viernes, 3 de abril de 2009

LAS VENAS ABIERTAS DE CANADÁ

Para gran parte de los latinoamericanos y especialmente los argentinos, las inversiones estadounidenses o la dependencia del comercio con Estados Unidos son un pasaje de ida sin vuelta hacia la colonización económica y la pauperización social. Es un clásico entre los sectores "progres" la obra de Galeano titulada "Las venas abiertas de América Latina". Soy absolutamente insensible a los pretendidos méritos literarios de Galeano, inclusive cuando quiere ser escritor y no ideólogo marxista, pero sí puedo criticar sus muchas idioteces cuando incursiona en materias en las que toca de oído; máxime, cuando son seguidas por muchos de los sectores de la clase media "culta"; esa parte de la clase media argentina compuesta por estudiantes y graduados universitarios que han respirado un ambiente estudiantil y profesional filo-socialista, normalmente de carreras llamadas "humanistas", en las cuales rige la idea ramplona –pero pretenciosa, como suele ser la ignorancia- de que el humanismo equivale a rehuír todo estudio preciso, sistemático y serio de las ciencias económicas y sociales; que no existe un conocimiento objetivo basado en el estudio lógico y empírico de las materias a tratar, sino en la ideología; en otras palabras, la concepción explícita o implícita de la mayoría es que la ideología condiciona las opiniones, y a la vez que esa ideología se basa en los intereses de clase, económicos o en prejuicios. Sólo la izquierda estaría, al parecer, exenta de aquéllos.


Formulada esta introducción, veamos cómo queda la teoría de Galeano –una vulgarización de la ya vulgar de Hernández Arregui, Darcy Ribeiro, Celso Furtado, Teodonio Dos Santos, y muchos otros que constituían virtualmente el "pensamiento único" del mundillo estudiantil universitario de las décadas de 1960 y 1970- a la luz de la experiencia canadiense. Si la dependencia comercial con Estados Unidos, y el carácter de receptor masivo de inversiones provenientes de ese país llevaran a la pobreza a la población del país sometido a esa espantosa sangría, Canadá debería estar sumida en la miseria. Por sus venas abiertas deberían fluir dólares hacia su poderoso vecino, y el pueblo hambreado se desesperaría por emigrar hacia Cuba. Según un artículo publicado en un sitio web insospechado de pro-capitalista (www.flacso.uh.cu), titulado "Canadá y la Revolución Cubana, los orígenes del “Constructive Engagement” 1959-1963" (Msc. Raúl Rodríguez), "el 70% de las importaciones canadienses provenían del vecino del sur y el 60% de las exportaciones canadienses iban a su vecino del sur, en 1960. Las inversiones estadounidenses representan las tres cuartas partes de toda la inversión extranjera en Canadá".

En 1976 decía Luis García Martínez ("Teoría de la dependencia, Emecé Editores, 1976, pág. 126): "en lo que hace al Canadá, la situación presenta rasgos especiales dada la proximidad geográfica con los Estados Unidos y el grado de integración que presentan las respectivas economías. A tal punto que hacia fines de la década del sesenta alrededor de las tres cuartas partes de las importaciones canadienses provenían de los Estados Unidos. En tanto, las dos terceras partes de las exportaciones se dirigían a este mismo país. En buena medida, la incorporación del capital norteamericano en la economía canadiense financió la instalaión de plantas fabriles complementarias de la industria de los Estados Unidos…En gran parte, Canadá funciona como un apéndice de los Estados Unidos".


Más recientemente, un artículo publicado en un sitio web del Government of Canada, titulado "CANADA AND THE UNITED STATES: TRADE, INVESTMENT, INTEGRATION AND THE FUTURE" (ver aquí) se expresa así: "In Canada’s case, when one talks about international trade, what is really being discussed is trade with the United States. Fully 86% of Canadian exports – worth 33% of GDP – are shipped to the United States…The FTA and the NAFTA have seen an increase in foreign direct investment (FDI) among NAFTA partners. The U.S. continues to be the largest foreign investor in Canada…Canada is also the second-largest recipient of total U.S. FDI (11%), behind only the UK".


Teniendo en cuenta el volumen de las inversiones norteamericanas en Canadá, la trágica circunstancia de estar ese país atado por tratados de libre comercio con Estados Unidos, la orientación de las exportaciones canadienses hacia el monstruo imperialista (86%), y haber sido durante décadas un apéndice de la economía norteamericana, Galeano debería dedicar sus desvelos a los infortunados canadienses.


En alguna polémica verbal, me dijo un ocasional contendor que Canadá era un "caso especial", sin explicar por qué esa pretendida especialidad debería convertir en una bendición lo que por hipótesis sería una maldición. Dado que el propósito de este post es limitarme a Canadá –por ser quizás el país más dependiente de Estados Unidos- no abundaré sobre los múltiples ejemplos históricos que demuestran que las relaciones privilegiadas con países desarrollados –no con los socialismos que provienen del siglo 19, y pretenden proyectarse al siglo 21- el comercio libre con ellos, y un ambiente favorable a las inversiones extranjeras son condiciones necesarias aunque no suficientes para la prosperidad en el mediano plazo; y que por el contrario, el énfasis en "vivir con lo nuestro" conduce a la pobreza y el estancamiento económico y cultural.