jueves, 6 de noviembre de 2008

LA ESTUPIDEZ CENTRO VERSUS PERIFERIA

La actual idealización de las décadas de 1960 y 1970, en jóvenes que nacieron a fines de los 70 o comienzos de los 80 condujo a que, en versiones vulgarizadas o nuevas ediciones de lo escrito en aquellas épocas, hayan resurgido doctrinas deficientes en lo conceptual y demostradamente falsas en sus fundamentos empíricos, que explican el desarrollo de los países del "centro" como el reverso de la medalla del subdesarrollo de la "periferia", por la explotación de ésta por aquéllos।Los países ricos lo serían, porque otros son pobres । Un esquema en el que los países subdesarrollados estarían condenados a exportar materias primas, e importar productos manufacturados; a recibir capitales expoliadores, que perpetuarían el atraso y la dependencia [1].
La repetición de esas ideas –que siempre fueron desatinadas, aunque hayan tenido muchos adherentes- es, cuatro décadas después, incomprensible no sólo por su endeblez teórica, sino porque lo acontecido en ese tiempo desmintió en los hechos su análisis y sus profecías. ¿A qué polo de la relación centro-periferia pertenecían y pertenecen Japón, Italia, España, Irlanda, Taiwán, Corea del Sur, Singapur o Argentina? Nuestra patria tenía un ingreso per capita superior a todos esos países en la década de 1950, y a la mayoría de ellos en la década de 1960, no obstante lo cual los teóricos del subdesarrollo latinoamericano nos ubicaban dentro de los países periféricos. Los países que eran pobres y ya no lo son, ¿pertenecen al "centro" o su pertenencia a la "periferia" no ha sido un obstáculo para su crecimiento?[2] Canadá era y es un importante receptor de inversiones estadounidenses, y fue durante años casi un apéndice, desde el punto de vista económico, de su poderoso vecino ¿se trata de un país periférico, o en algún momento lo fue? ¿La dependencia económica trajo consigo la dependencia política, o el empobrecimiento de su economía?
Irlanda, otrora país que durante el siglo 19 y gran parte del siglo 20 expulsaba emigrantes por las hambrunas que diezmaban su población es, hoy, uno de los países europeos más pujantes, en gran medida gracias a sus bajos impuestos. Su ingreso per cápita supera al de la mayoría de las naciones de Europa Occidental. Según el World Bank[3], que ha confeccionado una lista decreciente por ese concepto, Irlanda tuvo un ingreso per cápita en el año 2006, de U$S 45.880, superior a los Estados Unidos (U$S 44.970), Suecia (U$S 43.580), Países Bajos (U$S 42.670), Finlandia (U$S 40.650), Reino Unido (U$S 40.180), Austria (U$S 39.590), Bélgica (U$S 38.600), Japón (U$S 38.410), Alemania (U$S 36.620), Francia, (U$S 36.550), Canadá (U$S 36.170), Australia (U$S 35.990), Italia (U$S 32.020), Italia (U$S 32.020), Singapur (U$S 29.320), Hong Kong (U$S 28.460), España (U$S 27.570); Nueva Zelanda (U$S 27.250). ¿Cuántos de esos países pueden ser considerados “centrales”? ¿cuáles son los “periféricos”? ¿En qué momento dejaron de ser “explotados” para convertirse en “explotadores”?
El atraso que supuestamente llevaría consigo la calidad de exportador de materias primas en ese "esquema" que nos habrían impuesto desde afuera con la complicidad de las oligarquías locales, era radicalmente falso, y lo sigue siendo: en 1960 Argentina era uno de los principales exportadores de carne, precedido por Dinamarca y Nueva Zelanda; de cereales, superados por Estados Unidos y Canadá, y seguidos de cerca por Australia y Francia; los principales exportadores de lana eran Australia y Nueva Zelanda, seguidos por Argentina; de leche, eran Holanda, Dinamarca, Nueva Zelanda, Australia y Francia. Ninguno de los principales exportadores de cereales, carne y leche eran países subdesarrollados, y en algunos de ellos, las exportaciones primarias significaban –como para nosotros antes y ahora- una proporción elevada del total de sus ventas al exterior (Nueva Zelanda, 96%; Argentina, 95%; Australia, 78% y Dinamarca, 62%)[4].
Las teorías de la pobreza o el estancamiento de los países subdesarrollados como contracara de la riqueza de los "países centrales" tienen, como ingrediente adicional, un efecto paralizante de la voluntad de la sociedad y de su dirigencia de analizar seriamente y superar los problemas actuales. Finalmente, queda como única sugerencia distribuir la pobreza en forma más o menos equilibrada, lo que –como se verá- no es una solución para los pobres, y conduce a perpetuar el estancamiento.
[1] Darcy Ribeiro ("Las Américas y la Civilización, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, Tomo I, pág. 29) decía que "el desarrollo desigual de los pueblos contemporáneos se explica como efecto de procesos históricos generales de transformación que alcanzan de modos distintos a todos ellos. Fueron estos procesos los que generaron, simultánea y correlativamente, las economías metropolitanas y las coloniales, conformándolas como un sistema interactivo compuestos por polos mutuamente complementarios de atraso y de progreso. Y configurando a las sociedades subdesarrolladas no como réplicas de etapas anteriores de las desarrolladas, sino como contrapartes necesarias para la perpetuación del sistema que componen"
[2] Al decir de Samuelson-Nordhauss ("Economía", decimosexta edición, 1999, Mc Graw Hill/Interamericana de España, pág. 539), "hace una generación, algunos países como Taiwán, Corea del Sur y Singapur tenían una renta per capita que representaba entre un cuarto y un tercio de la renta per cápita de los países iberoamericanos más ricos"
[3] Datos extraídos del sitio web http://www.finfacts.ie/biz10/globalworldincomepercapita.htm, fuente World Bank Development indicators 2007.
[4] FEDERICO PINEDO, "La CEPAL y la realidad económica en América Latina", Centro de Estudios sobre la Libertad, 1963, págs. 59-62.

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