir, impidiendo el funcionamiento de la empresa privada- y a la vez, que copiaran el mercado capitalista, pero sin empresas ni empresarios privados.<br />Las propuestas de un "socialismo de mercado" entrañaban un no querido, pero no por ello menos inequívoco reconocimiento de la razón de von Mises y de von Hayek al predicar la imposibilidad del cálculo económico en las economías socialistas. Aceptar un "socialismo de mercado" –que tampoco puede funcionar eficientemente- comporta admitir que la planificación central, además de la pérdida de libertades civiles y políticas que supone, no es una solución eficiente.</span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: arial;"><br />El estrepitoso derrumbe del comunismo soviético y de sus países satélites, y la mal disimulada conversión china al capitalismo –manteniendo las características totalitarias de su sistema político- terminaron dando la razón a Mises y Hayek. Robert Heilbroner, quien siempre simpatizó con el socialismo, dijo: ""Menos de 75 años después de haber comenzado, la contienda entre capitalismo y socialismo ha concluido: el capitalismo ganó. La Unión Soviética, China y Europa del Este nos han dado la más clara prueba de que el capitalismo organiza los asuntos materiales de la humanidad más satisfactoriamente que el socialismo</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span style="font-family: arial;">[2]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />Como destacaban Mises y Hayek, los socialistas más competentes, serios y estudiosos han descartado la idea de que sea eficiente una economía de planificación central. Por el contrario, dedican sus afanes argumentativos a demostrar que es posible compatibilizar el socialismo con el mercado, lo que resulta enteramente imposible. No se concibe el funcionamiento del mercado sin auténticos empresarios, que son algo muy diferente de los gerentes de empresas estatales, carentes de todo incentivo para actuar minimizando costos, y buscando nuevas tecnologías, métodos de producción y mercados, o lisa y llanamente abandonando la producción de los bienes que ya no sean demandados, e inclusive cerrando la empresa.<br />Los esquemas socialistas, aun los que procuran una imposible coexistencia con el mercado, presuponen una economía estática, en la que no existan cambios en la demanda, en la tecnología y en los modos de producción, y en la que los gerentes de las empresas estatales dispongan de la información previa, suponiendo que no se modificará. Como lo señaló Ludwig von Mises, la información sólo se crea o se descubre si el empresario tiene un incentivo, que es el beneficio; y si el empresario, por no reconocerse el derecho de propiedad, no puede lograrlo, no tiene ningún aliciente para mejorar o cambiar el statu quo económico, ni para realizar un auténtico cálculo económico.<br />No es posible separar el mercado de la propiedad privada de los medios de producción. Es decir, si se la elimina, los gerentes no podrán actuar como empresarios, pues no son empresarios, ni siquiera en una economía capitalista. La actividad empresaria no se reduce a la mera gestión de los recursos disponibles, sino que se procura aumentarlos, cambiarlos, eventualmente incursionar en otras ramas de la actividad económica o incluso cesar en algunas o todas ellas, lo que sería impensable para un gerente socialista.<br />Los sectores de la actividad económica van cambiando a través del tiempo: hace tres décadas, la soja tenía una importancia marginal en la agricultura, y hoy es el cultivo de mayor expansión en nuestro país. La computación personal no existía, y pocos previeron que llegaría a constituir un bien de uso corriente en los hogares. La producción a bajo costo del aluminio recién se desarrolló en el siglo XX, así como los plásticos y los derivados de hidrocarburos. La aviación comercial no tenía el desarrollo que ahora tiene, como consecuencia en gran medida de la desregulación</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span style="font-family: arial;">[3]</span></a><span style="font-family: arial;">. Un gerente estatal honrado y razonablemente eficiente, podría haber gestionado el statu quo económico existente en una fecha dada, pero no podría incursionar en nuevas actividades, ni desarrollar nuevas tecnologías, ni prestar distintos servicios.<br />Uno de los problemas centrales del socialismo es que, abolida la propiedad privada de los medios de producción, no es posible generar un mercado de ellos, y al no existir éste, no hay precios que sirvan para evaluar la eficiencia, ni un mercado de capitales para asignar los fondos a las actividades más beneficiosas. En la economía capitalista, el empresario que carece de recursos propios suficientes, puede endeudarse, o buscar socios que provean de capital, tarea imposible para un órgano burocrático estatal, que previsiblemente no financiará nuevas actividades de otros burócratas, por buenas que sean sus intenciones, y por originales y creativas que resulten sus iniciativas.<br />En 1934, Lionel Robbins, en su obra sobre La Gran Depresión, criticó las propuestas de Lange sobre el "socialismo competitivo". Robbins destacaba que no basta con que los gerentes del sistema socialista intenten competir entre sí para vender y comprar sus respectivos productos. Según dicho autor, en esas propuestas se concibe el sistema económico como algo estático, cuando en la economía real los gustos –que determinan la demanda- la tecnología, los recursos y el conocimiento son permanentemente variables y, por lo tanto, el empresario debe tener la libertad de, eventualmente, vender su propia empresa, sus plantas, o dividirlas, fusionarlas e incluso abandonar la producción de algo que ha dejado de ser rentable, y eso es incompatible con la propiedad estatal de los medios de producción</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span style="font-family: arial;">[4]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />Como ejemplifican Samuelson-Nordhauss</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span style="font-family: arial;">[5]</span></a><span style="font-family: arial;">, "en una economía de mercado, las decisiones comerciales sobre los libros se toman principalmente en función de los beneficios y las pérdidas. En la Unión Soviética, como los beneficios eran un tabú, los planificadores usaban objetivos cuantitativos. El primer incentivo gerencial era recompensar a las empresas de acuerdo con el número de libros producidos, por lo que los editores imprimían miles de libros pequeños que no se leían. Ante el claro problema de incentivos, los planificadores cambiaron de criterio, estableciendo uno basado en el número de páginas, a lo que los editores respondieron publicando gordos libros utilizando papel cebolla y grandes caracteres. Los planificadores adoptaban entonces como criterio el número de palabras, a lo que los editores respondían imprimiendo enormes volúmenes con pequeños caracteres. En todos esos sistemas, no se pensaba nunca en el beneficiario último del libro, que era el lector".<br />El mismo problema se presentaba con otras ramas de la producción. Los vehículos soviéticos eran, ora grandes y pesados, cuando los objetivos de producción se formulaban en toneladas; o más pequeños (como el Lada, una adaptación del viejo Fiat 1600), cuando los objetivos se establecían en unidades; pero en todos los casos, de muy baja calidad y tecnológicamente obsoletos.<br />Las palabras de Michael Voslensky ("La nomenklatura. Los privilegiados en la URSS", Editorial CREA S.A., 1981, Buenos Aires, impreso en España por Chimenos S.A.) –quien algo conocía de la burocracia soviética por haberla integrado- son ilustrativas de la deprimente realidad que se vivía en ese sistema, y que ahora –después de su implosión- algunos miran con nostalgia y muchos otros desconocen:<br /><em>"La economía burocrática planificada es fundamentalmente hostil al progreso técnico…La actitud frente al progreso técnico –en los hechos, que no en los discursos- es exactamente la inversa de la que tiene el capitalismo. Cuando se produce un descubrimiento científico, el capitalismo debe resolver el problema del espionaje industrial, y el "socialismo real" el de la "introducción". Pero existen también otros signos de esta tendencia a la reducción del desarrollo de las fuerzas productivas. Por ejemplo, la mala calidad de la producción en las empresas soviéticas…La razón profunda reside en que la producción planificada tiene en cuenta sobre todo la cantidad, expresada en unidades o en valor. Esos son los términos en que el plan debe ser cumplido…La mala calidad de la producción es una de las formas de simplificación del trabajo observadas en el cumplimiento de los objetivos fijados por el plan…" </em>(pág. 143).<br /><em>"Otra forma de esta limitación –menos inmediatamente evidente, pero familiar para los consumidores soviéticos- es ésta: cuando el plan no ha sido expresado cuantitativamente, sino sobre una base financiera, la fábrica se esfuerza por producir variantes caras del mismo producto. Esto le permite fabricar menos, y al mismo tiempo satisfacer los imperativos del plan…Que la mercadería encuentre o no compradores importa muy poco"</em> (pág. 144).<br />En realidad, sin un sistema de precios de mercado mundial que orientaba medianamente a los planificadores, los errores habrían sido aún más groseros. Sin embargo, los resultados del experimento colectivista fueron desastrosos. Alemania Occidental y Alemania Oriental comenzaron con niveles de productividad y estructuras industriales similares, a final de la segunda guerra mundial. En 1989, la productividad de Alemania Oriental era entre un cuarto y un tercio de la productividad de Alemania Occidental y además, el crecimiento estaba orientado a la producción de bienes intermedios no valorados por los consumidores</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span style="font-family: arial;">[6]</span></a><span style="font-family: arial;">. Similares comparaciones se pueden hacer entre Corea del Norte (comunista) y Corea del Sud (capitalista), China Comunista (pese a su notable crecimiento en las últimas décadas) y Taiwán.<br />Es notoria la benignidad con que los autores occidentales trataban la economía y la sociedad soviéticas, y su predisposición a aceptar las estadísticas, siempre infladas, sobre su crecimiento</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span style="font-family: arial;">[7]</span></a><span style="font-family: arial;">. En contraposición, Voslensky decía:<br /><em>"…la falsificación de las estadísticas </em>continúa bajo Kruschev; él mismo las denuncia durante el pleno del Comité central realizado en enero de 1961; sin embargo, las falsificaciones siguen hoy a la orden del día" (pág. 146).<br />"Porque la Nomenklatura se sirve de las falsificaciones estadísticas para paliar la tendencia a la reducción de las fuerzas productivas. Contra esta reducción, de la que hemos visto que se trata de una consecuencia de la planificación, no existe más que un remedio: <em>inventar cifras imaginarias" </em>(pág. 146).<br />"Los clásicos del marxismo-leninismo predijeron que el socialismo provocaría un salto adelante del nivel de vida del pueblo…Al contrario de estas promesas, en los últimos 60 años se ha comprobado claramente que el nivel de vida de las poblaciones del "socialismo real" es inferior al de los países capitalistas" (pág. 162).<br /><em>"En el curso de este medio siglo, la historia nos ha proporcionado laboratorios; en ellos, las comparaciones son posibles. La disparidad entre las condiciones de vida de las dos Coreas o de las dos Alemanias es tan llamativa, que ni la propaganda de la Nomenklatura, ni siquiera ella, intenta negarla. Bajo la monarquía de los Habsburgo y durante el período entre las dos guerras, se consideraba que Bohemia tenía un nivel de vida sensiblemente superior al de Austria. Cuando la propaganda sobre el "florecimiento de la Checoslovaquia socialista" debió cesar, durante la Primavera de Praga, la dirección del Partido Comunista checoslovaco se propuso, abiertamente, la tarea de acercarse al nivel de vida de Austria"</em> (pág. 163).<br /><em>"¿Qué ha sucedido en Corea del Norte, en Checoslovaquia, en la Alemania del Este, en Berlín Este? ¿Han sucedido catástrofes naturales, terremotos, epidemias? Nada de eso; en esos países, simplemente, se ha establecido el "socialismo real"</em> (pág. 163).<br />Quizás se responda que la Unión Soviética fue un accidente histórico, una desviación de los ideales socialistas. Pero los mismos males y económicos no económicos se repiten en todos los países que han ensayado el socialismo. Pérdida de las libertades, pobreza, retraso tecnológico, falsificación de las estadísticas, burocratización. Especial escozor ha provocado siempre, en las dictaduras socialistas, la libertad de salir del país, que en nuestra Constitución es una garantía explícita (art. 14) y que forma parte de la mejor tradición de Occidente. Teniendo en cuenta el creciente prestigio del socialismo en nuestro país, no parece inadecuado recordar los alambres de púas, los muros, las casamatas o, con menor intensidad, las restricciones burocráticas al otorgamiento de visas de salida, que han signado siempre a los experimentos socialistas</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span style="font-family: arial;">[8]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br /><strong>La polémica Mises y Hayek vs. Lange </strong><br />Pese a las críticas que se formularon a la propuesta de Oskar Lange, autores que aprecian las virtudes del mercado han relegado injustamente al olvido a Ludwig von Mises y a Friederik von Hayek. Creyendo, por mi parte, que nunca se gastará tinta suficiente en refutar los errores, y que no hay que subestimar la fuerza destructiva de las ideas equivocadas –aunque se los llame "ideales" y se reivindiquen las utopías- insistiré en los argumentos de estos destacados autores de la escuela austríaca de economía, confrontándolos con los esquemas de Oskar Lange, que fueron variando a lo largo del tiempo.<br />Oskar Lange, en sus comienzos, planteó un sistema de economía planificada más ortodoxamente marxista. En un segundo estadio de su evolución intelectual, publicó en 1936 y 1937 una serie de artículos ("On the Economic Theory of Socialism, Part I & II")</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span style="font-family: arial;">[9]</span></a><span style="font-family: arial;">, en que se aproximaba a la economía "neoclásica". Lange, después de obtener una beca de la Fundación Rockefeller, estudió en la London School of Economics. Como consecuencia de su contacto con concepciones distintas al marxismo ortodoxo, Lange intentó cimentar el socialismo en las proposiciones neoclásicas de la "economía del bienestar" y refutar la proposición de Mises de que era imposible el cálculo económico racional en un sistema socialista.<br />Lange pensaba que era factible emular el mecanismo del mercado, pero sin propiedad privada de los medios de producción ni libre empresa. Influenciado por las ideas neoclásicas en torno al equilibrio, basaba su enfoque en un sistema de precios paramétricos, como relaciones abstractas de intercambio, y no los precios de mercado que surgirían del funcionamiento de una economía capitalista. Citando a Wicksteed, afirmó que el término “precio” tiene un doble significado. Puede emplearse en su sentido ordinario, es decir, como la relación de intercambio de dos mercancías en un mercado, o puede tener el significado generalizado de “términos bajo los cuales se ofrecen las alternativas</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span style="font-family: arial;">[10]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />Pero Wicksteed, en cualquiera de las dos acepciones del concepto precio, jamás dejó de considerarlos una relación de intercambio subjetiva. Dicho economista consideraba a los fenómenos de mercado como un aspecto de la acción humana: así como el que realiza una compra, prefiere el bien al dinero, y el que vende, a la inversa, en las decisiones cotidianas –sean económicas o no económicas- toda opción implica el sacrificio de otra u otras, y se basan en las utilidades marginales respectivas. Los precios podían ser fenómenos de mercado, o el costo del sacrificio de una oportunidad, pero siempre, subjetivamente evaluadas</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span style="font-family: arial;">[11]</span></a><span style="font-family: arial;">. Nada más alejado del pensamiento de Wicksteed la concepción de los precios como meros parámetros para el cálculo (dejando provisoriamente de lado bajo qué pautas podrían fijarse esos parámetros).<br />Lange parece confundir un problema económico con un problema contable o aritmético, y parte de la premisa de que los datos de la economía están "dados", en vez de generados por los agentes económicos, quienes con sus preferencias subjetivas –como consumidores, productores o empresarios- determinan los precios de mercado.<br />En una economía de mercado la información no es meramente un dato externo a quienes toman decisiones, como pretende Lange equiparando a los burócratas estatales con empresarios, sino que en gran medida es generada o captada por los millones de agentes económicos que, sea como consumidores, sea como productores u oferentes de factores de producción, modifican los datos de la economía. Si no existe un mercado de los bienes de producción y de consumo, con libertad de iniciativa y respeto por el derecho de propiedad, lo probable es que se cometan enormes errores, no sólo por el anquilosamiento propio de la burocracia, sino porque ésta, ni aunque quiera ser eficiente, dispone de la posibilidad de crear; en el mejor de los casos, podrá gerenciar partiendo de un statu quo económico en el que ciertos precios de mercado estén "dados" referencialmente por el sistema capitalista. Así, en la Unión Soviética se sabía que el oro –del que era una gran productora- tenía un precio determinado por el mercado mundial; ese precio impedía que se lo utilizare antieconómicamente. Lo mismo puede decirse del petróleo y de los commodities, que eran, según el caso, exportados o importados cobrando o pagando su precio de mercado. En ese único sentido y respecto de algunos bienes, los precios estaban "dados": paradójicamente, estaban dados los precios del mercado internacional, lo que significa que si el socialismo se hubiera impuesto por hipótesis en todo el mundo, habría carecido de un marco de referencia para adoptar decisiones económicas. El socialismo sólo podía funcionar con una mínima racionalidad, allá donde el mercado mundial determinado por las fuerzas propias del sistema económico al que se combatía y quería destruir, operaba como pauta referencial.<br />Lange, durante su estadía en Inglaterra y en Estados Unidos, se despojó parcialmente del lastre de la ortodoxia marxista, pero abrevó en otras fuentes cuyo uso no prudente puede llevar a errores: los esquemas de equilibrio general propios de la economía matemática. No es que la matemática sea un auxiliar despreciable, sino que debe estar subordinada al razonamiento económico y lógico. Como bien puntualiza Alpha Chiang en una obra que es, justamente, de análisis matemático para economistas</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span style="font-family: arial;">[12]</span></a><span style="font-family: arial;">, "dado que la economía matemática es meramente una aproximación al análisis económico, no debería diferir, y de hecho no difiere, de manera fundamental de la aproximación no matemática al análisis económico. El propósito de cualquier análisis teórico, sin reparar el método a seguir, es siempre deducir un conjunto de conclusiones o teoremas a partir de un conjunto dado de hipótesis o postulados a través de un proceso de razonamiento…La elección entre lógica literaria y lógica matemática es, de nuevo, materia de poca significación, pero la matemática tiene la ventaja de obligar al analista a explicitar sus hipótesis en cada etapa del razonamiento…".<br />Hechas estas salvedades, Lange no sólo se basó en el esquema walrasiano-paretiano del equilibrio general –muy apropiado para su abordaje matemático- sino que no lo sometió a las restricciones de estos autores, todos los cuales basaban su análisis en teorías subjetivistas del valor, y consideraban al <em>equilibrio como un estado al que tiende el sistema económico, y no un presupuesto de su funcionamiento. </em><br />Las críticas que en su momento efectuó Ludwig von Mises a la economía matemática por su falta de realismo no son del todo justas, en cuanto toda teoría, matemática o no, económica o no, significa una abstracción de la realidad</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span style="font-family: arial;">[13]</span></a><span style="font-family: arial;">. Pero sí son acertadas, cuando desprecian la importancia de la función del empresario y de los procesos dinámicos, que excluyen que la información relevante sea un dato objetivo y externo a los agentes económicos, y minusvaloran la importancia de las instituciones del sistema capitalista, que conforman el marco necesario para el funcionamiento del sistema de precios.<br />Lange, encorsetado en el instrumental teórico "neoclásico", e incapaz de abandonar el marxismo cuya teoría del valor-trabajo era esencialmente incompatible con las teorías subjetivas del valor –aun en sus formulaciones matemáticas y "equilibristas"- buscó una imposible conciliación empleando herramientas conceptuales del campo rival, pero en forma parcial, rígida y atada a los patrones de la economía marxista, frontalmente opuestos a la función empresarial.<br />Los esfuerzos teóricos de Lange son, aunque no lo acepte su autor, un homenaje al pensamiento opuesto. Es también encomiable que al menos conociera, aunque limitado a una sola escuela, los desarrollos teóricos que explicaban –aunque en forma no satisfactoria- el sistema capitalista. Le faltó, empero, comprender cabalmente la figura del empresario, y la relevancia, para la formación de los precios de mercado, de la libertad de los oferentes y los demandantes. Esos precios de mercado no siempre son "de equilibrio" –mas tienden hacia él- como con acierto destaca Keneth Boulding</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span style="font-family: arial;">[14]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />Las tendencias hacia el equilibrio, y el equilibrio final, pueden representarse gráfica o matemáticamente, pero no debe olvidarse que obedecen siempre a la acción de los empresarios, productores o consumidores. Las curvas de oferta y demanda –para citar sólo los ejemplos más conocidos- son inexplicables, si no se parte de un supuesto básico: son esquemas que se basan en los incentivos de los vendedores y compradores para ofertar y demandar. Los movimientos dinámicos de esas variables derivan de los incentivos de los empresarios para obtener mayores beneficios, de los incentivos de los trabajadores para cambiar de ocupación ante mejores o peores remuneraciones; de los incentivos de los consumidores para adquirir nuevos o distintos productos, cuando su precio o calidad no los satisface, o cuando encuentran productos o servicios que los satisfacen en mayor medida. Eliminados esos alicientes que operan como señales, no pueden los burócratas actuar como empresarios, ni aunque sean honestos y quieran ser eficientes.<br />Los empresarios no se limitan a gestionar –como parece desprenderse de algunos manuales de economía convencionales, y lo creía Lange- funciones de producción determinadas, empleando factores y servicios productivos en las combinaciones óptimas –lo cual ya de por sí es difícil que sea realizado por un funcionario- para producir bienes y servicios determinados, sino <em>procuran cambiar el orden económico existente</em></span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span style="font-family: arial;">[15]</span></a><span style="font-family: arial;">, produciendo otros bienes y servicios, y abandonando la producción de los que ya no son demandados. El progreso tecnológico y de los sistemas de comercialización, así como la introducción de nuevos bienes y servicios, son propios del sistema capitalista, porque los empresarios tienen el incentivo de innovar.<br />Los empresarios –así como los productores de bienes y servicios en general, y en menor medida los consumidores- no se limitan a ajustarse a precios "de equilibrio" que actúan como "parámetros", sino con sus interacciones los modifican. Justamente los beneficios empresarios se obtienen con los desequilibrios, con las diferencias de precios –que generan oportunidades de ganancias, y su acción competitiva tiende a eliminarlas- razón por la cual no se puede basar todo un sistema teórico en precios "paramétricos" cuando los precios no son parámetros, sino variables, cuyas variaciones y diferencias ocasionan estímulos para comprar, vender, ingresar en nuevas ramas de la producción o abandonarlas</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn16" name="_ftnref16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span style="font-family: arial;">[16]</span></a><span style="font-family: arial;">.<br />En el esquema de Lange, si bien los consumidores tendrían libertad de elección –lo que ya es un progreso significativo respecto de los habituales cupones de racionamiento propios de las economías socialistas, que subsisten aún en Cuba y Corea del Norte- los productores carecerían de igual libertad. Los precios al consumidor y los salarios surgirían del juego de la oferta y la demanda, pero no así los precios de los bienes de producción, que serían fijados por la autoridad planificadora. En caso de divergencia entre las cantidades ofertadas y demandadas de los bienes de producción, el precio sería modificado por la autoridad planeadora, a través de un proceso de "trial and error", que se detendría en el momento que se igualasen la oferta y la demanda. Los precios "paramétricos" de los medios de producción generan una actuación adaptativa de los consumidores y de los gerentes de las empresas estatales, y a la vez, el resultado de la actuación de éstos indica a los planificadores la existencia de excesos o déficits, que se ajustarían mediante la reducción o alza de los precios, hasta establecer el equilibrio.<br />El principal acierto del diseño teórico de Lange, es prescindir de las formulaciones más rústicas del marxismo, y el reconocimiento de que los precios tienen una importante función, en cualquier sistema económico. Pero sus aporías son graves:<br />* En primer lugar, atado como estaba a la idea central marxista de la "socialización de los bienes de producción", no tuvo en cuenta que el concepto de "bienes de producción" o "bienes de capital" no es unívoco ni invariable: un automóvil es, en manos de un taxista o remisero, un bien de producción, y como segundo automóvil de la familia, probablemente un bien de consumo; un teléfono celular o una PC pueden ser bienes de capital para las empresas, o juguetes para los niños. Y no es meramente un problema conceptual o clasificatorio, que pueda ser evaluado en forma externa a los sujetos que los emplean. No es un dato objetivo que pueda ser fijado por la autoridad planificadora, ni pasivamente aceptado por los sujetos.<br />* Una importante objeción, y de tipo político, es la implicancia que tiene en las libertades la arbitraria calificación de los bienes como de "capital" o "producción" y de "consumo". A título de ejemplo, el gobierno puede considerar que internet debe estar destinado exclusivamente a la "producción" y en consecuencia, el uso de ese vital recurso reservarse exclusivamente a los gerentes –o a algunos de ellos- de las empresas estatales, excluyendo masivamente a la gente del acceso a la información que brinda, y en consecuencia, privándola del libre intercambio de ideas; las máquinas rotativas para la impresión de periódicos y revistas, pueden también ser considerados "bienes de producción", y sometidos también a la planificación central. Tras la desaparición de la libertad empresaria, se ahogan las otras libertades.<br />* La rigidez propia de la burocracia impide las adaptaciones inmediatas de los precios, cantidades, y calidades a las nuevas exigencias. Y no debe pensarse que fue un problema histórico-contingente de la burocracia soviética. No sólo es habitual que los mecanismos administrativos funcionen con pesadez, sino que, cuando se trata de funcionarios públicos, nos hallamos frente a una disyuntiva insoluble: si se quiere reducir la discrecionalidad y evitar, en lo posible, la arbitrariedad de quienes poseen una parcela del poder político –los funcionarios- debe someterse su actuación a reglas y a controles externos; está bien que así sea. Pero esas reglas y controles, deseables desde el punto de vista de las garantías y de la transparencia, privan de eficiencia al funcionamiento de una empresa, que debe adecuarse permanentemente a los cambios de la demanda, de las funciones de producción, y de las tecnologías.<br />Un burócrata honesto procurará no innovar, no incurrir en arbitrariedades, no apartarse de las reglas, no perjudicar a su personal. Pero todas esas virtudes en quien ejerce la función pública, esclerosan por completo el desenvolvimiento de las empresas.<br />* En ausencia de libertad de empresa, no puede haber un mercado libre y competitivo, ni siquiera para los bienes de consumo, pues las posibilidades de innovar están inicialmente descartadas: en el diseño de Lange, los consumidores ajustan pasivamente sus conductas a la oferta de bienes ya existente, pero no determinan cambios en la propia oferta. Los empresarios en un sistema capitalista, animados por el móvil del beneficio –tantas veces descalificado éticamente, sin una adecuada percepción de la naturaleza humana, y sin reparar en las monstruosidades que han ocasionado los intentos de ingeniería social, de parte de quienes no persiguen el lucro, sino el poder político- tienen el siempre presente estímulo de las mayores ganancias para innovar, reducir o aumentar precios, cambiar de actividades empresarias, abandonar las no rentables y orientar su producción a lo que es más demandado. Nada de eso puede suceder, y de hecho no ha sucedido, bajo el "socialismo real".<br />En descargo de Lange, puede decirse es que los socialismos soviético, norcoreano y cubano se apartaron de su diseño, pues lo consideraban demasiado próximo al capitalismo</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn17" name="_ftnref17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span style="font-family: arial;">[17]</span></a><span style="font-family: arial;">, pero si bien la economía de Lange sería más eficiente y quizás más libre que la que se ha conocido en los regímenes comunistas, no soluciona el problema del cálculo económico en el socialismo.<br />* La actividad empresaria supone decisiones fundamentales que no están al alcance de un funcionario, aunque se le quiera dar una relativa autonomía: el reemplazo total de la maquinaria ("bienes de producción") que ha quedado económicamente obsoleta, aunque técnicamente esté en condiciones de funcionar e incluso se halle en impecables condiciones de mantenimiento; el abandono total de una línea de producción; la iniciación de una actividad absolutamente nueva; la asociación con otros empresarios, y la ruptura de esos vínculos asociativos; la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento, aún en el extranjero, y la eventual asociación con el financista</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn18" name="_ftnref18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span style="font-family: arial;">[18]</span></a><span style="font-family: arial;">; recurrir al mercado de capitales emitiendo acciones. Nada de eso puede hacer el gerente de una fábrica estatal.<br />* Otro problema que se ha presentado, no sólo en las economías centralmente planificadas, sino en las que se adoptaron políticas de "nacionalización" de la banca –como en nuestro país, desde 1946 hasta 1955- es la asignación de los recursos prestables, y la incomprensión del fenómeno de la tasa de interés como asignador de aquéllos.<br />En esa materia, quizás como en ninguna otra, es grande el desconocimiento del funcionamiento del sistema capitalista y de la función del interés. Desde la derecha nacionalista, suele considerarse que el interés es "usura"; que el dinero es estéril, y que nada justifica que se cobre un precio por su uso; en todo caso, se piensa que el crédito cumple una "función social" y que debe ser promovido por el Estado. La izquierda, con otras categorías conceptuales, ha propugnado desde siempre la nacionalización de la banca. El populismo ha destruido el ahorro en nuestra propia moneda, y durante mucho tiempo se culpó a la "patria financiera" de todas nuestras calamidades y desastres.<br />Los detractores del sistema financiero no se preguntan por qué en los países desarrollados el sistema bancario también lo está; por qué las tasas de interés son más bajas que en nuestro país, y por qué, si el "negocio financiero" local es tan fabuloso, su dimensión en relación con el producto bruto interno es tan pequeña, y por qué hay tanto dinero fuera del país.<br />Efectuada esa digresión, volvamos a Lange. Su "socialismo de mercado" no abarca el mercado de préstamos: corresponde a la autoridad planificadora determinar el quantum de los préstamos, los plazos y los destinatarios (dejando de lado que se ignora por completo la interrelación entre el mercado financiero y el mercado de capitales, y no existe libertad de endeudamiento o de elección de otras alternativas).<br />De todos modos, el pensamiento de Lange, con sus deficiencias, representa un significativo avance en relación con el marxismo ortodoxo. En un artículo titulado "Fundamentos económicos de la democracia en Polonia" (1943), advirtió sobre los riesgos para la democracia de los monopolios estatales, propiciando, sin embargo, la socialización de las empresas "estratégicas", y la propiedad privada de los medios de producción para las pequeñas y medianas empresas, reconociendo la flexibilidad y capacidad de adaptación de la empresa privada. Algunos de sus discípulos fueron más lejos, y finalmente aceptaron la fuerza de las objeciones de Mises y Hayek</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftn19" name="_ftnref19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span style="font-family: arial;">[19]</span></a><span style="font-family: arial;">.</span></div>
<div align="justify">
<span style="font-family: arial;">Ver también<a href="http://juliomvrouges.blogspot.com/2008/11/el-su-desprestigio-en-el-pas-y-su.html">http://juliomvrouges.blogspot.com/2008/11/el-su-desprestigio-en-el-pas-y-su.html</a></span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[1]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Tengo en mis manos su obra “El socialismo”, 5ª edición, 2007, Unión Editorial S.A., Madrid. La edición original, en alemán data de 1922.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[2]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> The Newyorker, 23 de enero de 1989. Véase también el artículo de Heilbroner «Analysis and Vision in the History of Modern Economic Thought», Journal of Economic Literature, volumen XXVIII, septiembre 1990, pp. 1.097-1.114, y en especial las páginas 1097 y 1110-1111.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[3]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Samuelson-Nordhauss, obra citada, pág. 315, relatan los exitosos resultados de la desregulación y liberación del transporte aéreo, a partir de 1977.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[4]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Lionel Robbins, The Great Depression, Macmillan, Londres 1934, p. 154.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[5]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> "Economía", decimosexta edición, 1999, Mc Graw Hill/Interamericana de España, págs. 544-545).</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[6]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Samuelson-Nordhauss ("Economía", decimosexta edición, 1999, Mc Graw Hill/Interamericana de España, pág. 545.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[7]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Una de las antiguas ediciones de Samuelson de la década del 70 ("Curso de Economía Moderna", decimosexta edición, cuarta reimpresión, 1971, edición española, Ed. Aguilar, opinaba "lo que sí parece aceptado es que últimamente sus tasas de crecimiento han sido muy superiores a las nuestras...Aunque los Estados Unidos siguieran llevando ventaja económica ala Unión Soviética, si ésta alcanzase una tasa de crecimiento muy superior a la nuestra, los países neutrales se verían tentados a imitar el modelo totalitario de adelante a toda marcha").</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[8]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Al decir de Voslensky "…La clase de los nomenklaturistas sabe que muchos de sus súbditos sueñan con huir: ¿cuál es su actitud al respecto? En la época de Stalin, el simple deseo de abandonar la Unión Soviética pasaba por ser el mayor de los crímenes contra la seguridad del Estado. El tristemente célebre parágrafo 58 del Código Penal de la República Socialista Federada Soviética de Rusia estipulaba que la fuga al extranjero o la negativa a volver eran asimilables a actos de alta traición" (pág. 287).<br />"Resulta horriblemente complicado abandonar la Unión Soviética de manera definitiva o sea para un viaje de unos pocos días. La Nomenklatura está persuadida de que cualquiera de sus súbditos, si consigue escapar aunque no sea más que por unos minutos a su dominio, está dispuesto –cualquiera sea su edad- a abandonar a sus parientes, a sus amigos, su apartamento, su empleo y sus bienes para permanecer en un país independiente de la Nomenklatura y rehacer allí su vida. El sistema de atribución de visas de salida para los países aque no forman parte del bloque oriental, por consiguiente, persigue en su conjunto el único objetivo de impedir toda fuga" (pág. 289)…evitar que los ciudadanos soviéticos huyan del dominio de la Nomenklatura" (pág. 303).</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[9]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Traducción al castellano de Antonio Bosch Doménech y Alfredo Pastor Bodmer, "Sobre la Teoría Económica del Socialismo", Editorial Ariel, Barcelona, 4ª edición 1973.</span><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">Wicksteed dice: “El ‘precio’, por tanto, en el sentido estricto de ‘el dinero a cambio del cual puede obtenerse un bien material, un servicio o un privilegio’ es simplemente un caso especial del precio definido en su sentido más amplio como los términos bajo los cuales se nos ofrecen las alternativas’’ (P.H. Wicksteed, El Sentido Común de la Economía Política, 2.ª edición, Londres 1933, p. 28).</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[11]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Keneth Boulding, "Análisis Económico", 9ª edición española de la 4ª edición norteamericana, Edición de Revista de Occidente en Alianza Editorial, pág. 1045.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[12]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Alpha Chiang, "Métodos fundamentales de economía matemática", McGraw-Hill, traducción española de la 3ª edición de inglés, pág. 2</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[13]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Volviendo a Alpha Chiang (obra citada, págs. 4-5), "el epíteto "no realista" no puede utilizarse ni siquiera al criticar la teoría económica en general, sea o no la aproximación matemática. La teoría es, por su misma naturaleza, una abstracción del mundo real. Es un artificio para escoger sólo los factores y relaciones más esenciales de manera que podamos estudiar lo esencial del problema, libres de las muchas complicaciones que existen en el mundo actual. Así, la manifestación "la teoría carece de realismo" es meramente un axioma que no puede aceptarse como una crítica válida de la teoría"</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[14]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Obra citada, págs. 206-208. Keneth Boulding, "Análisis Económico", 9ª edición española de la 4ª edición norteamericana, Edición de Revista de Occidente en Alianza Editorial.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref15" name="_ftn15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[15]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> No deja de ser curioso que la vulgata marxista utilice hasta el cansancio la expresión "status quo" como indicativa de un orden inmutable, cuando lo que ha caracterizado al capitalismo –y eso Marx lo tenía muy claro- es la permanente mutación. Hace 30 años no existía la computación personal, ni Internet, ni la televisión satelital, ni la telefonía celular, ni el diagnóstico por resonancia magnética, ni la ecografía, ni la microcirugía guiada por computación, ni la endoscopía, ni la litotricia; no estaba generalizado en los automóviles el airbag ni los sistemas de frenado con ABS; la inyección electrónica de combustible era un lujo reservado para automóviles de alta gama; el turismo era un privilegio para los ricos; los pasajes de avión tenían un costo prohibitivo. Para realizar llamadas interurbanas había que solicitar la conexión de "larga distancia", y si el destinatario era del exterior, la demora podía tener más de 12 horas. Contrariamente a lo que se repite sin conocimiento, la cantidad de pobres, salvo en América Latina y el Africa subsahariana, ha disminuido.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref16" name="_ftn16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[16]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> János Kornai, discípulo de Lange, en su artículo «The Hungarian Reform Process» (Journal of Economic Literature, volumen XXIV, n.º 4, diciembre de 1986, pp. 1726 a 1728, reproducido como Capítulo V de su libro Vision and Reality. Market and State, edit. Harvester Wheatsheaf, Nueva York 1990), rescata la idea de Mises y Hayek de que en un genuino proceso de mercado, los participantes quieren y pueden hacer uso de sus conocimientos y oportunidades; son rivales. En ese contexto, el mercado siempre está en un estado de desequilibrio dinámico, en que algunos ganan y otros pierden. La victoria da recompensas: supervivencia, crecimiento, mayores ganancias, mayor ingreso. La derrota lleva consigo penalidades: pérdidas, menores ingresos, y en última instancia salida del mercado. El mercado, en la concepción de Mises y Hayek, implica duras limitaciones presupuestarias y un soberanía de los consumidores. Donde el sistema y el poder político no asegura la prevalencia de esas condiciones, no hay un mercado genuino (págs. 1727-1728, la traducción es propia).<br />Gabriel Temkin ("On Economic Reforms in Socialist Countries: The Debate on Economic Calculation under Socialism Revisited", Communist Economies, volumen I, n.º 1, 1989, págs. 31 a 59), sostiene que la principal deficiencia del modelo de Lange es que prescinde de la figura del empresario, ya que ni el empresario ni el mercado pueden ser adecuadamente "simulados" en la economía socialista basada en la propiedad pública de los medios de producción.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref17" name="_ftn17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[17]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Tal era, por ejemplo, la opinión del "Che" Guevara sobre la autogestión yugoeslava.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref18" name="_ftn18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[18]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Un ejemplo estaría dado por la emisión de obligaciones negociables convertibles en acciones: el acreedor se convierte en accionista.</span><a href="http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=277969368724291089#_ftnref19" name="_ftn19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;">[19]</span></a><span style="font-family: times new roman; font-size: 85%;"> Wlodzimierz Brus, en "From Marx to the Market. Socialism in Search of an Economic System", Clarendon Press, Oxford 1989 y Kazimierz Laski, discípulos de Lange, caída ya la Cortina de Hierro, reconocieron los méritos de Mises y Hayek, y las deficiencias del enfoque langiano.</span></div>
</div>
Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-277969368724291089.post-16136658305534744662010-04-13T20:18:00.000-07:002010-04-13T20:29:30.875-07:00LIBERTAD DE COMERCIO Y PROTECCIONISMOLIBRE CAMBIO Y PROTECCIÓN<br />
<br />
Aunque choque con la vulgata que es el pan de cada día en los debates políticos, resulta necesario –diría imprescindible para aportar al discurso de nuestros hombres públicos una dosis de sensatez- recordar la teoría de David Ricardo de los costos comparados. Esta teoría –que forma parte del saber académico en todas las facultades de ciencias económicas del mundo- es casi ignorada, o se la olvida pese que no hay ningún economista serio que la desconozca. Mantiene, con todas las salvedades que puedan hacérsele, plena vigencia, y se traduce en que la especialización económica y el comercio internacional –lo que supone una avenida de doble vía, en que se exporta pero también se importa- incrementan la riqueza o disminuyen la pobreza en todo el mundo.<br />
<br />
La desarrollaré sintéticamente: <br />
<br />
En realidad, el sustantivo “teoría” no resulta adecuado, pues sugiere que se trata simplemente de una opinión, más o menos fundamentada y controvertible seriamente.<br />
<br />
No soy dogmático, pero sí categórico al respecto: no existe ninguna teoría alternativa que se le contraponga. No es la invención de un grupo de lunáticos o “sicofantes de la burguesía” (como calificaba Marx a casi todos los economistas), sino que está incorporada al saber académico de todas las casas de estudio, incluidas las facultades de derecho. Su enunciación original proviene del genio de David Ricardo, y mantiene, con correcciones –por ejemplo, no depende para su validez de la teoría del valor-trabajo- plena vigencia.<br />
<br />
Dados dos países –o un país frente al resto del mundo- supongamos que uno de ellos carece de ventajas absolutas en todo: aún así le convendrá especializarse en aquello para lo que posea una ventaja relativa –es decir, una menor desventaja absoluta- pues su costo alternativo será menor. <br />
<br />
A título de ejemplo: un país, al que llamaremos Agriconia, que puede producir 100 unidades de soja dedicando todos sus recursos a ello, y 30 unidades de bienes de tractores, si empeñara todos sus recursos en ese fin, o alguna combinación intermedia, siempre dentro de la relación. Significa que para producir 10 unidades adicionales de soja, debe sacrificar 3 unidades de tractores, y viceversa: para producir 3 unidades adicionales de tractores, debe dejar de producir 10 unidades de soja. Dentro de esa relación de transformación, existen múltiples combinaciones: 90 unidades de soja y 3 de tractores, 80 y 6, 70 y 9, 60 y 12, 50 y 15, 40 y 18, 30 y 21, 20 y 24, 10 y 27, o 0 y 30.<br />
<br />
Se pueden graficar en una recta de transformación, y sintetizar en la función lineal:<br />
<br />
yA= 100 -10/3 xA; <br />
<br />
Siendo convencionalmente:<br />
<br />
yA: la producción de soja de Agriconia;<br />
<br />
xA: la producción de tractores de Agriconia;<br />
<br />
-10/3: la pendiente de la recta de transformación<br />
<br />
El otro país, al que denominaremos “Tractoronia”, puede producir en el mismo lapso de tiempo 100 unidades de tractores o 200 unidades de soja. En términos absolutos, supera a “Agriconia” en todos los rubros. ¿Conviene a “Tractoronia” dedicar sus empeños en la producción de ambas cosas, y no comerciar con “Agriconia”?<br />
<br />
David Ricardo advirtió que aún en ese caso, el comercio era conveniente. En efecto:<br />
<br />
Para "Tractoronia” producir 20 unidades adicionales de soja implica sacrificar 10 unidades de tractores, y viceversa: producir 10 unidades adicionales de tractores supone dejar de producir 20 unidades de soja. <br />
<br />
La recta de transformación responde a la función lineal:<br />
<br />
yT= 200 -2xT; <br />
<br />
Siendo <br />
<br />
yT: la producción de soja de Tractoronia;<br />
<br />
xT: la producción de tractores de Tractoronia;<br />
<br />
-2 (-10/5): la pendiente de la recta de transformación de Tractoronia.<br />
<br />
La tasa de sustitución de Soja/Tractores es, para Agriconia, 10/3, y para Tractoronia, 20/10 ó, lo que es igual, 10/5. A ambos países los convendrá especializarse, y comerciar en dentro de cualquier relación intermedia entre 10/3 y 10/5: por ejemplo, 10/4. <br />
<br />
A Agriconia le conviene producir soja, e intercambiarlo por tractores a una relación 10/4. A esa tasa de cambio, produciendo y exportando 10 unidades de soja puede obtener 4 unidades de tractores: el precio de cada tractor, en unidades de soja, es de 2,5, a diferencia de las 3,33[1] que debería sacrificar de producción de soja, para aumentar localmente su producción de tractores.<br />
<br />
Inversamente, a Tractoronia le conviene producir tractores y adquirir soja, comerciando dentro de esa misma ratio 10/4 soja/tractores: por cada 4 unidades de tractores, obtendrá 10 unidades de soja, ; más que los cinco tractores que debería sacrificar, para producir 10 unidades de soja. Ambos se benefician con la especialización[2].<br />
<br />
<strong>El genio de Bastiat</strong><br />
<br />
Frédéric Bastiat –al que Karl Marx, con intolerancia y sin razón calificó de “economista enano”- refuta por “reductio ad absurdum” los argumentos proteccionistas en su “Petición de los fabricantes de velas” (“Sofismas Económicos”, 1845, cap. VII)[3]. La lógica y a la vez el humorismo de esa pieza –así como su fresca actualidad- son tan notables, que merecen una transcripción literal: <br />
<br />
“A los señores miembros de la Cámara de Diputados:”<br />
<br />
<em>“Señores:"</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Ustedes están en el buen camino. Rechazan las teorías abstractas...Se preocupan sobre todo por la suerte del productor. Ustedes le quieren liberar de la competencia exterior; en una palabra, le reservan el mercado nacional al trabajo nacional”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Venimos a ofrecerles a Ustedes una maravillosa ocasión para aplicar su... ¿Cómo diríamos? ¿Su teoría? No, nada es más engañoso que la teoría. ¿Su doctrina? ¿Su sistema? ¿Su principio? Pero Uds. no aman las doctrinas, tienen horror a los sistemas y, en cuanto a los principios, declaran que no existen en economía social; diremos por tanto su práctica, su práctica sin teoría y sin principios.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Nosotros sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero colocado, por lo que parece, en unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de la luz que inunda nuestro mercado nacional a un precio fabulosamente reducido; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, es colocada de golpe en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el sol, nos hace una guerra tan encarnizada que sospechamos que nos ha sido suscitado por la pérfida Albión (¡buena diplomacia para los tiempos que corren!) en vista de que tiene por esta isla orgullosa consideraciones de las que se exime respecto a nosotros.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Demandamos que Uds. tengan el agrado de hacer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, postigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas, en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del sol tiene la costumbre de penetrar en las casas, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al país, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Quieran los señores Diputados no tomar nuestra petición como una sátira y no rechazarla sin al menos escuchar las razones que tenemos que hacer valer para apoyarla.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Primero, si Uds. cierran tanto como sea posible todo acceso a la luz natural, si crearan así la necesidad de luz artificial, ¿cuál es en Francia la industria que, de una en una, no sería estimulada?”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Si se consume más sebo, serán necesarios más bueyes y carneros y, en consecuencia, se querrá multiplicar los prados artificiales, la carne, la lana, el cuero y sobre todo los abonos, base de toda la riqueza agrícola.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Si se consume más aceite, se querrá extender el cultivo de la adormidera, del olivo, de la colza. Estas plantas ricas y agotadoras del suelo vendrían a propósito para sacar ganancias de esta fertilidad que la cría de las bestias ha comunicado a nuestro territorio.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Nuestros páramos se cubrirán de árboles resinosos. Numerosos enjambres de abejas concentrarán en nuestras montañas tesoros perfumados que se evaporan hoy sin utilidad, como las flores de las que emanan. No habría por tanto una rama de la agricultura que no tuviera un gran desarrollo.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Lo mismo sucede con la navegación: millares de buques irán a la pesca de la ballena y dentro de poco tiempo tendremos una marina capaz de defender el honor de Francia y de responder a la patriótica susceptibilidad de los peticionarios firmantes, mercaderes de candelas, etc.”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“¿Pero qué diremos de los artículos de París? Vean las doraduras, los bronces, los cristales en candeleros, en lámparas, en arañas, en candelabros, brillar en espaciosos almacenes comparados con lo que hoy no son más que tiendas”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“No hay pobre resinero, en la cumbre de su duna, o triste minero, en el fondo de su negra galería, que no vean aumentados su salario y su bienestar”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Prevemos sus objeciones, señores; pero Uds. no nos opondrán una sola que no hayan recogido en los libros usados por los partidarios de la libertad comercial. Osamos desafiarlos a pronunciar una palabra contra nosotros que no se regrese al instante contra Uds. mismos y contra el principio que dirige toda su política.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“¿Nos dirán que, si ganamos esta protección, Francia no ganará nada porque el consumidor hará los gastos?”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Les responderemos:”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Ustedes no tienen el derecho de invocar los intereses del consumidor. Cuando se les ha encontrado opuestos al productor, en todas las circunstancias los han sacrificado. Ustedes lo han hecho para estimular el trabajo, para acrecentar el campo de trabajo. Por el mismo motivo, lo deben hacer todavía.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Ustedes mismos han salido al encuentro de la objeción cuando han dicho: el consumidor está interesado en la libre introducción del hierro, de la hulla, del ajonjolí, del trigo y de las telas. Sí, dijeron Uds., pero el productor está interesado en su exclusión. - Y bien, si los consumidores están interesados en la admisión de la luz natural, los productores lo están en su prohibición”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Pero, dirán Uds. todavía, el productor y el consumidor no son más que uno solo. Si el fabricante gana por la protección, hará ganar al agricultor. Si la agricultura prospera, abrirá mercado a las fábricas. - ¡Y bien! Si nos confieren el monopolio del alumbrado durante el día, primero compraremos mucho sebo, carbón, aceite, resinas, cera, alcohol, plata, hierro, bronces, cristales, para alimentar nuestra industria y, además, nosotros y nuestros numerosos abastecedores nos haremos ricos, consumiremos mucho y esparciremos bienestar en todas las ramas del trabajo nacional”.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“¿Dirán Uds. que la luz del sol es un don gratuito y que rechazar los dones gratuitos sería rechazar la riqueza misma bajo el pretexto de estimular los medios para adquirirla?”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Pero pongan atención a que Uds. llevan la muerte en el corazón de su política; pongan atención a que hasta aquí ustedes han rechazado siempre el producto extranjero porque él se aproxima a ser don gratuito y precisamente porque se aproxima a ser don gratuito. Para cumplir las exigencias de otros monopolizadores, Uds. tenían un semi-motivo; para acoger nuestra demanda, tienen un motivo completo y rechazarnos precisamente por usar el fundamento de ustedes mismos sobre el que nos hemos fundamentado más que los demás sería formular la ecuación + x + = -; en otros términos, sería amontonar absurdo sobre absurdo.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“El trabajo y la naturaleza concurren en proporciones diversas, según los países y los climas, a la creación de un producto. La parte que pone la naturaleza es siempre gratuita; la parte del trabajo es la que le da valor y por la que se paga.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Si una naranja de Lisboa se vende a mitad de precio que una naranja de París es porque el calor natural y por consecuencia gratuito hace por una lo que la otra debe a un calor artificial y por tanto costoso.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Luego, cuando una naranja nos llega de Portugal, se puede decir que nos ha sido dada la mitad gratuitamente, la mitad a título oneroso o, en otros términos, a mitad de precio en relación con aquella de París.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Ahora bien, es precisamente esta semi-gratuidad (perdón por la palabra) lo que Uds. alegan para excluirla. Uds. dicen: ¿Cómo el trabajo nacional podría soportar la competencia del trabajo extranjero cuando aquél tiene que hacer todo y éste no cumple más que la mitad de la tarea, pues el sol se encarga del resto? Pero si la semi-gratuidad les decide a rechazar la competencia, ¿cómo la gratuidad entera les llevará a admitir la competencia? O no son lógicos o deberían rechazar la semi-gratuidad como dañina a nuestro trabajo nacional, rechazar a fortiori y con el doble más de celo la gratuidad entera.”</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>“Otra vez, cuando un producto, hulla, hierro, trigo o tela, nos viene de fuera y podemos adquirirlo con menos trabajo que si lo hiciéramos nosotros mismos, la diferencia es un don gratuito que se nos confiere. Este don es más o menos considerable conforme la diferencia sea más o menos grande. Es de un cuarto, la mitad o tres cuartos del valor del producto si el extranjero no nos pide más que tres cuartos, la mitad o un cuarto del pago. Es tan completo como podría ser cuando el donador, como hace el sol por la luz, no nos pide nada. La cuestión, lo postulamos formalmente, es saber si Uds. quieren para Francia el beneficio del consumo gratuito o las pretendidas ventajas de la producción onerosa. Escojan, pero sean lógicos; porque, en tanto que Uds. rechacen, como lo han hecho, la hulla, el hierro, el trigo y los tejidos extranjeros en la proporción en que su precio se aproxima a cero, qué inconsecuente sería admitir la luz del sol, cuyo precio es cero durante todo el día.”</em><br />
<br />
La primera reacción, frente a ese ejemplo, es descalificar el argumento por exagerado y por irreal, pero ciertamente la objeción de Bastiat afronta el núcleo de los argumentos proteccionistas: si el desempleo de los afectados –o el potencial mayor empleo de los beneficiados- justificara la protección, el argumento, llevado hasta sus últimas consecuencias, serviría también para exigir el cierre de las ventanas. Muchas veces, la prueba de fuego de un argumento, es llevarlo hasta sus últimas consecuencias. <br />
<br />
Si los argumentos a favor del proteccionismo fueran válidos a nivel de comercio internacional, deberían serlo también en el orden interno; las normas de los artículos 9, 10 y 11 de la Constitución Nacional serían una fatal equivocación: cada provincia, municipio o área geográfica, con las mismas razones, podría reclamar que se protejan sus producciones locales contra la competencia de los productos provenientes de otras provincias, regiones o incluso áreas dentro de una misma provincia[4].<br />
<br />
<strong>Los costos son una restricción</strong><br />
<br />
Gran parte de la opinión vulgar –entre la que se cuenta la mayoría de personas muy cultas en otros ámbitos- subestima la importancia de los costos, pensando que son sólo un problema contable, y de las empresas que los sufren, pero que no inciden en el bienestar de la sociedad. <br />
<br />
Por el contrario, los costos –entre los cuales está el trabajo- no son una bendición, sino una restricción a las posibilidades de producción y de consumo de la comunidad. El fin directo o indirecto de toda producción es el consumo; la producción no es un fin en sí mismo (sin perjuicio de que una economía ineficiente brinda menos oferta de bienes y probablemente menos producción que una eficiente).<br />
<br />
Nuevamente Bastiat[5] lo expresa sin solemnidad y con ingenio: <br />
<br />
<em>"Jamás, en tiempo alguno, se nos ocurrirá decir:</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que Robinson no encuentre más obstáculos, porque en ese caso tendría más ocasiones de desplegar sus esfuerzos: sería más rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que el mar haya arrojado a la playa de la isla de la Desesperación objetos útiles, tablas, víveres, armas, libros; porque esto le quita a Robinson la ocasión de desplegar sus esfuerzos: es menos rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que Robinson haya inventado aparatos para pescar y cazar; porque de este modo disminuye mucho los esfuerzos que realiza para un resultado determinado: es menos rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que Robinson no esté con más frecuencia enfermo. Así se le presentaría la ocasión de ejercer la medicina en sí mismo, lo que da lugar a un trabajo; y como toda riqueza viene del trabajo, sería más rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que Robinson lograse apagar el incendio que amenazaba su cabaña. Ha perdido con esto una ocasión preciosa de trabajo: es menos rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Lástima que en la isla de la Desesperación la tierra no fuera más ingrata, la fuente no estuviese más apartada, el sol menos tiempo sobre el horizonte. Para alimentarse, apagar su sed y alumbrarse, Robinson hubiera tenido que invertir más trabajo: hubiera sido más rico".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"Jamás, digo, se pronunciarían, como oráculos de verdad, proposiciones tan absurdas. Tendríamos una evidencia demasiado palpable de que la riqueza no consiste en la intensidad del esfuerzo por cada satisfacción adquirida, y que justamente lo contrario es lo cierto".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em>"…Y sin embargo, las cinco las cinco o seis proposiciones que nos han parecido absurdas, aplicadas a la isla de la Desesperación, se consideran tan incontestables cuando se trata de la Francia, que sirven de base a toda nuestra legislación económica. Por el contrario, el axioma que nos parecía la verdad misma, en cuanto al individuo, no se ha invocado nunca en nombre de la sociedad, sin provocar una sonrisa de desdén".</em><br />
<em><br />
</em><br />
<strong>Los costos y la escasez</strong><br />
<br />
Es llamativo cómo el axioma básico de la economía –la escasez- es olvidado en los debates económicos, que parten del supuesto implícito de una economía sin costos.<br />
<br />
Siendo los recursos limitados, el aumento de la producción de un bien implica la reducción de la producción de otro u otros. La cuantía de los bienes que se sacrifican para obtener otros, equivale a una relación de cambio; esa relación se llama de costo alternativo[6], y es la relación entre las eficiencias en el uso de los recursos en cada actividad[7]. Olvidar esa regla –que es no sólo de economía sino de sentido común- ha conducido y sigue conduciendo a las sociedades a erigir irracionales barreras aduaneras y extraarancelarias que perjudican tanto a los países afectados por las prohibiciones o restricciones, sino a los propios países que las imponen. <br />
<br />
<strong>Las críticas de la CEPAL</strong><br />
<br />
Una de las críticas a la teoría clásica fue desarrollada en la década del 60 por la CEPAL, y muy principalmente por Raúl Prebisch; en su momento se sintetizaba en el “deterioro de los términos del intercambio”: los países subdesarrollados (“periferia”), exportadores de materias primas, debían entregar cada vez más de sus productos, para adquirir bienes industriales, producidos por los países desarrollados (“centro”). <br />
<br />
La teoría no se hacía cargo de diversas objeciones teóricas y empíricas:<br />
<br />
1) Por lo pronto, el deterioro en los términos del intercambio exterior, de configurarse, significa una disminución de las ventajas del comercio exterior para las economías afectadas, pero no las elimina. Además, no es un proceso que pueda seguir indefinidamente; por el contrario, tiene como límite el punto en que, a fuerza de deteriorarse aquéllos, la relación interna de sustitución –relación de costo alternativo- entre los bienes exportados e importados –por hipótesis de la CEPAL, primarios versus manufacturados- torna naturalmente más favorable la producción de los bienes manufacturados en los países otrora importadores. Eso es algo que ya está ocurriendo en el sudeste asiático, en la India y muchos otros países.<br />
<br />
La consecuencia que extrajo la teoría cepaliana –que resultaba conveniente forzar la producción interior de bienes propios de la “industria pesada” y bienes de capital, a través de altas barreras arancelarias- era incongruente con sus propias premisas: si las importaciones nos resultaban cada vez más caras en términos de nuestras exportaciones, prohibir las primeras o imponerles barreras prohibitivas, para que sean aún más costosas internamente, equivalía a “deteriorar” aun más los precios de los productos agrícolas, respecto de los bienes industriales. <br />
<br />
Si los servicios del dentista resultan cada vez más caros en función de mis ingresos, por cierto que lo lamentaré, pero de allí, no extraeré la consecuencia de que sea más conveniente dejar mis actividades, montar un torno en mi casa, y hacerme extraer las muelas o curar las caries, por mi esposa e hijos; o curármelas frente a un espejo. Señalaba Adam Smith que rara vez lo que es sensato en la administración de un hogar, deja de serlo en el gobierno de un país[8]. <br />
<br />
3) No necesariamente la reducción de los precios lleva consigo un deterioro de los ingresos. El precio de las computadoras personales ha disminuido en relación a otros bienes –es decir, se han “deteriorado” los términos del intercambio para los fabricantes de aquéllas- pero eso no parece que haya provocado la ruina de la industria mundial de la computación.<br />
<br />
4) Muchos países han experimentado un sustancial crecimiento, en épocas de “deterioro” de los precios de sus bienes exportables. Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Holanda en el siglo XX, eran fuertes exportadores de materias primas; e Inglaterra en el siglo XIX también sufrió el deterioro de los términos de su intercambio, en la época de apogeo de su influencia comercial. <br />
<br />
En realidad, las teorías “estructuralistas” y cepalianas de las décadas del 60 y 70 no intentaron una refutación de la teoría de las ventajas relativas –lo que implica criticarla dentro de sus propias premisas y herramientas conceptuales, o demostrar la falsedad de aquellas- sino presentaban su propia versión como una crítica heterodoxa al saber académico convencional, sin hacerse cargo de la argumentación a la que denominaban “ortodoxa”, aunque estuvieran contestes en esa supuesta ortodoxia economistas de izquierda. <br />
<br />
Por otra parte, si el esquema cepaliano era falso en la época en que fue formulado, actualmente resulta aún más inadecuado. Muchos de los países actualmente subdesarrollados u otrora subdesarrollados (Corea, Taiwan, en general los países del sudeste asiático) se convirtieron en exportadores de bienes manufacturados, pero no por obra de una protección arancelaria excesiva ni de un esquema sustitutivo de importaciones, sino por la ventaja relativa derivada del menor costo de su mano de obra. <br />
<br />
Si bien por razones de simplicidad analítica he supuesto dos países, uno de ellos agrícola y otro industrial, las ventajas comparativas son dinámicas, y varían con el transcurso del tiempo. No dependen exclusivamente de la fertilidad del suelo o de su abundancia, ni del costo de la mano de obra. Los principales países exportadores –e importadores- son de elevado ingreso per cápita y salarios[9]: Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Italia, España, Suiza, Holanda.<br />
<br />
<strong>El argumento del proteccionismo de los países desarrollados</strong><br />
<br />
Con frecuencia se argumenta en contra de la “apertura unilateral” o inclusive contra la apertura, unilateral o no, afirmando que los países desarrollados (“centrales”) quieren imponer “recetas” que no aplican en sus propias fronteras <br />
<br />
La objeción es insostenible tanto desde el punto de vista teórico como empírico:<br />
<br />
* Una teoría o una recomendación debe ser analizada con prescindencia de su emisor. No habla muy a favor de la racionalidad de los objetores recurrir a argumentos “ad hominem”, que tienen tanta lógica como rechazar el consejo del médico de dejar de fumar, porque éste también fuma, o de realizar actividad física, porque el galeno es sedentario. Si su modo de vida se aparta de lo que prescribe, el dañado sería él, pero no dejan de ser válidas sus sugerencias. <br />
<br />
Bien señalan Samuelson-Nordhauss[10] <em>“...cuando otro país eleva sus aranceles, es el exacto equivalente de elevar sus costos de transporte. “Pero si Francia decidiera frenar el comercio poniendo minas en sus puertos, ¿deberíamos minar los nuestros?”</em>.<br />
<br />
La literatura económica que circula en los países desarrollados –entre cuyas preocupaciones no está engañar sistemáticamente a la población de argentinos ni latinoamericanos, que no tienen por hábito leer ni asimilar "prédicas imperialistas"- cuestiona severamente las prácticas proteccionistas, porque perjudican tanto al país que impone las barreras, como a los países exportadores. <br />
<br />
Lamentablemente, el proteccionismo agrícola de la Comunidad Europea y de Estados Unidos es real, pero no resulta congruente que denunciemos en los foros internacionales esa conducta ciertamente lesiva de nuestros intereses, y que hagamos lo mismo.<br />
<br />
Los dañosos efectos de las barreras impuestas por los países desarrollados sobre los productos agrícolas y textiles, difícilmente puedan ser mensurados, no sólo por los perjuicios económicos que ha provocado, sino por haber alentado los proteccionismos locales y los movimientos antiglobalización. Los alimentos y los textiles son, justamente, bienes de mano de obra intensiva, que los países en desarrollo pueden producir con ventajas competitivas. La Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas calcula que los países en desarrollo podrían exportar $700.000 millones más cada año si los países ricos abolieran el proteccionismo. Eso es casi 14 veces lo que los países pobres reciben cada año en ayuda externa. <br />
<br />
La política agrícola de la Unión Europea y de los Estados Unidos[11] es un ejemplo de lo que no debe hacerse; es la actitud del conductor que apunta su coche contra otros, para destruirlo y destruirse. <br />
<br />
* Además, el argumento del “arancel de represalia”, si tiene escasa validez para Estados Unidos –que por hipótesis cuenta con el poderío económico como para disuadir a otros países de emprender políticas proteccionistas- no tiene ningún valor, predicado de Argentina. Por su escaso peso dentro del comercio mundial, nuestro país carece de la posibilidad de influir en las políticas comerciales de otros países, por temor a nuestras retorsiones. Antes bien, “los estudios históricos muestran que los aranceles de represalia suelen llevar a otros países a elevar aún más los suyos y que raras veces constituyen un arma de negociación eficaz para la reducción multilateral de los aranceles”[12]. <br />
<br />
Los aranceles perjudican en primer lugar al país que los impone, con prescindencia de lo que hagan otros países, y la libertad de intercambios beneficia al que la adopta, aunque otros países o mercados sean proteccionistas. Es incongruente aceptar los beneficios del libre comercio exigiendo "reciprocidad", pues si se lo considera conveniente, deberíamos adoptarlo de todas formas y si –por hipótesis en la que me sitúo al solo efecto de la argumentación- la apertura fuese perjudicial para nuestra economía, no deberíamos abrirla ni siquiera si otros lo hiciesen.<br />
<br />
* Por lo demás, salvo en materia agrícola y textil, no es cierto que los países más desarrollados hayan erigido un muro de aranceles para aislar sus economías. En 1994, Estados Unidos tenía tasas arancelarias medias del 6,3% para alimentos, 2,9% para bebidas y tabaco; 0,3% para materias primas, excepto combustibles; 0,5% para combustibles; 4% para productos químicos; 3,3% para bienes manufacturados, y 1,9% para maquinaria y equipo de transporte[13]; mientras que los aranceles de Japón eran de 12,3% para alimentos, 16,1% para bebidas y tabaco, 1,3% para materias primas, excepto combustibles; 0,8% para combustibles; 3,7% para productos químicos; 5,1% para bienes manufacturados, y 0,1% para maquinaria y equipo de transporte[14].<br />
<br />
Hasta aquí, el esquema de mi argumentación ha seguido los senderos tradicionales, de discurrir como si el intercambio fuera entre países, y no entre individuos y empresas. Desde David Ricardo, así se hace, y lo sustancial de la teoría es válido, aun partiendo desde ese enfoque.<br />
<br />
Pero en realidad, en los países que no tienen estatizado el comercio exterior, los intercambios se hacen siempre entre personas físicas y empresas. Los empresarios no importarán, si no existen consumidores que puedan pagar por los productos importados; y no habrá consumidores, si no existen quienes puedan adquirir esos bienes, pagando un precio inferior que los similares nacionales. Los menores precios significarán una mayor cantidad de dinero para consumir otros bienes, lo que se traducirá en una mayor demanda y producción de estos últimos.<br />
<br />
Lo que no advierten quienes procuran defender la "producción nacional", o el "trabajo nacional" a través de barreras proteccionistas, es que los mayores precios que se pagan por los productos protegidos –respecto de los que se pagarían en condiciones de libre comercio- significan una menor cantidad demandada y una menor oferta total de esos bienes y a la vez, menos dinero para consumir e invertir en otras producciones. Al generar un beneficio adicional para las industrias o actividades protegidas, atrae recursos humanos y de capital hacia el sector promovido, en desmedro de otros que no gozan de esa protección. <br />
<br />
El principio de escasez, que es la base de la economía, determina que la mayor producción nacional de determinados bienes –los beneficiados con la protección arancelaria- sea menor que la oferta de esos mismos bienes, antes de la protección –en que los productos extranjeros representaban parte o todo de la oferta total- y a la vez, esos mayores recursos que se destinan a la producción de las actividades protegidas, significan menor oferta de las actividades no protegidas. El resultado final es un menor bienestar de la sociedad en su conjunto.<br />
<br />
<strong>La exigencia de reciprocidad</strong><br />
<br />
Con motivo de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, las posiciones de Argentina y Venezuela fueron de rechazo del ALCA (Alianza de Libre Comercio para las Américas), o la más moderada aparentemente sustentada por Brasil, de condicionar su avance a que previamente los Estados Unidos desmonten sus subsidios agrícolas. <br />
<br />
La exigencia de "reciprocidad" es un argumento a veces sincero, y otras veces una excusa, basada en la especulación de que esa postura provocará un estancamiento de toda negociación. Pero en cualquier caso es errado, aun en la hipótesis de que se funde en las mejores intenciones.<br />
<br />
El libre comercio es conveniente aunque no exista reciprocidad, como lo destacan los principales economistas, pues la apertura al comercio exterior no es un "sacrificio" que se realiza, para obtener el "beneficio" del acceso de los exportadores a mercados externos, sino un beneficio. Siempre a los ciudadanos de un país les conviene adquirir bienes y servicios al precio más bajo que puedan, o de la mejor calidad que se obtenga en los mercados del mundo, con prescindencia de las contingencias que afecten a los exportadores e inclusive de las restricciones que ellos sufran (que se verán afectados doblemente, ante el cierre o restricción de las importaciones).<br />
<br />
Volviendo al ejemplo odontológico, sería poco razonable que condicionara mi atención por el dentista, a que recurra a mis servicios de abogado; o que sólo adquiera productos en el supermercado que tenga a bien contratarme, para que lo asesore en sus venturas o desventuras judiciales y extrajudiciales; proclamando a los cuatro vientos que condiciono mis compras a la exigencia de reciprocidad. <br />
<br />
Inversamente, y al solo efecto de la argumentación, si se considerara que la protección es "buena" y la "apertura unilateral" –en la que sólo pueden pensar perversos neoliberales- es "mala", no dejaría de serlo aunque todo el mundo nos abriera sus mercados de par en par. Los supuestos perjuicios a la "industria nacional" –es decir, a la parte de la industria que se quiere proteger- no dejarían de existir, por el hecho de que los exportadores no afronten restricciones en sus ventas externas.<br />
<br />
La llamada "protección" se traduce en que quienes quieren importar a, verbi gratia, U$S 100, deben pagar U$S 150[15] por los mismos productos en el mercado interno (sea que los importen, o que a ese precio, la producción local sustituya total o parcialmente las importaciones). Si otros países imponen barreras –a los productos agrícolas o de cualquier otra índole- evidentemente nos perjudicarán, pero la solución no es inferirnos un nuevo perjuicio, obligando a los consumidores locales a pagar precios más elevados; a las industrias o actividades prestadoras de servicios que utilizan materias primas o bienes de capital importados, a pagar mayores precios, y consecuentemente reducir su producción, o la cantidad o calidad de sus servicios[16].<br />
<br />
En realidad, el arancel aduanero es el equivalente exacto de un aumento de los costos de transporte. Y –para emplear las palabras de Keneth Boulding- "…el hecho de que para estudiar adecuadamente los aranceles debamos considerarlos como aumentos artificiales en el coste del transporte, tendría que enfriar el entusiasmo de los defensores de estos aranceles…los aranceles son "ferrocarriles negativos". Lo mismo que los ferrocarriles son un invento para disminuir el coste del transporte entre dos lugares, los aranceles son una invención para aumentarlo…"[17]. <br />
<br />
<strong>En las transacciones individuales la gente no exige reciprocidad</strong><br />
<br />
Las familias, individuos y empresas, en sus transacciones individuales, adquiere los bienes y contrata los servicios al menor precio y la mejor calidad que puede, con total prescindencia de lo que hagan los vendedores y prestadores, respecto de los bienes y servicios del adquirente.<br />
<br />
Si ello es así en las economías individuales, ¿existe una razón especial para que esa conducta racional deje de serlo a nivel agregado?<br />
<br />
Teóricamente, existen casos en que las decisiones individualmente racionales conducen a una irracionalidad global. Pero eso debe ser demostrado en cada caso, y no meramente afirmado. La regla es que, en principio, las comunidades incrementan su bienestar económico, cuando se otorga mayor libertad a los individuos; y toda restricción a la libertad debe pasar por el cedazo de la demostración concreta de que los costos que se imponen a los individuos son menores que los beneficios que obtiene la comunidad. <br />
<br />
Por el contrario, todas las evidencias teóricas y empíricas nos dicen que las economías más abiertas, y con mayor libertad de intercambios, son a la vez las más prósperas. Los países del África subsahariana tienen las economías más cerradas a los intercambios internacionales, y no parece que esa "protección" de sus actividades económicas los haya conducido a la riqueza.<br />
<br />
Las economías individuales están caracterizadas por la especialización y su consecuencia, que es el intercambio. Superada hace milenios la economía de mera subsistencia –en que los cazadores y recolectores tenían economías autárquicas- comenzó la especialización. En la década del 60 se estimaban 200.000 ocupaciones distintas en los Estados Unidos[18]. No habría cambio si no existiera la especialización, y a la vez, la especialización sin el intercambio sería fútil.<br />
<br />
Los intercambios son voluntarios, y las personas los realizan porque ambas se benefician: el que adquiere, valora en ese momento más el bien o servicio comprado o locado que su dinero; y el vendedor o locador prefiere el dinero –en ese momento- que el bien. Comprender que ambos obtienen un beneficio con el intercambio –pues valoran más lo que reciben que lo que entregan- es el primer paso para desterrar los sofismas en economía; entre ellos, el del "valor trabajo", que constituyó la piedra basal del esquema teórico marxista.<br />
<br />
El valor no es algo que una mercadería o servicio lleve consigo; no es una propiedad física ni metafísica, sino simplemente lo que dos individuos concretos, en una operación de intercambio específica, piensan que vale la mercancía. Desde el punto de vista económico, las cosas son valiosas, porque alguien las valora.<br />
<br />
Dado que las necesidades, los gustos, las aptitudes, los bienes poseídos y sus cantidades son distintos, no pueden sino ser valorados de distinta manera. La especialización determina que las unidades económicas produzcan más bienes y servicios que los que necesitan para su consumo personal; y a la vez necesiten otros bienes y servicios que no producen individualmente. La especialización da lugar al intercambio, y entre ambos, incrementan la riqueza de la sociedad: la economía de Robinson Crusoe es una economía de estrictísima subsistencia.<br />
<br />
La especialización comprende dos aspectos: la especialización de productos, y de procesos[19]: cabe en teoría imaginar una sociedad en la que cada hombre está especializado en la producción de un determinado bien, pero ejecuta todos los procesos necesarios para ello, sin recurrir a terceros. Históricamente, algo muy similar a eso fue la primera especialización.<br />
<br />
En las economías modernas, la especialización va un paso más allá, y se extiende a los procesos. En la industria automotriz, los automóviles son el resultado de la adquisición de autopartes –muchas de las piezas, importadas- y la especialización de múltiples obreros en distintas actividades. De modo que algo que convencionalmente se llama "producción" –que para el común de la gente parece más noble que el burgués "intercambio"- no es sino una suma de intercambios de procesos, bienes y servicios.<br />
<br />
Desmitificado el concepto de "producción" –ya que toda producción encierra múltiples intercambios- advertiremos que el intercambio es producción indirecta[20], y que, en las economías individuales, también rige el principio de la ventaja comparativa[21]. Las empresas y las familias, en sus actividades y contrataciones, lo entienden intuitivamente, y es por eso que de las personas no procuran la autarquía en sus economías individuales. Pretenderlo, sería condenarse a una segura pobreza.<br />
<br />
<strong>El fantasma del desempleo</strong><br />
<br />
En el análisis precedente no he considerado hasta ahora el fantasma que nubla la mente en todas las discusiones políticas: el eventual desempleo que puede ocasionar la apertura o mayor apertura de la economía. No es que la desocupación no sea un lacerante problema, pero en esta materia, debe estar “una cabeza fría al servicio de un corazón caliente”[22]; no analizar racionalmente los problemas por sensibilidad social –real o declamada- es una segura vía para mantener el atraso.<br />
<br />
Si el cierre de la economía a las importaciones fuera la panacea para eliminar el desempleo, los argentinos pudimos comprobar sus efectos –y los del "default"- en el año 2002: como expresé en otra parte de estos ensayos, las importaciones se redujeron un 55% -de U$S 19.389 millones en 2001, a U$S 9.144 millones en 2002. En ese lapso, tanto el desempleo como la pobreza alcanzaron proporciones aterradoras y nunca vistas hasta ese momento. <br />
<br />
Pese a todo, admito lo evidente: la apertura puede ocasionar problemas, a veces serios, a sectores de la economía. El esquema presentado anteriormente, en estado puro, supone que una rama completa de la producción del país –la comparativamente menos eficiente- desaparece. Pero lo que predica y demuestra la teoría de las ventajas comparativas –que el superior desempeño de las economías abiertas al comercio internacional ha ratificado- es que los beneficios para el resto de la economía son mayores que los costos.<br />
<br />
En esta materia, como en la mayor parte del análisis económico, deben distinguirse el corto, del mediano y largo plazo. En el corto plazo, los costos que soportará el sector afectado son evidentes, y los beneficios estarán diseminados entre el resto de la población. Si se trata de recursos humanos con poca movilidad o especialización, deberá buscarse una solución el desempleo de los afectados, ponderando que los beneficios de la especialización y el intercambio justifican que el Estado brinde ayudas temporarias o definitivas. <br />
<br />
Pero el empleo es un fenómeno dinámico, que depende de la flexibilidad del mercado laboral, y del crecimiento de la economía. Todos los años, se incorporan a la oferta potencial de trabajo entre 350.000 y 500.000 personas (suponiendo una tasa de crecimiento de la población del 1% o un poco mayor). Si la economía no crece lo suficiente para absorber esa mano de obra, el desempleo será cada vez mayor, aunque no se despida a nadie. En comparación con esas cifras, las eventuales desventuras de los sectores industriales que puedan ser afectados con la apertura de la economía, no tienen una incidencia decisiva.<br />
<br />
Por lo demás, los argumentos centrados en el eventual desempleo –que tienen un indudable peso emotivo- deben ser mirados con mucha cautela, pues conducirían, no sólo a rechazar la apertura al comercio internacional, sino inclusive a propiciar que se prohíba o restrinja la introducción de mejoras tecnológicas en la economía interna, que puedan generar la desocupación temporaria de mano de obra. Si el problema es el desempleo, los efectos de una reducción de tarifas pueden ser iguales o menores que los que ocasiona la introducción de nuevos bienes de capital, que aumenten la productividad y la producción, ahorrando mano de obra. ¿Es también mala la modernización de la economía? ¿son mejores las economías que rechazan la incorporación de mejoras en la tecnología?<br />
<br />
Las respuestas a estos interrogantes son varias, desde el punto de vista empírico y teórico:<br />
<br />
1) Las economías más dinámicas, y con mayor innovación tecnológica, suelen ser las más libres, y éstas, presentan no sólo niveles de bienestar superior, sino también menor desocupación. Hace ya dos décadas, los Estados Unidos, pese a su superioridad tecnológica, tienen tasas de desempleo inferiores a los de la Comunidad Europea, y ello es así por su superior dinamismo, y por su mercado de trabajo más libre[23]. Como destaca el asesor del laborismo inglés Anthony Giddens[24]: <br />
<br />
"…las estadísticas de creación de empleo son reveladoras. En casi todos los países industriales hay más empleo ahora que hace un cuarto de siglo. Las únicas excepciones son Suecia, Finlandia y España. En Estados Unidos se creó un 45% más de empleo neto en ese período; en Canadá ocurrió prácticamente igual. En Japón, el porcentaje es del 24%. En los países de la Unión Europea, en cambio, sólo hubo un crecimiento del 4% de media en el empleo. Una proporción alta –sobre la mitad- de los empleos netos nuevos creados en Estados Unidos lo fueron en actividades cualificadas o profesionales. En contra de algunas interpretaciones, los que más se han beneficiado –en términos relativos- son las mujeres y las minorías étnicas, incluidos los afroamericanos".<br />
<br />
"De las veinticinco empresas estadounidenses más grandes hoy día, todas salvo seis eran muy pequeñas o no existían antes de 1960. La historia de Europa es bastante diferente. Las veinticinco compañías más grandes ya existían en esa fecha. El problema de Europa es que las pequeñas empresas innovadoras no llegan a ser grandes…".<br />
<br />
El capitalismo europeo –tomado a veces como un modelo, porque ya que no hay más remedio que aceptar el capitalismo, se rechaza el modelo anglosajón- es menos innovador, menor abierto, y también tiene más desempleo que el norteamericano, y el capitalismo continental tiene peor desempeño que el inglés, por sus mayores regulaciones.<br />
<br />
2) La apertura económica permite la importación de bienes más baratos o de mejor calidad; su efecto es muy similar al de una innovación tecnológica que se introduzca en el interior de la economía.<br />
<br />
La repercusión en el corto y mediano plazo[25] sobre el empleo dependerá de la elasticidad de la demanda de los bienes abaratados (por el progreso tecnológico o por la apertura a la importación):<br />
<br />
* Si su demanda es relativamente inelástica[26] –como ocurre en general, con los productos agrícolas y alimentos en general- la reducción del precio no generará un incremento significativo en las ventas, por lo que probablemente se reducirá el empleo en el sector.<br />
<br />
* Si la demanda es, por el contrario, elástica –como sucede con los productos industriales no específicos, y con gran parte de los bienes de capital- la reducción del precio generará un aumento de las ventas, que puede incrementar el empleo, aun en el corto plazo. <br />
<br />
Las reducciones de costos en la agricultura y en la industria generan cambios de precios relativos entre los bienes y los servicios, cuyo incremento de productividad ha sido menor. El precio de los bienes desciende en relación con el precio de los servicios[27], y ésa es una constante del desarrollo económico, que a la vez es una consecuencia del crecimiento económico prolongado en el tiempo : los países desarrollados tienen bienes cada vez más baratos, y servicios comparativamente caros[28].<br />
<br />
Los precios más bajos, y la liberación de recursos, permite el crecimiento de otras ramas de la producción de bienes y servicios. En el largo plazo, el efecto sobre el empleo es neutro.<br />
<br />
La historia del desarrollo económico de Occidente –y en las últimas décadas, también del Este Asiático- es la historia de la destrucción de empleos, y la creación de nuevas oportunidades laborales. El ferrocarril generó desocupación entre quienes transportaban mercaderías en carretas; el automóvil acabó con la industria de las diligencias; el avión significó un retroceso relativo de los viajes de turismo en transatlánticos; los distintos tipos de plástico sustituyeron en gran medida, y según sus usos, a los cueros, al papel y a los metales; la reducción de costos del transporte eliminó algunos empleos, pero posibilitó el enorme crecimiento del turismo y otras actividades terciarias vinculadas; la caída del precio de las comunicaciones[29] fomentó el empleo masivo de Internet, e incrementó el comercio internacional. Todo ello, se tradujo en un incremento y diversificación de la oferta laboral. <br />
<br />
<strong>La falacia de la cantidad fija de trabajo</strong><br />
<br />
as argumentaciones que vinculan la libertad de comercio con el desempleo incurren en la denominada falacia de la cantidad fija de trabajo. El trabajo “no es una magnitud fija que deba repartirse entre los posibles trabajadores. Los ajustes del mercado de trabajo pueden adoptarse a los cambios de la oferta y la demanda de trabajo por medio de variaciones del salario real y de la migración de trabajo y capital”[30]. <br />
<br />
La libertad de comercio puede, en el corto plazo, provocar paro en los sectores de la economía afectados por la apertura, de igual modo que la introducción o la invención de nuevas tecnologías. Pero así como no sería razonable frenar el progreso tecnológico por el temor al desempleo –hacerlo equivaldría a condenar al país al atraso- ese fantasma no debe nublar la vista cuando se trata de analizar las ventajas del libre cambio.<br />
<br />
Concentrar el enfoque exclusivamente en el desempleo de los sectores directa o indirectamente afectados comporta ignorar la totalidad de los efectos de la protección, y los beneficios para otros sectores. Cuando la producción de ciertos bienes, sea por barreras arancelarias o extra-arancelarias está protegida contra la competencia exterior, significa que los bienes -sean de capital, insumos o bienes de consumo- cuestan más que en condiciones de apertura del comercio. Ese sobreprecio significa que en el mercado interno hay menos dinero para gastar en otros bienes o servicios, lo que implica menor demanda y probablemente menor producción de estos últimos. Como la demanda de trabajo –al igual que la de todos los insumos productivos- es una demanda derivada, la mayor producción y ocupación de los sectores protegidos se traduce en una menor producción y ocupación de los no protegidos. Si el despido es altamente oneroso por razones legales, el desempleo no se advertirá en su expresión más dolorosa, pero se dará inexorablemente: se contratará a menos personas.<br />
<br />
<strong>Las tendencias modernas en la producción y el empleo</strong><br />
<strong><br />
</strong><br />
Cabe añadir que la mayor parte de las argumentaciones a favor del proteccionismo industrial pertenecen a una época –o han quedado fijados mentalmente en ella- en que las industrias eran un importante empleador. Ya no ocurre así. Al igual que lo que sucedió y sucede en la agricultura, la industria en los países desarrollados ha perdido importancia relativa como proveedor de empleos, incrementándose paralelamente el peso del sector terciario (los servicios), y esa es la evolución esperable de todo país cuya economía se desarrolle. En Japón, la industria pasó de significar el 35% del Producto Interno Bruto en 1960, a 25% en 1994; en la Unión Europea, del 32% en 1960, a 26% en 1994; en Estados Unidos, de 27% a 18%; y en general, en los países industrializados, de 30% a 20%. Paralelamente, el valor agregado de los servicios en el mismo lapso, que en Estados Unidos representaba el 57% en 1960, alcanzó el 72% en 1994; en los países industrializados, ascendió del 53% al 67%; en la Unión Europea, del 47% al 67%; en Japón, del 52% al 58%[31]. Inclusive en Argentina el fenómeno es similar: los bienes alcanzaban el 56,2% del PIB en 1960, y en 2000 el 32,5%; el valor agregado generado por los servicios era el 43,8% en 1960, y el 67,5% en 2000. Las industrias manufactureras sólo tenían una participación del 16,7% en 2000, contra 32,2% en 1960. Pero esa caída en la participación es relativa; no implica un decrecimiento en valores absolutos ni una desindustrialización, sino que el crecimiento es menor que el generado por los servicios[32]. <br />
<br />
Ello es así por dos razones: por un lado, por la creciente automatización y robotización de la industria libera mano de obra, que es ocupada –al menos ocupable- en el sector servicios[33]; por otra parte, porque conforme aumenta el nivel de ingresos, los consumidores destinan una proporción decreciente de sus ingresos a los bienes –cuyo precio relativo ha disminuido- y un porcentaje creciente a los servicios[34].<br />
<br />
De modo que el fundamento real o invocado del proteccionismo –la “protección del trabajo nacional”- si nunca tuvo excesivo peso[35], menos aún lo tiene en la economía moderna. La industria en los países desarrollados ya no es un gran demandante de mano de obra. Sólo puede serlo en países o regiones con niveles salariales tan bajos y costos tan altos de los bienes de capital, que se incentive la sustitución de capital por trabajo. Si los salarios reales en la industria crecen –como es deseable- Argentina presentará los patrones de empleo y de consumo de los países desarrollados. <br />
<br />
<strong>La “protección efectiva”</strong><br />
<br />
La protección nominal no supone, en muchos casos, una protección efectiva ni siquiera en el sector que se intenta “defender”, pues si simultáneamente se imponen elevadas barreras a los insumos y bienes de capital empleados para producir el bien de que se trate, el efecto final puede ser nulo o negativo. <br />
<br />
Supongamos que la tarifa sobre un bien final es del 20%, pero sobre los insumos –que por hipótesis representan el 50% del precio total de la manufactura- el arancel aduanero es del 20%. El derecho sobre el producto final recae tanto sobre el valor agregado por la manufactura, como sobre los insumos. El nivel efectivo de protección está dado por la fórmula[36]:<br />
<br />
f= t – q elevado a la r potencia/ 1-r<br />
<br />
Siendo<br />
<br />
f: la protección efectiva;<br />
<br />
t: la tarifa nominal;<br />
<br />
q: los aranceles sobre los bienes intermedios, insumos o bienes de capital;<br />
<br />
r: la proporción que representan los componentes importados o importables.<br />
<br />
No es necesario ser economista, para advertir que mientras menor sea la protección para los insumos, bienes de capital o bienes intermedios (q); y a la vez menor sea la proporción que representan los componentes importados o importables (r), mayor será la protección efectiva (f): r se halla como exponente en el segundo término del numerador (en el sustraendo); y como sustraendo en el denominador <br />
<br />
Dado que la proporción r, por definición, siempre es menor a uno (pues si fuera uno, ya no nos encontraríamos con un insumo o bien de capital, sino con el propio bien final), al situarse en el exponente de q, la protección para los bienes intermedios incide parcialmente en la protección total:<br />
<br />
Si la proporción de bienes intermedios (r) es elevada, el denominador (1-r) resulta menor, con lo que incrementa la protección efectiva, mientras más baja sea la tarifa (q) que se les aplique. Inversamente, si los bienes intermedios, insumos o bienes de capital están sometidos a altas tarifas (q), y representan un porcentaje significativo del productivo final (r), resulta menor la protección efectiva, pues t-q es un valor inferior en el numerador.<br />
<br />
El hecho de que la eliminación de gravámenes sobre los bienes de capital, insumos e importados aumente la protección efectiva, no significa que eso sea deseable. La falta de neutralidad frente al sistema de precios tiene consecuencias económicas y sociales indeseables, desde el punto de vista de la eficiencia e incluso de la ocupación. Así, liberar de gravámenes la importación de bienes de capital, y someter a gravámenes al producto final, conduce a abaratar artificialmente el factor de producción capital, alienta la sustitución de trabajo por bienes de capital y genera desempleo de la mano de obra[37]. <br />
<br />
Considerando al trabajo local como un insumo productivo más, las cargas sociales, al incrementar el costo de la mano de obra, actúan como una protección negativa.<br />
<br />
<strong>La protección total</strong><br />
<br />
En el total de la economía, la protección total es siempre igual a cero: los efectos protectores de una tarifa o contingente favorecen a determinadas industrias o actividades, en desmedro de otras. Teniendo en cuenta que la economía está signada por el principio de escasez –aumentar la producción de un bien siempre significa, mientras no se incremente la dotación de recursos naturales, humanos y tecnología, disminuir la producción de otros bienes- la protección total, para el conjunto de la economía, es nula.<br />
<br />
Cuando se "protege" a determinadas industrias, los consumidores –si se trata de bienes finales- u otras industrias o actividades –si son bienes intermedios- deben pagar más por los bienes protegidos, que el que pagarían en ausencia de restricciones. Esos mayores precios de ciertos bienes significan menor cantidad ofertada de los mismos[38]; al par de menor demanda –y, caeteris paribus, menores precios- de otros bienes o servicios.<br />
<br />
<strong>La estabilidad de las reglas jurídicas</strong><br />
<br />
Con todo, no propugno la apertura inmediata y total de la economía, ni la eliminación brusca de los aranceles. Hacerlo implicaría un radical cambio de las reglas jurídicas –que condicionan y dan marco a las actividades económicas- castigando a muchos sectores que realizaron inversiones bajo el amparo de la protección, sustentada en determinados regímenes normativos. Desde el comienzo de este ensayo he enfatizado la importancia de la seguridad jurídica –una de cuyas facetas es la estabilidad de las leyes y preceptos- y cambiar abruptamente las reglas de juego no haría ningún bien a la previsibilidad que necesitan los empresarios para invertir. <br />
<br />
Una cosa es que se considere que el libre cambio conduce a un mayor bienestar económico que la protección arancelaria –suponiendo que se partiera de una situación inicial en que no existía esa protección- y otra, que el legislador o menos aún, el poder ejecutivo, puedan cambiar bruscamente las reglas de juego a las que se sometieron los empresarios, productores e inversores[39].<br />
<br />
<strong>La sustitución de importaciones y su efecto en el ingreso real. Imposibilidad de sustentarla en el largo plazo con instrumentos cambiarios. El principio de escasez y la desviación de recursos</strong><br />
<br />
Hasta ahora, mis reflexiones sobre la protección estuvieron limitadas a los aranceles. Existen otras herramientas de protección –la prohibición lisa y llana de importar, los contingentes, el control de cambios y el "tipo de cambio real alto" que ahora se propugna como panacea- que serán analizados brevemente. <br />
<br />
1) La prohibición lisa y llana de importar determinadas mercaderías<br />
<br />
Durante mucho tiempo, en Argentina hubo una extensa nómina de productos cuya importación estaba lisa y llanamente prohibida.<br />
<br />
Habiendo insistido sobre las virtudes del intercambio libre, si las tarifas aduaneras son una restricción inconveniente al comercio, la prohibición equivale a un arancel infinito.<br />
<br />
Esas medidas, además de alentar el contrabando y la corrupción, declarando ilícitas conductas que no deberían revestir tal carácter, son aún peores que los aranceles aduaneros. Ya se han criticado éstos; los cuestionamientos tienen validez con mayor razón, cuando no se restringe meramente, sino se impide la importación.<br />
<br />
2) Los contingentes a la importación<br />
<br />
Otra modalidad que fue utilizada en Argentina con mucha frecuencia, fueron los contingentes o cuotas máximas de importación: sólo se puede por importar por año una cantidad máxima de unidades del producto o productos que se quiere preservar de la competencia externa[40].<br />
<br />
Este sistema es más ineficiente que la protección arancelaria. Cuando la forma de imponer barreras son los aranceles, el sistema opera en forma relativamente transparente: todo el que quiere importar puede hacerlo, a condición de que pague el impuesto aduanero correspondiente. Las oportunidades para la corrupción, la discrecionalidad y la arbitrariedad de los funcionarios se reducen.<br />
<br />
Ligados con los contingentes, están los permisos de importación, asignados conforme a criterios discrecionales. Dado que se fijan en cantidades inferiores a la cantidad demandada del bien importable, queda descartado el sistema de precios como mecanismo de racionamiento: sólo pueden importar los que tienen un permiso para hacerlo; éstos, obtienen una ventaja, pues realizan las importaciones sin pagar aranceles, o abonando aranceles menores, y están preservados de la competencia de otros potenciales importadores.<br />
<br />
La posición monopólica permite obtener ganancias extraordinarias a quienes gozan del privilegio, superiores a las tarifas aduaneras. El monopolista interior, en presencia de tarifas, sólo puede cobrar el precio internacional, más las tarifas y costos de transporte, seguros, etcétera; por encima de ese nivel, sufrirá nuevamente la competencia de las importaciones. En cambio, quien dispone del privilegio legal de los contingentes, puede elevar los precios sin temor a la competencia potencial de los productos importados[41].<br />
<br />
Hace cincuenta años, en un contexto signado por la creencia generalizada en las virtudes del intervencionismo estatal, decía Federico Pinedo[42], "…debe…en todo caso suprimirse el sistema de permisos individuales, que han sido un motivo de escándalo y que aun bajo la administración más honesta y aplicando la regla de concederlo a "comerciantes habituales" son una fuente de privilegios e injusticias. ¿Qué motivo ha para dar permiso a Juan y negarlo a Pedro, si los dos se proponen importar el mismo artículo? ¿Qué razón existen para reservar la posición de hacer negocios de importación a Juan porque fue en un tiempo importador, si ahora también quiere hacerlo Pedro, y puede hacerlo mejor, en interés propio y de la colectividad?...la limitación o restricción de las importaciones debe procurarse por otro procedimiento que el permiso de cambio, que forzosamente será arbitrario e ineficiente, aunque actúen buenos y honorables funcionarios. El instrumento a usar para dificultar las importaciones que parezcan inconvenientes o desproporcionadas a nuestros medios es la aduana. Con ella se puede hacer lugar la restricción que se quiera en forma objetiva e impersonal…Permitiéndose importar sin que un organismo del Estado tenga que dar permiso para ello (práctica que es imposible ejercer sin arbitrariedad), entrarán al país, al precio que tenga que pagarse por ellas, muchas cosas que las autoridades no se dignan considerar necesarias o más necesarias que otras…Hasta para el desarrollo normal de la industria es necesario que pueda importarse aun lo que se produce en el país y conviene que esa importación pueda hacerse libremente y sin permisos, pasado el límite de precio que resulta del costo de la divisa y el derecho de aduana. Será la forma de evitar que la industria se anquilose o se decida a vivir cómodamente explotando a la colectividad. Será un remedio mucho mejor contra la explotación que el que resulta de limitaciones artificiales de precios y de medidas "contra el agio", que a tanto abuso se han prestado y que a tanto se prestarán si se persiste en ella, por elevada que sea la moralidad de quienes gobiernen".<br />
<br />
<strong>3) El control de cambios</strong><br />
<br />
Como señala Kindleberger[43], en teoría, no hay diferencias entre un contingente de 100.000 toneladas, a un precio mundial de 3 dólares la tonelada, o si se asignan divisas por 300.000 dólares para la compra de esa mercancía. Los métodos administrativos y competencias de las agencias de gobierno pueden diferir, o combinarse: el control de cambios es administrado por una agencia financiera del gobierno (en nuestro país, el BCRA), y el contingente, por una agencia comercial (la aduana; en el período 1946-1955, el IAPI[44]), pero ambos sistemas suponen un marcado intervencionismo, una absoluta discrecionalidad del poder ejecutivo (pues el Poder Legislativo sólo puede establecer marcos generales), son inconstitucionales[45] violan el derecho de propiedad, y significan, aunque muchos no lo adviertan y el "clima" ideológico vigente se haya vuelto propicio para hacerlo, un suicidio económico.<br />
<br />
Cuando un país establece el control de cambios, raciona las existencias de moneda extranjera. Obliga a los exportadores a liquidar todas sus divisas a favor del Banco Central, y asigna a los importadores permisos de cambio. Como el precio es fijado en un nivel inferior al de mercado, la consecuencia es la crónica "escasez de divisas", provocada justamente por el control (así como los precios máximos de mercaderías, provocan el desabastecimiento): a precios más bajos que el que surgiría de un mercado libre, la cantidad demandada es mayor (pues los importadores tienen un fuerte incentivo para adquirir divisas artificialmente baratas) y la cantidad ofrecida es menor (pues los exportadores no tienen incentivos para liquidar al precio oficial, cuando en el mercado "paralelo" el precio es mayor).<br />
<br />
El control de cambios, como todas las medidas de control de precios y cantidades, se caracteriza porque requiere cada vez mayores controles, medidas coercitivas, y sanciones policíacas, a ser aplicadas por organismos administrativos. Mientras más cerrada sea la economía, menor sea el valor externo de la moneda del país que lo aplica, y más infunda temor el gobierno que lo aplica, mayor es su "efectividad", entendiendo por tal, su acatamiento por los agentes económicos. Es decir, mientras más pobre y menos rijan las garantías de un estado de derecho, más probable es que se mantenga en el tiempo.<br />
<br />
Si la moneda tiene demanda y por ende cotización externa, la "fuga" de capitales consistirá en llevarse el dinero del propio país, y cambiarlo en los mercados exteriores. Es decir, que una de las condiciones para que perdure, es tener una mala moneda.<br />
<br />
Si la economía es cerrada, las necesidades de importación serán menores, y podrán racionarse las divisas con mayor efectividad, que si la demanda de importaciones fuese mayor. Si la brecha entre la demanda de importaciones y los cupos asignados es grande, el menos probable que el control resulte efectivo. <br />
<br />
De todos modos, aun cerrada y empobrecida la economía, carente de valor externo la moneda, y sometida al autoritarismo del gobierno, el control de cambios tiende a "hacer agua" por todos los costados, y conduce a una maraña creciente de prohibiciones, con sus correlativas sanciones draconianas. Si no se pueden llevar dinero nacional ni extranjero al exterior, también debe prohibirse la salida de títulos, a fin de evitar que la "fuga" se realice por ese medio; el gobierno debe centralizar las operaciones con divisas, prohibiendo su negociación particular (pues comprar dólares o euros, y dejarlos en una caja de seguridad, tiene el mismo efecto económico que si esas divisas estuvieran en el extranjero); el paso siguiente puede ser la apertura de cajas de seguridad.<br />
<br />
El desenlace final del control de cambios es su abandono, o el reforzamiento estéril de los controles, en una espiral viciosa que conduce al totalitarismo económico y al fracaso.<br />
<br />
4) Imposibilidad de sustentar la sustitución de importaciones en el largo plazo, con instrumentos cambiarios. El principio de escasez y la desviación de recursos<br />
<br />
Algunos autores aceptan la ineficiencia del control de cambios y de los aranceles aduaneros, pero propician como forma automática de protección, un "tipo de cambio real alto".<br />
<br />
El tipo de cambio real es la resultante de la evolución de los precios de los bienes transables y los no transables. No se puede mantenerlo alto, por decisión voluntarista de las autoridades, si la economía crece, si mantiene la estabilidad monetaria, y si no hay fuga de capitales. Es tan carente de sentido, como las políticas de precios en el sector agrícola, que pretendan mantener a la vez altos los precios y la producción.<br />
<br />
Una parte considerable del esquema económico actual, consiste en la idea de evitar que el dólar baje de niveles cercanos a los cuatro pesos por dólar, comprando el Banco Central las divisas necesarias para mantener esa paridad.<br />
<br />
Desde Enero de 2002, el índice de precios mayoristas –que tiene, en su composición, una proporción elevada de bienes transables- trepó casi como el dólar estadounidenes; mientras que el índice de precios al consumidor –truchado y que refleja las variaciones de un promedio ponderado que incluye los servicios y bienes no transables- se incrementó mucho menos, según las estadísticas oficiales. A la vez, el dólar se desvalorizó un 40% en ese lapso frente al euro. Los economistas simpatizantes del gobierno dicen que fue una devaluación exitosa, pues el "pass-through" –traslación de la devaluación a los precios- fue escaso<br />
<br />
A qué se debió el "éxito? Uno, a la manipulación de las estadísticas; dos, a los subsidios al transporte, la energía y muchos otros servicios; tres, a que los precios de los bienes no transables no pudieron subir significativamente, por la contracción de la demanda interna. En otras palabras, por la pobreza y la desconfianza.<br />
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<br />
[1] Si la relación de sustitución soja/tractores es de 10/3, significa que la producción de cada unidad adicional de soja implica dejar de producir 3,33 unidades de tractor. <br />
<br />
[2] Quienes quieran un desarrollo más extenso, pueden consultar: Kenneth E. Boulding, “Análisis Económico”, 9ª edición española de la cuarta edición norteamericana, 1966, versión española de Juan A. Bramtot y Antonio Iglesias revisada por Miguel Paredes, Edición de Revista de Occidente en ALIANZA EDITORIAL, págs. 89-91; Campbell-McConell, “Curso Básico de Economía”, Edición Española de Aguilar S.A., 1973, cap. 42, págs. 949-954. <br />
<br />
[3] Una síntesis de esa notable pieza que, por lo prieta, resulta deslucida, encabeza el capítulo 35 de la obra de Samuelson-Nordhauss “Economía” (decimosexta edición, Mc Graw-Hill).<br />
<br />
[4] En mi provincia, periódicamente se dice que una proporción sustancial de la carne que se consume es “importada de Santa Fe”, como si no fuéramos un solo país. De extenderse esa lógica, deberíamos lamentarnos de “importar” pescados de mar, automóviles de Buenos Aires o Córdoba, electrodomésticos de Tierra del Fuego, confecciones textiles de la Provincia de Buenos Aires, leche de Córdoba y Santa Fe, caramelos y golosinas de plantas industriales radicadas en Córdoba y otras provincias, y alimentos del resto del país. <br />
<br />
[5] <br />
<br />
[6] Boulding, obra citada, pág. 58<br />
<br />
[7] Boulding, obra citada, pág. 94.<br />
<br />
[8] Durante la gran crisis de 2002, el economista Marcos Buscaglia expresó en un artículo periodístico (Clarín, 17 de Marzo de 2002): “Basta una mera reflexión sobre su desayuno para darse cuenta que el principio de la división del trabajo no es una entelequia de los economistas. Cerrar su economía personal consistiría, en este ejemplo, intentar producir usted mismo todo lo que usa para el desayuno. Algunas cosas podría hacer, como obtener leche y huevos, pero probablemente serían de baja calidad sanitaria y seguramente le llevaría todo el día producirlos, sin dejarle tiempo disponible para tareas en las cuales es mucho más eficiente. Otros bienes directamente no podría obtenerlos nunca, como el café, o el diario”. En su lugar, lo que hacemos normalmente es mantener "abierta" nuestra economía personal. Nos dedicamos a las tareas en las que tenemos ventajas relativas, y con nuestro salario (nuestras "exportaciones") compramos bienes que otros producen (nuestras "importaciones"). Esta analogía es perfectamente aplicable a los países como un todo.” <br />
<br />
[9] China Popular no es una excepción. Si bien es un exportador e importador con peso significativo en el comercio mundial, con bajos niveles de ingreso per cápita y salarios, los niveles significativos de su comercio exterior dejan de serlo, si se los expresa en valores per cápita, dentro de una población de 1.300 millones de habitantes.<br />
<br />
Eso no significa que su crecimiento no sea significativo; una cosa son las tasas de crecimiento, y otra los niveles absolutos. Los países que emprenden la senda del crecimiento –que si perdura en el tiempo conduce al desarrollo- comienzan con bajos salarios, pero no porque esos reducidos niveles conduzcan, per se, al crecimiento (si así fuera, los países del Africa subsahariana serían “tigres” exportadores), sino porque, en un determinado contexto económico, institucional y cultural, el reducido costo de la mano de obra puede ser una ventaja competitiva. En el largo plazo, los salarios –cuyo nivel depende de la productividad marginal del trabajo- tienden a subir, en forma conjunta con el crecimiento general de la economía. <br />
<br />
En otros tiempos –décadas del 50 y 60- Japón era un país de bajos salarios; luego lo fueron Hong Kong, Corea, Taiwán y Singapur. Hoy todos ellos, en distinto grado, tienen un nivel medio de vida superior a Argentina y a la generalidad de los países latinoamericanos, cuyas clases dirigentes y políticas miraban con desprecio esos modelos “impuestos desde afuera”.<br />
<br />
[10] Obra citada, p. 688<br />
<br />
[11] En menor medida en USA, pues su agricultura es más eficiente que la europea, por diferencias tecnológicas, de escala y por las mayores extensiones de sus cultivos. Allí la tierra es un factor de producción más abundante que en Europa. Sin embargo, la opinión pública nacional es menos crítica con la Comunidad Europea, que con el país del Norte.<br />
<br />
[12] Samuelson-Nordhauss, obra citada, p. 688.<br />
<br />
[13] Samuelson-Nordhauss, “Economía”, decimosexta edición, Mc Graw-Hill, cap. 35, pág. 683, cuadro 35.2.<br />
<br />
[14] Samuelson-Nordhauss, “Economía”, decimosexta edición, Mc Graw-Hill, cap. 35, pág. 683, cuadro 35.2.<br />
<br />
[15] En realidad, la "ley de un solo precio" –los precios de los bienes y servicios comercializables internacionalmente tienden a ser iguales en todo el mundo, siendo el precio del mercado interno igual al precio del bien importado, más los costos de transporte (fletes, seguros, etcétera), más el arancel, más el riesgo cambiario. <br />
<br />
En Argentina, a título de ejemplo, la medicina de alta complejidad se ha visto seriamente afectada por la devaluación: los equipos son más costosos, y el mercado interno está severamente limitado por la caída de los ingresos de gran parte de la población. Lo mismo cabe decir de las empresas de medicina prepaga; o de los medicamentos que utilizan drogas más caras.<br />
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[17] Keneth Boulding, "Análisis Económico", 9ª edición, española de la 4ª edición norteamericana, Edición de Revista de Occidente en Alianza Editorial.<br />
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[18] Boulding, obra citada, pág. 49.<br />
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[19] Boulding, obra citada, pág. 55. Ejemplifica dicho autor: "Si yo quiero un traje, puedo comprar la tela y hacérmelo yo, o ganar dinero (realizando algunos servicios para la sociedad) y pagar a un sastre para que me lo haga…En lugar de gastar mi tiempo y energía en hacerme el traje yo mismo, haría alguna otra cosa con mi tiempo y energías y cambiaria esa "otra cosa", a través del mecanismo del dinero, por el traje que necesito…".<br />
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[22] Samuelson-Nordhauss, obra citada, capítulo 2, pág. 6. La frase, frecuentemente empleada por Juan Carlos de Pablo, no es original pero sí absolutamente adecuada.<br />
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[23] Samuelson-Nordhauss, obra citada, pág. 564.<br />
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[24] "La tercería vía y sus críticos", traducción española de Grupo Santillana de Ediciones S.A., 2001 Ed. Taurus<br />
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[25] En el largo plazo, el efecto es neutro, pues la cantidad demandada de trabajo tiende a acomodarse a la oferta, en ausencia de restricciones legales o institucionales.<br />
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[26] La elasticidad-precio de la demanda es una medida de la reacción de la cantidad demandada frente a los cambios de precio: cuando el incremento de la cantidad demandada es inferior a la disminución del precio, o cuando la disminución de la cantidad demandada es inferior al aumento del precio, se dice que la demanda es inelástica o rígida; cuando la reacción es más que proporcional –es decir, si el aumento o reducción de la cantidad demandada son superiores a los cambios en el precio- la demanda es elástica. <br />
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La elasticidad depende de la facilidad de sustituir el bien por otros, y de la incidencia del bien en el presupuesto familiar o empresario: si el bien es fácilmente sustituible, o su incidencia es muy grande, la demanda es elástica; si ocurre lo contrario, será inelástica. <br />
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[27] Boulding, op. cit., pág. 320.<br />
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[28] En la Argentina simplista de estos días, eso se calificaría de "atraso cambiario"<br />
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[29] La desregulación del transporte aéreo en Estados Unidos y su exitoso resultado es una muestra de la potencialidad de las fuerzas del mercado. Entre 1938 y 1978 no se había permitido el ingreso al mercado de ninguna compañía aérea importante; la Civil Aeronautics Borrad consideraba que su rol era evitar la competencia (Samuelson, obra citada, pág. 315). En 1977, el presidente Carter puso al frente de dicho organismo a un economista –Alfred Kahn- quien desde el comienzo, quien propugnó la liberalización del sector. A instancia del Poder Ejecutivo, el Congreso aprobó una serie de medidas autorizando la libertad en la entrada y salida entodas las rutas aéreas, y en la determinación de las tarifas. Los efectos de la libertad fueron el incremento del empleo en un 65% y de las millas-pasajeros en vuelos de cabotaje, del 70%.<br />
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[30] Samuelson-Nordhauss, obra citada, pág. 245.<br />
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[31] Ricardo Arriazu, “Lecciones de la crisis argentina”, Ed. El Ateneo, 2003, págs. 49-51 y sus gráficos.<br />
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[32] Ricardo Arriazu, obra citada, págs. 51-53.<br />
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[33] El costo promedio del transporte aéreo por millas per cápita descendió desde 0,68 dólares, a 0,11; el costo de una llamada de tres minutos Londres-Nueva York bajó de U$$ 244,65 a U$S 3,32; el precio de las computadoras se redujo 125 veces desde 1970 (todos los valores están expresados en dólares estadounidenses de 1990, según Ricardo Arriazu, obra citada, pág. 54, Tabla N° 4). <br />
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[34] Conforme Samuelson-Nordhauss (obra citada, pág. 414), “los continuos cambios de la tecnología, de la renta y de las fuerzas sociales han alterado espectacularmente los patrones de consumo de Estados Unidos con el paso del tiempo. En 1918 los hogares gastaron, en promedio, el 41 por ciento en alimentos y bebidas. En cambio, actualmente sólo gastan alrededor de un 19 por ciento en estos artículos. ¿A qué se debe esta sorprendente disminución? Principalmente a que el gasto en alimentos tiende a aumentar más despacio que la renta. Asimismo, el gasto en ropa ha descendido del 18 por ciento de la renta de los hogares a comienzos del siglo a sólo el 6 por ciento en la actualidad...Actualmente, hay 1,3 automóviles por cada hogar, por lo que no es sorprendente que el 23 por ciento del gasto se destine a transporte relacionado con vehículos...”. En el cuadro 22.1 (pág. 415), se observa que los servicios representan el 58% de los gastos de consumo<br />
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[35] No porque carezca de importancia el trabajo nacional, sino porque no es la forma eficaz de protegerlo. <br />
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[36] Charles Kindleberger, "Economía internacional", traducción española de Ed. Aguilar, 7ª edición, tercera reimpresión, 1979, págs. 110-111. <br />
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[37] En otra parte, se verá que la combinación de mínimo costo de los factores de producción es cuando la productividad marginal del factor, dividido en el precio de ese factor, es igual a la productividad marginal de los restantes factores, divididos en los respectivos precios: PMt/Pt= PMK/PK, etc. Si se abarata el precio del capital, se fomenta su empleo en desmedro del trabajo.<br />
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Cuando la sustitución no obedece a un fenómeno de mercado, sino es inducida por políticas oficiales –bienes de capital abaratados por la protección efectiva elevada, resultante de la baratura inducida por las menores o inexistentes tarifas a aquéllos, respecto de los aranceles aduaneros que gravan los bienes finales- la combinación de factores de producción no obedece a su productividad y su escasez relativas, sino a una política económica que protege a los productores locales en desmedro de la ocupación. <br />
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[38] Como enseñan todos los textos básicos de economía, y surge del sentido común, la relación entre el precio y la cantidad demandada es inversa, razón por la cual, si se trazan esas relaciones en ejes de coordenadas cartesianas, La curva de demanda tiene pendiente negativa. <br />
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[39] Trotar diariamente durante al menos 30 minutos es bueno para la salud cardiopulmonar, pero no recomendaría a un sexagenario pasar de un día para otro de la vida sedentaria al trote cotidiano.<br />
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[40] Charles Kindleberger, obra citada, apéndice E al capítulo 8, páginas 559-561. <br />
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[41] <br />
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[42] Pinedo, El fatal estatismo, 2ª edición, 1956, Guillermo Kraft Ltda., págs. 185 y ss.<br />
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[43] Obra citada, pág. 135.<br />
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[44] Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio.<br />
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[45] Luis M. Otero Monsegur, "El control de cambios y la Constitución Nacional", EMECE Editores, 1965, págs. 22 y ss., 92, etc.,).<br />
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[46] Ver, Valeriano García, y Alvaro Saieh, "Dinero, precios y política monetaria", Ediciones Macchi, 1985, págs. 249-250).Julio Rougèshttp://www.blogger.com/profile/01212482026757313955noreply@blogger.com3